De regreso a Casa
Mi hijo me mete mano en el centro comercial y yo lo hago cuando volvemos a casa.
Status básico:
26 años
madre sumisa
propiedad de mi hijo
depravada sexual
acosadora
—-
Tras una mañana llena de insinuaciones mi hijo por fin me dió a chupar su deliciosa verga.
Al principio se quedó conmocionado pero un poco de «terapia materna» quedó listo para más.
jajaja.
En el centro comercial a donde fuimos, mi pequeño hijo aprovechó para tomarme unas fotos con las tetas al aire.
Tal como me lo ordenó.
Después de escogerme un par de jeans, una blusa, pero principalmente el conjunto de lencería con que voy a estrenar su pito en una noche de pasión y sexo prohibido, terminó dándome dedo entre unos exhibidores de ropa que nos protegían de miradas ajenas.
No podíamos esperar a regresar a casa.
La calentura del momento hacia que fuéramos imprudentes y arriesgados.
Tras más de diez años de fantasear con que mi retoño me use para su placer no tenía yo el temple ni deseo de negarme en nada.
Si mi niño quería meter sus dedos en la raja mojada de su madre, era libre de hacerlo.
Lo cual por supuesto accedí obedientemente.
Abrí mis piernas y mientras yo disimulaba ver la ropa, mí niño me pegaba tremenda manoseada.
-Eres una zorra mami.-
Me dijo mi niño mientras castigaba mi concha con esos dedos que le chupé enfermamente desde que era un tierno bebé.
(Sí, lo sé. Soy terrible… jeje).
Mi hijo en un arranque de hombría me sacó una teta para empezar a lamerla super rico y yo sólo podía gemir en respuesta a ése estímulo.
Entonces el se me repegó a la pierna y empezó a frotarse, lo cuál me recordó a un perrito que alguna vez tuve y que también tenía esa deliciosa maña.
Qué ricos recuerdos llenos de perversión me volvían a la mente.
Pero eso es otra historia diferente… jeje.
Mí vulva dejaba escapar hilos de néctar que mi niño me daba a lamer directo de sus dedos en edad escolar y yo lamía necesitada de más.
No sé bien sí yo lo guié ó el solito se inclinó pero me levantó la minifalda por enfrente y me empezó a legüetear la tanga, que se humedecía cada vez más.
Y aunque era el cielo para mí, sabía yo bien que el postre mayor iba a ser cuando mi propio hijo me ensartara la cabezona hasta adentro.
Mis jugos llegaron a mis rodillas, goteando también sobre el piso de la tienda y quedando como mudo testigo de nuestra depravación.
Mi hijo lamió mis piernas y fué como un shock eléctrico que me barría de abajo hacia arriba.
Aaaah… mmmh… mí amor…
Le dije a mi apenas adolescente bebé.
Cuando mi niño me lamió la raja directamente se detuvo un momento.
Yo volteé a verlo y comprendí que nunca había probado los sabores de una hembra.
-Má…-. me dijo dubitativo mientras me miraba.
Sí tigre…le respondí afirmativamente…
Cuando recordó cuanto me excita ser tratada como golfa en celo. Me nalgueo y me dijo.
-Volteate puta-. Yo inmediatamente lo hice y levanté completamente mi pequeña minifalda mientras mi hijo así de rodillas me dedeaba ahora desde atrás. Arrastrando mis jugos hasta la entrada de mí culo. Que ya se abría y cerraba como si tuviera mente propia.
Nos miramos un segundo y él leyendo mis labios entendió lo que quería.
HÁZLO
Mi dulce retoño me empezó a taladrar el ano con sus dedos y no pude más que gemir como la puerca que soy.
Lo cuál lamentablemente me hizo recordar donde estábamos y volteé a mirar alrededor.
En ese espacio no nos captaban las cámaras de seguridad pero una estúpida familia se dirigía hacia la sección contigüa de ropa.
Le hice señas a mi hijo de que ya era hora de detenernos pero él siendo el dominante en nuestra incestuosa relación decidió dedearme con más frenesí.
Yo miraba a la gente varios metros adelante, en lo suyo. Y yo apenas y podía disimular mi próximo orgasmo.
Mi hijo me metía los dedos tanto en mi culo como en mi raja. Simulando un movimiento de pistón.
Estoy segura que si no fuera por la música ambiental de la tienda, se oiría la humedad de mi concha con toda claridad.
Mientras unos dedos entraban, los otros salían. Dándome un placer sólo comparable al que yo había probado al inicio de mi propia vida sexual.
Aahhh…ah..aaaa.hhh…hmn…
Gemí sin posibilidad de callarme.
Mis rodillas se doblaron, prueba inequívoca de que me estaba viniendo en las manos de mi propio hijo.
Apenas pude sujetarme del aparador donde estaba y abrí los ojos.
La familia que estaba por ahí me miraba, aunque a mi hijo no podían verlo por los exhibidores de ropa, supongo sabian que estaba con alguien.
Los niños me miraban con cara de preocupación y me señalaban sutilmente mientras era obvio que le preguntaban a sus papás sobre mí.
