CON UN HERMANO COMO TÚ . 04 , 05 y 06
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JC06.
Ya a la mañana siguiente las cosas comenzaron a complicarse, pero no en un sentido físico, sino que mentalmente me estaba poniendo tenso.
Me levanté de la cama y me di cuenta que Luke no estaba, al separar mis piernas para ponerme de pie noté que me sentía pegajoso y adolorido, entonces al instante recordé aquel acto incestuoso de la noche, ¡Imágenes! ¡Imágenes de todas las aberraciones que había concebido con mi hermano en su cama! Me refregué la cara con la mano diestra y luego me puse de pie, un terrible dolor azotaba mi espalda baja, sin mencionar el fuerte ardor que sentía en mi trasero que por poco me hacía largar un pequeño gemido insípido, era incomodo tener que ir hasta el baño en ese estado, pero tuve que hacerlo.
Mi habitación… Bueno, la habitación de mi hermano se encontraba en el segundo piso, al igual que la mía, y tener que bajar las escaleras ya era una dificultad, como pude caminé directo al baño, en el camino pude notar que mis padres no estaban, la casa estaba silenciosa, y si ese era el caso estaba completamente solo… ¡No me despertaron para ir al colegio! pensé, y luego me metí de llenó al baño.
Ahora que podía comprobarlo todo lo que había hecho en ese momento de placer me había dejado consecuencias demasiado notorias, me había hecho daño a mi mismo, y la verdad era que dolía demasiado, suerte que mi madre me había dejado seguir durmiendo y de que ahora mismo no estaba sentado en el banco de la escuela, eso si hubiera sido doloroso.
Mientras me cambiaba de ropas tuve unos minutos para pensar en ello, realmente era tarde ya, seguramente mamá vino a despertarme al ver que no bajaba, lo único que esperaba era haber dejado todo en su lugar o al menos por fuera, porque debajo de mis sabanas se hallaba una completa escena del crimen.
Seguí mi camino a la cocina para encontrar una nota que simplemente decía “Te dejo comida en el refri.
Con amor, Mamá” Y entonces noté que nada malo había pasado, y mis pensamientos volvieron a mi hermano, esta vez no podía dejarla pasar así como así, él había estado muy despierto anoche, no podía esperar a que no recordara nada de lo sucedido, no podía asumir que seguía comiéndose que estaba ebrio y que había sido un sueño raro producto del alcohol, lo de anoche había escalado mucho más alto de lo que había pasado con anterioridad, la vez anterior solo había sido sexo oral, nada más, esta vez me había ido por las ramas y había hecho cualquier cosa, pero después de todo… ¿Quién podía quitarme lo que había pasado? ¿Quién podía robarme aquella sensación de la piel? Me encaminé hasta las escaleras para subir al cuarto cuando me topé con Luke justo en la entrada de casa…
¿Qué se suponía que estaba haciendo ahí él? ¿Qué se suponía que hiciera yo?
Él me miró.
Yo lo miré.
Los dos manteníamos la vista el uno en el otro de la misma forma, con los ojos bien abiertos y algo sorprendidos, como si ninguno supiera que decir, la situación se volvió tensa, el silencio entre nosotros se volvió atroz, uno de los dos tenía que decir algo, y si me ponía a pensar él era el del problema, según lo que se venía creyendo él era el que soñaba conmigo, yo no tenía nada que ver, yo debía ser indiferente, debía ser casual, debía ser…
– Hola Jack –me dijo.
Me quedé helado por escasos minutos, recordé al sentir aquel dolor bajo que no podía mantener un caminar común y que quizás mi hermano se daría cuenta de que algo me pasaba.
– Hola Luke –el mismo silencio de hacía un rato volvió a irrumpir, tenía que decir algo, lo que sea – ¿Qué haces aquí?
– No ¿Tú que haces aquí? ¿No deberías estar en la escuela? –dijo de una forma muy natural, como si no hubiera pasado nada, dejó sobre un sofá en la sala una mochila negra que venía cargando y se dispuso a ir hasta la cocina con simpleza.
– ¡Ah! Sí,… Pasa que… me quede dormido –dije algo avergonzado y nervioso.
No podía estarme poniendo nervioso, tenía que mantener la compostura.
– ¿Te pasa algo? –preguntó esta vez yendo directo hacia mí – ¿Te duele algo?
Volvió a preguntar con una carita algo extraña, me hablaba como si en verdad supiera que me dolía algo, y no era posiblemente la cabeza o el estomago, esa cara lo decía todo o… O yo estaba delirando.
