COGER POR TRABAJO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Es gordo, separado, los muslos se le juntan arriba de las rodillas, los labios rodeados de sus regordetas mejillas le quedan como de mujer, el cabello hirsuto, bigotes, un sudor casi permanente y una forma de mirar babosa pero tremendamente eficaz en su tarea de jefe de planta pese a lo odiado por los hombres que decían; si no se acuestan con él no les da trabajo.
De mí diré que era conocida como la que se salvó de tener que acostarme con él por ser su sobrina y desde lo físico soy esa clase de persona que por presencia y modos son de las que "se la creen" cosa que me han dicho en más de una discusión al cual he retrucado con un "tengo con qué envidiosos o te calienta no tenerme a tu alcance?" Empecé en la oficina y pese a estar en lugares diferentes de entrada una secretaria me mostró que no nos llevaríamos bien; supe después que era una de las favoritas de mi tío, una de las pocas a las cuales se cogió y lo siguió haciendo cuando eso en él no era común ya que según versiones sostenía "las lleno de leche una vez y a trabajar".
Me hablaba en forma imperativa y con algo de desdén; traté de acercarme de diferentes modos y todo fue inútil.
cuando le llevaba algo se acomodaba el pelo y ropa moviéndose en forma mas que provocativa, a veces salía sonriendo y otras seria.
según sus intereses lo logrado; era casada con 3 hijos y se la cogía el jefe.
Tal vez por eso se consideró diferente y poderosa.
Si bien en mi deber laboral no me afectaba en lo más mínimo si lo hizo en mi condición de mujer desde un falso orgullo, me sentí poco reconocida y tanta soberbia de su parte me llevó a una batalla de nervios silenciosa y hasta pensé si mi tío era tan idiota para no darse cuenta que la mujer que se cogía lo usaba para creersela.
Por otra parte valía tanto la pena ir a la cama con ese gordo desprolijo? sería tan bueno en las artes del amor como para rebajarse a ese nivel de ser casada con hijos y hembra reconocida del jefe haciéndose odiar por sus destrato hacia los demás como venganza?.
Decidí averiguarlo.
ese jueves fuí a trabajar con una pollera enteriza elastizada de las que al caminar tenés que ir bajandolas permanentemente y botas de cuero hasta las rodillas.
Entré al despacho llevándole los papeles solicitados y noté su mirada examinadora pero en silencio.
Me dió las gracias porque al otro día no vendría y no volvería hasta la semana que viene por ende si algo quedaba en el tintero que por favor se lo recordara.
Le dije que ya sabía que iba a hacer el papel de idiota acostándose con la secretaria todo el fin de semana ya que el marido de la misma se iba a la casa de su mamá con los chicos; me alejé revoleando el culo y sonó lo que esperaba.
"Esperá, que te pasa?".
Me dí vuelta resuelta y contesté: "que las cogistes a todas a mi nada.
no valgo la pena? porque si lo valgo no me vengas con que soy tu sobrina".
Bajé la vista negando con la cabeza y rematé "nunca me ofrecí a nadie y vos me enloqueces" Avanzó hacia mí tomándome de los hombros; lo miré y me dió un tierno beso en los labios.
nunca lo imaginé linda, no alguien como vos que pudiera ser mía.
Me acarició la cintura prometiendo que el próximo fin de semana saldríamos, me separé enojada replicando "¿te quedara espacio? o te lo tendré que recordar?".
Hicimos silencio y terminé "hoy quiero que me cojas hoy".
Bajó la vista soltándome y volví a atacar.
"si no es hoy nunca y perdoname todo olvidado".
Me pasó a buscar en una esquina, era mi primer victoria; plantó a la otra.
Cuando subí al auto me dió un pico con lengua y fué manejando con una mano acariciando mis piernas recogiendo mi pollera dejando mi tanga a la vista.
Fuimos a un hotel de ruta y después de pagar frente al dormitorio, me mandó lengua hasta la garganta sacando un seno para lamerlo a gusto, "sobrinita divina" repetía, cogeme tiito.
Bajé del auto con la polllera recogida y la teta colgando, Mientras abría la puerta me acarició el culo, entramos.
me apretó contra la pared dando besos sofocantes y metiendo manos por todos lados, tomó la mía llevándola a sus bragas y noté el hermoso bulto ya pronto, me sentó al borde la cama, peló la verga y tomándome de la nuca me cogió la cara; creo que ahí me hice a la idea que me empezaba a gustar como hombre dejando de lado aquella idea de venganza.
Lo tiré a la cama, le saqué los zapatos, medias y pantalones y pese a que estaba algo traspirado empecé a lamerle los dedos de los pies mientras acariciaba sus gordas piernas, seguí mi sendero al entrepierna, chupé huevos, me pasé la pija por la cara y la besé toda adorándola para empezar a chuparla como endemoniada, la solté un momento para recogerme el pelo y le dije quiero que veas mi cara cuando te chupo y volví a prenderme mientras el se retorcía de placer, lo dí vuelta y metí la lengua en su asqueroso y hediondo culo haciendo ruido al lamerlo para placer de él y dominio de mi asco.
De la pera me llevó hasta su boca para escupirme la cara y desparramar su saliva con la lengua pidiéndome que me sentara en su rostro, lo hice refregandole la concha por toda la cara y le rogué que me cojiera bajando hasta encontarme con su boca, acomodé el vientre de él hacia arriba y me penetré.
Gimoteé y cabalgué su hermosa pija y sentí su vibración con mi cuerpo y supe que estábamos cogiendo con el alma, le chupé el cuello y sentí como me llenaba de leche, le apreté la pija con los labios vaginales y caí a su lado rendida mientra su semen se volcaba de mi concha.
Cuando lo notó me chupó la concha tomándose su esperma, de mi sangre tenías que ser para ser tan puta.
Me llevó hasta casa, dado que vivo sola y mis padres siempre llaman antes de venir.
me despidió con un beso corto y me pidió que no saliera durante el fin de semana que si hacía tiempo iba a pasar a cogerme.
Volvió a la noche con un pollo al spiedo y dentro de mí festejé la victoria de que podía pasar a ser la favorita de mi tío-macho, me hizo la cola y se quedó a dormir, al otro día le cebé mates en la cama y volvió a pedirme que no saliera; volvió el Domingo y otra vez fuí su hembra cosa que disfruté pensando en la rabia de la otra pero también sabía que este hombre había que alimentarlo siempre o terminaría siendo una cogida más y nada más; el desafío empezaba.
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