Confesiones Entre Hermanos…
Dos hermanos y una hermana se reúnen, y se ponen a beber y recordar su juventud, y salen a relucir sus más íntimos deseos, que finalmente ponen en practica los tres. .
Desde hace algún tiempo, deseaba realizar en mi casa, una reunión familiar, en la que estuvieran mis dos hermanos presentes, ya que desde que los viejos fallecieron, simplemente cada uno agarró por su lado.
Por lo que cuando el mayor de ellos se comunicó conmigo, y me dijo que él, y mi otro hermano vendrían a la ciudad a visitarme, me sentí muy feliz.
Preparé una buena cena, y mientras los esperaba, me vestí con una sencilla combinación de minifalda a cuadros tipo escocesa y blusa blanca de hila con brocados sencillos. Cuando llegaron los dos, los recibí como dicen a cuerpo de rey. Por lo que cuando Hugo mi hermano mayor me pidió algo de beber, de inmediato destape una de las botellas de uisquí, que había comprado para esa ocasión.
Después de cenar, nos dedicamos a charlar por un largo rato, hablamos de las cosas que ellos y yo hemos hecho, desde que murieron los viejos. Así me enteré de algunas cosas, y ellos se enteraron de que había tenido un compañero, con el cual terminé por él no poder satisfacerme, ya que el pobre era un eyaculador precoz, claro que no fui tan detallada.
Pero a medida que la charla continuaba, tanto ellos como yo, seguimos bebiendo. Cosa que ninguno de los tres, estamos acostumbrados. Por mi parte cuando bebo, me pongo muy sentimental, y a cada momento abrazaba a mis dos hermanos dándoles sinceras muestras de afecto, y cariño.
Pero entre abrazo y abrazo, creo que se me fue la mano, ya que en cierto momento me sorprendí al sentir un bulto caliente y duro entre las piernas de Hugo, aunque él estaba algo cortado, me dijo a manera de defensa, que hacía tiempo que no sentía unos abrazos como los míos, y que por eso esa reacción.
Joaquín mi otro hermano, después de darse un buen trago, al escucharlo se puso a reír con ganas, y frente a mi le dijo a Hugo. Mira que no has cambiado en tanto tiempo, si me acuerdo de varias veces haberte visto cuando entrabas corriendo a tu cuarto, porque le viste el coño a Tina cuando ella se estaba bañando, para jalarte una puñeta. Hugo se puso rojo como un tomate de la vergüenza, mientras que yo ignorando eso, me sorprendí de lo dicho por Joaquín.
Pero eso no quedó así, Hugo después de darse otro trago, riéndose le dijo Joaquín. Eso es verdad, lo reconozco, pero a ti como que se te olvidó, las muchas veces que te agarré haciéndote la paja con las pantaletas usadas de Tina. Esa otra revelación de mi hermano mayor me dejó boquiabierta, jamás me había dado cuenta de nada de eso.
No podía creer lo que estaba escuchándolos decir, y en un ataque de risa que me dio, quizás por haber bebido un poco les dije. Por lo visto yo no era la única ociosa, en casa. Mis dos hermanos se me quedaron viendo, mientras yo me moría de la risa, a preguntas de Hugo les dije, que cuando vivíamos con los viejos, yo me asomaba por la ventanilla del baño cuando cualquiera de los dos se bañaba, para verlos desnudos, y al finalizar de decirlo me di un trago.
Tanto Hugo como Joaquín comenzaron a reírse, y fue Joaquín el que preguntó, y bueno cuál de los dos los tenía más grande. Refiriéndose a sus huevos, o a su verga. Yo sin dejar de reírme, les respondí. Que habían pasado tanto tiempo, que apenas me acordaba de estar asomada por la ventanilla del baño.
