Control y amor 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Crusnik.
Jorge estaba preocupado por su madre Jessica, salía con cualquier imbécil todos los fines de semana.
Su expontaneidad, alegría y soltura para ver la vida.
Jessica tiene 42 años, a diferencia de su hermana tiene la tez más clara, cabello muy lacio y largo de color castaño muy oscuro, es poco más alta que Beatriz y con algunos kilitos de más, lo cual se proporciona en su generoso busto y caderas amplias.
A diferencia de su recatada hermana, ella siempre fue más liberal, extrovertida y asertiva.
Las órdenes que había colocado en el mensaje subliminal era que su madre se entregue por completo a él e hiciera todo lo que le ordenara.
Fue de Jorge el usar la app para que sus respectivas madres se enamoren de los chicos.
Ambos deseaban a sus madres y querían hacerlas felices llegando al punto de enamorarse de ellas.
En el mismo instante que Beatriz y Jorge empezaron con su romance.
Jorge recogía a Jessica de su trabajo, la subió al coche y ella le pidió:
– Amor, por favor quítame los zapatos.
Jorge se agachó.
La posición daba una vista mucho mejor de sus piernas y sus muslos.
Al sentir las manos de su hijo acariciando sus tobillos, ella levantó su pie izquierdo a la boca de su hijo.
Con manos temblorosas, él sostuvo su sexy y pequeño pie, y le dio un casto beso a la punta de los dedos.
Su madre se rió aniñadamente, y levantó el otro pie.
– — Mamá, me deseas y lo sabes Tanto como yo a ti —.
Alargó una mano para tocarle un pecho, un hilillo de saliva le caía por la comisura de la boca.
Mientras Jorge conducía, su madre conducía su mano por la entrepierna de su hijo sintiendo la erección de su hijo.
Todo lo que pudo hacer fue congelarse en donde estaba, y empezar a rezar.
Para evitar un accidente detuvo el vehículo.
Al ver un hotel cercano su madre le dijo:
– Awwww – Jessica susurró— ¿el bebito está durito por su mamita? ¿El hombrecito de mamá está caliente y perturbado por los pies de mamá?
– Amor, estoy muy caliente.
No me aguanto.
Quiero poseerte.
– Pero claro, el hombrecito de mamá ya no es tan pequeño, ¿verdad?
Al entrar a una habitación, ella posó su pie sobre su pene.
Jorge se inclinó y le dio un ardiente beso.
Todo lo que ella pudo hacer fue mirarlo fijamente.
La espalda de Jessica onduló con anticipación.
– Bueno, no te preocupes bebé.
Mami va a enseñarle a su hijo como se hace.
Con una risita depredadora lo besó de nuevo, metiendo la lengua en su boca.
Despacio, Jorge respondió, y pronto estaban enlazados en un intenso combate lingual.
Jorge rompió el beso eventualmente, dejando a su madre jadeante y murmurando pidiendo más.
– – Mami tiene algo más que mostrarte.
Con eso, la mamá de Jorge se inclinó y en un solo movimiento se quito su playera.
Sus redondas tetitas se sacudieron levemente tras ser liberadas, unos pezones rojos llenaron la visión del chico.
Sin una palabra se clavó en ellos, y Jessica dio una boqueada de deleite cuando la boca de Jorge se cerró alrededor de su pezón.
– Mmmmmm —empezó a ondular sus caderas— ¡Eso está realmente bien! El hombrecito de mamá está aprendiendo todo por sí mismo.
Una mano sostuvo la cabeza en su teta mientras la otra se extendió para desabrochar la rasgada falda.
Sus propias manos estaban temblorosas, le tomó un momento desabrocharla, pero una vez hecho, se levantó, apartando a Jorge lejos de su seno.
Él solo pudo gemir una protesta.
Frente a él, como una celestial visión dorada, Jessica puso sus manos en sus esbeltas caderas y esbozó la sonrisa salvaje que había estado guardando para este momento en particular.
– Besas realmente bien, cariño.
¿Por qué no bajas y besas el coño de mami?
Sin otra palabra, Jorge estaba de rodillas, con la cabeza firmemente plantada entre sus muslos, y la lengua ávidamente cavando en los misterios del delicioso coño de su madre que se iba en jugos.
Jessica lo tumbó a la cama y empezó con su mamada.
El chico se deshacía de placer cada vez que notaba la húmeda lengua de su madre pasando con suavidad sobre su sensible frenillo, mamando desde los huevos, el glande y la punta del pene para beber los jugos preseminales.
Al chico le temblaron un poco las manos al sentir la ágil lengua de su madre lamiendo con la máxima diligencia sus testículos
El chico estaba extasiado de placer, pero deseando penetrar a su lamedora, abría la bolsita de plástico en la que venía el preservativo, para apuntarla sobre la rosada cabeza de su polla con lo que ponerse el preservativo fue una misión en la que invirtió más tiempo de lo que había imaginado.
