Con mi primito de 8 años PARTE 1 (Solo morbo)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En mi casa vivo con mis papás; ellos tenían una habitación, yo tenía otra con una cama amplia y teníamos una habitación extra con una litera de doble cama, más que nada porque se quedaban a dormir usualmente familiares y pues así se aprovechaba el espacio.
Hace 3 años mi tía paso por un mal momento económico, así que vino a vivir con nosotros; trayendo a su hija de 11 y su hijo de 8 años, un chiquito de un metro, mirada tierna y piel de color canela clara.
Tenía el cabello algo corto y era de color castaño oscuro.
Lo llamaré Miguel para la historia.
Bien, cuando ellos se mudaron, intentaron dormir en la pieza con la litera, pero mi tía no podía dormir cómodamente, ya que usualmente uno de los niños dormía con ella y pues la litera no era muy ancha.
Así que tras una semana así, mi mamá habló conmigo y quedamos en que mi tía dormiría con mi prima en mi pieza y yo dormiría con mi primito en la litera.
En ese tiempo pues normal, yo no veía a mi primito de ninguna otra forma, pero estaba en la época de estarme pajiando todos los días, incluso dos o tres veces en un día.
Así que me era difícil hacerlo porque mi pieza había quedado invadida y a pesar de tener el computador portátil; cuando tenía tiempo, mi primito ya estaba durmiendo allí.
Entonces decidí a empezar a pajearme de forma silenciosa después de que él se durmiera.
Durante una semana estuve pajeandome así, hasta que una noche el se levanto y me vio.
Yo tenía el televisor de frente y pude ver su reflejo, me asuste un poco, pero solo me quede quieto mientras lo veía.
Él no se percató de que lo veía, eso me excitó más, ya que estaba viéndome el pene, el cual no es grande, me mide 17 cm y no es muy ancho.
Yo seguí pajeandome esa noche, viendo a la porno y al televisor, ambos me excitaban.
Después de venirme, me pare y vi como se movía entre las cobijas mi primito, se hizo el dormido y me causo cierta gracia.
A la noche siguiente volvió a pasar lo mismo, esta vez si hice un poco más de ruido, unos ligeros gemidos de gozo, quería excitar a quien me veía.
Además, esta pieza quedaba apartada de las otras dos, ya que había una parte del patio de por medio y como un baño quedaba allí, eran las razones por las que se había escogido para que durmieran los invitados, entonces no me moleste en subir un poquito el volumen de mis gemidos.
Estuve pajeandome rico y me vine.
Nuevamente el se oculto entre las cobijas.
La tercera noche, no me iba a venir sin antes tocar a mi primito, por lo que en medio de la masturbación voltee a mirarlo, él inmediatamente se tapo y se quedo quieto.
Yo fui y subí a la litera, ya que él estaba en la de arriba.
– ¿Miguel qué pasa? – pregunté haciéndome el inocente mientras con el brazo rodeaba la formita que tenía entre las cobijas.
– Nada – dijo él, pero se le oía muy nervioso.
– ¿Me viste masturbarme? – pregunté.
– ¿Masturb.
? – no supo como terminar, entonces yo agarre la cobija y se la quite.
– Masturbarse, es cuando el pene, que es esto que tenemos – dije mientras lo volteaba y le tocaba por encima del pantaloncito – lo agarramos con las manos y le damos placer.
– ¿placer? – preguntó él, estaba nervioso, pero su penecito comenzaba a pararse, no mediría ni 8 cm el penecito.
– si, ven, pero no cuentes a nadie lo que te voy a mostrar – lo agarre y lo baje de la cama.
Fuimos y nos sentamos frente al portatil, miguel estaba super nervioso, incluso temblaba un poco, así que quise tranquilizarlo pero sin perder la oportunidad.
– Ven Miguel – dije mientras lo tomaba de las manos – ven sientate sobre mi.
Miguel muy nervioso se paro de la silla y se sentó sobre mi, sus pies quedaron flotando y yo aproveche para sentarlo sobre mi erecta verga, la cual había tenido guardada en la pantaloneta que llevaba, pero que quería sacar.
– Esto se llama porno gay – le dije mientras abría un vídeo con un twink que gozaba de lo bueno – el volumen esta bajo porque esto es algo que hacemos nosotros pero que no es muy bien visto.
– seguí diciendo, pero parecía un monologo, ya que Miguel seguía callado y nervioso – si te disgusta algo, entonces me avisas y de una detenemos el vídeo.
– .
– Miguel no dijo nada.
– Bueno, pero dime algo migue, que sino voy a quitar todo y te acuesto.
– No – dijo Miguel, lo que inmediatamente me hizo captar que en realidad si le gustaba lo que hacíamos – es solo que.
pues que.
no sé – dijo mientras se agarraba las manos.
– Mira, esto no tiene nada de malo, pero si te sientes incómodo por algo, tu me avisas y nos vamos a dormir.
¿está bien?
– sí – dijo Miguel después de unos pocos segundos de silencio.
Comencé entonces a adelantar y mostrar el vídeo, le explicaba más o menos lo que hacían.
Entonces pasé a otro vídeo en donde un muchacho se masturbaba.
– Esto es masturbación migue, lo hacemos para darnos placer nosotros mismos, pero esto no lo contamos a nadie – dije mientras comenzaba a tocarlo, ya estaba menos nervioso, aunque aún se agarraba un poco las manos.
– y.
eso.
es rico? – preguntó mientras miraba el vídeo, desviando la mirada de mi cara.