Hugo por no quedarse atrás dijo, quien va ser sino yo, acuérdate que soy el mayor. Entre ambos comenzaron a discutir, por cual la tenía más grande. Hasta que a mí se me ocurrió, en medio de lo picada que ya estaba, decirles. “Por qué no me las muestran y así yo digo quien la tiene más grande de los dos.”
Por un instante, ellos se quedaron en silencio, y de momento tanto Hugo como Joaquín, no tan solo se bajaron los pantalones frente a mí, sino que se los quitaron por completo.
Mis dos hermanos mayores quedaron completamente desnudos, de la cintura para abajo, mientras que yo me quedé sentada en el sofá de mi sala, observándolos. Lo cierto es que prácticamente eran más o menos muy similares, además estaban ambas vergas estaban medio erectas, digo no estaban completamente erectas, ni dormidas, se encontraban como en un término medio, por lo que lo único que se me ocurrió decirles fue. Para mí es un empate. Y de inmediato les explique porque pensaba eso.
Fue cuando Hugo me dijo. “Basta que me la agarres, para que veas la diferencia entre Joaquín y yo.” Luego pensé que no debí hacerle caso, pero en ese instante, su propuesta me pareció de lo más acertada, por lo que, sin perder tiempo, con mi mano derecha, eché mano de su adormilado miembro, pero en cosa de segundos, entre mis propios dedos, su verga se tonificó de inmediato.
Tomando una mayor proporción, casi de inmediato Joaquín dijo. A ver lo que es igual no es trampa, indicando con eso que, si le había agarrado la verga a Hugo, también era justo que se la agarrase a él, lo que hice de inmediato con mi otra mano, y lo mismo casi por arte de magia su verga tomó un tamaño mayor.
Al final yo me encontraba sentada, agarrando ambas vergas con mis manos, y lo más cumbre de todo, que después de observarlas detenidamente, volví a dar el mismo veredicto, de empate.
Pero ya en ese momento, quizás por lo mucho que había bebido, o el tiempo que no tenía una relación sexual, o por el hecho que ellos dos eran mis hermanos, comencé a sentir una tremenda, y morbosa excitación, un intenso deseo de deseo de no detenerme y dejar que todo fluyera, además esa intensa sensación de calor dentro del interior de mi vulva. Al levantar la mirada, y ver en los rostros de mis hermanos, reflejado el mismo deseo que yo tenía.
Simplemente abrí mi boca y lentamente sacando mi lengua comencé a pasarla de manera alternada sobre los glandes de ellos dos. Por quien sabe cuánto tiempo, me dediqué a ir lamiendo al principio, sus colorados y calientes glandes, para de la misma manera alternada, seguir pasando mi lengua a lo largo y ancho de sus respectivos tallos, incluso hasta llegué a chupar sus testículos.
Ya para esos momentos tanto Hugo como Joaquín se habían terminado de quitar todas sus ropas. Mientras que aun yo permanecía completamente vestida. Lentamente Hugo se fue separando de mi boca, dejando que toda la atención de mis labios y lengua se centrase en el miembro de mi hermano Joaquín. Quien dé pie, frente a mí, disfrutaba intensamente de todo lo que yo le estaba haciendo.
Por un instante me pregunté mentalmente, qué pensaba hacer Hugo, pero de inmediato mi pregunta fue respondida, al sentir sus manos sobre mis pechos, y piernas recostándome sobre el sofá. Hugo sin detenerse y sin decir palabra, separó mis piernas, tras subir mi corta falda y retirar suavemente mis pantaletas, dejando del todo mi peludo coño descubierto ante él.
El que yo aun continuase mamando, completamente la verga de Joaquín me impedía ver qué era lo que mi hermano mayor se disponía hacerme en esos instantes. Algo ansiosa esperaba comenzar a sentir su miembro penetrando mi coño, pero cuando lo que sentí aparte del contacto de sus dedos, fue su boca chupando profundamente todo mi clítoris, y sus dedos introduciéndose dentro de mi vulva. Me volví loca de placer, en mi vida me habían hecho eso por lo menos no de esa manera tan sabrosa.
