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Fantasías / Parodias, Incestos en Familia, Zoofilia Mujer

CONFESIONES Y EXPERIENCIAS INOLVIDABLES EN FAMILIA 1.

Un hombre relata lo que le ocurrió a su familia cuando era apenas un niño y recibieron la visita de unos primos pervertidos y sinverguenzas…
CONFESIONES Y EXPERIENCIAS INOLVIDABLES EN FAMILIA 1.

 

REDACTADO POR SIREMIS.

 

CONFESIÓN 1.

 

Me llamo Omar, por fin, después de tanto esperar, me toca la confesión esta vez. Les voy a contar lo que recuerdo. Todo sucedió por allá a principios de los años 90.

 

LA VISITA DE MIS TERRIBILÍSIMOS PRIMOS.

 

Resulta que cuando mis hermanas y yo éramos niños, y mi hermano un bebé de 1 año (mis hermanas tenían 12 y 9 años de edad y yo 7 y mi mamá 29 y mi papá 30), mis terribles primos, sobrinos picarones de mi papá y recién venidos del campo, llegaron de visita y a quedarse por algunos días (Ellos como de 18 y 19 años de edad en ese entonces).

Mi tío Guille y mi tía Jacinta, padre y madre de esos primos tan bribones, ya le habían advertido a papá y a mamá que ellos eran muy mañosos, ladronzuelos y tremendos, aun así, papá y mamá los alojaron.

Esa tarde en que llegaron esos primitos papá, mamá y ellos estuvieron bebiendo toda la tarde.

Mis primos, mi papá y mi mamá también consumieron marihuana, llenaron toda la pequeñísima casa de humo sin importarles en lo más mínimo la presencia del bebé.

Esos mañosos primitos no dejaban de mirar a la buenota de mamá y de guiñarle el ojo, pues ella estaba vestida muy sensualmente como siempre, con una buena minifaldota que no tapaba nada y un topcito ombliguero de tirantas y escote.

Mamá constantemente se sacaba las tetas frente a ellos con la excusa de tener que amamantar al bebé.

Mis primos tampoco dejaban en paz a mis hermanas, pues al estar sentados abusivamente las montaban en sus piernas y disimuladamente las iban manoseando y alzando los vestiditos, sobre todo a la de 12 años que era bien tetoncita y culoncita.

Como mi papá había acabado de comprar un VHS mis primos quisieron ver unas películas.

Fuimos a la videotienda mi papá, mis hermanas, mis fumadores primos y yo, al atardecer, a alquilar las pelis. Y papá les dejó escoger la cinta a mis primos.

Ellos escogieron una película de acción y una de comedia, pero uno de ellos, muy borracho, empezó a molestar con querer ver al menos una de sexo.

Mi papá, también muy ebrio, les permitió sin problemas llevar una película de esas.

Le preguntaron al señor de la videotienda si tenía películas de zoofilia y dijo que si, y le preguntaron después que si tenía una de porno con niñas y el señor también dijo que si, pero que era más costoso el alquiler de esa clase de videos.

Ellos se enojaron y le alegaron al señor por el precio elevado del alquiler de esas putas películas y este también les contestó con palabrotas.

De todas maneras, calmándose papá, dijo que él pagaba. Y el señor les señaló que entraran a una salita especial donde exhibía ese tipo de material, ahí podrían escoger a su gusto.

A pesar de que el señor que atendía la videotienda recalcó que los niños no podíamos ingresar al cuarto de películas triple X, papá y mis primos nos jalaron con ellos y nos hicieron entrar como si nada, el señor no quiso más problemas y se quedó callado.

Esa salita solo era tapada por unas cortinitas oscuras.

Entramos. Iluminaba un bombillo rojo. Se exhibía una gran cantidad de películas porno.

Uno de mis primos alzó a mi hermana de 9 años y la sentó sobre sus hombros y se le ocurrió decir:

 

 

– ¡Uuff!… ¡Esta salita está muy oscura! ¡Ese bombillito no ilumina nada! ¡Está como para violar aquí a una nenita bien rico!… ¡¿Si o no? primo!… Jejeje…

 

 

Y diciendo eso le dio unas palmaditas en las piernas a mi hermana, la cual seguía sentada sobre sus hombros, como queriendo decir que quería violarla a ella y a mi otra hermana. El otro primo asintió y papá solo rio.

