Comenzó por accidente.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por aqwerfds1.
Tengo 23 años y recientemente regrese a casa de mi madre después de vivir solo un año, debido a problemas de salud ella tuvo que dejar su empleo así que vine a apoyarla un tiempo mientras su situación se estabiliza.
Vive aquí también mi hermano menor quien tiene 9 años y nuestro padre se fue hace mucho tiempo aunque aunque manda dinero de vez en cuando.
Pues todo sucedió una tarde que estaba con mi hermano en la sala viendo televisión sentados cada uno en un sofá, mi madre en su propio cuarto que esta contiguo a la sala de estar y yo hablábamos con un tono de voz ligeramente algo pues si bien no estaba lejos en un tono normal no nos escucharíamos.
Hablábamos de cosas mundanas ella me informaba de los cambios recientes en la calle pues aunque venia de visita de vez en cuando era de mera entrada por salida.
Hasta que mi hermano se cansa y me pide que guarde silencio pues no lo dejaba oír su programa.
Sin problema alguno decidí levantarme y dirigirme a la habitación de mi madre para charlar con normalidad cuando lo que vi me dejo perplejo.
Al acercarme a la puerta (la cual por cierto estaba abierta) vi que estaba la luz encendida así que entre sin más.
Ahí estaba mi madre, sentada en la cama y recargada en la cabecera con el vestido arriba y las piernas abiertas sin ropa interior alguna.
Casi como apropósito mi mirada se centró en su intimidad expuesta un segundo en el cual ella cerro las piernas y yo me di la vuelta sin decir nada, solo me recargue en la pared de al lado y seguí hablándole con naturalidad, al no oír respuesta decidí retirarme a mi cuarto donde me recosté en mi cama.
Ahora bien, quisiera remarcar jamás había visto a mi madre en un modo sexual, la idea inclusive me causaba repudio (cosa extraña pues disfruto los relatos de incesto en general) pero puedo decir con franqueza e imparcialidad que su coño se veía realmente suculento.
Esto lo digo de una forma completamente imparcial dejando de lado estereotipos o etiquetas, del mismo modo que uno como hombre puede decir que x actor es bien parecido sin sentirse atraído en lo más mínimo.
Y así como en mi vida he visto muchos coños (no soy un adonis pero tampoco soy feo y herede de mi padre cierto ¨carisma¨ para con las mujeres) puedo decir que el de mi madre era de los mejores.
Esos labios blancos no muy largos ni gruesos pero tampoco pequeños y completamente depilada.
Ahora bien mi madre no es delgada o una súper modelo pero tampoco lo contrario.
A sus 46 años tiene el cuerpo de una mujer que ha tenido dos hijos más sin embargo puedo decir que no ¨le cuelga¨ nada aunque tampoco tiene abdomen de plato.
De tez blanca y 1.60 mts está bien para su edad…
No no! que pensaba? evaluando así a mi madre como a una mujer cualquiera.
Al menos en mi opinión esas son cosas que uno nunca debería pensar de su madre…
El día trascurrió con normalidad, ella salió de su cuarto y actuamos como si nada hubiera pasado y en la noche recostado no podía conciliar el sueño pensando en lo que vi… Así pasaron unos días tranquilos y las noches que solo podía pensar en el coño de mi madre, no en una manera sexual, si no de apreciación (bueno si, quizá hay algo sexual en ello) quería verlo de nuevo, solo una vez más, verlo en todo su esplendor y olvidarme del tema.
Y aunque ella tiene el sueño pesado no me atrevía a verle mientras dormía por los nervios a que se despertase.
Así que decidí con otra opción, probar algún sedante.
Salí a la farmacia en la tarde y explicando a la chica que atendía que padecía insomnio me recomendó unas pastillas y las compre sin mucha esperanza.
Al día siguiente por la tarde a eso de las 6, mi hermano salió de casa a jugar football con sus amigos, sabía que regresaría hasta pasadas las 9 pues es temporada de vacaciones y el campo no está lejos.
Sabiendo eso y que mi madre disfruta de tomarse una siesta por las tardes fui hasta su habitación y le ofrecí una botella de agua debido al calor que nos azota en esos momento y ella acepto, molí un par de pastillas y vertí el polvo en la botella que saque del refrigerador, le di la botella y le dije que estaría en mi cuarto si necesitaba algo me llamase.
Paso un rato y nada, espere una hora más o menos, la caja decía efecto en media hora pero quería estar seguro pues estaban rebajadas en un litro de agua.
Me dirigí a su habitación y la a puerta estaba abierta, toque fuerte el marco mientras la llame y no hubo respuesta, me acerque y moví su hombro con un poco más de confianza solo para asegurarme, de nuevo sin respuesta.
