Como desvirgue a mi ahijada, la hija de mi compadre.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por madurohot12.
Como soy un hombre casi maduro, cada vez que tengo oportunidad me cojo a alguna joven mamacita que se deje, de preferencia que tenga la edad de 18 a 25 años, ¿porque que me gustan de esa edad?, porque la mayoría todavía no son expertas en el arte joderil y como buen maestro que soy, me gusta enseñarlas. Durante un buen tiempo tenia un Despacho Contable, lugar en donde trabajaron conmigo muchas mamitas de esa edad, que siempre andan ganosas, en ese lugar me cogí a un sinnúmero de mamis, a toda aquella que se dejara.
Esto que les cuento me paso, haya por el año del 2001, mis compadres que viven en Rio Medio en Veracruz, Ver, son de ese tipo de gente que les gusta confraternizar mucho, o sea, les gusta mucho realizar reuniones, ágapes o tertulias, en donde corría el vino y el chupe gratis. Ellos son padres de dos bellas hijas, una de ellas Esther yo la bautice, o sea que era su padrino, por eso tenía vía libre para estar a cualquier hora en su casa, aun sin que ellos estuvieran.
Como dije antes, ella se llamaba Esther, en esa época ella tenía 18 años, era de estatura y de cuerpo bastante rico, tenía el pelo cortito, eso era lo que más me excitaba de ella, aparte de las tremendas tetas que se cargaba y de su trasero un poco grande y respigándote, todo un monumento de mujer, me decía yo, muy en mis adentros.
Esther se caracterizaba por ser algo tímida, pero a la vez un poco liberal y desinhiba en su casa, por lo que no tenía yo que extrañarme cuando la veía pasearse por su casa vistiendo una batita semitransparente, que dejaba ver muy sutilmente su brasier y su tanguita, en fin como les dije antes, era una ricura de mujer, al verla así, yo me hacia unas chaquetas mentales que dios guarde la hora.
Las dos hijas de mi compadre estudiaban María en la mañana y Esther por la tarde, mi compadre trabajaba en la Secretaría de Marina en Antolizardo, Ver, por lo que siempre llegaba hasta muy noche a su casa y mi comadre, siempre andaba fuera visitando, según a ella, a sus amistades (yo sabía, porque la había visto, que le ponía los cuernos a mi compadre, cosa que aproveche mas tarde), así que casi nunca estaba en su casa o si estaba siempre estaba por las tardes.
Un domingo llegue a su casa buscando a mis compadres, mismos que no se encontraban, ya que un día antes, según supe por boca de mi ahijada, se habían ido a la fiesta de unos parientes a la ciudad de Cuernavaca, Mor., ella no había ido porque se había sentido mal.
Entre a la casa, encontré a Esther en la sala, vestía la misma batita transparente que solía portar, dándome un taco de ojo completamente gratis, tenía los ojos llorosos, se notaba que ella había llorado bastante, le pregunte que le pasaba, ella me dijo, que le había hablado a su novio, que era seis años más grande que ella, para que la invitara a pasear, él le contesto que ya no quería nada con ella, le pregunte por qué había pasado esto, me dijo, que el muy cabron quería tener relaciones sexuales con ella, sin embargo ella se negaba, porque aun no se sentía preparada, ya que era virgen y no conocía nada del sexo, entonces , él la dejó, porque no quería andar con una chava tan inmadura e incapaz de satisfacerle.
Lo que acababa de escuchar me puso a cien y me empezó a provocar una erección, le dije que no se preocupara que ella ya aprendería a hacer el amor, ella me contesto, pero como padrino, como puedo aprender, si nada mas conozco a mi novio, no tengo otros amigos, después ella se quedo en silencio con su cabecita agachada.
Al oír esto, yo trague saliva, nervioso le dije, si tu quieres, yo te puedo ayudar, ella levanto su cabeza y me miro a los ojos, diciéndome, ¡tu padrino!, tú me podrías ayudar, ¿en qué forma?, me quede callado un momento, meditando como le iba a decir lo que pensaba y me decidí hacerlo, total no pasaba que me mandara a la chingada, le dije, haciendo tripas corazón, si quieres yo te puedo enseñar, yo pondría toda mi experiencia para enseñarte, ella se quedo como pasmada al oír mi proposición, ella se levanto y me dijo riendo, que cosas dices padrino, si tu eres casi como mi padre y te quiero igual que a él, como podría hacerlo contigo, le dije que lo olvidara, ella dejo de sonreír y me dijo muy compungida, te enojaste conmigo, le dije que no, que como iba a estar enojado, si era mi consentida, como la había sido desde que era niña.