– S-si… Me duele un poco la cabeza –solté para darle la espalda y encaminarme hasta la habitación cuesta arriba –Voy a recostarme un rato –intentando escaparle a esa conversación tan incomoda comencé a subir.
– ¿Comiste algo o… quieres comer algo? –continuó hablando, en lo que menos estaba pensando era directamente en comida, no tenía hambre, y si lo tuviera no bajaría a almorzar con él.
– No, no comí, pero gracias, no tengo hambre.
–contesté sin tener la necesidad de mirarlo, entonces seguí con mi camino, y de nuevo lo escuché.
– ¿Estás seguro? ¿Ni siquiera una fruta? ¿Una… banana?
Apreté mis labios fuertemente, mi rostro se torno rojo ¿Qué acababa de decir? ¿Acababa de ofrecerme una banana en estas circunstancias? Todo lo que decía me llevaba al mismo punto, o él había estado conciente en ese momento o al menos había logrado distinguir que no era del todo una alucinación, un sueño, una fantasía o lo que sea que había estado pensado, o eso era cierto o yo en verdad me estaba poniendo paranoico.
Me volteé un segundo para enfrentarlo, y ahí estaba él, con su carita hermosa y su mirada azul expectante, esperando que le respondiera algo “No, gracias, no quiero nada” volvió a ser claro con él, el chico levantó sus hombros y luego me miró “Como quieras” dijo para seguir en la suya y volver a la cocina, entonces yo me escapé a la habitación.
Me acosté en la cama y lo pensé, no estaba realmente seguro allí, esa también era su habitación, ¿Qué estaba pasando? Para hacer la espera más corta me gustaría poder ser firme con él y preguntarle acerca de aquel sueño de la noche anterior, si me afirmaba que había tenido casi el mismo sueño esta noche podía dejar de atormentarme, pero no podía ser directo con él, ¿Y si ya sospechaba algo? Definitivamente tenía que dejar de hacer esas cosas, lo había prometido pero ¡Dios! ¡Era tan difícil! Y se ponía mucho más difícil ahora que lo había probado por completo, ahora que sabía el placer que podía provocar su enorme miembro dentro de mi cuerpo, estaba solo en la casa con él, mamá y papá seguro trabajando, hermanas en el colegio, como tres horas de por medio, ¡Maldita sea! Tenía unas terribles ganas de que me hiciera suyo, de que me cogiera tan fuerte hasta que me hiciera gritar con ganas, hasta suplicar que parara, de a poco comencé a excitarme, ¿Qué es esto? Yo nunca había sido así, tan dependiente sexualmente, tan incitante a que me dieran un poco de placer, yo nunca había mirado a mi hermano con esos ojos, como si fuera solo un esclavo del sexo que para lo único que sirve es para violarte, mi pene comenzó a endurecerse, y de repente la puerta que se abre.
– Jack – Luke entró a la habitación tan de golpe que me tuve que tapar rápidamente para que no notase que estaba teniendo una erección, y solo con pensar en él.
– ¿Q-que? –pregunté con nerviosismo, él me vio confuso, pude notar entonces que traía en manos, un vaso de vidrio con agua y una pastilla.
– Toma esto, dijiste que te dolía la cabeza ¿Verdad? –Dios mío, este hombre era un amor, me había traído medicina y yo viéndolo solo como una maquina sexual cuando él… ¡Un momento! ¿Desde cuando él era tan atento conmigo?
– Gracias, pero no tenías que hacerlo –tomé el vaso y la pastilla, si iba a fingir al menos lo haría bien, mal no me harían los medicamentos.
– Llamó mamá y preguntó como estabas, por qué habías faltado al colegio, le dije que te sentías mal y me dijo que te dé esto –ahí estaba el dilema, era mi hermano mayor, simplemente nuestra madre le había mandado a que me medicara, nuestra madre, de ambos, los dos hijos de una misma mujer, hermanos, seguramente él me había cuidado igual cuando era un bebé, un niño pequeño ¿Por qué me atormentaba así?
– Bueno, gracias –puse la pastilla en mi lengua y bebí el vaso de agua.
Luke se encontraba mirándome, como esperando que algo pasara.
– ¿Qué?
– Nada, solo estoy esperando que tomes eso para llevarme el vaso, mamá dijo que regresaría antes para ver como te sientes – ¡Genial! pensé, y la expresión dentro de mi cabeza fue inexacta, porque en vez de aliviarme, ya que si mi madre andaba por la casa me sería más fácil aguantar la tentación, me enojaba porque no podría tener al menos una posibilidad de estar con mi hermano… Aunque… Bien sabía que eso no era posible.
