Creo que esta seria la II parte de suegros lujuriosos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esta vez tratare de relatar algo que me paso por meterme donde no me llaman.
Bien, había llegado a visitar a mis hijos donde mi ex mujer, de quien me separe yace algún tiempo pero con quien mantengo una muy buena relación. Somos padres de tres hijos, dos hembras y un varón quien es el mayor.
Como decía llegue a casa de Mónica sin avisar, ella tiene una pequeña tienda de abarrotes y como tal casi siempre esta atendiendo su negocio. Es una mujer emprendedora que siempre ha luchado por su independencia, esta soltera según se y vive dedicada a la crianza de nuestros hijos junto conmigo por supuesto, pues no la dejado sola en la tetánica tarea.
Me extraño que la puerta principal estuviera cerrada. Día de vacación – pensé mientras revisaba y veía que la puerta que da al patio estaba abierta, por lo que decidí entrar como muchas veces antes lo había hecho. Era mi casa – decía mi ex mujer -, total acá no hay nada que esconder.
Nomas caminar por el pequeño jardín que lleva al sector de los baños escuche los típicos ruidos cuando se tiene sexo y las voces apagadas como queriendo ocultar algo que debería ser natural pienso yo. Me detuve, es mi ex no mi mujer y tiene derecho a su vida privada – pensé -.
Pero con quien estará cogiendo, será un conocido mío. Quiero decir que me gano la curiosidad, quise ver a Monica en acción. Sabía lo sabrosa y exigente que es en cuanto a sexo, menudas locuras habíamos hecho cuando estuvimos juntos y aun ahora, de vez en cuando echábamos uno que otro polvo, eso si, sin compromiso.
Al llegar a una esquina de la casa desde donde pensé ver mi show gratis, quede petrificado. Mi ex estaba sobre alguien cabalgándolo a todo galope con la verga por el culo mientras mamaba otra buena polla que no era otra que la de Don Oscar, aquel señor que una vez fue mi suegro y a quien dábamos donde dormir en nuestra casa y que una vez sorprendimos masturbándose mientras cogíamos.
Estaban en un colchón que habían sacado al patio, Monica estaba de espaldas a mi por lo que con su cuerpo cubría a quien estaba bajo de ella dándole verga por ese agujerito que yo sabia era de lo mas apretado. Ella era una diosa cabalgando, sus blancas y anchas caderas se dejaban caer sobre una verga de regular tamaño, su boca y manos las utilizaba para dar placer a ese mástil que era la tranca de su papa.
Se podía adivinar que Don Oscar estaba echando el polvo de su vida, su blanco cuerpo desnudo parecía presa del más perverso de los placeres, había colocado una de sus grandes manos sobre la cabeza de su hija para marcarle el ritmo mientras bufaba de placer, Monica y el otro sujeto parecían a punto de alcanzar el orgasmo.
Los gritos contenidos de ambos se incrementaron, el sujeto de abajo culeaba tratando de enterrarle hasta el ultimo centímetro de palo a mi ex, Monica ahora enloquecida movía sus caderas en un rítmico meneo que yo sabia solía hacer cuando acababa. Su padre se contorsionaba hacia atrás como buscando fuerzas para lograr lo que sus compañeros de sexo estaban a punto de lograr.
Creo que olvidaron donde estaban o que hacían porque los sus gemidos se escucharon hasta la calle, al menos eso pienso yo. Fue tanta la emoción que Monica tuvo que soltar la verga que le servía de teta para tirarse sobre el pecho de quien la estaba haciendo feliz, Don Oscar continuo masturbándose igual que yo quien a su vez ya había sacado mi instrumento para sacarle la leche a mis huevos excitados de ver aquella escena donde la mujer que tanto placer me había dado hoy era cogida por otros.
El fulano responsable del orgasmo de Monica se levanto, no me era conocido. Así desnudo como estaba fue a sentarse a una silla y como si esperase que el la función continuara empezó a jalarse su juguete, Monica se fue a directo a donde su padre a quien al parecer dijo algo en el oído, se acostó boca arriba en el colchón y abriendo las piernas se dejo ver como aquella mujer endemoniadamente erótica que le gustaba dar y recibir placer. Don Oscar aun con la pesadez de su edad rápidamente se lanzo sobre ese cuerpazo que se le ofrecía, se metió entre sus piernas para colocar ese mazo que tenia de verga y de una sola embestida le enterró hasta la ultima pulgada haciendo que Monica apretara los dientes, se contorsionara, cerrara los ojos y exhalara un profundo gemido. Definitivamente el condenado señor acababa de hacerle sentir lo que es ser montada por una buena tranca.
Padre e hija se hallaban en una guerra sin cuartel, ella abajo y el dándole como si quisiera traspasarla con su pinga, ella jadeaba con su ya conocido movimiento de licuadora humana y Don Oscar dejándose caer provocando que cuando su verga entraba se llevaba consigo hasta los labios vaginales de mi ex hacia adentro. El fulano desconocido se pajeaba durante, yo me masturbaba ya sin reservas pues mis huevos sentían la agonía de estar repletos de semen. Todo era un manicomio del placer.
– Siéntese en la silla – dijo Mónica a su padre -.
Se separaron unos segundos, el se fue donde le había indicado mi ex y ahora fue ella quien lo monto. Se subió a horcadas sobre él y poniéndose ella misma la verga en la entrada se dejo caer suavemente hasta empalmarse totalmente, de verdad era un espectáculo ver como ese gran pedazo de carne se metía para luego salir completamente brilloso por los líquidos de ambos. Don Oscar con sus manos le ayuda a levantarse mientras se daba el gusto de mamarle esas ricas tetas blancas que tan cerca le habían quedado de la boca. Creo que no tardaron ni 10 minutos cuando el viejo se doblo su cabeza hacia atrás recostándose en el respaldo de la silla y empujo su pito hacia el fondo de su hija para acabar adentro. Mónica se apretó contra él y dejando caer su culo sobre las piernas lo beso en el cuello con pasión. Los dos gritaron como si estuvieran solos en una selva perdida, el fulano se paro y acercando su polla a la espalda de mi ex se descargo con sendos chorros de moco blanco. Los tres terminaron brazados, parecían felices.
Yo tuve que retirarme en dirección a la calle casi hasta llegar a la puerta, ahí acabe con grandes chorros sobre cualquier planta. Me dolía la parte baja de mi estomago y Salí no sin antes cerciorarme que nadie pudiera verme.
Ya en mi carro espere paciente, encendí un cigarro y me entretuve viendo cualquier cosa. Fue la Madre de Mónica quien me saco de mi tren de pensamiento.
– ¿Qué paso? ¿Que lo dejaron afuera? ¿O no ha tocado la puerta?
– Ah, no acabo de llegar. ¿Y usted qué? – Dije con picardía y mirada lujuriosa-.
– ¿Qué de qué? – dijo divertida.
– ¿Podemos salir ahorita?
– Nomas me baño y….
– Súbase allá nos bañamos juntos mientras hacemos …..
Giro buscando que no hubieran curiosos, abrió la puerta del auto y entro. Bote el cigarro, encendí el motor y nos fuimos al motel donde con frecuencia íbamos a parar mi ex suegra y yo, ella a sus casi 60 era capaz de apagar cualquier deseo que yo pudiera tener.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!