– Si lo es, ven te enseño – le dije mientras lo cargaba y yo me paraba con él, nos sentamos sobre la cama y le comencé a bajar el pantaloncito que tenía – esto que tenemos se llama pene y si le hacemos así – dije mientras se lo tocaba, estaba erecto el penecito y era muy fácil de sostener entre los dedos – es como sentimos rico.
Miguel se quedo viéndome lo que hacía, no me veía a la cara, pero se le notaba cierto goce en lo que le estaba haciendo.
Más que nada por como su cuerpo se estremecía un poco.
Intenté hacerle con cuidado, que no le fuera a doler por un mal movimiento.
– ¿Te gusta? -le pregunté.
– .
– el se quedo en silencio un momento; entonces yo baje la cabeza y le lamí el penesito, él movió un poquito los pies, así que yo me metí su penesito en mi boca – espera – fue lo único que dijo mientras yo comenzaba a lamerlo por dentro de mi boca, me cabía con huevos y todo jaja.
Él me puso su cabeza sobre la mía, junto con las manos, así que yo lo lamía sin bajar ni subir para no llegar a pegarle, en especial porque no era necesario, él ya estaba gozando solo con mi movimiento de lengua.
Estuve un rato así, hasta que sentí que salivaba mucho, así que me separe, no sin antes soltar saliva por su entrepierna y dejandole baboso el penesito.
– ¿Te gustó? – pregunté
– .
– él solo se quedo en silencio.
– Tienes que decirme, sino no lo volveré a hacer.
– Si me gusto – dijo finalmente, yo sonreí.
– Bien.
me harías lo mismo? – le pregunté, a lo que él finalmente me observo y solo asintió con la cabeza después de unos segundos.
Yo me puse de pie y me baje finalmente la pantaloneta, ya me estorbaba bastante, incluso me estaba doliendo un poco por la presión del pene erecto.
Me recosté un poco, dejando los pies en el suelo y la parte superior levantada, sosteniéndome de los codos.
Mi primito se acercó a mi pene.
– ¿Cómo.
cómo hago? – preguntó con inocencia.
– Mira, solo tienes que abrir la boca y mueves la lengua mientras te lo metes, como si quisieras chuparlo – dije, al escucharme se me ponía aún más erecto el pene.
– .
– mi primito trago saliva y abrió la boca, entonces bajo la cabeza e intento meterla en la boca, afortunadamente como mi pene no es grueso, pudo meterla un poco y hacía movimientos raros con la lengua.
Yo le toque la cabeza.
– Lo haces bien, pero debes tranquilizarte, tomatelo relax, que somos primos pero también amigos – le dije, le sobaba la cabeza mientras él lamía mi verga.
Eso, junto con el comentario que dije, lo tranquilizaron un poco, haciendo que lamiera mejor.
Su boquita se sentía bien caliente, solo podía meterse la cabeza, pero lamia rico; a veces paraba y se la sacaba para lamermelo como podía.
Su saliva caía sobre mis guebas mientras él no paraba de lamer, yo gemía un poco, él intentaba meterse un poco más de mi pene sin conseguirlo.
Hasta que finalmente comencé a sentir que me iba a venir.
– Para un momentito migue – le dije, él entonces paro, limpiándose la saliva de los labios con la mano – quítate la camisa que me quiero venir sobre ti.
– .
¿qué? – preguntó él algo desconcertado.
– Es que cuando uno es mayor, le sale algo blanco del pene, se llama semen y solo sale cuando uno disfruta mucho, entonces no quiero mancharte, quítate la ropa – dije algo apresurado, estaba excitado y quería terminar sobre él.
Miguel rápidamente se quito como pudo la camisa, estaba algo sudado y pues la camisa se le había pegado un poco – eso, ahora arrodíllate en el suelo – le dije mientras yo me paraba masturbándome.
Él abrió la boca como a intentar lamer pero yo se lo movía al frente – te voy a echar mi semen primo, pero no te lo tragues – le dije mientras le agarraba el pelo y se lo jale un poco, sosteniéndolo allí, viniéndome en la boca y el cuerpo, mi semen lo lleno casi todo, me vine bastante, supongo que por la excitación, ya que usualmente me vengo poco.
Cuando termine, respire agitado y él solo tocaba lo blanco que le había quedado sobre el cuerpo.
No sabía bien lo que pasaba.
Así que después de respirar agitado un rato, lo agarre y lo cargue.
Fuimos a la ducha y lo lave sosteniéndolo con un brazo y enjabonandolo con el otro.
Mientras le explique lo que era el semen y porque se lo había echado así.
Salimos de la ducha, yo aún lo cargaba y lo seque con la toalla.
– No vayas a contar nada, esta bien, es que sino me metes en problemas y pues yo quiero seguir contigo porque me agrada pasar el tiempo contigo y jugar contigo – le dije mientras lo subía a la litera – toma tu ropa, porfa no cuentes nada y ya, si algo no te gusta me puedes decir, dejamos de hacerlo, ¿esta bien? – le pregunté mientras le daba la ropa y me iba a apagar el computador.
– Esta bien – dijo el después de unos segundos, yo le estaba dando la espalda, porque estaba apagando el computador, me voltee inmediatamente ante la respuesta, sonriendole de paso.
Él me sonrió devuelta y se acostó sobre la almohada.
Yo apague la luz.
– Duerme bien primo – dije mientras le sobaba la cabeza acostándome yo en la cama de abajo.
– Hasta mañana – dijo él.
Mientras me quedaba dormido, solo podía pensar en lo que había pasado y en vez de sentirme culpable, me sentía excitado; casi tanto como para pajearme otra vez, pero decidí dormirme mientras pensaba en lo suave que lo había sentido mientras lo cargaba y nos bañábamos.
Definitivamente, antes de que se fueran a vivir a otro lado, ese culito iba a ser mio.
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