El señor que atendía la videotienda mandó a un ayudante y este entró en donde estábamos y retiró un estante. Abrió una puertecita con unas llaves, ahí tenían las películas prohibidas. El hombre nos dijo:

 

 

– ¡Con confianza, amigos! ¡Sigan y escogen a su gusto!… ¡Que se diviertan escogiendo!… ¡Dios, esto es el cielo!…

 

 

Empezamos a ver las sucias carátulas.

Mis hermanas y yo quedamos impactados al ver semejante cantidad de tetas, chochas, culos, vergas, mamadas y adultos y niñas follando con gente rara y deforme, con vergas extrañas y grandísimas en las portadas de esas sucias películas y en los grandes afiches que decoraban partes de la pared dentro de esa recámara medio oscura.

Nos mareamos, aun así, mis hermanas se rieron como bobas viendo toso eso, pero con picardía infantil ante el sexo, y me transmitieron esa risita pendeja y de malicia.

Mis primos se tocaban sus braguetas mientras observaban.

Después de tanto discutir sobre cuál película llevar escogieron una y nos fuimos a la casa.

Ellos iban felices, molestando y manoseando disimuladamente a mis hermanas y pidiéndole a papá que al otro día los invitara a conocer los puteaderos del centro de la ciudad para romperles el culo a las putas de calle.

Papá les dijo que no porque mamá se enojaría, además no tenía mucho dinero, y ellos descaradamente le contestaron que le dijera a mamá que íbamos a otra parte, y que papá sacara un préstamo.

Fue tanta la insistencia que papá por fin dijo que sí.

Ellos gritaron de la dicha.

Llegamos a la casa.

Mamá le daba teta a mi hermanito bebé. Sin embargo, no entendía yo por qué ella tenía que sacarse juntas tetas si solo tenía que alimentar una boquita.

Mis primos no le quitaban sus ojos de encima.

Vimos la película de acción y la de comedia mientras cenábamos. Mis primos hablaban hasta por las narices, eran muy recocheros.

Las películas normales se acabaron a eso de las 11 de la noche.

Todos nosotros dormíamos en una sola pieza, no teníamos más cuartos, solo una muy pequeña salita, la cocina, un patio delantero y un jardín trasero con arbolitos, éramos muy pobres.

El baño era diminuto y estaba ubicado dentro de la alcoba donde dormíamos, al abrir la puerta se veía totalmente el inodoro desde la habitación.

Obviamente papá y mamá dormían en su cama, y cada uno de nosotros en camas aparte.

Con toda razón el televisor estaba ubicado en esa alcoba y a papá y a mamá les tocó poner un viejo, podrido y pulguiento colchón grande en el tablado del piso de esa misma habitación para que mis primos se acostaran ahí durante los días de su estancia.

Pero antes de ellos acostarse, se mantuvieron sentados en sus sillas para ver la película pornográfica. Estaban que no hallaban porque papá la pusiera, era la más esperada por ellos, se veía que se pasaban sus manos muy constantemente por sus braguetas y no hacían sino hablar de putas, tetas, culos, chochas, vergas, penetraciones, culeadas, semen, cerdas y perversiones, sin importarles en lo más mínimo la presencia de mis hermanas y la mía.

Mamá y papá se quitaron su ropa, papá solo se acostaba en calzoncillos, así que se quitó su camisa y pantalón y se acostó bajo las cobijas.

Mamá se puso de pie sobre la alfombra junto a la cama, se dio la vuelta quedando de espaldas a mis primos, de despojó de su minifalda y de su topcito quedando solo en cucos, y se puso su sexy pijamita de tul transparente.

Mis primos no dejaban de mirar a mamá con ojos de lobos feroces y emitían uno que otro silbidito de elogio.

Mamá sonreía al escuchar los silbiditos y algunas leves y morbosas murmuraciones que se hacían los primitos entre ellos mientras la miraban con ansias.

Mis hermanas también se desnudaron y se pusieron sus pijamitas, pues como eran igual de perezosas a papá prefirieron desvestirse ahí mismo en lugar de ir al baño, ni siquiera se dieron la vuelta como lo hizo mamá.

