Cuarentena en la cabaña (parte 4)
Después de una discucion con Milo, Alejandra con la excusa de despejarse tuvo sexo con su hijo….
Alejandra solo pudo dormir unas pocas horas, Milo se levantaba cuando ella lo detuvo tomando su brazo.
– ¿Podemos hablar?
– Si claro, dime.
– …Estaba despierta…Se que ella lo conciente pero no es lo suficiente madura para saber lo que esta haciendo, ten en cuenta que eres su padre, lo que agrava la situación.
– Jajajajaja.
– ¿Qué es gracioso?
– Es irónico, ¿15 años tenía tu primo cuando cogieron en la cocina de tu abuela? 17 años tiene nuestro hijo y también lo hiciste con él, jaja.
– Lo de mi primo fue antes de conocerte, 15, 17 años no es lo mismo que 10.
– No intentes justificarlo, mejor ve por tu lado y yo por el mío.
– ¿No dejaras de hacerlo?
– ¿Por que lo haría?
– Es una niña.
– Ya no lo es.
– …
Ya empezaba mal el día con esa discusión con su esposo, no quería levantarse de la cama. A las 2 horas oyó la puerta de su habitación, creyó que era Milo queriendo continuar la discusión o buscando ropa para ir a hacer sus cosas, pero era Edgar.
– ¿Má?
– ¿Qué?
– ¿Por qué no te haz levantado?
– Si tienes hambre, ya estas grande para prepararte algo.
– No es eso, es extraño que no te levantaras, ¿estas enferma?
– No, solo no me apetece.
– ¿Es por la discusión con papá…o es por lo que hice?
– No, a ver, con tu padre estamos mal desde hace un tiempo y ahora está siendo muy inconciente…no inporta, y tu estas en la pubertad, tus hormonas están alborotadas así que lo entiendo pero no deja de estar mal, no lo vuelvas a hacer.
– No puedo.
– ¿Qué cosa?
– Amo tus pechos y no es de ahora, desde pequeño estoy obsesionado con ellos, con todo tu cuerpo.
– …tenias 6 años y aún querías que te amamantara.
– Por favor, dejame hacerlo una vez más, la última, lo juro.
Dudó pero aceptó, queria despejarse un poco, olvidarse de los problemas, el joven saltó a sus pechos, apretandolos, lamiendolos, jugando con sus rosados y redondos pezones sobre la tela de su pijama, la saliva hacía que se traslucieran, ella abrió sus piernas dandole la bienvenida, rápidamente él estuvo encima de ella, se movía haciendo rozar sus cuerpos, ella mordia su boca para no gemir, la tomó abriendo sus piernas aún más y levantando sus caderas, solo la mitad de su espalda estaba apoyada en la cama, besó y lamió la parte interna de sus muslos, su vagina rogaba por un pene, separó sus labios abriendo su vulva y dejando ver su orificio vaginal, rápidamente introdujo su lengua, ella ya no se pudo contener y dejó escapar sus gemidos, ella sentía en su espalda el duro pene de su hijo, lo buscó con su mano debajo de la ropa de Edgar y comenzó a tocarlo, sentía la humedad del glande y lo duro que estaba, él vio el rostro suplicante de su madre, lentamente bajó su cuerpo posicionandose entre sus piernas, tomando su pene lo empujó en su entrada vaginal, se acercó a su boca besandola a la vez que la penetraba, su cavidad le daba la bienvenida otra vez, abrazando su miembro, estirando las piernas de su madre beso sus pies antes de ponerlos en sus hombros, su pene golpeaba el cérvix una y otra vez, lo hacía de forma lenta pero llegando a lo más profundo, ella lo tiró de los brazos para tomar su cara, cuando él pego su torso al de ella, ella lo giró tomando el control quedando sobre él, puso sus manos sobre el abdomen bajo de Edgar moviéndose rítmicamente, el miembro salia unos pocos centímetros volviendo a entrar, el movimiento sacudía sus pechos, el joven extendió ambas manos sobre ellos, tocandolos, ya no resistió y levantó su torso de la cama pegando los labios a los pezones de su madre, a pesar que ella estaba sobre él, él comienzo a moverse también, sujeto en cuerpo de Alejandra con sus manos en la espalda de ella sin separar su boca de los pechos, la embistió duro corriendose en su vagina, dejo caer su espalda a la cama recuperando el aliento, pero su trabajo no había terminado, atrajo a su madre a su boca, en la lista de cosas que nunca creyó que haría estaba probar su propio semen, pero ahí estaba por lamer la vagina de su madre después de correrse ahí mismo, ella apoyó sus rodillas a cada lado de su cabeza, él separó sus labios y comenzó a succionar su labios menores junto con su clítoris, ella lo tomó por el pelo casi guiandolo, su boca jadeante se abría y cerraba dejando pasar el aire, sus caderas acompañaban el movimiento de vaivén, apoyó una mano en la pared, su cuerpo se sacudía estando a merced de la boca de su hijo, sintió el calor y esa familiar sensación que antecde el orgasmo, cerró sus ojos moviéndose más rápido, bajó la vista y encontró la de su hijo, la sensación placentera de su cuerpo se concentró en su vulva llegando al clímax, respiró pesadamente acercándose al rostro del joven, lo contempló por unos segundos y lo besó.
