CON UN HERMANO COMO TÚ 03
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JC06.
Luke no me miraba, no me dirigía la palabra, incluso cuando descubría que lo estaba mirando se sonrojaba levemente, mis padres no veían nada raro en nosotros, los dos nos comportábamos igual que siempre cuando de ellos se trataba, al igual que con mis hermanas, pero entre nosotros la cosa estaba extraña.
Después de cenar, mi rubio y fornido hermano se levantó de la mesa y mencionó que iba a salir y que volvería pronto, no asombraba a nadie al decir tales cosas, siempre solía salir por la noche a hacer alguna de las suyas, mamá se preocupaba más por él que el resto de nosotros, ella era la que todavía lo cuidaba como si fuese un bebé, Luke era inmaduro, era muy pegado a mi madre, era pollerudo por casi decirlo de alguna forma, le encantaba que mi madre lo esté mimoseando y acariciando, él también era muy cariñoso con ella, a comparación mío y de mi padre, que éramos casi inmunes a todo eso que se llama “amor”, tan frío como yo, a mi padre no le interesaba lo que Luke hiciera con su vida, y a mi tampoco, pero en estos momentos lo único que esperaba era que no volviese alcoholizado, pero no podía ser de otra manera.
A mitad de la noche, casi como la ultima vez que había llegado ebrio, el chico apareció, yo estaba aún con las manos en mi trabajo practico, o por lo menos ahora simulaba que lo estaba, siendo sinceros solo había estado pensando en él todo ese tiempo, mi hermano se acercó a mí por detrás y se paró justo a mis espaldas, pegando su pecho a mi nuca, ojeando lo que yo hacía con curiosidad, mi corazón frío que se encontraba calmado se aceleró de repente, un calor me invadió todo el cuerpo, una fantasía se apoderaba de mí, que lindo sería si él me alzara en sus brazos y me tumbara en la cama al canto de “Sé que esto te gusta” para luego dejar ver aquella irresistible anatomía y comenzar a abusar de mí, hasta el punto de tenerlo dentro mío,… ¡¿Qué estaba pensando?! No podía detener mis pensamientos en algo que no fuera mi hermano, y él seguía parado detrás de mí hablándole al aire, me despegué de repente de Luke y me paré firme mirándolo a los ojos.
– ¿A dónde fuiste? Estás borracho otra vez ¿No? –no sé por qué lo preguntaba si ya podía ver en esos ojos cansados que no me equivocaba.
– Sii.
Si.
Pero quiero… dartee… de probar a ti –dijo tambaleándose un poco, puso en mis manos una botella de algún licor raro, parecía un whiskey, y por su cantidad de volumen de alcohol esto no terminaría bien.
– No voy a tomar eso, me voy a embriagar –escupí un poco molesto, pero no lo estaba del todo, tal vez en el fondo solo quería que él se fuera a dormir –No soy como tú, no sé beber, no voy a aguantar.
– Solo un trago…quiero que… quiero que… lo pruebes nomás –Luke se sentó en su cama y esperó a que yo bebiera algo de la botella, “no te hagas de rogar mucho” pensé una vez que puse mis labios en la boca de la botella, la bebida era tan fuerte que hizo que tosiera, mi hermano comenzó a reír –ya te vas a acostumbrar, te la regalo por hoy –mencionó y se recostó en sus sabanas.
¿Por qué? Me pregunté a mi mismo, ¿Por qué volvía a hacer lo mismo que ayer? ¿Con que necesidad volvía a emborracharse y a tentarme de ese modo? Si has soñado conmigo de forma tan extraña esta última noche ¿Por qué insistes en emborracharte entonces? Y recordé que siempre lo hacía… O casi siempre.
Me acerqué un poco a él y al dar mi primer paso retrocedí, “No voy a volver a hacerlo” me dije a mí mismo y volví a sentarme frente al escritorio.
Viéndolo de lejos todo en esa escena clamaba mi presencia, pero no, no iba a volver a caer en el fuego, no esta vez, y sin darme cuenta ya estaba volviendo a verlo con deseo.
– No quiero, no quiero, no quiero, no quiero –repetía en pequeños susurros para mantenerme alejado, y sin embargo, mientras eso me decía, iba avanzando hacia su cama.
Paso a paso me acerqué, contemplándolo en silencio, mirando como dormía, entonces me paré en seco frente a él, viéndolo respirar allí suavemente tirado en su cama, tan tranquilo, obviamente ebrio pero placidamente dormido “Eres tan hermoso” mencioné sin control alguno, pero no, no debía hacerlo, me lo había prometido a mí y a mis amigos.
Me retracte en ese mismo instante y volví a lo mío, a mi trabajo practico, a mis cosas, a mi cama a dormir, a cualquier cosa que no fuera al lado de mi hermano, pero entonces lo escuche hablar.