El padre y la madre sólo tardaron un segundo en darse cuenta de lo que pasaba y proceder a llevarse a sus hijos de ahí.
No sin antes de que el padre me dirigiera una mirada sonriente de aprobación que por supuesto agradecí sumisa.
Aunque apuesto a que si hubiera visto a mi amante se le hubiera borrado en un santiamén.
O tal vez no… jeje.
-Eres una puta mamá -. Oí decir a mi niño mientras se incorporaba desde donde había estado dándome placer.
Agite mí cabeza para aterrizar y salir de las nubes a donde mi hijo/dueño me había conducido.
-Despierta má-. me dijo mi hijo sacudiendome.
Su tono de voz reflejaba preocupación.
Al parecer había más gente en la tienda y no me había percatado de ello.
Cuando por fin los ví, noté que uno estaba francamente molesto por lo que había visto.
Salimos prácticamente corriendo y medio acomodando la ropa que traía puesta.
Pagué en caja y salimos de ahí.
Al parecer el inconforme con el show ahora estaba buscando a los guardias sin mucho éxito, seguramente para acusarnos.
No podíamos detenernos mucho más. Salimos al estacionamiento y nos fuimos de ahí.
Ya en el auto, mi niño se me acercó al oído y me dijo.
-Má, quiero que sepas que te amo mucho.- empezó a recorrer mis piernas con su mano tiernamente.
-No sé porque nunca te había visto como lo que eres.-
-Una mujer ardiente y sensual.-
-Y aún no entiendo porque tengo la suerte de tenerte para mí. Pero te agradezco por eso -.
Gracias mi amor. Eres muy tierno y te lo agradezco.
Ahora sabes lo que siempre he sentido por tí.
Te he deseado desde que estabas adentro de mí, le dije mientras tocaba mi raja asomada bajo la minifalda blanca que no me cubría nada así sentada al volante. Abrí las piernas para que me viera hacerlo lascivamente.
Recorrí mi tanga hacia un lado y metiendo un par de dedos le dije.
Ya quiero que vuelvas a estar adentro.
Me di dedo un par de veces, mirando a mi tigrito como no se perdía detalle del show que su mamá/puta le daba.
Semáforo rojo nos detuvo en la calle apenas transitada.
Mi hijo, conociendo a la viciosa de su madre, me pasó mis cigarros y le dí gracias por ello.
Mi niño muy caballeroso procedió a encender el cigarrillo en mi boca y luego llevo su mano a mi raja para dedearme él mismo.
-Que rica concha tienes Má-.
me dijo mi niño mientras me la trabajaba con su manita escolar.
Estábamos muy calientes y aunque yo me había venido, todavía quería más de lo mismo.
Era adicta al sexo y sin duda adicta a mi propio hijo.
Por un par de calles seguimos con ese jugueteo rico.
Ya ansiaba que me penetrara con su herramienta los agujeros de mi perversa anatomía.
Semáforo rojo otra vez.
Aventé mi colilla del cigarro por la ventanilla del auto y volteé a ver a mi pequeño bebé.
Nos empezamos a besar como lo que éramos, no sólo madre e hijo, sino como amantes que se desean sin importar nada más.
Nuestras lenguas se entrelazaban furiosas en contoneos lujuriosos de placer. El sabor a su saliva escolar y tabaco me llenaba de placer enfermo.
Mi lengua exploraba el interior de la boca de mi hijo y el me respondía con la misma moneda.
Mi niño ya estaba literalmente manoseando mis tetas con total descaro, estrujandolas con la intensidad propia de su inexperiencia pero las ganas de aprender todo lo relacionado al sexo.
Mi hijo ya había aprendido que al ser yo su propiedad, no tenía porque detenerse ni mucho menos pedirme permiso para manosearme y abusar de mi cuerpo a su voluntad.
Al lado de nosotros un automóvil con una señora y niña nos habían visto en ese escandaloso despliegue de erotismo y gratificación.
La señora le tapaba los ojos a la niña para que no nos siguiera viendo mientras ella hacía un gesto negativo de incrédula desaprobación.
Al verla tan escandalizada sólo extendí mi mano hacia ella y luego en una seña obscena, también extendí mi dedo medio, dándole a entender lo que me importaba su opinión.
Mi hijo, haciendo como yo. Le recetó la misma expresión.
Burlándose de la puritana esa.
jajaja.
El semáforo retornó al verde y proseguimos nuestro camino.
Por el retrovisor ví como la señora le pegaba a un taxi que iba pasando ye so me hizo recapacitar un poco.
oh tal vez no tanto.
No podía dejar que algo me alejara de mi pequeño dueño/hijo.
Imaginar el problema y las muchas explicaciones que tendría que dar me regresaron a la tierra otra vez.
Tenía que ser prudente al ser yo la adulta en ésta relación.
Volteé a ver a mi hijo para explicarle lo que estaba pensando cuando me dí cuenta que se estaba acariciando las joyas pues aún no había descargado su leche como corresponde.
Verlo así me torció cuanta moral y prudencia estaba llenando mi cabecita cerda.
Sácatelo, le dije a mi hijo.
