Con mis sobrinos de 6 y 8 en el arroyo, yo de 18
De mis recuerdos, comparto la vez que llevé a dos de mis sobrinos a bañarnos al arroyo y acabamos jugando a algo mas.
Era verano, hacía mucho calor en un poblado costero. Lo bueno que cerca de nuestra casa pasaba un arroyo y se me ocurrió invitar a dos de mis sobrinos, Daniel de 6 y Armando de 8.
Ellos aceptaron gustosos. Debo aclarar que tenía cerca de un año «jugando» por separado con ellos. Al más chico le encanta hacer y que le hiciera sexo oral y Armando me prestaba su rico trasero para frotar ahí mi pene hasta venirme…
Al llegar al arroyo me desnudé y metí a bañar mientras ellos en calzoncillos se pusieron a ver y querer atrapar pececitos y camarones con una careta que llevaban para ello.
Luego le dije al grandecito:
–Armando, ven aquí hay un camarón grande. Y ahí va, yo sentado con el agua cubriendome un poco, hasta el pecho y con mi pene durísimo. Buscó y al no hallar nada me preguntó:
–No veo nada tío, ¿donde ésta?
–Aqui, mira… y tomé su mano y la llevé a mi pene bajo el agua.
El lo tomó y me dijo:
–Tio, nos va a ver Daniel.
–Tranquilo… a ver, Daniel, toma la careta y busca por allá a ver qué encuentras tú. Ah, y quítense los dos sus trucitas para que las pongan a secar.
Así lo hicieron. Llamé a Armando:
–Ven, a ver si agarras otra vez al camarón, pero siéntate entre mis piernas.
Lo hizo y así pude frotar mi pene en su culito rico. Le dije al oído:
–¿Invitamos a Daniel a jugar con nosotros?
Me dijo que no, que le daba pena.
Le insistí un poco pero no logré convencerlo. Un poco molesto, llamé a Daniel y a él lo envié a buscar aparte.
Acerqué a Daniel a mí, le hice tomar mi pene y masturbarme un poco; luego, lo senté entre mis piernas para frotar con mi pene su anito.
El me dijo:
–Tio, nos va a ver Armando.
–¿Y qué tiene de malo? Es más, si quieres invítalo a jugar con nosotros. ¿Te animas a mamársela a él y a mí?
–Mmmmhhh, sí tío.
–Muy bien…¿y también te pondrias para que yo y él la tallemos en tu culito y le calemos a ver si él te la puede meter?
–Pero, ¿me va a doler, tío?
–Poquito, él la tiene chiquita…¿qué dices? ¿Te animas?
–Bueno, sí…
–Llámalo, pues…
— Armando, ven, dice mi tío que si no quieres jugar.
–¿A qué?
Y al acercarse, lo comencé a acariciar. Él se agachaba todo apenado.
–Mira, le dije, Daniel está de acuerdo en jugar contigo a mamarte el pito y dejar que se lo metas en su culito, ¿qué dices? También me la va a chupar a mí. Y después te toca a ti mamarnos el pito y dejarte coger y por último a mí…¿Aceptas? Anda, di que si…
Pero el se negó. Dijo que no quería que su hermano lo viera ni hacerle nada a él.
Entonces le pregunté a Daniel:
–Y tú… ¿Dejarias que tu hermano nos viera jugar y viera cómo me la chupas y te tomas mi.lechita?
–Sí, tío, yo sí
–¿Que dices, Armando, quieres vernos jugar?
Pero de nuevo se negó.
–Ok…vete entonces de aquí un rato, mientras tu hermanito me la chupa…
Daniel le animaba a quedarse y jugar con nosotros o a vernos jugar pero tampoco quiso…así que se fue, me quedé con su hermanito, hicimos un rico 69 en la orilla del arroyo, yo me comía su culito y potito mientras él me la chupaba rico, hasta que me vine en su boquita, se bebió mi semen, lamió mi pene hasta limpiarlo y me dirigí hacia los matorrales donde estaba Armando.
Cuando llegué le pregunté porqué se negó a que jugaremos juntos y me dijo que le daba vergüenza lo viera su hermanito. Lo abracé y acaricié hasta que se le paró su pitito, se lo chupé un poco y luego le di vuelta, lo puse de perrito y frote mi pene en su añito hasta venirme de nuevo.
Volvimos donde Daniel, nos bañamos un rato, secamos y vestimos y nos regresamos a casa.
Hasta aquí mi relato que espero les guste. Saludos…
muy rico, lastima que no pudieran jugar los 3
Sí, hubiera sido rico eso…
Cuenta más
¡Claro!
sabrosisismo
¡Gracias!
Me encanta lo que escribes, que riquísima historia muy real. Escribeme para platicar. Slds.