Cuando las cosas se dan solas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por jefer.
Era viernes por la noche, no daba más de mí, había tenido una semana particularmente difícil.
Más de lo normal, en el trabajo estaba mega cargado debido a un montón de proyectos que debía presupuestar, además de las idas y venidas que había tenido que hacer al supermercado par la reunión del domingo de fin curso de Marco, a su escuela para las asambleas de padres y representantes, a eso tenía que sumarle que desde que su mama se fue estaba haciendo las veces de ama de casa, cualquiera diría que después de trece años uno se acostumbra, pero yo no lo hice del todo .
Esta noche al terminar de recoger la mesa después de la cena, aun en calzoncillos y con la camiseta de tirante que usaba debajo de la ropa forma, (no me había dado tiempo siquiera de cambiarme) y en lo que Marco se fue a dormir me tire en sala con una cerveza en mano y la perspectiva de levantarme muy tarde en la mañana, decidí hacer zapping.
No había nada entretenido, y no estaba prestando atención de todas formas, disfrutaba más el placer de no hacer nada y de tomar una cerveza fría.
Sentí a Marco caminar detrás del sofá
–¿No puedes dormir?- le pregunte, el hiso un sonido de negación, espera que se sentara junto a mí, se tumbó en el sofá y puso su cabeza en mi hombro, lo abrase recostándolo sobre mí.
Me acomode un poco para quedar semi recostado y que no se sintiera muy incómodo.
Ya no era tan pequeño como antes, de hecho ya casi no cabíamos en el sofá si estiraba por completo las piernas, lentamente comencé a acariciar su cabello, lo tenía ya un poco largo y tendría que ir a cortárselo, el hacia esos pequeños ruiditos de placer que recordaron mucho cuando aún era un bebé, no sabía cómo habían pasado diecisiete años ya, me sorprendí recordando esas pequeñas travesuras que hacía de pequeño, la forma en que cuando lo cachaba haciendo algo malo solo sonreía y me hacía derretirme, mi chiquillo ya estaba creciendo, y me dolía un poco pensar que en algún momento también él se iría y me quería solo de nuevo, no, no de nuevo, me quedaría realmente solo por primera vez en mi vida, porque este chico lo era todo para mí.
Me gustaba esa facilidad que ambos teníamos para estar juntos, sin necesidad de palabras solo el estar y saber que era suficiente, poco a pocoyo fue acomodándose más hasta que dejo su cabeza en mi estómago y su mano descanso en mi pierna, jugando con los vellos de mi pierna, así estuvimos un rato hasta que me percate que su mano subía más y más hacia mi entrepierna, sentía su respiración casi sobre mi verga, que sin darme cuenta ya estaba medio erecta, él no estaba dormido, su mano hacia pequeñas carisias en la cara interna de mi pierna que llevaron aún más sangre a mi falo haciéndolo poner tenso.
No sé qué pasaba, atribuía mi reacción al largo tiempo que tenía sin tener ningún tipo de contacto afectivo y que decir del sexual, y no al toque de Marco.
Marco llevo su mano a centímetros de mis cojones, sentí como delicadamente rosaba su pulgar contra estos por debajo de mis calzoncillos, cuando me percate mi mano estaba a centímetros de sus nalgas, él no se movía a excepción de su pulgar y el frenético respirar que sentía muy cerca de mi verga, tenía que para eso, no era sano, no estaba bien pero en su lugar deje mi cerveza en la mesa junto al sofá y puse mi mano muy cerca de mi ingle, estimulando la punta de mi verga que estaba dura atrapada en los calzoncillos.
Marco ya jugaba descaradamente con mis bolas, me deje ir por completo, metí muy lentamente mi mano por debajo de su pantalón de dormir hasta sus nalguitas, comencé a masajearlas lentamente, se le veía una tienda de campaña que estaba mancando sus pantalones holgados, mientras Marco apretaba mis bolas yo jugaba con la cabeza de mi verga que tenía húmedos mis calzoncillos.
Ya no aguantaba más, masajee sus nalgas y poco a poco fui tanteando hasta que mi dedo índice dio con la fruncida entrada de su ano, lo trace en círculos sintiendo los delgado y escasos bellos que lo rodaban, llevo su boca a la punta de verga chupado la ya húmeda tela, mojándola aún más de saliva, me senté mejor y con mi mano derecha trate de sacármela para que la chupara mejor sin despegar mi dedo de su caliente ano, me levante un poco lleve mis calzoncillo a media pierna pero cuando sentí el contacto de su boca con mi verga casi me hiso venirme, deje escapar un jadeo de placer por el cálido contacto de su lengua contra la cabeza de mi sensible herramienta, Marco lo chupo lento, jugando más que otra cosa, quite mi dedo de caliente huequito y trate de doblarme lo más que pude tratando de no sacar mi verga de su boca para bajarle el pijama.
el alzo un poco sus caderas dándome un vista lateral de sus blancas y un poco velludas nalgas, lleve un dedo a mi boca lo llene de saliva y fui al encuentro de su ano, comencé hundirlo poco a poco, Marco gemía en mi verga, dejo de chuparla mientras me concentre en ir despacio, tratando de penetrarlo con mi dedo, la saliva no era suficiente, estaba realmente apretado, nunca había tocado un culo así, estrecho, caliente, no podía hundir totalmente mi dedo, así que simplemente me concentre en presionarlo en su culito mientras trataba de mover mi ingle para follarle la boca, el reanudo su trabajo, mamando más fuerte, estaba cerca, muy cerca de correrme en la boca de mi hijo, disfrutando del calor húmedo y aterciopelado de su boca, los torpes y entusiastas movimientos de su lengua que por la posición de él y la mía, no tenía total acceso a mi verga, presione más su culo, deseando clavarle en lugar de mi dedo mi verga, el gimió, me sentía en la gloria, sentía que la baba de Marco mancaba mi verga, sentí mi bolas contraerse cuando el coloco sus dedos en mi perineo, sin previo aviso me dejar ir con un gruñido ronco mientras me corría con una fuerza increíble en la boca de mi hijo, me invadió un sentimiento de satisfacción que nunca antes había sentido, cerré mis ojos y me deje caer contra el sofá mientras Marco trataba de recoger parte de mi corrida, la cual rezumaba por mi verga y mis bolas.
Cuando recupere un poco el aliento el simplemente aun descansaba su cabeza en mi estómago, estaba boca arriba, sus ojos cerrados, sus manos cruzadas en su estómago, vi que se había corrido, sus pantalones estaban húmedos, coloque mi mano izquierda en su mejilla, ya se rasuraba el poco vello facial, lo acaricie un poco hasta que abrió sus ojos, esos grandes y bonitos ojos café claros, y me miro expectante, no dije nada, por mi cabeza pasaban mil cosas, un torbellino de dicha y culpabilidad que no podía conciliar.
-¿lo hice bien? ¿Te gusto?- me reí, porque, como podía no gustarme, aun me costaba respirar un poco, de pensar en lo que paso mi verga respingo.
–sí, si me gustó mucho, lo hiciste muy bien- le dije casi en susurro, ahora estaba casi aterrado de lo que hice, de haberlo llevado a chuparme la verga, de lo mucho que me gusto, y determinado que no ocurriera de nuevo y se lo iba a decir pero en ese momento se acomodó la verga y los pantalones húmedos y lo que salió de boca fue -¿a ti también te gusto?
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