-Este es mi momento! –pensé
Encendí la luz y la intente despertar de nuevo sin éxito, las pastillas sí que funcionaron bien.
Ella estaba boca abajo y con las piernas ligeramente abiertas, con un vestido ligero por el calor.
Separe un poco más una de sus piernas y levante el vestido para encontrar que otra vez no llevaba ropa interior.
-Supongo que así se siente cómoda -pensé de nuevo.
Con cautela y sin hacer ruido me acerque a su entrepierna la cual estaba igual recién depilada, incluso tenía esa esencia tan característica de limpio después de bañarse.
Separe más sus piernas para tener completa libertad y ahí estaba… Uno de los mejores coños que he visto, me quede admirando unos segundos, memorizando su forma y su color, hasta que me anime a rozarlo con la yema de mis dedos índice y medio, de nuevo sin reacción alguna por parte de mi madre.
Me anime entonces a tocar con más confianza sintiendo en mis dedos sus labios menores desde el perineo hasta su clítoris, pase a jugar con ellos abriendo y cerrándolos suavemente con ese mismo par de dedos hasta que los abrí todo lo que se podía y observando su canal uterino rosado y muy muy ligeramente humedecido (lubricación natural supongo).
Seguí jugando un rato abriéndolos y cerrándolos, explorando cada milímetro con ahora ambas manos hasta que no pude más, y adelante mi cabeza para tomar sus labios entre los míos y chuparlos suavemente, aumentando suavemente la succión abre durado así unos 10 segundos hasta que hice mi cabeza atrás sin soltarlos, jalándolos un poco hasta ser liberados por no poder estirarse más.
Ese delicioso sabor me calentó en demasía, y después de asegurarme de nuevo de que seguía dormida no pude más y saque mi miembro del pantalón, comencé a masturbarme frenéticamente mientras mis dedos hurgaban suavemente en su entrada.
Debo estar loco… -dije para mí mismo.
Salí de la habitación y corrí a mi cuarto a por un lubricante que uso con mi novia, quien apenas me había dejado penetrar su sabroso ano.
Regrese a la habitación de mi madre y de nuevo verifique su estado inconsciente.
Acerque el bote a su vagina y deje caer una buena cantidad en su entrada, la cual por el paso de los años y dos hijos ya se veía el abismo negro rodeado de la piel rosada dejando que el lubricante resbalara sin problemas.
Unté un poco más en mis dedos y lo esparcí por toda su vulva humedeciendo sus labios y clítoris.
-No jodas no jodas no jodas….
no lo hagas.
-Me decía a mí mismo una vez más mientras lubricaba por completo mi pene
Me acerque a su trasero y apunte mi pene a esa vagina que me vio nacer y me quede pensando unos segundos, sabía que estaba mal, aun podía retractarme, mientras lo analizaba una parte de mí no dudo e introdujo la mitad de la cabeza de mi pene.
Ese cálido abrazo era lo que necesitaba para dejar fluir mi libido y seguir penetrándola lentamente hasta sentir mis pubis chocar con su trasero.
Sinceramente, nada del otro mundo, se sentía como una vagina cualquiera (claro que hay muchas diferentes) pero era más el morbo de lo que hacía que la sensación física en sí.
Sin temor ya de nada empecé a moverme dentro y fuera lentamente disfrutando de la suavidad del coño de mi madre abrazando mi hombría mientras dejaba que el lubricante hiciera su trabajo.
Empecé a subir el ritmo de mis acometidas una vez noté que podía moverme con naturalidad.
No mentiré diciendo que fueron horas lo que estuve disfrutando del sabroso coño de mi madre ni tampoco que parecía que le rompería el culo con mis azotes, unos 12-15 minutos de suave vaivén hasta que sentí la impetuosa necesidad de llenarla de mi semilla sin preocupación alguna pues justo al nacer mi hermano se había quitado la matriz para no tener más hijos, y sin pena dejándome llevar por mis más primordiales y bajos instintos embestí con fuerza tratando de llegar lo más profundo que pudiese y solté mi orgasmo en su interior, unos 5 disparos y me quede ahí hasta que mi miembro redujo su erección.
Tome aire y admire mi obra con el semen saliendo del coño de mi madre, el morbo me gano de nuevo y decidí dar una larga y lenta lamida desde su clítoris al perineo y su culo una vez más antes de recoger mis cosas y retirarme.
Esto pasó hoy hace unas horas y al escribir este relato tuve que detenerme a masturbarme dos veces recordando lo sucedido.
No me arrepiento ni me enorgullezco de lo que ha sucedido, aunque lo veo como una experiencia más a la lista, dudo que vuelva a pasar.
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