Mis primos también las miraron con deseo, incluso las piropearon, sobre todo a la mayor que a sus 12 años ya era bien tetona y acuerpadita, al desvestirse para ponerse su pijamita les mostró todas sus tetotas y su ya peludita rajota sin importarle nada. Las dos nenas acostumbraban a dormir sin cucos, solo con la pijamita en forma de vestido blanco puesta.

Ya todos nos habíamos empijamado y acostado en nuestras respectivas camas.

Mis primos aún estaban sentados en las sillas, solo se quitaron sus pantalones y camisas y se pusieron unas pantalonetas que mi papá les prestó. No quisieron ponerse camisetas porque dijeron que sentían mucho calor esa noche. Quedaron con sus torsos desnudos y peludos.

A papá le dio pereza salir en calzoncillos de la cama y poner la película, y mandó a mamá a que lo hiciera.

Mamá, en su sexy y pequeñísima pijamita transparentona de tul, de las que acostumbraban usar las mujeres de esa época, se levantó sonrientemente y sin importar la miradita morbosa que mis primos le lanzaron a sus esculturales tetazas y a su culazo caminó descalza sobre la alfombra y contoneándose pasó frente a mis atrevidos primos.

Obviamente mamá no usaba brasier, sus bamboleantes tetazas se le veían bastante bien a través de la transparencia de la tela, y su culote se le veía forrado en sus pequeños cucos, sus piernotas exhibían la lujuria en persona.

Mamá puso la película, pues todos pensaban que nosotros, los pequeños, ya nos habíamos dormido, sin embargo, estábamos bien despiertos.

Mamá se devolvió a la cama pasando coquetamente frente a la visita, a ellos se les notaba la intención de meterle mano, sin embargo, no lo hicieron.

Mamá se subió a la cama, se empezó a frotar una cremita en las piernotas, las estiraba para expandir la cremita. Mis primos la miraban fijamente. Luego se sentó en una posición parecido a la de flor de loto, se sacó juntas tetotas con el fin de poner a amamantar al pequeño Sebas mientras veía la cochina película.

Mientras en la pantalla del televisor salían los innumerables logotipos de productoras porno mis terribles primitos se entretuvieron mirando las tetas de mamá. Papá se daba cuenta de eso, pero no decía nada.

Tan pronto mamá se sacó las tetas se las oprimió con fuerza con sus dos manos y dejó salir a presión tremendos chorritos de leche materna que fueron a impactar los hombros y pechos de mis primos, todos rieron, ella les pidió perdón, mis primos le dijeron que no era nada y se llevaron esa leche a sus bocas, la saborearon con delicia.

Luego mamá, muy sonriente, le puso uno de sus gruesos y ricos pezones en la boca al bebé y este empezó a chupar.

Mis morbosos primos no dejaban de mirarle las tetas con cara de pervertidos.

Inició la película con una estimulante musiquita instrumental y una serie de escenas terriblemente rápidas e impactantes que mostraban resumidamente lo que esta iba a presentar durante sus aproximadas dos horas de duración.

Nuestros ojos no podían creer esas imágenes. Me pareció ver monstruos y bestias en ellas.

Rápidamente inició la primera escena, esta fue de sexo normal, hombre y mujer.

La escena empezó con fuertes besos, manoseadas y caricias.

Mi corazón se aceleró cuando el actor y la actriz, una mona despampanante muy bonita, pero con aspecto de puta mamadora, se desnudaron.

Nunca había visto unas tetotas así de grandes, solo las de mi mamá cuando amamantaba al pequeño Sebas.

Mis pulsaciones se aceleraron más cuando vi que la actriz le corría el prepucio al sujeto y lo empezaba a pajear.

Casi vomito cuando vi que la actriz le chupaba la verga al actor, ¡Guácala! ¡Le estaba chupando por donde orina! ¡Qué asco!… y mucho más asco me dio cuando él la penetró por la raja y el culo y luego se lo metía por la boca haciéndole probar su propio culo.

Mis primos, mi mamá y mi papá comentaban la película con mucha excitación y morbo. Sobre todo mis primos, que eran muy groseros y morbosos.

