Cuando era chica (parte 3)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por evloguer.
Cuando era chica (parte 3)
Ya estoy en casa y no extraño el hospital, tengo a mi papito y hermano para que me atiendan.
Estaba durmiendo la siesta al despertarme mi madre, tenía visita: una compañerita del colegio.
Mi mamita me vistió sin percatarse de la lechita de mi hermano que aun rezumaba de mi puchita.
Mi compañerita María vino vestida como si fuese una mujercita grande, pollerita de jean cortita, zapatos bonitos y el pelo suelto, haciéndose la seductora.
Creo que deseaba pelearme contrastando con mi imagen de nenita enferma y estúpida.
Me contaba que estaban aprendiendo a sumar y tonterías del colegio, yo no podía siquiera conversar pero la veía sentada con las piernas separadas como para que mi hermano le viese la bombachita, eso ya me daba rabia.
Mi hermanito me la había metido haciéndome mujercita y no se lo prestaría a esta tontuela.
El tarado me sostenía en el sillón para que no me cayese, su mirada clavada en la entrepierna de Mary sin darse cuenta que sus manos me sobaban más que sostenerme.
Sentía sus manos acariciarme el pecho y sobando la zona de mis tetitas futuras, y aveces me respiraba en el pelo cerca de la oreja.
Yo quería estar más alta que Mary decidiendo sentarme en las piernas de mi hermano que me abrazó por la pancita, eso ya me gustaba además de sentir su palito duro debajo de mi cola.
Cuando Mary se distrajo mirando su cuaderno se abrió el pantalón escudado por mi pollerita que tapaba todo, ahora podía sentir los pelitos de mi hermano en la cola.
Parece que mi bombachita le molestaba procediendo a correrla de lado, el cretino me acomodó su barrita de carne en medio de las nalgas dejándome la canaletita trasera toda resbaladiza con el moco que le salía del pito.
Mary se pavoneaba que la mandarían a practicar equitación y mi hermano para no ser menos me movía imitando relinchos de caballo.
Esto ya me gustaba al sentir el pito familiar moverse rápido entre mis nalguitas y casi me la ensarta otra vez en la puchita.
Me ardía el tajito todavía y quedó con la puntita del glande en mi puertita trasera.
Le salía tanta babosidad del pito que estaba resbaloso casi entrándome en el anito, hice fuerza apretando el trasero pero no sirvió, ya sentía como mi esfínter cedía dejando paso al pito de mi hermano entrándome por el culito.
No dolía pero la sorpresa me hizo gemir debiendo disimular con tos, me alegraba al escucharme emitir sonidos, me estaba curando con la lechita de mi familia.
Seguimos jugando al caballito mientras mi hermano me la estaba metiendo en el anito y con la mano me sostenía por la entrepierna masajeándome disimuladamente la chuchita.
Mis lucecitas de colores estaban cerca cuando sentía pulsar el pito de mi hermano echándome su leche tibia dentro del culito, el cretino ya no masajeaba mi puchita cerrando los ojos cuando me daba el enema.
Me preguntó si quería ir al baño no quedando alternativa que llevarme en brazos, la curiosa de mi compañerita nos acompañó y ayudaba a bajarme la bombachita al sentarme en el retrete.
Se me escapaban peditos junto a la leche de mi hermano, creo que Mary se percató de nuestro amor filial al agacharse mirándome la puchita.
Era un pretexto para que se levantase su pollerita y mi hermano le viese la bombachita, ¡ mocosa cretina !!
Mi hermano andaba descalzo y puso un pié debajo de ella, la degenerada se agachó más aun posicionando su tajito estúpido sobre el dedo del pié fraternal.
Parece que movía lindo el dedo por las caritas que ponía la mocosa; ¡ qué atrevida usar a mi pobre hermanito para sus deseos inmorales !!.
Mi hermano del alma se agachaba para limpiarme el potito, aún me salía la lechita que recién había inyectado en mi inocente anito.
Al fin me tuvo que alzar en brazos, y Mary se había quedado sin ver lucecitas igual que yo, que se jorobe por mal educada.
La tarde pasó anodina y para la cena ya había vuelto mi mami.
Para la hora de dormir me llevaron al dormitorio grande donde me podrían cuidar mejor si estaba en medio de ellos.
Mi mami se saca el sostén para dormir, solamente la bata y me resultaba fácil descubrir sus gigantes pechos y chuparlos como cuando era bebita.
No salía nada para beber pero era un caprichito que aún me permitían.
En posición cucharita con mi papi que me abrazaba desde atrás, me sentía en el cielo hasta que una mano reptando despacito llegó hasta mi pierna.
Con mucho sigilo subió debajo de mi camisolín hasta hallar mi bombachita.
Me ponía muy nerviosa sentir eso con mi madre al lado, pero la falta de estrellitas a la tarde me hizo olvidar el peligro.
Mientras en medio de mi cola me apoyaban un bulto calentito, mis padres hablaban de asuntos de trabajo mientras unos dedos disimulados me corrían la bombachita de costado y acariciaban mi puchita en carne cruda, brrrrr que delicia.
Me gustaría poder poner mi mano detrás y agarrarle el bicho a mi padre, pero con los ojos cerrados prendida de la teta de mami debo dejarle a él hacer todo el trabajo.