Como queriendo darle peso a mi proposición, le dije , que lo que le propuse tenia ciertas ventajas, ella me dijo que cuales era, le enumere las siguientes:
El sexo seria seguro, con condón, sin peligro que saliera embarazada.
Sería muy delicado con ella, mientras que si su novio le hiciera el amor, a lo mejor se lo haría muy doloroso y poco gentil.
No va el corazón de por medio, ella para mi seria siempre mi ahijada adorada.
Seria con mucha discreción, nadie se daría cuenta, salvo que ella se lo contara a alguien, en cambio, si su novio se lo hacía, existía la posibilidad que este buey diera santo y seña de lo que le hubiera hecho.
Ella se quedo meditando lo que le dije, me pregunto en donde seria, le dije, en donde ella quisiera, ella me contesto, ¿podría ser aquí y en este momento?, porque si lo sigo pensando mas, a lo mejor me arrepiento y no lo podría hacer contigo jamás.
Le dije que no venia preparado, que no traía condones, ella me dijo que eso no era problema, que ella sabía en donde los guardaba su papa, fue presurosa por uno, al llegar me dijo y ahora que hacemos. Yo le dije, ya que estamos en estos, tu vas a hacer todo lo que yo te diga.
Cuando me empecé a desvestir, le dije, ahijadita, me has puesto cachondísimo con tu batita transparente y con tus encantos ocultos, ya desnudo, mi ahijada, vio mi vergota (era mediana, más bien tirando a grande y bastante gordita) bien parada en todo su esplendor, quedándose como pasmada por lo que veía. Esthercita, te voy a enseñar muchas cositas del sexo.
Nos fuimos a su cuarto, ella se tumbo sobre la cama, yo me arrodille a un lado de ella y le coloque mi vergota cerca de su carita, ya bien caliente, le dije, mámamela, ella no sabía qué hacer, le dije, acércala a tu boquita, solo tienes que acariciar con tus labios mi pene, te la vas metiendo en la boca como si chuparas un pirulí, acaricias con tus labios suavemente la cabecita, succionándola.
Esthercita me hizo caso, se puso de lado, abrió su boquita y empezó a chupar la punta de mi vergota y después se la metió entera en la boca, me puso a mil con esa mamada, al principio me la mamo torpemente, pero después, me la mamo como una maestra, mientras yo le metía el dedo en su vagina, que ya para entonces estaba bien mojada.
Después, la tumbe bocarriba sobre la cama, poniéndome a sus pies, le abrí la piernas colocándome entre ellas, acerque mi cabeza a su vagina y con la punta de mi lengua, empecé a estimular su botoncito de amor, ella gemía como loca arqueando su espalda, mientras yo veía eso, yo seguía con lo mío, entraba y salía mi lengua de su vagina, mientras acariciaba sus muslos de arriba abajo, a veces paraba de chupárselo para ver qué cara ponía, lo que veía me excitaba grandemente, estaba super caliente, luego volvía a meter mi cara entre los muslos y me la seguía comiendo con ganas, deje de chupárselo cuando me di cuenta que estaba lo bastante lubricada para comenzar una penetración.
Le dije, mamacita tiene una vaginita bien sabrosa, te ¿gusto la mamada que te di?, me ahijadita asintió con la cabeza, sin fuerzas para pronunciar palabra y luego me susurró "házmelo”, enséñame a volver loco a un hombre, yo sonreí orgulloso de lo que estaba haciendo y le dije como colocarse.
La jale hacia mí, coloque el borde de sus caderas en el borde de la cama, le levante sus piernas y las coloque sobre mis hombres, en esa posición, yo veía su sonrosada vagina bien mojada y presta para recibir mi chilote, le coloque la cabeza de mi vergota en la entrada de su chochito y empecé a empujar, sin llegar a introducírsela me detuve un momento, para observar a mi ahijadita, ella cerraba los ojos y se mordía los labios, esperando lo que seguía.
Luego seguí empujando suave, pero vigorosamente para que fuera entrando poco a poco, después con un envite suave pero fuerte termite de metérsela toda, ella lanzo un grito ahogado de dolor y empezó a llorar, esto me alarmo un poco, baje sus piernas de mis hombros, la abrace, estando todavía dentro de ella, para susurrarle al oído, que el dolor era pasajero y que después iba a gozar enormemente, estuve un ratito, sin moverme dentro de ella, saboreando como las paredes de su vagina apretaban firmemente mi vergota, la verdad, no hay sensación más sabrosa, que te apriete la verga una vagina de una mujercita recién desvirgada, la gloria, verdad de dios.