Seguidamente llegó la “hijita” de la actriz, una niñita de unos 10 años que dentro de la película hacía el papel de la hija del personaje que interpretaba la actriz y empezó a chuparle la pinga al sujeto y a darle cuquita y culito de una manera brutal, la nenita era sumamente putita, incluso más que la actriz adulta, se veía que la niñita lo disfrutaba de verdad.

Preciso en esos momentos mi hermana mayor se levantó para ir al baño.

Mis primos morbosearon a mi hermana diciéndole que se quitara la pijamita y que les mostrara las tetas otra vez ya que estaba haciendo calor, y mi mamá se alteró un poco al verla despierta y levantándose de su cama.

Mis atrevidos primos nalguearon a mi hermana cuando esta pasó frente a ellos, incluso uno de esos hampones hizo un movimiento con su mano para levantarle la pijamita, pero ella rápidamente puso la mano sobre ella y evitó que se le levantara.

Mamá sugirió pausar rápido la película mientras mi hermana rondaba por ahí, pero papá y los primos le dijeron que no importaba, que ella solo iba al baño, una niña no le iba a poner atención a una película de porno si solo a una de dibujitos animados y que de seguro se acostaría a seguir durmiendo, además añadieron que la nenita también tendría que saber sobre sexo algún día.

No pararon la película, mi hermana entró al sanitario que estaba ubicado dentro de la alcoba y no cerró la puerta, se paró dándole la espalda al inodoro, o sea, quedando de frente a nosotros, se subió la pijamita, y como no llevaba sus cucos nos dejó ver toda su peluda raja, luego se sentó en el inodoro, y de su linda y provocativa chochota soltó un buen chorro de orines.

Mis primos, que seguían sentados en sus sillas, exhibiendo una erección terrible dentro de sus pantalonetas y poniendo una cobija sobre ellos con el fin de tapar esas increíbles parolas, miraban a mi hermana desde ahí como si se le fueran a comer la panocha con la mirada.

Los muy pillos empezaron a realizar ciertos movimientos misteriosos y disimulados bajo la cobija.

Yo notaba esas llamativas vibraciones por encima de su cobija y supe que los muy atrevidos se estaban pajeando.

Ellos mantenían un ojo sobre la panocha de mi hermanita en el baño y el otro en la pantalla del televisor.

Mi hermana terminó de orinar en el baño, se bajó su pijama y volvió. Los primos volvieron a nalguearla y a decirle cosas apenas pasó frente a ellos, y se acostó en su camita, pero la muy zorrita no dejaba de mirar la depravada película.

El actor se vino sobre la cara de juntas actrices, de la adulta y de la niña, dejándolas embadurnadas de leche.

La siguiente escena fue una orgía entre hombres, ancianos, mujeres, niñas de unos 12 años y travestis. Me dio mucho asco. Era todos contra todos y por todos los huecos. No perdonaron ni a las niñas, que eran de la misma edad que mi hermana mayor.

Papá, mamá y mis primos elogiaban las escenas diciendo que eran de lo mejor en cine para adultos.

Ya mamá había terminado de darle teta al bebé Sebas y lo había acostado a un lado de la cama. No obstante, seguía con las tetas afuera botando leche.

Mis primos la miraban, pues parecía una puta sentada en esa posición y con las tetas afuera. Pronto ella se metió una mano en su entrepierna, entre sus cucos y se comenzó a dedear.

Cuando se dio cuenta que papá le hacía señas para que se tapara, y no le mostrara tanto a mis primos, al menos se metió entre las cobijas cubriéndose con ellas y se siguió dando dedito.

La segunda escena de esa película fue un verdadero asco, pero peor la que vino después. Se trataba de unos hermafroditas que se metían un tubito parecido al de los esferos por el orificio de sus vergas mientras que unos enanos y enanas les metían tremendos dildos por sus cucas. Luego llegaron unas niñas de unos 9 años, hermosas todas, y empezaban a pajear y a mamar las vergas de todos esos hermafroditas y enanos y a tener toda clase de sexo con ellos, incluso sexo anal, se veían felices de hacer todas esas cerdadas.

Mi hermana de 9 años se levantó de su cama y también fue a orinar al baño, mis primos miraban a su pequeña primita con ansias.