Pasaban los días y Edgar casi no se acercaba a su madre, era un gran esfuerzo el que hacia pero quería ver cuanto tiempo pasaba hasta que ella se acercara a él y tomara la iniciativa, una semana pasó y ella parecía evitarlo, pero debían ir a la ciudad por unas cosas.
Milo vio como su esposa y Edgar salían de la casa en el coche, casi corrió buscando a Beatriz, la cargo en su hombro con la cabeza hacia abajo llevándola a la habitación, aún con ella sobre su hombro bajó su pantalón, lamió dos dedos y los introdujo en su vagina, lentamente primero uno y luego el otro, llegando a la cama la dejó allí y cerró la puerta, comenzó a desnudarse y se sentó junto a ella, la ayudó a quitarse la ropa, acercó su boca a la suya rozando sus labios, ella tomó su cabeza dándole un largo beso, él acariciaba su desnudo cuerpo, la contempló sobre la cama, su cara viéndolo fijamente, tomó sus manos besandolas, beso sus brazos, sus hombros, mientras acariciaba sus piernas, bajó por su pecho y su abdomen llegando a su entrepierna, abrió sus abultados labios que cubrían su intimidad, con su dedo índice recorrió desde el comienzo hasta la entrada vaginal, humedeció su dedo y lo repitió, la niña estaba sobre una pila de almohada con sus piernas flexionadas y abiertas, su padre estaba acostado con su abdomen sobre la cama, explorando cada pliegue de la vulva de su hija, introdujo en la vagina su dedo mayor, ella cerro los ojos y humedecó sus labios con su lengua, introdujo otro dedo y se acercó a ella, la besó dejando que ella tomara el control del beso, ella introdujo su lengua en la boca de su padre buscando la suya, se movían rodeando una a la otra con movimientos circulares, ya no involucraban sus labios, era un juego solo entre sus lenguas, tomó sus piernas levantadolas juntas, sus nalgas estaban en el aire, con un poco de saliva en su glande presionó en su entrada vaginal, poco a poco entró en vagina unos pocos centímetros para volver a salir, escupió en la entrada y la penetró deteniéndose al sentir el fondo de su cavidad, sus pequeños labios rozaba el cuerpo de su miembro, le restaban unos 3 centímetros para estar por completo dentro de ella, dejó de moverse, ella abrio sus piernas y rodeó el cuerpo de Milo, ella comenzó moverse lentamente, él la dejó hacerlo, todavía no lo hacía del todo bien pero mejoraba, su mano rodeó su cuello ayudándose a moverse, él abrazó su espalda pegándose más a ella, bajó sus manos a sus nalgas, él ya no acompaño a sus movimientos, aumentó el ritmo manteniéndose unidos, ella abrazó su cuerpo mientras su padre daba sus últimos movimientos corriendose, ella levanto su cuerpo con las piernas flexionadas, el pene prácticamente flacido salió de ella cayendo sobre los testículos.
– Es más cómodo hacerlo en la cama papi.
– Lo es pero esta es de las pocas veces que podremos, tu madre no puede saberlo.
Se quedaron en la cama descansando un momento.
Alejandra y Edgar fueron de compras, aprovechando eso Milo y Beatriz se habian encerraron en la habitación, al volver de las compras Alejandra necesitaba usar el baño y entró corriendo a la cabaña, Edgar sacaba las bolsas del coche, después de salir del baño oyó lo que le pareció la voz de Beatriz.
– Papi, ya es la tercera vez, estoy cansada.
– Es la ultima vez.
– Esta bien.
Se apoyó en la pared oyendo a su esposo e hija, odiaba lo que estaban haciendo, más bien quería odiarlo pero no podía, por alguna razón que no entendía su mano bajó sobre su ropa más precisamente a su entrepierna, se acercó arriesgándose y abriendo la puerta apenas, estaba nerviosa emosionada y muy excitada, ahora podía oirlos mejor, incluso verlos si acercaba su cabeza, oyó los pasos de Edgar y quitó su mano, su estado de excitación era obvio, estaba agitada, su cara estaba roja, su hijo la vió de pie junto a la puerta, a medida que se acercaba a él oía a su padre y a su hermana, una sonrisa adornó su rostro, de acercó a su madre tomándo su rostro con ambas manos y lamio su oreja.
– ¿Así quedas solo oyendolos?
– …
– ¡Que madre tan abierta tengo!, permite que su esposo lo haga con su pequeña hija y ella misma lo hace con su hijo mmmmm- dijo en tono burlón.