Luke tomó el vaso y luego se sonrió antes de dar media vuelta e irse, esa sonrisita que usaba para todo era tan linda, para pedir perdón, para cortar un momento inoportuno, para remediar una metedura de pata, el hombre era tierno, un poco infantil cuando llegabas a conocerlo, un poco ingenuo, ¡Toda una dulzura! Y yo queriendo llevarlo a la cama todo el tiempo, era un lindo muñequito sexual, me tapé la cara con la almohada y esperé a que mi madre viniera, el tiempo se iría más rápido si dormía algo, porque no podía estar despierto sin evitar que pensara en él, también quizás de ese modo lograba bajar aquella pequeña erección que andaba ocultando de Luke, cerré los ojos de a poco para ver si podía entrar en sueño, pero el remedio fue peor que la enfermedad.
Mis sueños también me jugaban una mala pasada, no podía tener sueños tan reales, la cosa era la misma de siempre, esa noche en la que por fin pude tenerlo adentro mío y gozarlo a fondo, todo parecía tan real, el tacto, los sabores, los olores, él… Y entonces sentía una fría mano en mi cabeza y al abrir los ojos encontré a mi madre despertándome.
– Amor ¿Estás bien? –me sonrió la mujer, ella tenía la misma sonrisa que mi hermano.
Yo me soplé el cabello que caía frente a mis ojos, si mi madre trataba a Luke como un osito bebé… ¿Qué quedaba para mí?
– Sí, ma, estoy bien, no tienes que preocuparte tanto, era un simple dolor de cabeza – dije, pero cuando hice el intento de levantarme de mi boca logró salir un gemido ¡Mierda! pensé, había olvidado que no debía ser tan brusco con mis movimientos, ya que mi entrada seguía adolorida, mi madre me vio confusa.
– ¿Te duele algo? –preguntó y detrás de ella pude ver a mi hermano parado contra el marco de la ventana, mirando fijo donde yo.
– No, solo me acalambre el brazo, es todo –traté de sonreír, pero yo no tenía la mejor sonrisa del mundo al igual que ellos.
Mi madre se rió, ella era tan dulce… la viva imagen de Luke en versión mujer castaña.
Mi madre se levantó de donde estaba y se fue, detrás de ella la siguió Luke, y tantos sus gestos como su caminar ya indicaban que había estado bebiendo, de repente escuché desde abajo un gritó grave realmente emocionado y lo recordé… Fútbol… Si hoy jugaba el equipo de papá seguramente había comprado cerveza y si llegaba a ganar se emborracharía junto con mi hermano, típico en ellos cada vez que aquel bendito equipo ganaba.
El día transcurrió demasiado normal, mi madre me había traído comida a la cama, en ese preciso momento agradecí a todos a que mi madre fuera tan atenta y tratara un simple dolor de cabeza como una enfermedad temporánea, de ese modo no tuve que pararme, pero mientras se iba acercando la noche me preocupaba, ya que mi hermano andaba tomando y en cuanto dieran las 12:00 vendría a tirarse a su cama completamente ebrio y cuando quise darme cuenta él ya estaba ahí.
– ¿Ya estás alcoholizado? –pregunté sarcásticamente al verlo pasar por la puerta de la habitación y tambalearse hacía un lado.
– N-no, nada que ver… estoy bien –dijo para luego beber de la botella que traía en manos la cual era de vodka, ¿Cómo podía tomar eso tan puro? Trago, tras trago tras trago… Waw, pensé, era una maquina de beber – ¿Quieres? –me ofreció un poco al ver que no le sacaba la vista de encima.
– No, ya te dije que no soy como tú, además no me gustan las bebidas fuertes
– Allá tú –escupió para seguir bebiendo y hacer exactamente lo que dije que haría, caminar a su cama y tenderse ahí ebrio después de haberse bajado la mita del vodka él solo.
– Te va a agarrar un coma alcohólico si sigues tomando así –continúe la charla, pero al mismo tiempo solo quería comprobar que tan ebrio estaba.
– Aja… –masculló y entrecerró los ojos después de rastrillarse el pelo con una mano, dejó en la mesa de luz la botella y se puso de lado, ligeramente planeaba dormirse, así que esperé.
Pasaban los minutos y yo seguía allí mirándolo fijamente… ¿Qué estaba esperando? Sinceramente quería ¡No! Tenía la necesidad de volver a sentirlo, había tenido una erección en el día que me había vuelto loco por bajar, pero esa no era la forma en la que quería bajarla, sino estando con él, su imagen tendida en la cama era un cuadro hermoso, en el que pretendía quedar atrapado por siempre, pero…No, no debía, me acosté en mi cama y traté de dormir, pero ya había dormido toda la tarde, y entre mis ganas y mi cabeza que no hacía otra cosa que imaginarlo desnudo ya no podía aguantar.
