Cuarteto con mi tía, mi tío y mi papa.
Salgo del trabajo temprano por la mañana, y mientras mi mamá prepara el desayuno, yo tengo un cuarteto con mi papá, mi tía y mi tío..
Había tenido turno largo en el hospital, permaneciendo en este durante 24 horas. Había tenido una noche tranquila en el trabajo, debido a que me pude dormir a las 11 y media de la noche, y me pude despertar hasta las 7 y media de la mañana. Permanecí todavía 30 minutos acostado en la cama para hacer tiempo, esperando la hora de salida. En el camino de regreso a casa, me puse a escuchar mi playlist de Spotify, mientras que intentaba comunicarme con mi novia, que probablemente todavía seguía dormida a esa hora. Mientras manejaba, me preguntaba si todavía alcanzaría a llegar a tiempo para despedir a mis papás y a mis tíos Mike y Birgit, los cuales nos estaban visitando de Alemania. Su hija, Francisca, había estado de visita recientemente con nosotros dos semanas antes, debido a que en otra ciudad de nuestro país se encontraba haciendo un intercambio escolar. El poder convivir con ellos, y obviamente acoger con ellos, me remontó mucho la última visita que habían hecho a nuestra casa hace 10 años, cuando nos visitaron junto con su hija, y al mismo tiempo nos encontrábamos todavía mis dos hermanas y yo residiendo en la casa de mis papás. Y aparte, teníamos a una prima de Alemania que se encontraba haciendo un intercambio escolar con nosotros en ese entonces.
Llegué a la casa y me sorprendí al ver que todos los carros todavía estaban estacionados en la cochera. Me bajé, tomé mis cosas y subí por las escaleras hacia el área de la cocina, en donde encontré a mi mamá y a mi tía. Mi mamá se encontraba haciendo todavía, o comenzando a preparar, mejor dicho, algunas cosas para desayuno que tanto le gustaba preparar siempre todos los domingos del año. Mientras que mi tía se encontraba en una llamada telefónica con mi hermana Cristina, la cual estaba haciendo un intercambio en Holanda en ese momento. Me acerqué a mi mamá para saludarla, una mujer de 59 años de edad, de unos 65 de altura, de piel blanca, pero algo bronceada, con pelo café oscuro que le llegaba a los hombros y unas tetas Copa B. Posteriormente llegué a saludar a Birgit, una mujer de mucho contraste a comparación de mi madre, siendo una mujer blanca, rubia, de 1.85, de 54 años, con unas tetas entre C y una Copa B, según yo recuerdo cuando follamos el viernes, que habían llegado por la noche. A ambas las saludé con un beso en la boca, interrumpiendo a mi tía solamente brevemente para poder saludar a mi hermana.
Mi mamá pidió que fuera rápido a bañarme y que bajara perfumado para poder atender a mi tía, obviamente ella refiriéndose a tal vez coger en lo que ella terminaba de preparar el desayuno.
En camino a mi habitación, pasé por la sala de la casa de mis papás, en donde al fondo podía observar en uno de los sofás a mi papá y a mi tío Mike, sentados, practicando, mientras que tomaban agua en vasos. Me saqué a saludarlos, chocando la mano y dándoles un abrazo, ellos preguntándome cómo me había ido en el trabajo, a los cuales yo les respondí que me había ido bien y que en realidad había podido descansar. Mi papá, un hombre alto de 1.85, blanco, de 60 años, y Mike, de una altura similar, también blanco, clásicamente europeo, pero el de 54.