– Dame… dame eso… –la voz de Luke casi imperceptible me hizo estremecer, volteé a verlo para volver a encontrarlo tendido en la cama, pero esta vez ya no pude resistirme.
Verlo ahí, tenerlo tan cerca y servido en bandeja encendía lo que había dentro de mí, no podía ser que estaba pensando en volver a hacerlo, pero él era tan lindo que no me dejaba opción, se veía apetitoso, rico, esos brazos, ese vientre, esas piernas, esa cara, es que su cara era tan hermosa… No podía ser, no podía ser que yo estuviera diciendo esto, era mi hermano pero… Sí, tenía ese algo especial que tanto me gustaba, sus rasgos, sus ojos, su nariz, su boca… Era como si me estuviera enamorando de él, me paré enfrente de su cama nuevamente y suspiré derrotado, tenía tantas ganas de lamer esos labios, era como una necesidad, entonces me acerqué.
– Hey, despierta –le dije y lo moví para tratar de despertarlo.
Él solo se estiró y volvió a dormirse, yo me sonreí, estaba profundamente dormido.
Pose ambas manos a los lados de su cuerpo para sostenerme y me acerqué a su boca, entonces pase mi lengua sobre sus labios –Que rico eres hermanito.
Esto de lamer sus labios era muy adictivo, volví a hacerlo una vez más, y luego otra pero esta vez con una pequeña mordida de por medio, comencé a bajar lamiendo su cuello y besándolo, seguí por su pecho por sobre su remera, mientras mis manos se colaban debajo de la misma sintiendo su piel, cuando llegué al vientre le levanté la remera y me encontré con sus abdominales marcados, que delicia de hombre, no podía estar tan bueno, no podía ser más lindo, no podía ser tanta cosa ¡¿Cómo nunca me di cuenta de lo que era?! Un hombre tan perfecto viviendo bajo mi mismo techo y nunca me había dado cuenta, continué lamiendo esos abdominales hasta su ombligo, manoseando su cuerpo con mis manos bien abiertas, era como estar en el paraíso, entonces me subí sobre él.
– Está vez ya no puedo parar –le dije ciego de placer, porque la verdad ya no distinguía que lo que estaba haciendo no estaba bien, y comencé a deshacerme de su cinturón para poder volver a tenerlo, quité su pantalón esta vez rápidamente y saqué de su boxer aquel estupendo regalo que llevaba consigo a todas partes, ese rico pedazo de carne, volví a observarlo como la primera vez –No puedo ser tan gay –me dije mientras sonreía, esa parte de su cuerpo me podía tanto que no dude un segundo en volver a meterlo en mi boca, recordé en ese instante lo bien que se sentía y eso me apetecía más el querer meterlo en mi cavidad bucal, levanté un poco la vista para ver como reaccionaba mi hermano, pero por ahora no soltaba quejido alguno, tomé su miembro entre mis manos, ni siquiera estaba erecto y ya me parecía grande, y seguí con mi trabajo de endurecerlo, lo froté contre mí, lo escupí y volví a llevármelo a la boca, me encantaba hacer eso, era mi juguete favorito, tenía un sabor tan rico y único, chupársela era como un vicio que podía estar repitiendo todo el día sin cansarme, sentí entre mis manos que la cosa comenzaba a ponerse dura, y él no tardó en sentirlo, al fin estaba dando respuestas a mis estímulos, su pene se hacía de mayor tamaño, tanto que ahora podía ver pequeños vasos sanguíneos en su tronco, y eso no hacía otra cosa que darme más ganas y excitarme, justo cuando me había olvidado completamente de todo él abrió sus ojos.
– ¿Qué haces? –preguntó, dentro mío algo se paralizó, ¿Estaba realmente ebrio o no?
– Nada –contesté rápidamente, no sabía como había hecho antes para continuar cuando él ya me había visto, quizás era porque no me había hablado, pero ahora…
– ¿Qué estás haciendo? –volvió a repetir mientras veía que me traía en manos, pero esa forma de preguntarlo sonaba un poco raro, muy calmado para decirlo de alguna forma.
Definitivamente seguía ebrio.
– ¿No te gusta hermanito? –dije mientras lamía la punta de su pene, solo quería ver su reacción, él apretó los dientes y entrecerró los ojos, luego volvió a mirarme con su boca entreabierta algo sorprendido –Sé que esto te gusta, déjate llevar Luke –dije, para volver a lo que estaba haciendo, al introducir su miembro en mi boca mi hermano tiró su cabeza hacia atrás y contuvo un gemido.
– Aahh… sigue… –pronunció entre leves quejidos, yo no podía hacer más que darle el gusto, seguí chupándola, masturbándolo rápidamente y lamiéndolo como un loco, sus gemidos eran tan sensuales que me daban ánimo a continuar, pero antes había algo que quería hacer.