Aun así Jorge no se quejó por aquello ya que el sentir como sus bolas eran lamidas por la lengua experta de su madre.
Era una autentica gozada.
Jorge acarició su verga por encima del fino condón de látex para probar su sensibilidad, estaba seguro que en cuanto lo metiese en el caliente interior de su madre iba a disfrutar mucho.
– Ponte en cuatro patas, expón ese culazo que tienes- dijo el chico y Jessica rápidamente dejó de lamer los testículos del muchacho para alzar su trasero todo lo que la fue posible.
Jorge se acercó y pegó su verga sobre el trasero de la mujer, moviéndose lentamente, para que su polla recorriese desde el sexo de Jessica hasta su ano, ano que el chico no pudo resistirse a ver y separar con fuerza las nalgas de su madre para encontrarse con el pequeño agujero trasero de la mujer.
La erección del muchacho se volvió aún más intensa cuando vio aquel pequeño orificio.
No tardó en imaginarse lo delicioso que sería penetrarlo, aun así Jorge prefirió comenzar a introducir suavemente su verga en el sexo de su madre; era demasiado arriesgado penetrarla por detrás y dejarla dañada a la mañana siguiente.
El chico se sintió en la gloria cuando las húmedas y calientes paredes vaginales de Jessica aprisionaron su verga con fuerza, lo que le hizo jadear de gusto.
Jorge se sintió tan bien que no pudo evitar dejarse caer un poco para que sus pectorales se apoyaran sobre la espalda de su madre y con su mano derecha comenzó a palpar los suaves pechos de la mujer.
Su madre movía sus caderas mientras jadeaba para provocar mayor placer.
Al muchacho le gustaba mucho hacer que su madre soltase gemidos, sabía que estaba disfrutando.
Jorge continuó penetrando aquella apretada vagina con fuerza.
Pese a que estaba recibiendo unas sensaciones de lo más placenteras el chico no quiso dejar desatendido el ano de su madre y comenzó a jugar con él; lo primero que hizo fue escupir sobre él para mediante sus dedos tratar de penetrarlo, cosa que le pareció muy sencillo, ya que su dedos índice fue tragado sin apenas estimular el agujero trasero de su madre.
Curioso, por saber hasta dónde llegaba la elasticidad del trasero de Jessica, el chico volvió a escupir para un momento después penetrar con dos dedos, observando maravillado como entraban también sin dificultad.
El verse penetrando el trasero de Jessica con aquella facilidad hizo que las penetraciones vaginales fuesen poco a poco haciéndose más suaves, ya que su atención estaban en el flexible ano de la mujer, que después de un rato estimulándolo llegó a tragar sin dificultad los cuatro dedos de su hijo.
– Lo siento mami, pero creo que me merezco correrme dentro en mi primera vez- dijo el chico sacando su polla del sexo de su madre y retirando el preservativo para dejar respirar a su verga, cubierta de líquido preseminal- ¡ven acá!- ordenó el chico agarrando la melena de su madre y tirando de ella con suavidad.
La mujer, que estaba totalmente entregada, se dejó llevar y gateó hacia atrás hasta que sus rodillas quedaron al borde de la cama.
Jorge al verla así, que era como quería dejarla, se bajó de la cama y se colocó detrás del trasero de su madre, con su polla en su máxima erección dispuesto a dejar aquel culo lleno de su esperma.
Jorge observó como el agujero que tanto se había esmerado en dilatar se iba poco a poco cerrando, pero aquello no le importó, al contrario, dejó que se cerrase un poco más para ser él mismo con su verga el que se encargase de abrirlo de nuevo para su placer.
Antes de penetrar de nuevo, el chico soltó un nuevo escupitajo sobre el ano de su madre para después apuntar la rosada cabeza de su polla sobre él y empujarla suavemente, sintiendo una agradable presión, algo más potente que la que había sentido al penetrar su sexo logrando el muchacho sentir su pubis sobre las suaves y duras nalgas de su madre, y sus testículos prácticamente rozando el sexo de la penetrada.
Después de recrearse con aquella placentera presión, el muchacho comenzó a mover sus caderas suavemente en busca de su orgasmo, con el objetivo y deseo de poder eyacular en el interior de Jessica.
Su madre apretaba más fuerte su culo para dar a su hijo el máximo placer.
Comenzaron a sudar satisfechos de poder estar penetrando con tanta intensidad durante tanto tiempo.
– ¡Me corro!- dijo el chico alzando la vista- ¡Aprieta el culo con todas tus fuerzas!- nada más pronunció la orden sintió como su verga era aprisionada aún con más fuerza de la que su madre había empleado hasta aquel momento.
Un par de envestidas más el muchacho soltó violentos chorros de esperma, cada uno menos violento que el anterior.
