David y Damián (2)
Una visita al pediatra de Damián deja muy nervioso a David, pero vaya sorpresa…. .
Mis padres estaban de viaje y Fabiana trabajaba hasta tarde, algunas veces cuando me quedaba con el niño tomaba mi verga como un biberón él solito, pausaba su respiración para tragar y se dormía así, lo ayudaba a conciliar el sueño.
Un día llegué un poco tarde del trabajo, Fabiana ya no estaba y Damián estaba en su habitación durmiendo con la boca abierta respirando fuerte casi como un ronquido, me acerqué de rodillas a un lado de él, tomé su mentón empujando hacia abajo abriendo su boca, introduje un dedo explorando su cavidad, él comenzo a succionar mi dedo como si fuera un chupete, introduje otro dedo presionandolos contra su paladar y encías, tomé mi pene apoyándolo en sus labios y poco a poco lo presione hacia adentro, sus labios rodearon mi glande succionandolo, lo empujé un poco pudiendo entrar en su boca y comencé a mover mi cadera, por los movimentos se despertó pero continuó succionando hasta que los labios que rodeaban mi verga fueron acompañados de mi espesa leche rodeando mi verga.
Estaba algo preocupado porque Fabiana había llevado al niño al médico por un control, esperé muy nervioso a que ella volviera.
– El Dr dijo que la próxima vez fueramos los 2 o solo tú con Damián.
– ¿Por qué?
– Tú también lo cuidas, quiere explicarte unas cosas y puede que tengas algo que preguntarle o si ves algo raro en el niño o cosas así .
– Ok.
Pedimos un nuevo turno y a los 2 días fuimos al consultorio, estaba más nervioso que nunca, Fabiana tenía que ir a su trabajo.
– Disculpe doctor pero tengo que ir a a mi trabajo, solo puedo estar 10 minutos más en la consulta.
– No se preocupe señora si tiene que irse hágalo, solo tengo que indicarle algunas cosas al caballero.
– ¿Esta todo bien?
– Si, no se preocupe.
Fabiana salió del consistorio y mi nerviosismo aumentó, el Dr me quería indicar algo sobre los pañales, que eran mejores uno y no otros,
– Sabe las cintas son poco prácticas.
– Ya veo.
– Y sabe…
Abrió uno de sus cajones con una «pomada» colocando una gota generosa en su dedo.
– ¿Están rozadas sus nalgas?
– Mire aquí.
Rozó su ano introduciendo el dedo.
– ¿Cree que soy tonto?
– ¿Eh?
– Usted ha estado jugando con este culito ¿eh?
– Claro que no doctor.
– Jajaj tranquilo…ha hecho un buen trabajo, nadie lo ha notado, claro que yo tengo más experiencia en el tema…¿me permite?
– ¿Qué?…¿se lo quiere coger?
– No…yo no hago eso.
– No lo estoy entendiendo.
– Tengo un gusto particular por estos pequeños penes y más si son de niños, y sus anos uffg, amo lamerlos y jugar con ellos.
– ¿Y por qué no se los coge?
– Tan pequeños no…me gusta que sean concientes de lo que pasa.
– ¿Esta mal que sea tan pequeño?
– No necesariamente…siempre y cuando el niño no sufra.
– Yo aún…no me lo he cogido.
– Puedo verlo…¿pero por qué?
– Es muy pequeño.
El hombre estaba de rodillas lamiendo el ano de Damián mientras con 2 dedos masturbaba el pequeño pene del niño provocando que algunas gotas de orina salieran, di un vistazo rápido a su entrepierna y estaba abultada, se veía muy exitado al igual que yo, no dije ni una palabra y lo dejé hacerlo.
– Espero que sea cuidadoso con este niño, es muy hermoso…a dejado tocarse.
– Lo seré.
– No es necesario que venga la madre, traerlo tú la próxima.
– Esta bien, hasta la próximo mes.
