De la playa a la cama.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
Un dia de este verano pasado, vi como mis amigos le miraban los senos, es verdad que estabamos en la playa, pero jamás le había visto un bañador tan escotado, una V, que le llegaba casi hasta el ombligo, permitía ver los bordes internos de un par de senos blancos como toda su piel, regulares de tamaño, pero muy levantados, casi juveniles.
Se recostó sobre una tohalla y no pareció que se fueran hacia los lados, al contrario se veían enhiestos, amenazantes, listos para ser lamidos y succionados, sus pezones se marcaron claramente sobre la laicra azul. Al tratar de cerrar un poco el escote pude apreciar un pezón café claro y una aureola pequeña, me dio una rabia enorme, porque mis amigos también lo habían visto. La observé mejor, es de pies pequeños, no más de 36 cm., pantorrillas más bién delgadas, pero de muslos firmes y bién torneados, vientre plano, caderas redondas, una cintura estrecha, un torax delgado con esos senos, que sin dudas son preciosos, sus brazos delgados, pero bién torneados terminan en manos pequeñas de dedos finos, hombros estrechos, un cuello regular sostiene una cabeza de cabellos largos muy rubios, un rostro ovalado con ojos verdes de regular tamaño, una nariz aguileña muy pronunciada, le resta belleza a un rostro agradable, sus labios superiores son finos, delgados y el inferior levemente mas gordito. La verdad es que quién la mire vestida, no llama la atención para nada, pero en ese bañador, era otra cosa, me acerqué a ella y le dije
– Marta ¿No tenías algo más recatado que ponerte? – Me miró curiosa y respondió
– ¿Estás de sermonero o solo celoso? Porque tus amigos están de miedo – Me dejó helado su respuesta, más que al moverse, separó un poco las piernas y vi como unos labios gorditos de su vulva se marcaban en la entrepierna, ella se percató de mi mirada y sonrió
– Me parece que estás celoso, pero recuerda chaval, que soy tu progenitora y no tu mujer – Sentí una ira extrema
– Por eso mismo deberías tener más cuidado – Sin mirarme dijo muy lentamente
– Soy una mujer viuda, desde hace más de 12 años, jamás me metí con nadie, pero ahora tienes 19 años, eres mayor de edad y de vivir tu vida como quieras ¿No es así? – Le encontré razón y le dije
– Si soy un hombre y puedo hacer lo que quiera, pero no lo hago, creo que debo ser consecuente con mis principios – Se molestó y dijo muy seria y cortante
– Pues resulta que también soy mayor de edad, he vivido 36 años sometida a esos mismos principios ¿De que me ha servido? Que quién debería apoyarme, me critique, que quién debería ser más amable y dedicado conmigo, solo venga a verme, cuando demuestro, que soy también una mujer, que puedo llamar la atención y que sin ser una miss universo, puedo llamar la atención de chavales más hombres que tu. Pues nada, quiero vivir, quiero ser y sentirme mujer ¿Entiendes? Mujer y no solo madre y viuda.
Si no te gusta pues chaval sigue tu vida en otro lado, hasta los 25 años tienes el seguro de tu padre y si algo te falta, ya te proveeré de lo que necesites, cuando me lo pidas, ahora sal que me estás tapando el sol – Me fui a casa, completamente contrariado, al llegar a la vereda, me sacudí la arena de los pies y pude ver que un grupo de muchachos de mi edad, la redeaban, no se que hablaron, pero después de un par de minutos, todos se fueron y ella tomó sus cosas y se encaminó a casa, Así que me apuré y entrando a la casa, me puse a arreglar mi ropa, ella entró y no me dijo nada, ni siquiera cuando busqué mi maleta y comencé a poner mis cosas.