Gateé hacía él y me subí a su cama, lo acaricié para ver si de alguna forma se despertaba, pero estaba dormido completamente, me acerqué a su oído y le bese el lóbulo para luego besar su mejilla e ir directamente a la parte que me gustaba, pasé una pierna al otro lado de su cuerpo y toqué todo su abdomen con ambas manos, recorriéndolo hasta abajo donde me detuve para desabrochar su cinturón, esa ropa de niño malo siempre te ha quedado bien Luke, pensé antes de desabrochar su pantalón y tironearlo hasta abajo al mismo tiempo que metía mi mano bajo su boxer para alcanzar aquel rico juguete que deseaba tener en mi boca ya, iba a comenzar a chuparlo cuando…
– ¿Qué diablos estás haciendo? –escuché su voz firme y realmente sorprendida, mi cuerpo se paralizó, y al levantar la vista pude verlo, más despierto que dormido, más sobrio que alcoholizado, y con una mirada entre horrorizada, confusa y enojada.
– ¿Qué se supone que estás haciendo? –volvió a preguntar, esta vez poniéndose de pie y acomodando la ropa que yo había retirado.
La verdad no sabía que hacer, por donde empezar, era tan vergonzoso, espantoso y escandaloso para mí el tener que afrontar esta situación, ¿Qué debía hacer? Comencé a ponerme colorado en un dos por tres, mis manos me sudaban, mi corazón se había acelerado, estaba muy asustado, todo lo maduro que había dicho en un principio que era se me estaba desplomando solo con una mirada y una pregunta.
Me levanté de la cama y enfrenté su mirada, mi hermano estaba realmente enojado, ahora mismo ya podía jurar que había caído en alguna especie de trampa, él no estaba ebrio ni dormido.
– Lo… lo siento –no pude decir mas nada.
– ¿Lo sientes? ¿En qué diablos estabas pensando? ¿Qué estabas por hacer? ¿Qué pasó las ultimas dos noches? –todas sus preguntas me estaban ametrallando, iban una detrás de la otra, ni siquiera me dejaba pensar para tratar de responderle.
– Tú… Tú habías tomado…
– ¿Esperabas a que me embriagara para manosearme? ¿Es eso? ¿Por qué haces esto? ¿Te das cuenta que soy tu hermano, lo tomaste en cuenta?
– ¡Ya deja de atacarme! –por impulso solo traté de que dejara de ahogarme en preguntas, era obvio que quería tener una idea acerca de todo eso que me estaba preguntando, pero no me dejaba responderle – Está bien, lo admito, perdóname, lo que pasa es que… Es que… Quería… Quería estar…
– Tenías ganas de estar con un hombre, mira, no voy a juzgarte, no juzgo a las personas por su sexualidad, mucho menos lo haría contigo, pero ¿En que cabeza cabe que hagas estas cosas? Soy tu hermano, no un compañero o amigo que se quedo en tu casa, que sin embargo también estaría mal que lo hagas, es como… como… abusar de una persona
– No puedes decir eso ¡Ayer te despertaste! Me tomaste de la cintura y…
– Espera… espera… ¿Qué? –el chico recién tomaba en cuenta que habíamos tenido sexo esa noche, estaba seguro que no lo había considerado todavía – ¿Estás hablando de que… tuvimos algo?
O era en extremo dramático o yo podía posiblemente ser demasiado pervertido, Luke se puso ambas manos en la cabeza y se sentó nuevamente en la cama, se refregó la cara con sus manos como queriendo borrar aquel leve recuerdo, él sabía muy bien que lo había hecho, así que teniendo en cuenta dicho acto ambos éramos culpables, yo por empezar, él por no pararme.
Mientras mi hermano se lamentaba en silencio de haberme cogido la noche anterior yo solo pude ver una silueta en su pantalón que seguía allí latiendo, no podía evitarlo, se notaba demasiado.
– ¿En verdad…? –dijo y luego tomó aire para continuar hablando, su voz hizo que me fijara una vez más en su rostro y quitara la vista de donde la tenía, sí que me estaba volviendo un tipo caliente – ¿En verdad hicimos eso?
– ¿Hay algún problema con eso?
– ¿Cómo preguntas eso? –se levantó delirando y continuó – Soy tu hermano, soy tu sangre, venimos de la misma madre ¿Es que eso no te cuadra? No puedes… No podemos hacer esto, no podemos haber hecho eso, más allá de que seamos hombres, somos hermanos, no puedo haberlo hecho contigo, no… Dios… eres mi hermanito –dijo para volver a caer sentado en la cama, entonces algo se prendió dentro de mi cerebro.