Cuando llegue a la casa no podía creer la suerte que tenía, estaba más tranquilo pero no del todo, Fabiana se preocupaba por su hijo y eso no me dejaba hacer lo que quisera con Damián, por las noches seguir durmiendo con él, me despertaba a mitad de la noche para una hermosa paja y a veces era doble aprovechando que él tenía hambre a esas horas, se prendía de mi verga y eso era una imagen muy exitante la cual plasme en algunas foto, después comencé a hacer videos muy detallados clasificandolos por fecha, edad, tipo de video, que objetos usaba con sus medidas incluso los evaluaba por mi propio gusto y como evolucionaba Damián, que objetos le gustaban más a él etc.
Su boca cada vez estaba más acostumbrada, al igual que su ano, no me animaba a penetrarlo pero si introducía más dedos, y un poco mi verga hasta que veía que le dolía o parecía querer llorar y dejaba de hacerlo.
Al siguiente mes volvi a llevarlo a la consulta pero sin Fabiana, anteriormente le habían tomado muestras para analizar y mientras esperaba nuestro turno leí su ficha médica, no entiendia mucho del tema pero podria saber lo básico, pero el tipo de sangre me llamó la atención, era el mismo que el mío, estaba seguro que mi hermano tenían otro grupo sanguíneo y Fabiana otro, lo dejé pasar ya que era algo de poca importancia.
Dentro del consultorio noté que el mobiliario estaba organizado de otra forma, eramos los últimos, no quedaban más pacientes para ver y la recepcionista ya no estaba, en el lugar solo estábamos nostros 3, el Dr, Damián y yo.
– ¿Cómo han estado?
– Muy bien ¿y usted?
– Mejor imposible y más ahora que estoy terminando el turno y puedo ver a este niño.
Me guiño un ojo tomando la ficha de Damián comprobando que todo estaba en orden, prosiguió quitandole la ropa para medirlo y pesarlo, en su mesa tenía unos objetos de silicona de distintos tamaños pero no sabía para que eran, el Dr levantó sus piernas y él lo observaba muy atento, el hombre tomó uno de los objetos y lo colocó en uno de sus dedos.
– Esto es un cepillo de silicona para los primeros dientes…¿la forma es muy conveniente no cree?
Asenti y continúe viéndolo, jugó un poco con la lengua de Damián para humedecer el objeto, lentamente lo introdujo en su ano, ya que entraba muy fácilmente movió su dedo más rápido, fue aumentado la velocidad hasta escuchar los gimoteos y balbuceos del niño, retiró su dedo no sin antes limpiar el área, tomó su verga llevándola a la boca de Damián, se oía el sonido por todo el consultorio, abrió su pantalón tomando su verga y comenzó a masturbarse, su respiración estaba muy agitada, no resisti y me acerque a él, mi verga estaba igual de dura que la suya, abrí mi pantalón sacandola, la apoyé en ese pequeño ano con un poco de presión y comencé a masturbarme rápidamente, el doctor al ver eso movió su mano muy rápido hasta correrse, sus gemidos se hicieron eco en el consultorio mientras yo seguí moviendo mi mano, caminó detrás de mi dándome una suave nalgada, continúe con mis movimiento corriendome sobre las nalgas de Damián, lo limpie muy bien y usé un nuevo pañal.
– Todo está en orden, los espero para la próxima.
– Muy bien doctor.
Se sentó en su silla con su miembro aún duro y escurriendo semen a todo lo largo, cuando cerré la puerta del consultorio lo oi hablar.
– ¿Diego? Ven a terminar tu trabajo.
– Si…
¿Quien era Diego? Crei que no quedaba nadie allí. Diego en ese momento tenía unos 10 años, era hijo de la señora que hacia la limpieza, desde luego el doctor lo mantenía «trabajando» también.
Pasaron 3 años y continuaba llevando a Damián al mismo médico, en alguna ocasión lo deje lamer mi ano y jugar un poco con mi pene, era algo que le gustaba bastante, con Damián no hacia mucho, seguía considerando que era pequeño, pero también jugaba con sus instrumentos médicos, los termómetros, el aparato para ver lo oídos, etc.
