Cuarentena en la cabaña (parte 3)
Edgar pensaba sacar provecho despues que vió lo que hacían su padre y su hermana en la sala, nunca se esperó la oferta de su padre.
Después de desayunar surgió una conversación entre padre e hijo aprovechando que están solos en la cocina.
– ¿Sigues con tu novia?
– No, hace meses que dejamos de vernos.
– ¿Todo bien?
– Si, no me gustaba tanto.
– ¿Era muy delgada no?…¿Cómo te gustan entonces?
– Las oppais jaja
– …
– Me olvidaba que hablaba con un viejo jaja.
– ¡Oye! No soy tan viejo como para no saber lo que es…¿o sea que te gustan como tu madre?
– ¿Ehh?…no.
– Jaja, eso esta bien.
– ¿?
– No hace falta que hagas mala cara jaja si te gusta te gusta, eso no quiere decir que te vayas a coger a tu madre jaja.
– No jaja.
– A mi me gustaban más jóvenes jaja.
– Mamá es más joven que tu.
– Si pero por un par de años solo, me gustabam como de 5 años menos.
Edgar sabía perfectamente lo que hacia su padre con su pequeña hermana, pero sería algo que de momento mantendría en secreto, podría sacarle provecho más adelante.
Durante la mañana llovía tanto que no pudieron salir, cuando dejó de llover Edgar acompañó a su padre y hermana a ayudar en el granero, con esto Milo vio truncado su propósito diario, improvisó tareas mientras la niña jugaba con su hermano, más tarde los 4 disfrutaron del calor del Sol, Milo pensaba que hacer en la noche, no se le ocurría nada más que volver a hacerlo bajo la manta, al llegar la noche preparó todo pero Edgar había decidido ver películas en la sala impidiendo el encuentro entre padre e hija.
Al dia siguiente ya era tiempo del sembrado de algunos frutos, Beatriz con gusto ayudaba a su padre, ya que la temperatura era agradaba al igual que el sol llamaron a Edgar para que los ayudara, la niña hacia un oyó en la tierra poniendo una semilla y el padre mojaba la tierra con una regadera, el hermano mayor imitó a la menor, Beatriz estaba en cuclillas con sus piernas abiertas, sus labios vaginales se marcaban ante la mirada atenta de su hermano, Milo era consiente de como su hijo estaba viendo a la pequeña, se acercó a él.
– ¿Si te gusta las oppais por qué ves asi a ua Loli? Jajaja
– ¿Eh?
Nervioso Edgar vió a su padre sin saber que decir mientras que Milo reía como loco, eso lo estaba incomodando al borde del enojo.
– ¡A ti te gustan las lolis…!
– ¿?
Era tarde cuando se dio cuenta de lo que había dicho, la sonrisa del rostro de su padre de borró rápidamente, Edgar se puso de pie enfrentando a su padre.
– Los vi la otra noche.
– ¿Cómo?
– El día que trabajabas en la sala, me levanté al baño y los vi, no hace falta mucha imaginación para saber lo que hacían.
– Viste mal.
Milo no sabía que decir, se pondria complicado de explicar, no podía salirse de esa, pero el tono bajo del joven había dejado de ser acusatorio.
– Tienes un par de huevos muy grandes para hacerlo con ella mientras dormiamos jaja.
– …
– Tu eres el adulto, sabes lo que haces, pero…es un desperdicio que tengas esposa.
– No estamos pasando un buen momento…¿Crees que tu madre esta siendo desperdiciada?
– Bueno no, pero…
– Esta muy sola…Podrias hacerle una visita sorpresa a tu madre jaja.
– ¿Eh? Jaja, no creo que sea buena idea.
Dieron terminada la conversación y continuaron sembrando, Edgar seguía viendo a su hermana, Milo se acercó a Beatriz tomando su ropa por detrás y estirandola esto hizo que sus labios se marcaran más, la niña y Edgar cayeron los dos al suelo aplastando la tierra de la sorpresa.
– Oigan, no maltraten los cultivos jaja.