– ¿Tú crees que hay un cielo?
– ¿Qué? –preguntó levantando su mirada azulada hacia mí
– ¿Crees que hay un cielo, un infierno, un Dios?
– No lo sé… Pero si lo hay ya me estoy yendo directo al infierno
– ¿Y si no lo hay? ¿Cuál es el problema de que tengamos relaciones?
– No digas las cosas tan a la ligera.
Comencé a caminar en dirección a él.
Yo sabía bien que mi hermano nunca había creído mucho en las religiones y en esas cosas del cielo y el infierno, Dios o el diablo, el mal y el bien como una figura espiritual, desde que era un niño había mandado todo eso al demonio y desde entonces repetía que le parecían estupideces, ¿Por qué se afligía? ¿Por una sociedad que lo vería mal? Nadie entraba en nuestro cuarto a vernos fornicar, ni siquiera lo teníamos escrito en nuestra cara después de hacerlo, no iba a contárselo a nadie y suponía que él tampoco, si él no creía no llevaría cargo de conciencia, después de todo era solo sexo.
Llegué hasta donde estaba sentado y me dejé caer de rodillas frente a su cuerpo sentado en la cama, frente aquel miembro que necesitaba atención aunque él no lo pidiera, entonces lo toqué.
– ¿Qué haces? –preguntó algo descolocado mientras se alejaba un poco de mí – ¿A dónde estás queriendo llegar con esto?
– Sencillo, no quiero tener relaciones con otra persona que no seas tú, y tienes un problemita ahí abajo, si hay cargo de conciencia espiritual piensa que tú no crees, y si cambiaste de opinión ya lo hiciste de todos modos.
– ¿Y si pienso en nuestra madre? –se levantó algo enfadado
– Ella no lo sabrá.
– No.
No voy a hacerlo –yo me quedé sentado sobre mis rodillas, sobre el colchón en el que solía dormir, mi hermano siguió mirándome e intentando darme una lección de moral – Estás enfermo, no puedes hacer estas cosas.
– Perdón, pero creí que podría hacerlo una última vez y ya, de todas formas… ya pasó ¿No crees?
No sé que fue lo que dije o lo que hice, pero algo en el semblante de mi hermano cambió, su mirada se volvió perseguida, miró a la puerta y a mí y viceversa, no sabía bien que pensar en ese momento, no podía hacer más que rogar por un milagro a un Dios que no existía en ese momento, necesitaba que lo pensara, al menos quería un adiós en estas condiciones, una última vez y no habrá más.
– ¿Cerraste la puerta con llave?
– ¿Eh? –levanté la vista y lo miré, no había estado prestándole atención que digamos, mi mente estaba procesando cuando me lo preguntó.
– Que si cerraste la puerta con llave cuando lo hicimos –Luke se acercó hasta la puerta y dio una vuelta a la llave negra que colgaba del cerrojo, yo me sonreí – Mamá podría haber entrado –terminó de decir y se acercó a mí para dejar al descubierto su enorme paquete frente a mí, justo sobre mis labios.
– ¿Esto quiere decir que aceptas? –tomé el miembro con mis manos y lo acaricié contra mi rostro mientras lo miraba a los ojos esperando respuestas.
– Esto quiere decir que tú provocaste esta erección, y que no es mi deber aliviarla –mordió sus labios y se abalanzó más adelante para indicarme que se la chupara –Así que… si en verdad no te molesta, comienza a prepararte y hazlo de una buena vez.
– Con mucho gusto hermano mayor –dije, para que un poco de culpa tiñera sus mejillas, y esa culpa comenzaría a transformarse en excitación cuando el hecho de que sea su hermano comenzara a ser un fetichismo.
Comencé a lamérsela despacio, desde la punta hasta abajo, haciendo una leve flexión lo que provocaba que sus ojos se cerraran y tirará la cabeza hacia atrás, aquel gesto era típico en mi hermano, ya lo había visto hacerlo antes, continúe con mi trabajo esta vez metiendo todo su pene en mi boca, o al menos hasta donde podía llegar, sacándolo únicamente para escupirlo y volvérmelo a tragar entero.
– Aahh si… sigue así… -mi hermano parecía estar gozando mucho de la situación.
– Eres tan rico –continúe masturbando aquel delicioso miembro y chupándolo, esta vez no había nada de que cuidarse, podía hacer lo que quisiera, aumente el ritmo con mi mano y mi boca, intentando que no dejara de gemir, pero él tenía otras ideas.