Subí a mi habitación, me bañé en lo que parecía tiempo récord y volví a bajar a la sala, en donde me sorprendía encontrar que ya estaban en un sofá mi papá y mi tío, mientras que en el sofá contrario del otro lado de la mesa para café se encontraba mi tía, sentada. Decidí llegar al sofá en donde ella se encontraba, debido a que aquí más espacios tenía.Cuando me senté, la conversación se remontaba un poquito a temas financieros que dominaba mi tío, debido a que era banquero, y a conversación con mi papá, que era un asesor industrial. Después cambió un poquito el tema en cuanto al ámbito médico, la profesión a la que yo me dedico, y eventualmente llegamos al hecho de que mi tía nos estaba contando de cómo hace 25 años ella había recibido un cateterismo debido al aneurisma cerebral que tenía y que estaba bajo riesgo de romperse. Nos comentó lo pesada que había sido esa etapa emocionalmente, pero que al final todo se había resuelto con bien. En eso mi papá, para poder romper un poquito el hielo debido al tema tan sensible o simplemente un tema no tan animado, le dijo de broma que se había sido muy suertuda, que nunca se le había reventado el aneurisma mientras montaba caballo, mientras realizaba algún deporte o lo que hacemos diariamente, pues se estaba cogiendo, y que nos debió haber dicho para no embestirla tan duro cada vez que cogíamos. Birgitte enterriza le aclaró que no había ningún problema, que eso ya se había resuelto con el cateterismo 25 años antes y que con toda confianza podíamos darle las embestidas que queríamos. Estoy seguro, o por lo menos así fue conmigo, que eso fue lo que empezó a detonar un poco de excitación en todos los que estábamos presentes en la conversación.
Tras un momento de silencio breve, los ojos de mi tía se encontraron con los míos, en esa típica mirada que uno puede darle a otra persona. Esa mirada que te dice, te estoy viendo a ti, nada más a ti, y te quiero comer. Se acercó a mí y me plantó un beso, comenzando a besarnos y a tocarnos. Eventualmente mis manos migraron a sus tetas, sobre su ropa, mientras que la de ella, la izquierda, comenzaba a estar sobre mi bulto de pantalón y su mano derecha comenzaba a entrelazarse con mi cabello. De reojo pude ver como mi papá y mi tío, los dos cada quien por su parte, comenzaron a tocarse los bultos que empezaban a endurecerse bajo el pantalón. Eventualmente, entre besos, comencé a besarle a la oreja, y luego el cuello a mi tía, y luego comencé a levantarle la camiseta, mientras que ella con su mano empezaba a desabrochar mi pantalón para sacar mi pene al aire. Le solté el sostén, dejando sus tetas libres, y en eso bajé a chupárselas, adorando a esos pezones hipertrofiados que tanto distinguen a las mujeres que ya han sido madres anteriormente. Así permanecí con ella, escuchando sus gemidos, mientras que ella me masturbaba y seguí entrelazando su otra mano con mi cabello. Eventualmente, después de estar chupando ambos pezones, me levanté para encontrarme con su boca otra vez, y luego ella se acomodó para inclinar su cabeza y comenzar a mamarme el pene. En eso me di cuenta que tanto mi papá como mi tío ya habían sacado los suyos y ya habían comenzado a masturbarlos cada quien por su parte.
Como ustedes lectores comprenderán, pues un caballero en la surgía siempre anda proyeccionando la pareja de la mujer con la que está cogiendo, por lo que volteé a Mike y le pregunté que si quería moverse en nuestro sofá o quería tomar nuestro lugar. Él me dijo enterrizas que no había ningún problema, que él sabía que su esposa quería disfrutar del pene de un hombre de 27 años. Los tres nos reímos mientras que Birgit seguía mamándome. Subía y bajaba sus labios, haciendo círculos sobre la cabeza de mi pene con su lengua, mientras que con otra mano me estimulaba los testículos. Y yo gemía mientras que con ambas manos le recogí el cabello. La mamá se caracterizó por ser un poquito más enérgica y también un poquito más salivada comparación de la que me había dado el viernes cuando recién llegaron a la casa y que tuvimos un quinteto.