Milo estaba de pie detrás de la niña, frente a la mirada de su hijo, lamio sus dedos y los deslizó por debajo de la ropa de Beatriz, los introdujo en su vagina moviendolos, Edgar podía distinguir como se movía, lentamente quitó sus dedos volviendo a lamerlos, la tela se había humedecido dejando ver aún más sus labios, el joven tomó eso como una clara provocación, estaban a unos escasos metros de la cabaña pero la camioneta los cubría lo suficiente como para que desde dentro no se viera que hacían, el joven extendió su mano tocando los labios de la niña, Beatriz vio a su padre buscando su aprobación y ante el silencio de éste ella dejó que su hermano lo hiciera, ella misma se quitó su ropa poniéndose de pie, Edgar se arrodilló y se acercó lamiendo sus labios, los separó lamiendo más profundamente sus pequeños labios y clítoris, introdujo la lengua en su vagina lo más que pudo mientras apretaba su bulto creciente bajo su pantalón, Milo le bajo los pantalones al joven haciendo que su miembro rebotar por la erección, unas pequeñas gotas de líquido pre seminal se asomaban por su glande, continuó lamiendo a Beatriz que ya estaba lista, se puso de pie tomándola en brazos, ella se abrazo de él quien sostenía su cadera pegada a su pubis, su miembro rozaba por su vulva, lo tomó con su mano derecha buscando su entrada, presionó suavemente entrando en su vagina, eran difícil de creer que algo tan grande entrara en una cavidad como esa, pero si ella podían con su padre podría con cualquiera, estaba muy apretada, sentían una gran presión que casi no podía avanzar, la respiración de la niña acariciaba su oreja, sus piernas apretadas detrás de su cadera atrayendolo, se puso de rodillas sin salir de ella, separó el torso de su cuerpo apoyando sus hombros y parte de su espalda en la tierra, entraba y salía de ella completamente, tocando su cervix, se acercó a su rostro dándole un pequeño beso en la boca, sintió que se venía y salió de ella masturbándose sobre su vulva hasta correrse.
– Tu madre es la siguiente jaja.
– No….
– Pero te acabas de coger a tu hermana.
– No es lo mismo.
– ¿Por qué?
– Es mi madre.
– No necesitas mi permiso, hazlo y ya.
– ¿No te molesta?
– Para nada, si lo haces bien nadie pierde aquí.
Edgar tenía muchas ganas y ahora era alentado por su padre, ya lo había decidido, le daría una visita a su madre.
Por la noche Alejandra se acostó temprano ya que le dolía la cabeza, antes de tomó una píldora para dormir, era perfecto para que su hijo la visitara, Milo y Beatriz estarían en la sala, Edgar entró a la habitación de sus padres sin hacer ruido, se sentó en la cama observando a su madre dormir, meditó como lo haría, no se sentía muy cómodo sabiendo que estaba dormida, descubrió su cuerpo de las sabanas, lentamente tocó sus piernas llegando a su cadera, sobre la tela de su pequeño short que usaba a para dormir empujó la tela hacia arriba pudiendo distunguir sus labios, haciendo a un lado la prenda se dispuso a lamerla, después de la primera lamida observó su rostro, no viendo signos de despertar continuó, introdujo 2 dedos y continuó lamiendola, poco a poco sintió como se humedecia y su humedad se mezclaba con su saliva, se desnudó acercando su erecto pene, con la punta tocó su húmeda vulva topando con la entrada vaginal, sería mejor evitar problemas usando protección, con muy poco fuerza presionó entrando lentamente, sentía como la cavidad se abría dando paso a su gran pene, en dimensiones y longitud era casi igual a su padre, la diferencia era que él era parejo comparando el glande con el cuerpo del pene mientras que su padre era todo lo contrario el glande era más pequeño que el cuerpo, entró hasta la mitad deteniéndose un momento y continuó, se sorprendió al sentir cosquillas del escaso vello en el pubis de su madre, con la única novia que tuvo apenas pudo hacer algo, la suma de su inexperiencia y su tamaño se lo impidieran, no era así esta vez, comenzó a moverse saliendo y entrando completamente, después de todo