Ella no quería oírlo más, lo tomo de el cuello besandolo se quitó su ropa rogando que la cogiera ahí mismo, Edgar tomó su pene rozando su entrada, estaba muy caliente y húmeda, de un movimiento entró en ella provocando que cerrará los ojos y ahogara un gemido, él estaba en su límite habían pasado muchos días, ella precisamente no había tomado la iniciativa como él esperaba pero era un comienzo, era sostenida por los brazos de su hijo y levemente apoyada en la pared, el gran pene era introducido repetidamente en su vagina, podían oir como chocaba el cuerpo de Milo con el de Beatriz y sus jadeantes bocas, sus piernas rodeaban el cuerpo de Edgar, el movimiento hacia rebotar sus pechos y parecía abrir su camisa, la tomó casi arrancando la tela que la cubría, tomó un pecho y comenzó a succionarlo, ella hacía lo posible para no emitir sonidos, Edgar pego su boca a la de su madre y continuó entrando y saliendo de ella, giró su cuerpo apoyando ambas manos en la pared, meneó sus caderas invitando a continuar, él tomó su pene moviendolo sobre sus nalgas, volvió a entrar en su vagina, sus jugos se escurrían de ella, él la tomó de su cadera con sus manos y se movió rápidamente, sus nalgas chocaban con sus piernas al igual que su glande con su cérvix, ella apoyo su cabeza en su brazo derecho mientras mordía su brazo izquierdo, él salió de ella justo a tiempo para que ella se pusiera de rodillas y acabar en su cara, la mayor parte de su semen fue a su boca y mentón, escurriendose a sus pechos.
Milo y Beatriz no se habían percatado que ya no están a solos en la cabaña.
Pasaron unas horas y Edgar salió de la habitación buscando algo de comer, cuando volvía se encontró a su padre en el pasillo.
– ¿Y eso?
– Es para mamá – dijo en voz baja.
– Creo que falta poner en la puerta un cartel de ‘NO MOLESTAR’ jaja.
Milo iba a la cocina precisamente a buscar algo para comer también y volvería a la habitación con Beatriz.
Cuando Edgar entró a la habitación Alejandra salía de haberse dado un baño, pretendía salir de su habitación para preparar al menos la cena, él la vió salir del baño desnuda y aún mojada, las gotas de agua caían por su cabello, dejó la bandeja en la cama, tomó una toalla y se acercó a ella ayudándola a secarse, se sentaron en la cama, él detrás de ella, besó sus hombros y su cuello.
– Para, en algún momento tengo que salir de la habitación ¿no?
– ¡No! traje algo para que comas.
– ¿Qué pasó con tu hermana… y con tu padre comieron algo?
– El es un adulto, puede encargarse de esas cosas.
Rodeó el cuerpo de su madre con sus piernas, llevo sus manos a sus pechos, masajeandolos con movimientos circulares, Alejandra giró su cara encontrándose con la boca de él, se separó de él tomando sándwich y le dio un bocado, no había comido nada, él tomó sus hombros empujandola suavemente haciendo que se recostada en la cama, continuó comiendo mientras él se acostaba entre sus piernas abriendolas, masajeo cada centímetro de sus piernas provocandole cosquillas, continuó hasta que llegó a su parte más sensible, pasó su lengua de abajo hacia arriba y luego sopló sobre su clítoris, ella lo tomó de las manos haciendo que se acostara, se sentó encima de él tomando su pene haciéndolo entrar en su húmeda vagina, apoyó sus manos en la cama llevando su cuerpo hacia atrás, Edgar podía ver el torso completo de su madre cabalgandolo, sus pechos rebotaban una y otra vez, su boca jadeaba, extendió sus brazos sobre los hombros de ella empujando su cuerpo, embistiendola duro, estaba casi por correrse, ella se puso de pie y Edgar la vió confundido, ella tomó sus manos indicando que se sentara en el borde de la cama, le abrió sus piernas y se puso de rodillas entre ellas, él creyó que ella le haría sexo oral, pero era aún mejor, ella tomó su pene entre sus grandes pechos moviendolos de arriba hacia abajo, era lo suficientemente grande como para llegar a introducir el glande en su boca, él puso sus manos sobre las de su madre ayudándola a mover los pechos, lo podía hacer más rápido así, hasta que se corrió, ella soltó sus pechos y tomó el pene con sus manos para exprimir hasta la última gota del semen de su hijo.
Por la noche Milo se cambió de habitación, despertó a Edgar para que se fuera a la suya, eso también despertó a Alejandra, pero cuando lo hizo su esposo estaba junto a ella acostado en la cama.
– ¿Qué tal tu día? Te ví en la Mañana.
– Fue un buen día jaja.
– Los oí…
– ¿En que momento?
– Cuando llegamos, salía del baño y los oí.
– No se en que momento del día llegaron, pero hace unas horas me cruce con Edgar en el pasillo y bueno supe lo que hacian jaja.
– …
– Tranquila, ya lo habíamos hablado, haz la tuya que yo hago la mía y así nadie molesta a nadie.
CONTINUARÁ…
Por cualquier consulta, duda, etc
*@pyhubb
Estan geniales tus relatos pero que es pyhubb?
Continua por favor… Tengo la curiosidad de saber si habrá acción entre Edgar y Millo? Estaría genial. Tal vez un día de tormenta en el granero mientras Ale y Bea también tienen lo suyo <3
Espero con ansias la siguiente parte está muy bueno tu relato lleno de pasión y deseo sexual