Estuvimos así unos minutos hasta que eventualmente reconocí que era el turno de mi papá y de mi tío de también recibir atención oral por parte de mi tía. Nos levantamos los cuatro y nos terminamos de desvestir. Mi papá y yo tomamos la mesa y el café que separaba ambos sofás de la sala y la movimos a un lado para que ella pudiera ponerse de a cuatro entre las piernas de los otros dos. Empezó primero por mi papá, poniéndose de a cuatro entre las piernas de él y con la mano derecha tomando su pene, comenzando a masturbarlo, mientras que con su mano izquierda estirada alcanzaba el pene de su marido y también lo masturbaba. Yo, por mi parte, me dediqué a contemplar su culo alzado al aire, algo un poquito plano, debido a que no hacía mucho ejercicio, y con tejido graso que colgaba un poco de sus caderas y también de su barriga, debido a que estaba de a cuatro y la gravedad lo calaba hacia abajo. Por instinto me puse de rodillas detrás de ella y le separé las nalgas, comenzando a lamer con mi lengua, desde el crítoris hasta lo que era eventualmente su ano. Cuarenta y ocho horas antes, en el quinto intento que tuvimos, cuando ellos llegaron a hospedarse a la casa, había expresado a ella un poquito de sorpresa cuando ella sintió que mi lengua se pasaba por su ano. En esta ocasión la sorpresa no fue ya tanta, debido a que era algo más familiar, pero sí me aclaró y me pidió, interrumpiendo la mamada de mi papá, que por favor no introdujera ningún dedo, ni tampoco introdujera mi pene. Entendiendo por esto que no estaba limpio, le dije que no era ningún problema, mientras que continuaba succionando la dona que formaba su esfínter. Eventualmente decidí realizar una de las técnicas que tanto me gusta hacer para que una mujer llegue al orgasmo rápidamente. Tomé uno de mis dedos y lo introduje en su vagina, estimulando su punto G, mientras que con mi lengua empezaba a picar lo que era su mano como si fuera un colibrí tomando néctar de una flor, y mis labios envolvían su esfínter succionando. No pasó tanto tiempo antes de que eventualmente ella llegara al orgasmo, que anunció con gemidos interrumpidos por el pene dentro de su boca.
Orgulloso por el logro de haberle sacado el orgasmo a mi tía, y recibiendo una felicitación breve por parte de mi tío, quien reconoció la labor que había hecho con su esposa, tomé mi pene con una mano y comencé a masturbarlo para que recobrara su dureza, poniéndome detrás de ellas todavía de rodillas mientras que ellas seguían a cuatro mamando a mi papá. Eventualmente pasé la punta del glande por sus labios vaginales, comenzando a introducirlo. Debido a la diferencia de estatura y de tamaño entre mi tía y yo, ella siendo una mujer de 1.85 y yo un hombre de 1.74, mi polla fue bienvenida con rapidez y pudo consumir su vagina mi polla en su totalidad a la primera embestida. Una vez que estaba hasta el fondo y que sus pompas habían topado con mi cadera, la tomé de las caderas a ella y comencé a bombear, ella comenzando a gemir de forma interrumpida debido a la pene que tenía en su boca, mientras que yo también acompañaba los gemidos de ella con los míos.
Mi tío llegó a preguntarme que si mi mamá no iba a participar, a lo cual mi tía sacándose el pene de mi papá de la boca le dijo que no había ningún problema debido a que ella estaba preparando el desayuno, y que de hecho mi mamá le había especificado a mi tía antes de que ella venía a sentarse en la sala con nosotros que si llegábamos a coger que fuera breve debido a que la comida que iba a servir era caliente y no quería que se enfriara. Escuchando esa indicación y ese consejo que nos había dado mi tía, comencé a bombear un poquito más rápido, pero constante, todavía logrando sacarle un orgasmo más a la mujer. Eventualmente, mientras mi papá y mi tío cambiaban de lugar, ahora mi tío colocándose con mi tía entre las piernas y hundiendo su pene en la boca de ella, mi papá pasando a un lado nada más a masturbarse mientras contemplaba la escena que estaba ocurriendo en su sala, sentí como se contraían todos mis músculos pélvicos, señal de que ya estaba a punto de venirme. Eventualmente esperé hasta el último segundo, cuando estaba a punto de estallar, como cualquiera que en una orgía ha estado y comprenderá que es cuestión de cortesía, me retiré, masturbándome y aprovechando el orgasmo al más posible, mi semen volando e impactando en contra de la espalda baja de mi tía, mi tía gimiendo mientras que sentía que el semen caliente aterrizaba en su espalda baja, y mi tío celebrando la escena que estaba contemplando con su pene hundido en la boca de su esposa, mientras que su sobrino de 27 años se corría en la espalda de ésta.