ella había tenido 2 partos, él mismo había salido de ahí de donde ahora mismo estaba entrando, cada que se movía sentía como si se fuese a correr en cualquier momento, se acercó a sus tan presiados pechos, lamiendo sus pezones, poco a poco Alejandra fue despertando, la tenue luz le impedía ver bien, habían tenido malos días con su esposo, pero ahora parecia que habían vuelto a la normalidad, Edgar sintió como su madre comenzo a mover su cadera, era evidente que había despertado, escondiendo su rostro entre sus pechos le dio sus últimas embestidas rápidamente hasta correrse, se puso de pie y ahí ella pudo ver que ese no era su esposo, rápidamente él cubrió su boca ante tan sorprendida expresión, le pidió que hiciera silencio con su dedo, con ese mismo dedo recorrió su cuerpo llegando a su vagina y lo introdujo agregando 2 dedos más, cuando sintió que se tranquilizó su expresión soltó su rostro y continuó su trabajo, su cadera seguía moviéndose y gemia con su boca abierta, Edgar aumentó la velocidad de sus dedos, en la habitación de oían sus gemidos y el sonido húmedo proviniendo del juego entre su vagina y los dedos de él, acercándose y sin quitar sus dedos lamio su clítoris succionandolo hasta que su abdomen comenzo a temblar moviendo más rápido su cadera, no sólo su hijo la había cogido sino que ahora había tenido un orgasmo gracias a él, el joven se puso de pie observando a su madre por un momento y volvió a su habitación dejandola recuperando su aliento y con una mezcla de sentimientos que ni ella entendía.
Mientras tanto Milo y Beatriz estaban en la sala, el estaba sentado en el suelo apoyado en el sillón y la pequeña estaba sobre él con sus piernas abiertas, su torso desnudo siendo acariciado por su padre mientras se besaban muy lentamente, sus lenguas giraban una entorno a la otra, él tomó su mano humedeciendola en su boca y la guió a que ella misma tocará su entrepierna, ella nunca lo había hecho pero sabía cómo lo hacía su padre, introdujo el dedo índice y comenzó a moverlo, Milo humedeció sus dedos y también los introdujo junto con el de ella y comenzó a moverlos, entrando y saliendo continuamente, su bulto había crecido lo suficiente para ponerse a trabajar, con su mano libre comenzo a masturbarse esperando que la pequeña estuviese lista, poco a poco empujó el cuerpo de ella sobre su pene penetrandola, ella pasó un brazo por detrás de su cuello para besar a su padre, el ángulo era perfecto para lamer uno de sus pezones, con ambas manos en la cadera de la pequeña intentó penetrala un poco más profundo, su vagina fue cediendo el paso de su miembro, no sabía si era impresión suya o estaba más profunda que antes, seguía sintiendo el fondo pero más allá, la pequeña no se quejaba pero se sentía muy apretado y caliente dentro de ella, sus pies estaban a cada lado de sus piernas ayudando al movieniento, entró lo máximo que pudo solo moviéndose unos pocos centímetros muy rápido, su respiración se agitaba y los pequeños gemidos de la niña lo ensordecian, se detuvo mordiendo su hombro y retomó el movimiento pero de forma muy lenta y firme, chocando con el fondo de su vagina saliendo y volviendo a entrar, secó su sudor, abrazando la cintura de la niña con ambos brazos empujando el cuerpo hacia abajo mientras daba sus últimas embestidas profundas llenando de semen la cavidad de su pequeña hija, el interior de ella se contrajo empujandolo hacia afuera junto con una buena cantidad de su corrida.
Ya se estaba preocupando por Edgar, todavía no aparecía, la niña y él estaban sobre el sillón sentados abrazándose, él se puso de rodillas sore la alfombra separando las piernas de la niña, observó muy bien su intimidad, todavía estaba húmeda por su semen, se escurria hasta su fruncido ano, con su dedo húmedo comenzo a moverlo de forma circular sobre el inexplorado esfínter, no pretendía hacer más que eso.
– ¿Qué haces ahí papi?
– En algún momento también entraré aquí.
– ¿Se puede?
– Si, se puede pero más adelante.
– No lo sabía.