 

 

– ¡La primita Paolita también está muy rica! ¡Mamasota!…

 

– ¡Me gustan juntas primitas, la Jennycita y la Paolita!… ¡Provoca darles su buena ración de leche!…

 

 

Mientras mis primos morboseaban a su primita chiquita a mi papá eso no le importaba porque estaba muy atento a la película.

A papá también se le veían extraños movimientos bajo la cobija viendo con total atención la película, mejor dicho, ya se estaba pajeando al ver esos extraños personajes de la cinta hacer esas cosas tan raras.

Mi hermana acabó de hacer lo que estaba haciendo y volvió a su camita. Mi hermana mayor ya se estaba tocando las tetas por encima de su pijamita y se estaba tocando su cuca, eso se notaba a simple vista, aunque estuviera arropada, la nena se veía muy excitada al ver esas sucias y degeneradas imágenes e incluso soltaba uno que otro rico gemidito.

La escena terminó con las menores chupando muy a gusto las vergas tanto de hermafroditas como de enanos y sacándoles la leche con sus pequeñas, viciosillas y mamadoras boquitas de putitas pervertidas.

Vino la siguiente escena y esta era aún peor, puras escenas de zoofilia.

Todos en familia se emocionaron aún más.  Se notaba que mamá ya estaba pajeando a papá con una mano bajo las cobijas a la vez que ella continuaba con su dedeada de chocha con su otra mano. Mamá no dejaba de decir que esa película era excelente y que le encantaba enormemente y sugirió hacernos los locos y no devolverla al videoclub, mejor dicho, quedarnos con ella, robarla.

En la escena una muchachita, de unos 9 años, se la chupaba con muchísimas ganas a un perro en la tele y se tomaba todo ese líquido que echaba. Mamá decía lo siguiente totalmente excitada con esas escenas:

 

 

– ¡Tómatela toda, pequeña putita!… ¡No desperdicies nada, perrita!… ¡No dejes caer ni una sola gota, malparidita!… ¡Deja seco a ese perro, perrita!

 

 

Mis primos, al escuchar semejantes frases, y por molestar, le preguntaban a mamá si ella sería capaz de hacer algo así, ella, riendo, dijo que ni lo soñaran.

Yo, a pesar de ser tan niño, y de darme asco esa degenerada película, ya tenía la verga parada.

Mis pajuelos primos, al darse cuenta de que yo estaba despierto, de que miraba la película y de que me tocaba a cada rato el pipí bajo la cobija me decían que no me sintiera mal, que eso era natural, que no me preocupara, que ellos también se estaban pajeando y que eso los definía como machos.

Uno de ellos dijo que la niña de la película se parecía a mi hermana menor y mamá y papá se rieron y apoyaron esa idea, en verdad era muy parecida esa zorrita y a partir de ahí me seguí imaginando que esa putita era mi hermana y más fuerzas me dio para hacerme la paja.

Después de un rato, mamá se había metido toda entre las cobijas, y se notaba entre ellas que le estaba haciendo una excelente mamada a papá el cual se veía con cara de extasiado, cerrando sus ojos, poniendo su cabeza hacia atrás y sacando su lengua de lado, se le veía una baba salir de su bocaza.

 

 

– ¡Wow! ¡La tía ya le está haciendo una buena mamada a tío!…

 

– ¡Qué rico! ¡Es que no es para menos!… ¡Y la tía está más buena! ¡Mamasota rica! ¡Qué tetotas tiene!

 

– ¡Está como para hacerle sus cositas!… Jejejeje… ¡Y a las primitas también! ¡Ricuritas!…

 

 

Aprovechando ese estado de inconsciencia de mi papá y la ocupación de mamá, cada primo llamó a cada primita haciéndole una seña silenciosa y estas, haciéndoles caso, rápidamente se fueron a sentar a sus piernas, cada una sobre cada primo, y ellos empezaron a besarlas en las bocas, también les tocaban poco a poco y muy suavemente las piernas levantándoles un poco sus falditas de pijama.

Vinieron más escenas de poderosa zoofilia, casi todas ellas con niñas, perros, cerdos y caballos.

La última escena de la película fue realmente asquerosa, repugnante hasta la médula.