El trabajo de Fabiana era estable y parecía tener una nueva pareja dejándome con el niño incluso semanas lo que era muy conveniente para mi, mis padres se mudaron dejandome la casa, estaba más decidido a avanzar con el niño, el chupete era historia vieja, ya había podido introducir más que un par de dedos sin problemas y al menos unos 5 cm de mi verga con mucha paciencia claro, no se quejaba y me dejaba seguir haciendolo, tenía una relación muy cercana con mi verga, le gustaba mucho tenerla en su boca tomarla con las manos como si fuera un helado y deborarla, ya sabía cómo hacerlo, y la buscaba todo el tiempo, adoptaba una posición característica, felxionaba sus piernas y se sentaba sobre sus pies, sus manos siempre apoyadas en mis muslos y solo movía su cabeza de arriba hacia abajo.
Damián cumplía 4 años, su madre hizo un festejo más que nada con miembros de la familia, incluso mi hermano estaba presente, habían algunos juegos para niños, mi hermano había tenido 2 hijas y también estaba un sobrino de Fabiana, los adultos estaban algo ocupados discutiendo, me fui con los niños a jugar, estaban en el patio jugando en el agua, querían entrar a la piscina pero no tenían traje de baño,
– Oye, Luis, quieren ir al agua.
– No tienen trajes de baño.
– Luis, dejarlas que entren en ropa interior. – dijo mi madre.
– Pero luego se mojaran la ropa.
– Que entren sin ropa, traerle toallas para cuando salgan y listo. – dijo Fabiana.
– Esta bien pero cuidarlas, no dejes que vayan a lo ondo.
– Si.
– También cuida de mi sobrino. -dijo Fabiana.
– Si.
Los niños corrieron a la piscina quitándose la ropa y entrando al agua, me quité la camisa y los zapatos entrando con ellos pero Damián de sentó en el borde.
– ¿Vas a entrar?
– …
– ¿Tienes miedo?
– No…
– Ven.
Lo tomé en brazos solo mojando sus pies, su nalgas eran presionadas contra mis brazos, su pequeño pene aprisionado contra mi cuerpo, lentamente nos fuimos sumergiendo y era perfecto para meter mis manos en su traje de baño, bajo el agua nadie nos veria pero no podía hacer mucho, tenía que estar atento a los demás niños, ellos andaban desnudos jugando, eso me quitaba un poco la concentración pero no le ganaban a Damián, despues de casi 1 hora ya se habían cansado del agua y querían entrar a ver algo de TV y comer algo, les alcancé sus toallas y entramos a la casa, mentras los demás niños jugaban Damián estaba sentado sobre mis piernas, abri su toalla para tocar sus nalgas directamente, los demás niños estaban tan entretenidos que no nos veían, a pesar del riesgo continúe amasandolas y abriendolas, con el dedo medio rocé su raja presionando cada vez que pasaba por su ano, este se abría un poco dejándome entrar solo un poco, con algo de saliva ayudando pude introducirlo completo, Damián tenían su espalda sobre mis piernas y colgaba de mi cuello con sus manos en mi nuca, su mirada estaba fija en mi cerrando los ojos un par de segundos al mover mi dedo una y otra vez, mi verga estaba súper dura babeando por el, lo senté sobre mi cubriendonos con la toalla mientras él se movía sobre mi miembro, ya no resisti y lo llevé a uno de los baños casi corriendo, cerré bien la puerta bajando su traje de baño y quitándome el pantalón, se apoyó en la puerta con ambas manos abriendo sus piernas, sin mucha preparación más que una buena cantidad de saliva lo penetre, lentamente su ano se fue abriendo dejándome entrar, hasta ese momento no lo había hecho de forma tan profunda pero las ganas me ganaron y por más que él quisiera detenerme ya no podía, intento hacerlo con sus manos pero las regresé a su lugar para continuar, mi verga estaba enterrada en lo más profundo de su esfínter, comencé a moverme muy lentamente con movimientos cortos pero constantes, su respiración era fuerte chocando contra la puerta, no estaba acostumbrado a eso pero la aguantaba muy bien, tomé sus manos dejándolas a cada lado de sus nalgas para que las mantuviera separadas mientras yo lo embestia cada vez más rápido, se sentía apretado ya de por si y podía sentir algunos espasmos apretandome la verga, tomé sus caderas moviéndome violentamente, saliendo por completo para volver a entrar hasta el fondo, choque con su cuerpo continuamente, mis últimas embestidas fueron acompañadas de chorros de semen, fuimos interrumpidos por los demás niños justo después de terminar mi trabajo, con mucha prisa nos vestimos y salimos a la sala junto con los otros niños, nos volvimos a sentar en el suelo, después de unos minutos sentí en mi pierna como algo tibio y húmedo me tocaba, habíamos salido tan rápido del baño que ni siquiera limpie mi semen de él, habia traspasado la tela, se escurria de su ano, tuve que ir a su habitación a buscar ropa para cambiarlo y mientras él esperaba se había quitado todo y se puso a saltar sobre la cama.