El sentir su rostro entre mis muslos, mientras su boca me chupaba intensamente todo mi clítoris, mientras que yo como poseída movía mis caderas buscando sentir un mayor placer, hizo que a los pocos minutos yo alcanzara u fabuloso orgasmo, algo que hacía muchísimo tiempo que no había vuelto a sentir, en el mismo momento que seguía chupando, con mayor desesperación la verga de Joaquín, haciendo finalmente que este se viniera dentro de mi boca.
Hugo no se detuvo por eso, continuó pasando su lengua e introduciendo sus dedos dentro de mi mojado y caliente coño, por lo que nuevamente volviera a seguir moviendo mis caderas. Pero en cierto momento Hugo dejó de lamer y chupar mi coño, y de inmediato sentí el sabroso calor de su verga al momento de introducirla dentro de mí.
Yo abrí mucho más mis piernas, a medida que su miembro entraba dentro de mi cuerpo, los gemidos y gritos que di de placer hicieron que Joaquín me tapase ligeramente la boca, pero eso no me importó.
Continué moviendo mis caderas con fuerza y rítmicamente, al mismo tiempo que mi hermano metía y saca todo su miembro de mi caliente coño. Así estuvimos hasta que a mí se me ocurrió pedirle que cambiásemos de posición, por lo que Hugo gustoso se colocó boca arriba recostado sobre el sofá y yo me senté sobre su verga, la que fácilmente volvió a penetrar todo mi coño.
Pero a la vez mis nalgas quedaron al aire, y reparé en ellas cuando sentí que Joaquín me las acariciaba suavemente, al tiempo que fue introduciendo sus dedos llenos de saliva dentro de mi culo. Realmente esa no fue mi intención, pero cuando los dedos de Joaquín comenzaron a entrar y salir de mi culo, al tiempo que Hugo continuaba metiendo y sacando su verga de mi coño, me provocó pedirle a Joaquín que continuase, y en pocos momentos en lugar de sus dedos, era su dura verga la que, aunque de manera algo dolorosa, sabrosamente me la metía por el culo.
Ni en mis fantasías más locas o desenfrenadas había soñado con eso, y mucho menos que fueran mis dos hermanos los que me lo hiciera posible. Hugo no dejaba de repetirme, lo sabrosa que yo estaba, Joaquín por su parte me repetía una y otra vez. “Que culo más sabroso tienes Tina.” mientras que yo entre las muchas barbaridades que dije, y repetí como loca les pedía que me dieran más y más duro.
El calor y contacto de sus cuerpos contra el mío, sin contar como sus vergas me daban tanto placer, hicieron que nuevamente disfrutase de otro salvaje y profundo orgasmo, como nunca había llegado a sentir antes.
Cuando ellos descargaron su semen dentro de mí cuerpo, por un instante temí el poder quedar embarazada de Hugo, pero el temor fue solo momentáneo, ya que me acordé de que el PH de mi vulva es extremadamente alto, en otras palabras, que mi vagina y vulva son muy acidas, y no permiten que se desarrolle ningún embrión, por lo que para salir embarazada debo someterme a un muy costoso tratamiento, y no hay garantía de que pueda quedar embarazada. Por lo que como les dije, el susto solo fue momentáneo.
Cuando tanto Hugo como Joaquín se vistieron y se preparaban para retirarse, yo me quedé del todo desnuda, mientras que ellos dos permanecían completamente callados, les dije que estos encuentros familiares deberían ser más seguidos. Aunque ninguno me respondió nada en ese momento, ya los dos se han comunicado conmigo, pero por separado, pero para vernos a solas. Hugo no quiere que Joaquín se entere, y Joaquín tampoco quiere que Hugo se entere. A mí por mi parte, realmente no me importa, aunque preferiría que nos hubiéramos seguido viendo los tres juntos.
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