Su barra carnosa estaba largando moco prematuro y dejando toda mi puchita resbaladiza de tanto bombearme desde atrás.
Por suerte estaba bien doblada presentándole la cola y sin mucho esfuerzo tenía la puntita del glande en mi entradita sagrada.
Quería contarle que ya no era su bebita inocente desde que mi hermano me desvirgó, pero su cabezota tibia ya estaba empujando abriéndose paso en mi chuchita.
Por suerte sus dedos seguían masajeando mis partes delanteras sensibles mientras su enorme coso me entraba por la conchita.
Gigante ese pedazo de carne comparado con mi hermanito, pese a estar todo resbaladizo le costaba metérmela dentro la puchita.
Mi pobre tajito se abría como boca de cocodrilo para aceptar el invasor que seguía avanzando, me la estaría por meter entera torturándome con su pito enorme, yo la quería sentir dentro pero también dolía.
No sé cuánto duró la fiesta, me estaba cayendo dentro del pozo negro con lucecitas cuando mi papi empujó fuerte metiéndome su pedazo de carne hasta el fondo para llenarme la conchita con su leche paternal.
Me estaba durmiendo mientras los escuchaba hablar bajito, decían que deberían enseñarme cosas del sexo pq estaba creciendo y tendría curiosidad.
Creo que sexo es cuando se hacen bebés, yo no quería tener hijos y me dormí desinteresada de esas cosas de mayores mientras a mi papi se le achicaba el pito liberándome la chuchita.
Al despertarnos, mi papi me atendía solícito, me lavó bien la leche seca de mi cola y me puso bombachita nueva, yo estaba muy feliz y pude doblar la cabeza para ofrecerle un beso.
Esperaba el paternal beso de siempre, pero mis labios se perdieron en su boca, me besaba como si fuese una mujer grande.
Qué dulce ese beso largo, creo que ya me estaba iniciando en cosas de mayores con ese cariño.
Su pipí estaba inflado y me lo acercó a la boca, ya podía mover la cabeza y besarle la puntita del palo carnoso.
Abriendo mucho la boca logré meterme todo el glande mientras mi papi pedía que se la chupase.
Aún no había desayunado y recordé que su lechita era alimenticia y curativa, entusiasmándome en chuparle fuerte el pito a mi padre.
Cuando me largó los mocos sentía ahogarme, le salía más leche que la que lograba tragar y parte se me escapaba por la comisura de los labios.
Transportada hasta la mesa, me sentó en sus piernas para darme de comer: parece que disfrutaba tener una bebita para cuidar nuevamente.
Ya había olvidado los horrores del hospital, hasta sonar el timbre: era el enfermero que venía para una sesión de kinesiología.
Casi no saludaron a mi mamita cuando se fue al empleo, estaban llevándome al dormitorio para hacerme la gimnasia curativa.
Acostada me quitaron los zapatos haciéndome doblar las piernas una y otra vez, ¡ que cansador eso !!
Creo que tenía la bombachita transpirada de tanta gimnasia cuando me sugirieron quitármela para no ensuciarla.
Más que sugerencia eran ambos metiendo las manos bajo mi pollerita para quitarme la prenda íntima.
Ahora al hacer la gimnasia se me vería el tajito pelado y ya no me gustaba, una nenita decente no anda mostrando sus lugares secretos.
Mi padre para distraerme pasó a la cabecera y se puso a besarme, sí, besarme de verdad como una mujer grande.
Creo que el enfermero se puso celoso y también me besaba las piernas, subiendo peligrosamente por debajo de mi vestidito y dándome escalofríos mientras pensaba que me vería la chuchita pelada.
Espero que haya cerrado los ojos cuando me pasó la lengua por el tajito, me moría de vergüenza pensando que me miraba las partecitas privadas; mi mami había aconsejado que nunca me dejase ver allí.
Mientras tenía sensaciones lindas no podía mirar hacia abajo, sentía que me estaban chupando la conchita pero mi padre me estaba comiendo la boca.
Cuando el enfermero le preguntó a papi si podía meterme aunque sea la puntita, por suerte le respondió que su hijita era una nena inocente y no podría permitir esas perversiones.
Con la mirada le dí permiso a mi papi para que el pobre enfermero pueda aliviar a su pajarito y refunfuñando le dio autorización para que me la metiese un poquito.
El enfermero era muy cuidadoso pensando que era virgencita aún, me pasaba el glande por toda la chuchita dejando su humedad, cuando apoyó la puntita en mi entrada sagrada me puse tensa demostrándole que no tenía práctica en estos asuntos.
Se agachó para chuparme un poco más mientras me llegaban las estrellitas, casi no percibí su miembro entrándome en la conchita con una suavidad extrema.
No era tan grande como la de mi padre y resbalaba lentamente hacia mis entrañas, recién al sentir el peso de su cuerpo sobre el mío supe que la tenía toda adentro.
El pobre jadeaba esforzándose en la lenta introducción para volver a sacar el pito despacito, me estaba serruchando la conchita amorosamente.
Demoró mucho con ese jueguito haciéndome ver las estrellitas nuevamente, nunca pude hacer eso dos veces seguidas y cuando me largaba su leche tibia adentro casi las veo otra vez.
Luego le preguntaba a mi papi dónde había aprendido cosas de sexo, no pude hablar para contarle que no sabía nada aún de esas cosas de grandes.
(Continuará ?)
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