– ¡A que no me atrapas!
– No tenemos tiempo, anda ven.
– Noooo.
– Para o si no me enojare contigo.
Me enseñó la lengua haciéndome burla y continuó saltando, lo tomé de un brazo obligándolo a bajarse, casi comenzo a llorar y para calmarlo le dí un beso largo en sus labios, sin abrir la boca, solo buscaba callarle pero puso sus manos en mi nuca empujandome para continuar con el beso, abrió su boca dejando salir su lengua, abrí mis ojos algo sorprendido, sus ojos estaban cerrados y de veía como concertado en lo que hacia, no lo pensé mucho le seguí el juego, también introduje mi lengua en su boca buscando la suya, mis manos bajaron por su cuerpo encontrándose con sus nalgas, pegué su cuerpo al mío levantandolo y apoyándolo en la pared.
– ¿No fue suficiente ya?
– Noo…
– …Pero mira como esta…tienes que ponerla feliz.
– Ok.
Se puso de rodillas absorbiendo mi verga con su boca sin usar sus manos, su caliente y húmeda lengua se movía rápidamente rodeando mi miembro, movía su cabeza haciéndome ir más profundo, tomé su cabeza empujando más sintiendo como se cerraba su garganta con cada arcada, sus ojos se llenaban de lágrimas pero el continuaba, ya le habíamos cantado el feliz cumpleaños y había soplado las velas, podría ser sospechoso que el cumplañero se desapareciera por muchos minutos, lo tomé llevándolo a la cama, apoyé su espalda abriendo sus piernas, su ano estaba algo inchado de antes, introduje mis dedos, estaba húmedo, tenía sus piernas sobre su pecho, me sonreía viéndome con su cabeza hacia un lado.
– ¿Te gusta tanto que querías otra vez… ?
– Jeje.
– Todas las veces que quieras el tío te dará verga.
Llevé mi pene a su ano entrando, su esfínter parecía succionarme, casi no me moví, me apoye en la cama con mis mano acercándome a su cabeza, comencé a moverme más rapido haciéndolo respirar fuerte cada vez que la tenía adentro, cerraba los ojos cuando la sacaba, no teníamos mucho tiempo y yo estaba muy caliente, lo tomé de sus hombros empujando su cuerpo y embistiendolo duro, con movimientos cortos y seguidos me corrí, y no sali de él hasta sacar la última gota de mi leche.
– Hay que volver.
– No quiero.
– Venga, a limpiarse bien.
La fiesta había terminado, mis padres de estaban despidiendo pero Fabiana estaba borracha y a los gritos discutiendo con ellos hasta que se giró hacia mi apuntandome con su dedo.
– Damián es hijo tuyo.
– ¿Qué dices?
– Si, es hijo tuyo, no de tu hermano.
– … ¿Y por qué lo dices ahora?
– …
– Fabiana será mejor que midas lo que dices – dijo mi madre.
– ¿Qué?
– Nunca me gustaste, ni cuando estabas con David, vete de la casa ya.
– Ustedes no viven aquí.
– Esta sigue siendo nuestra casa, solo avisamos para venir a ver al niño cuando lo traigas.
Damián era mi hijo, después de todo ese tiempo y de todo lo que le había estado haciendo, mi venganza ya no tenía sentido, lo hacía con mi hijo…pero ya era tarde, había ido tan lejos que el niño parecía adicto, ya no podía parar, pero lo peor era que ya no lo vería como siempre en la casa.
Había hablado con Fabiana para solucionar el asunto, acordamos que volveria a como estábamos antes, a mi lo que ella hiciera con su vida no me importaba, pero quería al niño cerca muy cerca.