Subí hasta su boca y lo besé, él al principio había quedado un poco sorprendido, aquel contacto ya era tan real que quizás lo dudo por un segundo, pero luego me siguió la corriente y correspondió aquel beso, pensé que podía morir en el momento, estaba besándolo por primera vez, él estaba besándome, sentí como su lengua atravesaba mis labios e inundaba mi boca, no solo su pene tenía un buen tamaño, sino que su lengua era ancha y bastante larga, que buen trabajo podía hacerles a las chicas allá abajo, ya me daba cuenta porque era tan popular entre ellas, Luke continúo saboreando el interior de mi boca con su lengua, era tan delicioso poder sentirlo así.
Mientras nos besábamos mi conciencia dejó de hablarme y me guíe solo por el cuerpo, quería poder sentirlo más cerca de mí, mucho más, llevé dos dedos hasta mi boca y los escupí ensalivándolos para luego posarlos en mi entrada, nunca había hecho tal cosa pero solo atendí a mis necesidades, introduje uno de mis dedos y después el otro.
– mmhh Ahhh –suspiré en la boca de mi hermano, este me vio confundido.
– ¿Qué haces? –volvió a preguntar, se notaba que todavía no estaba lucido, no podía decir más que eso.
– Quiero tenerte dentro de mí –le susurré al oído lo más sensual que pude, él me tomó del pelo algo rudo e hizo que lo mirará
– ¿Qué? –preguntó entre confuso y sorprendido levantando su espalda de la cama casi por impulso, como si hubiera querido detenerme, yo comencé a bajar una vez más.
Rápidamente me quité los pantalones a la vista expectante de mi hermano y luego me subí sobre él, tomé su miembro con mi mano y lo puse justo en la entrada, Luke se relajó y volvió a acostarse sin dejar de ver lo que estaba haciendo.
– Aahh… –volví a suspirar, de solo tenerla en la puerta de mi entrada ya me imaginaba el dolor que esto me traería, la empujé hacia adentro – ¡Aah! –solté un gemido, mi hermano colocó una de sus manos sobre mi cadera y empujó, entonces la sentí – ¡Aaahh! –grité, el dolor que me había producido era muy intenso, jamás había hecho esto con nadie, así que prácticamente era virgen, y tener mi primera vez con algo tan grande… No era lo debido.
Poco a poco me fui acostumbrando al dolor, y al tenerla cada vez más dentro presionaba una parte en mí que hacía que muriera del placer, definitivamente, aunque me doliera, buscaría que aquella sensación nunca acabara.
Él no se movía para nada, solo se mantenía echado con una sonrisa satisfactoria y esos ojos lujuriosos, indicándome que me moviera solo con un movimiento de pelvis, yo solo me dispuse a hacerle caso y comencé a moverme para poder sentirlo completamente, dentro mío podía sentir como me expandía, era como un fuego quemándome por dentro que me volvía loco, presionando con fuerza en cada movimiento, cada vez que me sentaba sobre él me excitaba más, cada vez que su pene salía de adentro mío para volver a entrar me sentía en las nubes, comencé a hacerlo más rápido, quería que llegara hasta el fondo de mí, quería sentir ese éxtasis que me provocaba cada vez que llenaba mi interior hasta el final, sin importarme cuanto daño me hacía a mí mismo seguí moviéndome sin parar un solo segundo.
– Aahh… Lukee… Aahhh –ya no podía contenerme, los gemidos salían disparados de mi boca.
– Ahh sii… sigue… –los jadeos de mi hermano no se hicieron esperar, parecía estar gozando súbitamente el estarme cogiendo.
Su pene había llegado a un punto dentro de mí en el que ya no podía aguantar más, tomé mi pene y trate de evitarlo pero una vez que lo tuve en mis manos me vine sobre su vientre, grité, y al mismo tiempo que yo pude sentirlo dentro mío, aquel liquido tibio esparciéndose en mi interior – Ahhhh –mi hermano seguía gimiendo mientras yo lo sacaba de mí – N-no… note vayas… –dijo entre leves suspiros al ver que me paraba para pasarme a mi cama.
– …duerme… –le respondí con mi respiración agitada, me acerqué a él y lo acaricié, recordando como mamá solía hacerlo, él se acurrucó en su cama y lentamente cerró sus ojos.
– ¿Ahora que hago? –pensé, de alguna forma tenía que hacer que todo pasara como antes, que pensara que solo fue un sueño y nada más, pero estaba tan exhausto que no pude hacer mucho.
Me dejé caer en mi cama después de haber limpiado el desorden, todo el semen que habíamos desparramado por doquier tenía que desaparecer, así que no pude hacer otra cosa que limpiar, volví a colocar su ropa donde iba y lo tapé, pero ya no tuve más fuerzas para cambiarme o para lo que sea que haga antes de irme a dormir, me enterré entre mis sabanas y me dejé ir en un sueño profundo, lentamente sentí como todavía seguía liberando todo lo que mi hermano había soltado dentro de mí, pero ya no me importó, así que sin más cerré los ojos.
Continúa.
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