Jorge se dejó caer de nuevo sobre la espalda de Jessica mientras agarraba los pechos de la penetrada, sintiendo como su cuerpo se convulsionaba y sus piernas flojeaban por el placer que estaba sintiendo.
El muchacho, que se negaba a que aquella noche terminase se tumbó en la cama y ordenó a su madre que limpiase su verga con la lengua.
Después la dejó tumbada sobre la cama.
El muchacho se tumbó a su lado, muy satisfecho de cómo había ido aquella noche, pero seguía sobándole los labios vaginales.
– Sí cariño, sí.
¡Sigue dándole gustito a mamá!
Los suspiros se oían ya perfectamente.
Jorge sobaba el cuerpo cubierto de sudor y fluidos de su madre, concentrándose en sus pechos.
– Soy muy ardiente, necesito un hombre desde hace semanas y a mí pajearme no me llena.
Jessica respiró fuerte, como si se sorprendiera, y agarrándosela se inclina hacia él y le dice:
– No te preocupes.
Esto lo vas a recordar toda la vida, y con cariño.
Encendió el televisor en un canal porno y se pusieron a recrear las escenas de la película.
Se puso a horcajadas encima de él tocándola y acariciándola, mientras veía como se relamía e inclinaba su cabeza empezando a chupar.
Su cabeza subía y bajaba, era demasiado y a los pocos minutos le avisó que se corría.
Ella apartó la boca y apretando la base de la polla me cortó la corrida.
– Esta es una forma de que cuando a punto de correrte puedas cortarla y seguir follando, cariño.
Acabas de recibir la primera clase y ahora vas por la segunda.
La mujer se abrió de piernas y agregó:
– Ven, aprécialo.
Mira, esto es el clítoris.
Es lo que da placer a la mujer, acarícialo suavemente.
Lo acariciaba notando como se estiraba, como un gato satisfecho, y mirándola a la cara le tocaba el chochito.
Estaba muy excitada.
Acercó su boca y empezó a saborear ese coñito tan cálido y mojado, tan sabroso y que tanto le ponía.
La empezó a acariciar, frotar y lamer todo junto y cuando quiso levantar la cabeza le agarró con las dos manos por el pelo y lo empujó hacia ella al tiempo que suspiraba y lanzaba grititos:
– ¡Sí mi amor, así sigue que me haces muy feliz! ¡Sigue, cariño, no pares! ¡Dale a mami todo lo que llevas guardando tanto tiempo!
Jessica tenía un orgasmo intenso, tenía como ataques epilépticos y separándose de ella puso una mano en su entrepierna pidiendo que la dejara, que lo tenía muy sensible y necesitaba descansar.
El morbo de follarse a su madre ¡era increíble! nunca pensó que fuera posible esa sensación maravillosa y por lo que vio a ella debía de pasarle algo parecido.
Movía las caderas, suspiraba, le rodeaba con sus piernas y soltaba unos grititos que lo enloquecían hasta que llegó el momento de echarle toda la lechada dentro.
Se corrió como nunca y ella soltó sus jugos también.
La agarró y la puso a su lado mientras recuperaba el resuello, y ladeándose le dio la espalda.
La miró y se dio cuenta que tenía ese maravilloso culo a escasos centímetros de su mano.
No pudo contenerse.
Le rozó y acarició las nalgas.
Su madre ronroneaba como una gatita y se estiraba en la cama.
– – Mami.
– dijo susurrando con voz mimosa.
-¿Qué cariño, qué te apetece ahora? -responde con una sonrisa- ¿Que desea mi niño de su mamita?
Poco a poco sin dejar de acariciarle las nalgas notó como iba poniendo el culo en pompa.
La cogió de las caderas y poniéndola a lo perrito la empezó a lubricar.
Ella notaba placer y cuanto más mejor.
Su culo, sus huevos apoyados en sus nalgas y su mano trabajándose el clítoris.
Jessica aullaba de gusto, se corría una y otra vez.
Ese dolor que sentía tan grande, al convertirse en placer era algo que ella no había experimentado jamás y le estaba dando una gran culeada.
Notó que se venía y comenzó a azotarle el culo y enterrarla cada vez más profundo.
Ese placer la destrozó, se corrió y tirándose encima de la cama con brazos y piernas en cruz le suplicaba que se corriese de una vez.
Luego de descansar y bajar la calentura se bañaron y se fueron a su casa.
De ahora en adelante madre e hijos compartirían la cama, la cual sería su ring de amantes.
Pasado unas semanas Jorge y Julio intercambiaron experiencias.
Julio le dijo que había hecho que su madre se corte el cabello hasta la altura de su nuca para poder besarla, mientras que a Jorge le gustaba que su madre use una cola de caballo o se haga dos trenzas para poder penetrarla de perrito mientras la hala del cabello.
De esta manera surgió la idea de intercambiar de amantes.
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