– Basta –pronunció en seco, tomó mis cabellos con rudeza e hizo que lo mirara a los ojos – No quiero venirme de esta forma –con una mano tomó mi muñeca y me levantó de un tirón y me tiró en el colchón en el que dormía, rápidamente comenzó a quitarme los pantalones llevándose así también mi ropa interior, parecía como si fuera otra persona, deseosa de querer probarme, y esos ojos lujuriosos volvieron a aparecer –Si ya lo habíamos hecho, no te puedes quejar
– Hazme lo que quieras –dije entre suspiros, estaba tan excitado que no podía aguantarme, quería sentirlo dentro mío ya, pero era él el que tenía todo el control ahora, yo era tan frágil entre sus brazos, y me daba cuenta pues en un segundo y sin la necesidad de hacer mucha fuerza me giró y me colocó en cuatro patas, sin dudarlo mucho se dirigió a mi entrada y comenzó a lamerla –Aahh…Aahhh – nunca había sentido eso, esa lengua ancha y larga que tenía me estaba haciendo vibrar, sabía que podía hacer grandes cosas con esa lengua, casi podía penetrarme con ella, la metía dentro mío y luego la sacaba para poder poner sus labios alrededor de mi entrada y ensalivarme bien.
– ¿Por que nunca hice esto? Se siente… tan bien –habló con la respiración entrecortada y luego volvió a lo que estaba, tomó mis piernas y me elevó un poco en el aire llevándose mi entrada a la boca, lamiéndola con arrebato, metiendo su lengua dentro mío como si estuviera hambriento.
– ¡Aahh! Aahhh… –yo ya no podía aguantar, lo hacía tan bien, la forma que tenía de utilizar la boca, la lengua, incluso las manos era increíble, rápidamente me volteó poniendo mi espalda otra vez en el colchón y se hizo sobre mi, chupando mi cuello y mordiéndome, bajando hasta mis pezones a los que también les dedicó un tiempo, haciéndome sentir en la gloria por unos instantes, la pequeña erección que había tenido durante el día no era nada comparada a lo que tenía en manos en ese momento, la forma en la que mi hermano me trataba me hacía desear cada vez más de él – Luke… Luke… Por favor… –ya no podía resistir más
– ¿Qué quieres hermanito? –me sonrió, esta vez de una forma muy distinta a todas las veces, con un aire salvaje y apasionado
– Cógeme… Métemela por favor… –el volvió a sonreír, tomó su enorme pene en una mano y con la otra me levantó de la cintura, al punto en el que quedará justo frente a la punta de su miembro, soltó el mismo un instante y ubicó su mano justo enfrente de mi rostro
– Escupe –me pidió, hice mi mejor intentó y solo obedecí – ¿Eso es lo mejor que tienes? –se rió un poco y luego escupió su propia mano para luego lubricar su gran falo, al sentir el glande en la entrada no pude hacer más que suspirar, aunque ya había estado dentro mío por un lado volvía a ser todo como si fuera la primera vez, de a poco fue presionando contra mí hasta que sentí la punta dentro.
–Aaahhh –grité un poco, había olvidado que mi entrada estaba un poco dañada por la última vez, pero de igual forma continúe sin decir nada, Luke siguió introduciéndola lentamente hasta que por fin estuvo toda adentro, podía sentir como me quemaba por dentro, como tocaba las paredes estrechas de mi cavidad anal, pero aun así se sentía genial, alcancé su espalda para abrazarla y él comenzó a moverse, sin preguntar, sin cuestionarme nada, sin prepararme para lo que iba a venir – Aaaahh ahhh ahhh ahhh –mis suspiros se elevaban cada vez más, su miembro entraba en mí hasta el fondo, salía entera y volvía a entrar con potencia, como si me estuviera partiendo al medio, se sentían tan placenteras esas embestidas toscas, tan dignas de él, y de repente.
algo salía mal ¡TOC TOC! La puerta que sonaba.
La puerta sonó y yo quedé petrificado, mi hermano sin dudarlo un instante salió de mi interior sin preguntar nada, puse mi mano en mi boca acallando un suspiró que se fundió en la palma de mi mano, rápidamente Luke se colocó sus ropas y yo no pude hacer más que taparme entero con las sábanas, no tenía idea de donde estaba mi pantalón, mucho menos mi ropa interior, el chico estaba pálido, no sabíamos bien si había sido nuestra imaginación o si en realidad habíamos oído la puerta tocar y ese alguien que estaba detrás de la puerta era alguno de nuestros padres, una vez más la puerta volvió a sonar y mi corazón se detuvo en seco, puedo jurar que a mi hermano le pasaba lo mismo, toda la excitación del momento se torno en un terrible sabor de boca, ese sabor de saber que estábamos haciendo algo indebido y que alguien nos había descubierto, contando sus pasos Luke fue hasta la puerta y dio un largo y temeroso suspiro antes de abrir, por todas las dudas del mundo yo me tapé la cabeza con mis sábanas e intenté hacerme el dormido, cruzando mis dedos para que a mi hermoso hermano mayor no se le ocurriera delatarnos antes de siquiera haberlo hablado bien.