Seguí bombeando, suave pero firmemente, cuidando de no hacerle daño a su vagina recién desflorada, ella gritaba, jadeaba, me rasguñaba la espalda por el placer que le estaba dado, la verdad, hubiera querido seguir así, dentro de mi ahijadita, de repente lanzó un largo suspiro, mientras yo besaba sus labios, los que sentí fríos y secos, se puso flojita, flojita, por el orgasmo que había sentido, seguí bombeando mas y mas hasta que no pude mas y me vine dentro de ella como un pinche burro, mientras yo la besaba y le decía que era la mujer más linda que había tenido.
Le hice la pregunta más pendeja, que todo cabron hace cuando termina de coger, ¿te gusto mi amor?, ella me dijo que si y acurrucando cerca de mí, nos quedamos dormidos un buen rato, después nos bañamos juntos, ella para lavarse, ya que estaba llena de sangre por la desflorada y yo para quitarme la sangre y sus fluidos, mientras le lavaba su chochito, ella me decia que le dolía un poco su cosita, le dije que no se preocupara, que en uno o dos días se iba componer.
Ese domingo por la tarde me fui de su casa, durante la siguiente semana no la vi o al menos no la quise ver por el momento. Un sábado, cuando me encontraba en mi casa recibí una llamada de Esthercita, ella me decía, que como era malo, que porque no la había ido a ver, que si no le había gustado lo que habíamos hecho, le dije, que por diversos compromisos no había tenido tiempo de ir a ver a sus papas y por supuesto a ella.
Ella me dijo, que porque me esperaba tanto, que si podía ir a su casa en ese momento, ya que estaba solita y que necesitaba mi compañía, al oír eso, se me paro la verga, llegue a su casa y ya estaba vestida con la batita semitransparente que siempre portaba, al entrar me dio un besote, diciéndome como eres malo padrino, diciéndome que si era la única lección que le iba a dar, le dije que no, nos fuimos a su cuarto.
Me empecé a quitar la ropa hasta quedar en cueroles, me tendí sobre la cama y le dije, mamacita súbete sobre mí, mirando hacia mis pies, ni tardo, ni perezosa se monto sobre mí, le indique que agarrara mi verga y se la colocara en la entrada de su conchita, ella sabrosamente la coloco en donde le dije y empezándose a ensartar solita, vi como se la tragaba, que sensación sentía señores, sentía como me apretaba su vagina.
Esthercita, empezó a subir y bajar sus caderas, haciendo que mi pene casi se saliera y volviera a entrar en ella, al principio me cabalgaba muy lento, pero cada vez lo hacía más rápido, solita iba cogiendo el ritmo de penetración.
En la habitación, únicamente se escuchaba el sonido del crujir de la cama y los gemidos placenteros de mi ahijadita, de vez en cuando le susurraba casi sin voz, vamos, así, mi niña, hazme gozar, que bien te mueves, y es que, Esthercita me estaba dando una súper cabalgada, que nomas de acordarme casi me vengo en seco.
Cuando la cabalgada estaba en su apogeo, empecé a sentir que me venía, trate de no hacerlo, le dije, que bajara la intensidad de los sentones, porque me iba venir, pero ella, llevada por la situación que la tenía cachondísima, me decía que no, con la cabeza, que iba a llegar hasta el final haciéndome disfrutar, así lo hizo. Siguió sentándose en mi verga, a los pocos minutos gimió más fuerte, llegando al orgasmo simultáneamente conmigo, se puso flojita cayendo hacia adelante. Permanecimos callados un rato sin movernos, después ella se levantó un poco para desengancharse, yo tenía el bajo vientre empapado por sus jugos.
Ella se acostó a un lado de mi y me dijo que tal, como estuve, le dije que para ser la segunda vez que lo hacía, cogía excelentemente, le dije que lo que había disfrutado mucho. Ella me beso, diciéndome, que bueno que me lo dijiste, porque esta es la última vez que lo hacemos y esto que paso entre nosotros, deberá quedar entre nosotros, yo quise protestar, pero así estaban dadas las reglas del juego.
Como a los dos años se caso, con el pinche cornudo de su novio, ese guey que se la quería coger, al menos me queda el gusto de que yo fui el primero en su vida y que cuando hace el amor con él, estoy seguro que de seguro piensa en mí.
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