Terminando de venirme, la verdad es que me quedé sentado sobre el piso, un poco sudado, y simplemente terminando de gozar la sensación de la venida que acababa de tener. En eso mi papá aprovechó para reemplazar mi postura detrás de la de mi tía, ahora él siendo quien la penetraba. Mi tía seguía gimiendo con el pene de mi tío en su boca, mientras que ahora se escuchaba en la vestida de mis papás. Obviamente, un poquito más de gemido, siendo mi papá de una altura y tamaño similar al de ella, pos tenía un pene más grande que el mío, y es lógico que esto le daba más placer. Después de un momento, me levanté, todavía contemplando la escena de cómo ella estaba de a cuatro, recibiendo embestidas tanto por delante como por detrás. Decidí acudir a la sala para ayudar a mi mamá a terminar de preparar el desayuno. No sin antes pasar rápido al baño, por papel, para limpiar el seme que mi tía todavía tenía embarrado en la espalda. Terminando de limpiarla, mientras que todavía su cuerpo se movía por las embestidas que estaba obteniendo por ambas direcciones, mi papá me dijo que si le traíamos un poco más de papel, porque eventualmente él se iba a acabar viniendo también en el mismo lugar, lo cual obedecí. Tras dejar el papel del baño cerca de ellos, me trasladé a la cocina, todavía desnudo, para encontrarme con mi madre.
Al entrar a la cocina, me encontraba ahí al lado de la estufa terminando de preparar unos huevos revueltos en la sartén en gran cantidad para que alcanzara para todos. Me acerqué a ella y la saludé todavía un poquito cansado por el orgasmo que acababa de tener. Me preguntó que cómo había estado y le dije que estuvo bien pero que sabíamos que teníamos que ser breve debido a que el señor ya estaba casi listo. Me confirmó que era cierto. Me pidió que le ayudara todavía a acomodar unas cosas que íbamos a llevar al centro de la mesa. No sin antes darme un beso mientras que una de sus manos recorría una de mis pompas y me la apretaba. Le pregunté que si ella no tenía ganas de participar y me dijo que obviamente sí tenía ganas de hacerlo. Sin embargo, pues siendo ella una mujer que se pone muy muy nerviosa cuando tiene visitas, prefería estar en la cocina terminando de preparar el desayuno con lo cual ella los quería atender. Siendo ella mi mamá y conociéndola como una mujer muy nerviosa cuando se trata de visitas en casa, simplemente respeté su decisión y me dediqué a apoyarla. Eventualmente a la distancia escuché los gemidos tanto de mi tío como de mi papá, siendo los de mi papá primero, señal de que ya se había venido. Eventualmente, eventualmente mi tío también llegó a venirse, terminando así el cuarteto que habíamos tenido con mi tía esa mañana. Al momento que yo acerqué cosas al centro de mesa para acomodar en donde yo tenía vista directamente la sala, podía ver a mi tía todavía limpiándose la boca ya que mi tío se había corrido en ella mientras que ya no tenía nada en la espalda, probablemente porque mi papá ya la había limpiado. Los tres se comenzaron a vestir y eventualmente yo también me vestí antes de sentarme a la mesa, ya que era cuestión de mala educación sentarse desnudo. Nos dedicamos a disfrutar por último el desayuno que mi mamá había preparado a platicar sobre los planes que ellos tenían en el día. Y fue así como empezamos una linda mañana.
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