Poco a poco los problemas se solucionaron, pero Fabiana estaba embarazada, después de rogarle me dejó quedarme los 3 meses de vacaciones con el niño, ya tenía pensado viajar con el a la otra punta del país, el mismo día que llegamos fuimos a un parque acuatico, después de estar todo el día solo viéndolo y muy de vez en cuando lo tocaba, pero había tanta gente que no podía arriesgarme, esperé a que se disminuyera la cantidad de personas en el parque y corrí al baño, me aseguré que no hubiese nadie cerca, entramos los dos al cubículo y cerré la puerta, le quité su ropa, me senté sobra la tapa del inodoro y lo senté sobre mi, se apoyó con cada mano en las paredes a cada lado y se rozaba con mi cuerpo, sobre todo con mi bulto, se marcaba mucho con el traje de baño, que no sólo estaba húmedo por el agua sino por mi líquido pre seminal, me bajé el traje dando golpecitos en sus nalgas, apunte a su ano y cuando por fin pude entrar tomé una foto con mi teléfono y lo arroje a un lado, mientras espereaba que él se aflojara un poco pensé porqué tomar solo una foto, mejor también hacia un video.
– Dime si te gusta…eres tan lindo.
– Para…un momento
– ¿Qué?
– Baño….
– No me detendré.
Damián todavía no sabía que yo era su padre, en todo el tiempo que no pude verlo estaba algo deprimido anhelando volver a verlo, volver a esta dentro de él, no me importaba que fuera mi hijo, sentía que eso nos conectaba más; las contracciones de su esfínter se sentían deliciosas, se movía él sobre mi, su espalda tocaba mi pecho, mordi suavemente su oreja respirando agitado, rodee su cintura con mis manos y me moví lento pero llegando hasta lo más profundo que pude, una y otra vez inundando su recto, me detuve para recuperar el aliento y pude oir como se abría y se cerraba una puerta.
– ¿Se divierten mucho eh?…estoy duro solo de oírlos. – dijo uno voz desconocida.
– Puede ver si quiere…
Aún tenía mi verga dentro del ano de Damián, me puse de ni y él le quitó el seguro a la puerta, del otro lado estaba un señor regordete de unos 60 años muy sorprendido de vernos, moví mi cabeza hacia la puerta principal la cual el hombre cerró y se apoyó en ella para impedir que alguien entrase, apoyé a Damián sobre los lavabos y lentamente salí de él, una gran cantidad de semen salió de su recto, el rostro del hombre era todo un poema, di un paso hacia atrás señalando con mi mano el trasero del niño.
– Adelante….¿no quiere probar?
– ¿Cómo?
– Meter su verga aquí.
Tomé las nalgas de Damián que aún goteaban y las abri dejándolo ver mejor, el hombre estaba dudando, podía ver perfectamente su pene a través de su ropa,
lentamente se acercó a nosotros, intercambie el lugar con él detrás de la puerta, metió su mano en su ropa sacando su verga, la rozó por toda la raja.
– Espere…
– No se arrepienta ahora, dejeme un poco a mí…
Le arroje un condón y me apoyé en la puerta, Damián abrió sus nalgas dejando al hombre hacerlo, sin demora el hombre de un solo movimiento introdujo su pene, su tamaño era menor al mío pero era considerable, tomó su cadera dándole nalgadas mientras lo embestia, desde donde estaba veía como se agitaba el pequeño pene y testículos de Damián, sus cuerpos chocaban repetidamente junto con la respiración del hombre, acelero sus movimientos hasta que se acercó al orgasmo, fue más lento pero duro gimiendo, acomodó su ropa acercándose a mi y me quiso dar dinero.
– Ese fue el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo.
– No necesito dinero…
– ¿Qué quieres entones?
– Nada.
– Te gusta ver…
– Sí, nunca lo había hecho pero me gustó…
CONTINUARÁ…
Por cualquier consulta, duda, etc
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Mas que buena y caliente, esta segunda parte!!!
Que maravilla poderlos compartir, espero continúes y seguramente el medico pediatra te dará mas letra,
Saludos
Que rico
´Creo que me está gustando esta historía aún más que la otra. Escribes muy bien. Ojalá en el futuro hagas otra que incluya un poco de scat para leerlo aún más real. Felicidades bro y gracias por ayudarme con mis pajas .