Sácate la verga bebé.
Deja que tú puta haga su trabajo.
Mi niño desabrochó su pantalón y lo bajo de un tirón mientras yo me lamía la mano.
Me escupí al final para llenarme de cuanta saliva pude y empecé a hacerle un hand-job a mi hijo.
Mi auto al no ser automático hacia que tuviera que soltarlo de vez en vez. Alargando la masturbación que le practicaba a mi pequeño Rey en el asiento del copiloto.
Aunque las calles estaban afortunadamente más vacías de lo que solían estar, procuré ir viendo donde podían observarnos y evitar tales puntos.
Un par de cuadras más adelante observe el semáforo que nos marcaba el alto.
También ví a una escultural morena gordibuena vestida de enfermera y que me recordaba a la de la pelí porno con que mi hijo supo que yo me dedeaba bien cerda.
(Está en mi primer relato llamado insomnio)
He de decir en éste punto que soy totalmente bisexual y me encanta morbosear a las perras como yo.
Seguramente la enfermerita iba a su trabajo.
Mi niño también la observaba.
¿Te gusta tigre? le dije con su verga aún prisionera de mi puño. Le di un par de sacudidas a su virilidad.
Mi niño movió su cabeza afirmativamente.
Mira esas ricas caderotas que tiene. Le dije mientras disminuía la velocidad del vehículo para deleitarnos mejor con el culo que se sacudía con cada paso.
Sabes. le dije a mi niño.
A mami también le gustan las mujeres …¿Qué piensas?…¿mmmh?
Mi hijo abrió sus ojitos y me dijo sonriendo.
– ¡¡WOW!!… Má… creo que tenemos mucho en común… jeje..
Le seguí machacando la zanahoria a mi bebé rápido y rápido.
La enfermera gordibuena, al escuchar el auto disminuyendo su marcha daba pequeñas miradas hacia atrás, lo cual hacia que pudiéramos ver también la curvatura de sus voluminosas tetas.
Mi niño agarró mi mano y la detuvo, ahora el empezó a penetrar mi puño con su reata infantil, rápido y rápido. Sin quitarle la mirada a la ricura esa vestida de blanco.
Lo ví recorrer esas curvas con los ojos, morboseándola.
Comiéndosela con la vista.
No te detengas amor, le dije a mi sobre excitado bebé.
Que otras hembras te llenen la pupila no va a hacer que yo deje de ser tu perra.
¿O por qué crees que no te digo nada de las viejas que traes en tú teléfono?
mmmh…mi chiquito especial. Le pellizque su adorable mejilla y regresé mi mano a su chile tieso.
La morena ahora unos metros adelante avanzaba en la misma dirección que nosotros. dándonos el espectáculo de su culo andando y el ajustado pantalón blanco hacia que se le notara aún más el calzón que traía puesto.
Volteaba y por supuesto no reconocía mi carro, pero al ver que era una mujer quien manejaba, no entraba en pánico.
Sí supieras perra… pensé para mis adentros
Mordí mis labios imaginándome como sería violarla con alguno de mis juguetitos. Tenerla atada a mi cama y penetrarla salvajemente con mi dildo más grande. uff… se me hizo agua la boca.
Aceleré mi movimiento masturbatorio sin siquiera pensarlo y mi niño su respiración para un momento más adelante eyacular directo en el puño.
murmurando…pu..ta…puta ….
Le toque el claxon a la morena que volteo a vernos sin atinar a decir si nos conocía o no.
¡Adiós amiga! le grité, mientras que la saludaba pero era obvio que traía mi mano escurriendo de semen.
Mi niño la saludo también y ella nos regresó el gesto un tanto extrañada.
Era obvio que se veía la corrida de mi retoño en mí mano pues sus ojos viajaban de mi mano a mi cara, ida y vuelta
Lamí los restos de leche de mi mano y le dije. «A tú salud preciosa» y en cuanto el semáforo indicó que podíamos seguir puse el vehículo en marcha.
La enfermerita se quedó ahí en la esquina, mirándonos partir con cara de WTF pasó aquí. jeje.
Estábamos a unas calles ya de llegar a casa y me detuve en una tienda de esas que están abiertas las 24 horas.
Espérame aquí amor…voy por algo.
Regresé al automóvil con un par de six de cervezas, cigarros, una bolsa grande de papitas y lo principal, unas cajas de condones, que esperaba durarán lo suficiente.
Mi bebé abrió los ojos de sobremanera al ver éstos últimos. jeje.
Para nuestra fiesta, le dije…
Mi niño me dijo…espera aquí.
Regresó de la tienda con un suero del que tomo al otro día para aliviar la cruda…
-Te faltó éste muñeca-. me dijo. No quiero que me envíes a las 9 de la madrugada por ésto y nos reímos de su broma.
Sin duda mi hijo estaba ya gozando con la idea de la perversa fiesta que íbamos a tener ésta misma tarde.
Muy bueno el relato… y muy cachondo el jodido niño y su puta madre. Morbo en estado puro.
Gracias por tú comentario, ojalá y los otros relatos también sean de tu agrado