Tuve que levantarme para ir vomitar al baño, pues había salido una niña de unos 11 años y una mujer que la maltrataba y la obligaba a ayudarle a chuparle la vergota a un caballo. El caballo se corrió abundantemente en sus caras, era como si hubieran abierto una llave de agua sobre sus rostros y el semen del animal fuera el agua, ellas se tomaron gran cantidad de su leche demostrando un gusto insano e inexplicable, incluso decían en buen español mexicano las locas palabras: ¡Rico!… ¡Delicioso!…

Por si eso fuera poco, cuando volví a acostarme, vi la escena en que la adulta obligó a la niña a meterle la mano por el ano de un caballo, y la niña contenta obedecía y le sacaba la mierda. Luego tenía que lamer esa porquería y poner su cara en el ano del animal para que este se le cagara encima directamente.

Finalmente empezaron a comer entre juntas esa mierda y nuevamente se escucharon sus dementes palabras: ¡Rico!… ¡Delicioso!… ¡Quiero más!… ¡Dame más mierda!… Entre ellas se lamieron sus caras, se besaban con sus lenguas llenas de porquería y se comían la mierda.

Papá ya le hacía el amor a mamá disimuladamente bajo las cobijas y mis primos ya habían desnudado a mis hermanas, solamente fue quitarles la pijamita ya que no tenían calzones puestos, y les chupaban y tocaban de todo.

Ellos ya se habían despojado de sus pantalonetas y calzoncillos y mis hermanas les hacían la paja.

Se acabó esa última escena zoofílica de la película y siguieron unas de coprofilia, inmundas, la verdad. Me revolvieron el estómago, no sé cómo puede existir gente que haga eso y que lo vea.

Mujeres adultas y niñas se tomaban la espumosa y amarillenta orina de sus hombres, y hombres que se cagaban en las caras de ellas y las muy putillas, muy contentas, se comían toda esa mierda y demostraban ante la cámara abriendo sus bocas que se pasaban cada bocado exhibiendo gusto y entusiasmo.

No me explico cómo podía ser posible eso, no entiendo cómo no vomitaban si no más el olor debía ser fatal.

Mis terribilísimos primos dedeaban las cucas de mis hermanas y se las lamían, luego las pusieron a chuparles sus vergas muy descaradamente.

Papá y mamá mientras tanto se desfogaban sexualmente ya sin disimular los muy sinvergüenzas. Mamá gemía y gritaba sin impedimentos.

Mis primos volvieron a lamer las cucas de mis hermanitas y a mordisquear sus clítoris, escupieron esas vulvas, y las penetraron. Luego las pusieron a mamar de nuevo, todo eso lo hacían ya sin cubrirse y sin intentar taparse.

Yo no era tonto, los miraba y me tocaba el pipí, aunque tuviera solo 7 años sentía placer voyerista y no iba a desperdiciar la oportunidad de ver todo ese espectáculo sexual.

Cuando papá y mamá terminaron de hacer el amor y mientras se recuperaban de ese tremendo orgasmo, mis primos rápidamente eyacularon en las bocas de mis hermanas, luego las mandaron desnudas a sus camas dándoles una sonora nalgada a las putitas. Ellas se metieron inmediatamente bajo sus cobijas, se veían felices.

Mis abusivos primitos me señaban poniéndose sus dedos índices en sus labios que hiciera silencio, que no fuera a decirle nada a mis papás, que no fuera a irme de sapo, querían que les guardara el secretito, aunque ellos fueran bien terribles y sinverguenzas.

Les sonreí y les guardé el secretito. No dije nada, me seguí pajeándo.

Ellos se limpiaron sus vergas con las pijamitas de mis putitas hermanas y sin importar que mi mamá y mi papá ya estaban en sus cabales y observándolos, les lanzaron por el aire las pijamitas untadas de semen a mis hermanas.

Mis hermanas se limpiaban el semen que les escurría por las comisuras de sus labios con sus manitas de manera disimulada, esos cretinos se habían corrido dentro de sus boquitas y gargantas.

Las niñas se acostaron así, completamente desnudas, y siguieron viendo la pelí al igual que los demás.

Las cagadas en las caras de las nenitas y de las mujeres de la película continuaron a diestra y siniestra, y tanto mis primos como mi papá y mi mamá seguían elogiando esa película tan genial, decían que era la mejor que habían visto en sus putas vidas y que esas viejas y culicagadas eran muy cochinas, pero que entre más cochinas y cerdas fueran muchísimo mejor.