Desde mi posición solo podía oír.
– ¿Qué sucede? –esa bella voz de Luke aterrorizado por el momento, y entonces la hora de la verdad.
– ¿Por qué están haciendo tanto ruido? –una pequeña vocecita cansada, hablando entre bostezos, mi habitación estaba en el cuarto de al lado, mi corazón comenzó a bombear.
– L-lo lamento mucho Megan, no quise despertarte, Jack está durmiendo e intentaba gastarle una broma, pero el muy dormilón parece que tiene el sueño profundo.
–Escuché la risa de mi hermana después de la breve y muy estúpida escusa de mi hermano mayor, luego aquella promesa –No le digas a mamá que te desperté, se enfadara conmigo, y si debo contarle que intentaba jugarle una broma a Jack se molestara más.
– De acuerdo, no le diré nada –pude sentir que la pequeña se estaba sonriendo, y como no hacerlo cuando Luke tenía una sonrisa tan linda y una forma de ser tan amorosa.
– Será nuestro secreto ¿Si? Tampoco le digas a Jack.
– Está bien, pero si vas a bromear con él quiero verlo para reírme también –Luke se rió.
– Está bien, lo prometo.
De pronto la puerta se había cerrado nuevamente, la llave dio un giro y sus pasos lo llevaron a su cama otra vez, me volteé para verlo allí sentado en su cama, con una mirada entre perdida y culposa, me senté en mi “cama” e hice que me mirara, pero él agachó su cabeza.
– ¿Qué sucede? –pregunté, como si no fuera demasiado obvio lo que estaba pensando, dentro de mí sabía que las cosas estaban mal, que el deseo que me impulso a querer meter a mi hermano en la misma bolsa que yo ya no me ayudaría en este caso, Luke ya era conciente de lo que estábamos haciendo y lo notaba en su rostro, no quería hacer esto, y después de la actuación de recién no iba a querer continuar con el acto, pero aún necesitaba descargarse, curiosamente el estrés del momento no había logrado deshacer su tan pronunciada erección, y viéndolo desde este punto yo tampoco estaba satisfecho.
– ¿Me estás hablando enserio? –Volví a prestarle atención – No debemos hacer esto, yo lo sabía y sin embargo te dejé arrastrarme hasta este punto, si así va a ser no quiero hacerlo, tú dices no le hacemos daño a nadie pero mira lo que acabo de hacer, acabo de mentirle a Megan, es mi hermana ¿Qué clase de ejemplo soy para ella?
Él seguía hablando, tratando de hacerme entrar en razón, intentando sermonearme, dándome una lección de moral que yo no necesitaba, no sé en que momento había dejado todas las cursilerías de lado y me había encaminado solo por el deseo carnal que sentía, todo lo demás no me importaba, si total era solo sexo, ¿A quien había que rendirle cuentas? Yo no era una mujer que podía quedar embarazada de mi propio hermano difamándonos a ambos por una relación antinatural, no estaba enamorado de él ni él de mí, logrando que malgastemos tiempo en una relación que no nos llevaría a ningún lado, simplemente era sexo, un intercambio de placer, a nadie le hacía mal, nadie iba a juzgarnos si nadie se enteraba, ni siquiera yo me juzgaba a estas alturas, pero él sí, Luke tenía una alta dosis de moral ahora que me ponía a ver claro, pero estaba seguro de que la carne lo podía más, su sed de sexo salvaje y desenfrenado ya lo había traicionado una vez ¿Por qué no dos?
– Tienes razón –le dije, y me levanté de la cama quedando solo en mis rodillas – No debemos hacer esto –volví a hablar con un hilo de voz un poco doloroso, me puse en cuatro patas y le di la espalda, fingiendo que buscaba algo del otro lado de la cama continúe elevando mis caderas para que la camiseta que llevaba puesta deje expuesto mi trasero frente a sus ojos, con una entrada directa a mi interior.
Luke estaba muy confundido en ese momento, verme de ese modo seguramente lo hacía dudar de lo que había dicho con anterioridad, esperaba firmemente que lo llevara a desatar tus increíble anatomía frente a mi una vez más y que me llevara a un desenfrenado placer como antes lo había hecho, y mis suposiciones no estuvieron muy erradas, con solo unos minutos de espera volví a sentir sus manos frías en mi piel, en mis muslos, y su jugosa lengua en mi entrada, que luego lamió un camino en mi espalda para llegar a mi oído.