Me estaba ignorando, entró al baño y sentí la ducha, guardé todas mis cosas y revisé mis cuentas. Tenía suficiente dinero para todos mis gastos, mas la cuenta de ahorros, pero tenía que dejar algunas cosas en claro con ella, así que esperé que saliera del baño, salió con un vestido playero, abierto por delante, se notaba que estaba sin sujetador, porque sus senos y sobre todo los pezones se marcaron en la tela delgada, se sentó en un sillón de la sala, el vestido se le abrió un poco al cruzarse de piernas sus muslos quedaron casi completamente a mi vista, para peor el escote era también pronunciado y la mitad de sus senos quedaron a la vista, hasta el comienzo de las aureolas, tenía una tohalla en la cabeza, me dijo
– ¿Asi que se va el joven? Pues que te vaya bién, pero ¿sabes donde vas a vivir? – Me senté frente a ella y le dije
– Pues en mi casa, recuerda que somos herederos ambos de la casa de Madrid. Luego veré que pasa con el resto de las inversiones de mi padre, pienso terminar mi carrera de economía, lo que si espero te quede claro, que si quieres tener amantes, será fuera de la casa de mi padre… – No alcancé a terminar porque se puso de pie y para peor nuevamente vi sus labios de la vulva marcados en las bragas blancas. Sentí una punzada en la polla y un tremendo cachetón y su voz diciendo
– ¿Que te haz creido? ¿A quién le faltas el respeto? Ya puse en su lugar a tus amigos y ahora tu puedes desaparecer cuando se te antoje, pero la misma regla corre para ti, ni una mujer en mi casa y los gastos los compartiremos, mientras vendemos la casa y cada uno toma su rumbo – Estaba helado, pero saqué fuerzas de la peor ira que había sentido en mi vida para responder
– Me parece bien, ahora me voy a Madrid y eso si, no me vuelvas a pegar jamás en la vida, porque entonces lo vas a lamentar, recuerda que soy un hombre, trátame como tal si no quieres lamentarlo el resto de tu vida – Ella vio que tenía los puños apretados, pero igual dijo
– Tu ¿Un hombre? Apenas te da para niñato tonto y muy mal criado – Me cegué totalmente y tomándola de los brazos la pegué a mi, sentí su cuerpo pegado al mio y la besé en la boca, estaba quieta como muerta, así que le pasé la lengua en sus labios, le besé el cuello y soltándole los brazos, le agarré el culo con la dos manos, la levanté a mi altura y la volví a besar en los labios, ella no ponía resistencia, así que le solté los gluteos y mientras con mi brazo izquierdo la sujetaba de la cintura, con el derecho le saqué un seno y me agaché para succionarselo, ella estaba muy pálida, no decía nada, le abrí completamente el vestido y pude ver su cuerpo casi desnudo, la tomé con fuerza y la puse en el sofá, al depositarla, le saqué sus bragas, su triángulo de pelitos rubios y lacios, recibieron la caricia de mi mano, que sintió el calor de esos labios vulvares, me di cuenta que me había sobrepasado, no sabía como revertir la situación, así que lo único que pude decirle fue
– Ya sabes que no soy un crio y que si no has tenido hombre en doce años, ahora mismo, te podría hacer mia, convertirte en mi amante, en lo que yo quiera – Pero de pronto entendí lo que me pasaba y se lo dije – No lo hago porque mi amor de hombre por ti, es más grande que todo mi orgullo y los deseos sexuales que me provoca tu cuerpo desnudo – La solté y no se como tomé la maleta y me fui.
Diez dias después llegó a casa, venía pálida, se notaba que no había tomado sol. Yo estaba en la piscina tomando sol, ya estaba medio bronceado, no me saludó, ni la saludé. Subí a mi cuarto, el de ella estaba como núnca con la puerta cerrada. Era obvio pensé, pero también había pensado en esos 10 dias, lo que me había salido de adentro, que la amaba, que la deseaba fisicamente, eso era verdad, solo que lo descubrí en la playa y me tenía muy descompuesto. En ese momento tomé una decisión. Me duché, vestí y bajé a la cocina, comencé a preparar una de la recetas, cuando tuve lista la comida, subí a su cuarto, al golpear la puerta, esta se abrió y nos encontramos frente a frente, observé que vestía el mismo vestido playero, del incidente, solo que ahora con unas sandalias de alto tacón, quedába casi de mi altura, le dije
– La cena está lista, vamos a comer – No respondió pero fue tras mio. Tenía preparada la mesa, con los cubiertos frente a frente, le corrí la silla, ella aceptó y se sentó, todo en silencio.
