Danielita y yo

Luego de la conversación estaba excitado, tenía una erección enorme, fui hacia la guantera, encontré la bolsa Ziploc y extraje la bombacha todavía húmeda y con olor a pis. No me quedó más alternativa que aliviarme, por lo que me desabroché el pantalón, bajé el cierre y me masturbé limpiándome la lec.
Mi hija Daniela es la mayor, tiene 28 años, tengo otro hijo llamado Esteban de 25. Daniela es alta, rubia de pelo enrulado y ojos color miel. Está soltera, tuvo varios noviazgos, pero ninguno le funcionó. Se recibió de abogada el año pasado y, desde entonces trabaja conmigo en una empresa donde soy CEO, se encarga de los casos que me involucran directamente y a los acuerdos que hacemos con otras empresas. Mi esposa no quería que la incorporara al trabajo debido a su poca experiencia, pero finalmente pude imponerme y llevarla a trabajar conmigo.

En una tarde cálida de febrero habíamos ido con Daniela a visitar una empresa para firmar un acuerdo comercial. La reunión se hizo muy larga, habrá durado algo más de dos horas; durante la misma, bebimos abundante agua, debido al calor reinante, había dos jarras en la mesa que terminamos entre los cuatro integrantes que la ocupábamos. Al terminar, sentí una fuerte presión en la vejiga debido a las ganas de orinar, por lo que le dije a Daniela que debía pasar al baño antes de irnos, ella me dijo que también tenía muchas ganas, así que quedamos en encontrarnos a la salida del baño para volver a la empresa.

Cuando Daniela salió del baño, tenía una cara como de susto, le pregunté si le pasaba algo y me dijo que no, que estaba bien. Sin embargo, cuando entramos al auto para volver, me dijo:

-Me da mucha vergüenza lo que voy a contarte: antes de llegar al baño se me escaparon unos chorros de pis y me siento mojada.

– Tranquila princesa, le dije podés cambiarte en la oficina.

-El problema es que no tengo…

-No hay problema, le dije.

Detuve el auto frente a una tienda de lencería, bajé y compré una bombacha talle M, elegí una de seda que tenía dibujos de margaritas que eran sus flores favoritas y volví al coche.

Al llegar, Daniela me dijo que la había llamado Karina, mi secretaria y, que la estaba esperando de urgencia en la oficina para una reunión con un cliente de Santa Fe. Por ello, ante mi profunda sorpresa, Daniela comenzó a cambiarse en el auto, se sacó su bombacha húmeda y tomó la que yo le había dado, antes le di un pañuelo carilina para que al menos pudiera higienizarse un poco, yo solo veía de costado la escena, no quería mirarla, solo trataba de conducir rápido a la oficina.

Al volver a mis tareas, al rato tuve una llamada por el interno, era Karina, mi secretaria recordándome que al día siguiente iba a faltar ya que me había pedido el día, por lo que le pregunté por el cliente de Santa Fe que había llamado a Daniela, pero ella me dijo que no había recibido ningún llamado, le dije que me había confundido y que me disculpara. Esta situación me había dejado pensando, por qué Daniela había hecho eso, trataba de mostrarme el cambio de su ropa interior en vivo o si yo estaba delirando, en fin, después de un rato de confusión, volví a concentrarme en el trabajo hasta la hora de salida.

Salí a las 18hs, como todos los días y empecé a conducir hacia casa, a los 5 minutos sonó mi celular, era Daniela, por lo que detuve el auto en una calle tranquila.

-Hola, quería agradecerte mucho por lo de hoy y, quería avisarte que, en medio de la confusión y el apuro, cuando me cambié, dejé la bombacha sucia en una bolsa Ziploc y la guardé en la guantera de tu auto. Te aviso porque no sea cosa que la encuentre mamá y piense que es de una amante tuya, tampoco yo quiero contarle que es mía y que me hice pis a los 28 años, así que por favor guárdala en un lugar de máxima seguridad. No la traigas de vuelta porque la que me compraste es hermosa, siempre pensando en mi y mi pasión por las margaritas, gracias¡¡¡

-De nada princesa, solo atiné a decir.

-También te quería invitar a cenar a casa el jueves, voy a hacer la torta de manzanas que tanto te gusta. Por mamá no te hagas problema, porque la llamo y le digo que vamos a tener una cena de negocios con gente del exterior.

– ¿Dale, a qué hora paso entonces?

-Te espero en casa el jueves a las 19 hs, beso-.

-Nos vemos, beso.

Luego de la conversación estaba excitado, tenía una erección enorme, fui hacia la guantera, encontré la bolsa Ziploc y extraje la bombacha todavía húmeda y con olor a pis. No me quedó más alternativa que aliviarme, por lo que me desabroché el pantalón, bajé el cierre y me masturbé limpiándome la leche con la bombacha de Daniela.

CONTINUARÁ