– ¿Por qué me puedes tanto? –y con solo esa frase entre suspiros hizo que volviera endurecerme.
Comenzó a besar mis labios mientras sus manos se concentraban en mi miembro, apresando mis labios con furor, aquellos labios que había deseado tanto en un ayer ahora estaban ahogándome de placer, con una mano comenzó a masturbarme mientras con la otra manoseaba mis piernas, de a poco fue dejando a mi boca para abriéndose camino por mi cuello, comenzó a bajar sus besos por mi espalda para luego tomarme de la nuca y obligarme a recostarme sobre el colchón, al sentir su lengua nuevamente en mi comencé a gemir, la escena era tan sexy que ni yo creía estar participando de ella, recostado sobre la cama, con mis brazos y mi cabeza sobre el colchón, con una pequeña camiseta que revelaba la parte más importante del encuentro, sobre mis rodillas y elevando mi trasero hasta la boca de mi hermano mayor, quien estaba realmente gustoso de conocer mi sabor por completo, me penetraba con su lengua larga y ancha, escupía dentro mío y apresaba con sus labios mi entrada sin dejar de masturbar mi pene, todo eso no podía hacer que reprimiera mis suspiros, intentaba acallarlos un poco para no ser tan obvio y cometer el mismo error que hacía rato pero con lo que se venía no iba a poder, algo violento Luke introdujo su hombría en mi entrada.
– AaaaaaahhhhhhH –Grité, pero mi hermano logro tapar mi boca con su mano.
– Me incomoda tener que tratarte así, como si te estuviese violando, pero no puedo dejar de grites –terminó de decir cuando empezó a embestirme con furia, una y otra vez, mientras besaba mi cuello, algo en su forma de cogerme no estaba saliendo muy bien, sentía que me dolía cuando antes no podía sentir mas que excitación, quizás la erección de Luke era realmente enorme, mucho más de lo que yo la había visto, y sumando, para variar, que el hombre estaba hambriento por follarme no podía ser de otra manera.
– ahhh… luke… –Mis ahogados gemidos en su mano y las pequeñas lagrimas que despedían mis ojos lograban una similitud intensa con lo que había dicho mi hermano, ahora sí parecía que me estaba violando, llorar, gritar y gemir el inesperado dolor y al mismo tiempo placer que sentía era inexplicable, tantas sensaciones que nunca antes había podía experimentar, Luke seguía deleitándose más, apretando mis piernas e introduciéndose dentro de mí con fuerza, hasta que se dio cuenta que mis gritos eran cada vez mas altos.
– Lo lamento, pero no puedes quedarte callado –me dijo antes de salir de mí sin mucha gentileza e introduciendo en mi boca un bulto de sábanas para que evitara que gritara, apresándome, una vez más, mi hermano me penetró con fuerza y continúo con las embestidas, mis ojos llenos de lujuria entre las lágrimas era una firme muestra de que el pequeño tierno que era había quedado atrás, aquella lujuria que sentía provocada por mi hermano me había convertido en un ser deseoso de sexo, no me importaba en lo absoluto el estado en el cual se encontraban mis caderas, o la condición en la cual Luke estaba dejando mi entrada debido a su infrenable apetito sexual compulsivo, que satisfacía sin reparos, solo quería seguir, hasta que por fin en esa ultima embestida terminaba por venirse dentro mío, y al mismo instante hice lo mismo en su mano.
Él salió de mi interior y al acto pude sentir todo lo que había derramado dentro de mí no quería tener la necesidad de tocarme y sentir que había hecho de mí, pero la sensación de que me había partido al medio era infinita.
Luke me tomó de la mano y me levantó de la cama, poniendo frente de mi boca su gran miembro, comencé a lamerlo y a succionarlo solo para lavarlo, tragándome cada pequeña gota de semen que había soltado, una vez terminado el trabajo mi hermano bajó hasta poder verme a los ojos.
– Espero que no se vuelva a repetir –exclamó con su exhausta voz, y luego se dirigió a su cama para tirarse en ella y quedar realmente dormido.
Todo había sido muy extraño, él seguía firme intentando no darse por vencido, diciendo que no habría una segunda vez, pero en el momento en el que pudo dejarlo pasar no lo hizo, no tenía por qué preocuparme, ya sabía muy bien que mi hermano era débil, demasiado débil cuando al sexo se refería, seguramente iba a haber una segunda vez, y si no habría la buscaría.
Continúa.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!