Traje la comida caliente y comimos en silencio, como era carne una copa de vino tinto ayudó mucho a coger fuerzas luego el postre,. Le pregunté
– ¿Te gustó la comida? – Sin mirar dijo
– Si muchas gracias, pero tu y yo tenemos que hablar, porque estos dias han sido un infierno – Mal entendí lo que dijo y admití
– Lamento la forma que te lo dije, las circunstancias, pero hay algo que debes entender, no dije ni una sola mentira y si, estoy enamorado de ti Marta, no como hijo, no como un chaval, sinó como un hombre ama a una mujer, a su mujer. Entiendo que esto es muy fuerte… por favor no me interrumpas, acepto que para ti es demasiado, pero hay algo que quiero pedirte antes que me digas nada. Por favor por lo menos permíteme tratar de conquistarte, es lo único que te pido, que me permitas conquistar a la mujer que amo, a la única que he amado en toda mi vida, por favor si eres capaz de entenderme, por lo menos permíteme tener la oportunidad – Me interrumpió
– La oportunidad ¿De qué? – La miré incrédulo, insistí
– De conquistarte, demostrarte que mi amor es legítimo, que es de hombre, no de un chaval sin superar el complejo de Edipo – Me miraba muy seria
– Estos 10 dias sola, pensando, analizando, me llevaron a una decisión, me pregunté ¿Porqué había cambiado tanto en pocos dias? ¿Porqué me estaba vistiendo sexy? ¿A quién quería impresionar, a quién quería conquistar? Y cuando lo descubrí sentí miedo, pánico, era una locura, pero me decidí, pero no quería solo su sexo, quería su amor, su respeto, su vida compartida con la mia, para eso necesitaba que me descubriera, cuando me besaste, cuando casi me violaste en la casa de la playa, me di cuenta, que todo se perdería, se había perdido el respeto, se había perdido toda posibilidad de una vida en común.
Entonces me quedó la duda ¿Quién había sido el culpable? ¿El hombre o la mujer? ¿La conquistadora o el conquistado? Todo indica, que la conquista fue breve, porque el objetivo estaba logrado antes de comenzar, entonces Micho, la culpa fue mia, porqué te provoqué en público, en ves de hacerlo en privado – Estaba perplejo, me puse de pié y ella hizo lo mismo, nos encontramos, su cuerpo se pegó al mio, mientrs sus brazos me cruzaban el cuello, las mias la cogian de la cintura, mientras nuestras bocas se abrían en un beso increible, sentí sus senos pegados a mi pecho, sus muslos pegarse a los mios, y las lenguas iniciar una dansa de sexualidad desatada, la tomé de las piernas y la espalda y la cargué hasta su cuarto, la deposité con mucho cuidado sobre la cama, ella se sacó el calzado y abrió el vestido, estaba totalmente desnuda, sin bragas ni nada bajo el vestido, me saqué mi ropa y ambos ya completamente desnudos, comenzamos a entregarnos el uno al otro, ella bajó a mi polla, mientras se daba vuelta y abriéndose completamente de piernas, ponía su pubis frente a mi boca, de inmediato comencé a lamer su vulva, a succionarle el clítoris, mientras ella ya se estaba tragando mi polla y mamando sin gran experiencia, pero con una dedicación única, sus uñas acariciaban mis huevos con mucha delicadeza, provocándome una erección de 10 mil. Pero fue ella quién primero comenzó a sacudirse en un orgásmo enorme, quedó con su cabeza apoyada en mi pierna mientras la polla seguía dura en su boca, quizo seguir con su tarea, pero la tomé de los muslos y la hice girar, quedamos besándonos nuevamente, pero esta vez la puse de espaldas y subiéndome sobre ella, llevé mi polla al vestíbulo vaginal, mientras le decía
– Marta te amo… te amo… – La fui penetrando lentamente, sentí el calor de su vagina, como acogía esa misma polla que hacía 18 años había cruzado ese mismo estrecho, para salir a la vida. La emoción era enorme, era la vagina por donde vine al mundo que se me abría con otro amor, suave, caliente, me hacía sentir el más dichoso de los hombres, así que comencé a deslizarme sobre su cuerpo, no quería salir de su interior, me sentía completo, la penetraba sin parar, ella poco a poco comenzó a ponerse más tensa, hasta que se adentró en los caminos del orgásmo, gritando su felicidad, sacudiendose 12 años de sequía, al comenzar su segundo orgasmo, se abrazaba a su nuevo macho, mientras mi polla le entraba y salia sin misericordia, provocándole los placeres más grandes de su vida, sus gritos de amor, de placer, de gozar ese pene que le taladraba su vagina sin parar y que de pronto comenzó a soltar su leche en el orgasmo más delicioso que hubiera experimentado jamás. Nos abrazamos besándonos, sin sacarle la polla, nos acariciamos, le amacé sus senos, que me esperaban para sentir el sabor de mi boca, mis manos fueron a sus gluteos, y le dije – Pronto será también mio y parte de mi felicidad –
Ella respondió
– Cuando tu quieras mi amor, también te lo entregaré – Y claro que sucedió, pero esto está muy largo.
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