Con mi madre a escondidas de mi padre
Nuestra perversión nos llevó a hacernos adictos a este morboso acto.
I
Gracias a la cuarentena cancelaron las clases forzandome a pasar todo el día en casa, esto no me parecía mal pero era muy aburrido, aún leyendo cómics y relatos eróticos, que en su mayoría eran de incesto, me sentía agobiado con el encierro así que decidí empezar a pasar más tiempo con mi madre. Ella también parecía estar aburrida porque no trabajaba y mi padre es doctor así que pasa mucho más tiempo en el trabajo por lo cual mi madre apreciaba mucho está compañía, pasábamos gran parte del día juntos, cocinabanos juntos, comíamos juntos y casi todo lo hacíamos juntos.
Pasado un poco de tiempo empecé a notar algo sobre mi madre: tiene unas tetas bastante grandes, su culo está redondo y firme, sus piernas son muy sexys, su cabello negro lacio era hacia resaltar su cintura pequeña y caderas anchas y su piel blanca era hermosa. Cuando noté esto mi pensamiento sobre mi madre cambió demasiado y todas mis lecturas me hacían sentir cada día más atraído por la mujer que tenía todo el día conmigo.
Cada que la veía agacharse o con leggins sentía ganas de agarrar su cadera y apretar mi pene contra sus nalgas pero sabía que si lo hacía solo tendría problemas, por este pensamiento tuve que confirmarme por una semana con pajas y después de observarla en ropa ligera cada mañana. Después de esa semana ya tenía muy claro que mi madre me excitaba, esa mañana mi madre andaba en ropa ligera como siempre, solo vistiendo una blusa pequeña y un canzoncito, sin bra, estaba tan excitado que no aguanté las ganas y la abracé por detrás diciendo «hace mucho tiempo no me abrazas» con mucho cuidado para que mi erección solo rosada su culo pero mi calentura fue tanta que no pude evitar empezar a jadear mientras empujaba de lleno mi pene contra sus nalgas, mi madre solo exclamó con sorpresa «¿¡Qué estás haciendo!?» Pero no dije nada y empecé a moverme de lado a lado, ella intentó moverse hacia adelante para que lo dejara de hacer pero no lo hacía con mucha fuerza, bajé una de mis manos sus tetas pero justo en ese momento mi madre me gritó jadeando «¡¿Qué mierda te pasa?!» Y se fue enojada a su cuarto. Tenía mucho miedo de lo que pudiera pasar pero estaba satisfecho hasta cierto punto, aún con miedo en mi, mi madre salió de su habitación pero no me dijo nada al respecto y el día siguió como si nada.
El día de descanso de mi padre había llegado, él estaba muy cansado y mi madre emocionada porque al fin podría desquitar todas las ganas que estaba aguantando por no tener sexo en tanto tiempo, pero mi padre no quería nada de eso, lo noté porque dijo que quería ver una película en la sala conmigo ahí, obviamente para que mi madre lo dejara dormir sin molestias, cuando pusimos la película mi padre se sentó en un sillón individual dejándonos a mi madre y a mi en el sillón grande. Poco a poco mi padre cayó dormido solo ocasionalmente despertado por los ruidosos movimientos de mi madre a forma de protesta, al cabo de unos 15 minutos mi madre se resignó y me preguntó «¿Qué fue eso de ayer?”
La segunda parte?