Por fin se acabó esa porquería de película.

Papá, muerto de la pereza, como siempre, mandó a mamá a sacar la cinta y a apagar el VHS.

Ella muy sumisamente, se quitó la cobija, vio que los primitos la miraban desnuda a la vez que se pajeaban ya sin ninguna cobija que los tapara, muy descaradamente, y creyéndose aún muy santa y decentica se puso su pijamita transparente que en realidad no tapaba nada, se levantó y fue a hacer lo que papá le dijo.

Papá quedó dormido “automáticamente” y mientras mamá apagaba el televisor mis primos se levantaron amenazándola con sus vergotas bien paradotas y empezaron a acosar a la puta dándole unas nalgadas, unos besitos en su cuello y unos agarroncitos a sus tetas por entre su sutil y efímera pijamita.

Ella riendo les decía que no molestaran, pero se agarró con sus manos la parte baja de su pijamita y con un rápido y extraño movimiento femenino se la jaló hacia arriba y quedó totalmente desnuda ante ellos, obviamente no tenía ni calzones puestos por haber estado haciendo el amor con papá.

La puta de mamá les agarró las vergas y los terribilísimos primitos se aferraron cada uno a cada tetota y empezaron a chuparle esos pezones y a sacarles lechecita materna, la cual se les salía por las comisuras de sus labios.

Mamá soltó una de esas durísimas vergotas, estiró su brazo al interruptor del bombillo y apagó la luz. Todo quedó sumamente oscuro. ¡Jueputa vida! ¡No pude ver más! Sin embargo, se escuchaban unas risitas, unas palmadas, unos besitos y unas palabras de mamá que les decía que no fueran cansones, que no le chuparan las tetas, que no le tocaran ahí abajo, que le sacaran los deditos de la raja y del culo,             que ella era una mujer decente y de principios morales sólidos y no una puta, y que mejor se fueran a dormir porque de pronto su marido se despertaba y los pillaba.

Luego escuché unos chupeteos, como cuando el bebé chupa teta, unos gemiditos, unos grititos y el sonido de saltos impetuosos, de seguro mamá los estaba montando.

Yo llamaba a mamá, pero la perra no me contestaba, a veces, ella solo me callaba con un sonoro ¡Sssshhh!…

Al menos me imaginaba las escenas entre ellos escuchando los sonidos y lo que decían y me pajeaba como mico.

El bebé se despertó, lloraba y lloraba, pero mamá por estar follando con los primitos no lo atendía, prefería seguir de puta de los degenerados primitos de papá y darles la lechecita que le pertenecía al bebé Sebas a esos granujas.

El bebé siguió llorando por mucho tiempo y mamá y mis primos cada vez reían, hablaban, gemían y hacían ruidos sexuales cada vez más descarados y sonoros, incluso mamá ya estaba gritando y sus gritos se mezclaban con el llanto del bebé Sebas.

No supe más, aunque los lloriqueos del bebé y los gritos de mamá y sus gemidos eran fastidiosos finalmente me agarró el sueño y me dormí.

Al otro día, los adultos ya estaban de pie hablando en la cocina y en la pequeñísima salita.

Suponían que nosotros los pequeños aún dormíamos, aunque por lo menos yo estaba despierto y escuchaba que ellos hablaban sobre la película porno.

Decían que fue muy buena idea haber alquilado esa película, y que fue estupenda, no querían devolverla al videoclub, se la pensaban robar y sacarles copias.

Mis primos y mi mamá no decían nada directamente sobre lo que hicieron cuando el cornudo e imbécil de papá se quedó profundamente dormido, solo se echaban frases indirectas que mi papá no entendía. Yo si las entendía a pesar de tener apenas 7 añitos de edad, es que soy demasiado inteligente.

Si acaso tengo tiempo y buena cantidad de visualizaciones y comentarios podría seguir confesando lo que pasó después, por lo pronto esto es EL FIN.

 

FIN.

 

REDACTADO POR SIREMIS.    

22 Lecturas/6 diciembre, 2025/0 Comentarios/por siremis
Etiquetas: amigos, confesiones, hermana, hermanita, hermano, mayor, primos, sexo
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