Le dio un beso en su pequeño ano y se puso de pie acercando su pene a su boca, ella se arrodillo sobre el sillón sabiendo lo que continuaba, tomó el pene de su padre lamiendolo desde la base hasta la punta del glande dibujando círculos con su lengua, Milo tomó sus manos estirando sus brazos sobre la cabeza de la pequeña y con la punta de su dedo índice tocaba el pecho de la niña jugando con su pezón, ella movía su cabeza en vaivén tragando el miembro de su padre, él tomó el control embistiendola duro un par de veces sintiendo que tocaba más allá de su garganta y se corrió dentro de su boca, la niña trago parte del semen de su padre y el resto lo escupió al toser por la falta de aire, sus ojos lagrimeaban, su garganta ardía, Milo limpio la comisura de su boca con sus dedos y los introdujo, ella con gusto los lamio, sintieron el ruido de la puerta y ambos vieron como Edgar salía de la a habitación de sus padres con una clara señal de victoria y entraba a la suya.
Al día siguiente por la noche una tormenta despertó a Beatriz con un trueno, corrió a la habitación de sus padres y se metió entre las sabanas, Milo se despertó sintiendo como la niña lo abrazaba, la niña le rogó que le permitiera dormir con ellos, que sería solo esa noche, él no podía decirle que no a su niña, Alejandra no se había despertado, 5 minutos pasaron y él no se tranquilizaba, ese día no había podido ni tocarla, tenerla tan cerca lo enloqueció, la niña estaba acostada de lado con sus nalgas tocando el bulto de su padre, él lentamente comenzo a moverse, bajó el pijama de Beatriz y bajó su ropa interior pudiendo sentir el calor directo de su piel, no planeaba hacer más que eso, o quizás tocar el surco entre sus nalgas y correrse ahí mismo, su plan de desmoronó cuando la pequeña empujó sus nalgas hacia atrás moviéndose, tomó su cuerpo girandola bruscamente y la besó profundamente, ella trepó sobre él sin dejar de besarlo, se quitó por completo el pijama y continuó moviéndose, sus cuerpos de tocaban deliciosamente, Milo se moría por darle un par de nalgadas pero se contuvo simplemente apretandolas, tomó a la niña sentandola en su cara saboreando su intimidad, su lengua humedeció muy bien su entrada vaginal para poder introducir un dedo mientras continuaba lamiendo cada pliegue de su vulva, empujó su cabeza y la pequeña abrazo el abdomen de su padre sin entender muy bien que debía hacer, la tomó por su nuca y la guió a su erecto miembro, lentamente ella lo tomó con ambas manos lamiendolo, de lado fue bajando su boca rodeandolo con la lengua, estiró la piel hacia atrás introduciendolo en su boca, su padre movió su cadera cuando sientio que estaba dentro de su hermosa boca, chocaba con su garganta y esta se cerraba frenando el avance del miembro, tenia 2 dedos dentro de su vagina separandolos y continuaba lamiendola, la niña tragaba lo más que podía el duro miembro, su padre la forzaba a ir más allá, sintió que ya estaba lista, tomó su cuerpo acercandolo sobre él, sostendría el peso y a la vez que movería sus brazos, intentaria no moverse demasiado para no despertar a su esposa, poco a poco fue penetrandola, Beatriz tenía apoyados sus pies en los muslos de su padre y era movida por este, el cabello largo hacia cosquillas en su abdomen, el pene de Milo entraba y salía de ella generando mucho calor, una sensación muy agradable, Alejandra se despertó sintiendo movimientos en la cama y unas respiraciones agitadas, por más que lo pensaba no caía en cuenta , ¿quienes eran?, evidentemente era su esposo pero ¿con quien?, ¿en su cama? ¿con ella ahí mismo?, quería girarse y verlo con sus propios ojos pero no podía hacerlo, sentía que el corazón de le estaba subiendo hasta la boca cuando oyó a su hija decirle a su padre que lo hiciera más despacio y él pidió que no hablara, que ya estaba que se corria, su esposo estaba cogiendo con la pequeña en su propia cama, con ella durmiendo a un lado, quería ponerse de pie y reclamarle pero no podía, ella y su hijo en esa misma cama también habían gozado la noche anterior.
CONTINUARÁ…
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