De religioso a primo depravado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamaré Julian, tengo 19 años. Desde chico he servido a la iglesia, primero fui monaguillo, luego acólito y estuve unos meses en el seminario, solo de oyente. Y muchos años estuve sirviendo. Pero cuando llegué a desarrollar pasando de niño a adolescente mis hormonas me volvieron loco y pervertido, cuando digo asi, es porque cuando vi el primer video porno que me mostraron unos amigos, me masturbé como loco esa noche, luego tenía obsesión por coleccionar dvd´s porno, tengo una computadora personal llena de esos videos. Pero ante los feligreses y la iglesia me había hecho una reputación buena, lo de la pornografía era mi secreto personal. Además soy muy cachondo, mi imaginación me empezó a jugar con cosas sexuales, no podía ver a ninguna chica o mujer bonita que me la imaginaba desnuda o cogiendo conmigo. Como mis padres no viven aqui, y yo debía viajar, un primo de mi mamá, que es feligrez de la iglesia, me ofreció una habitación dentro de su casa, eso me facilito estar sirviendo a la iglesia y para seguir estudiando.
El primo de mamá tiene dos hijas, muy bonitas por cierto y alli radicó el problema, la mayor que llamaré María, de 14 años, tiene dos senos que parecen de una mujer mayor, lindos senos blancos con pezones rosados, unas piernas llenitas y unas nalgas blanquitas preciosas; ahora la pequeña, que llamaré Eva, de 12 años, ella tiene ojitos claros, sus senos son pequeños, su rostro es muy bonito, de cara redonda, y tiene un trasero mejor formadito, redondito y con carnosas nalgas. Resulta también que las chicas, sobre todo la grande tenían como yo, las hormonas en desarrollo. Me dí cuenta que ella quería experimentar su sexualidad como yo, la diferencia es que yo me orienté con la pornografía y ella con su inocencia.
No fue difícil llevarla a mi habitación diciéndole que le contaría historias de la biblia, mientras mi tío dormía, ella llegó con su pijama de winnie pooh a mi habitación, prendí solo la lampara de la mesita de noche, para no llamar la atención, luego ubiqué algunas historias fuertes que tiene la biblia, le narraba esas historias y le colocaba al relato cosas calientes y eróticas, ella se me iba pegando y yo la abrazaba, le tocaba sus senos sobre su pijama, le relaté como un individuo le chupaba el coñito a su novia israelita y le pasaba la lengua por el clitoris, entonces María dijo -Julian, y que es el clitoris?-, fue entonces cuando yo me aproveché, le dije que todas las chicas tienen un clitoris, ella me preguntó si ella lo tenía, alli fue cuando le dije que le enseñaría donde, le quité el pantalon de la pijama, luego le dije que se quitara el calzoncito, ella no quería, yo le pedi que confiara en mi, ella se lo quitó y quedó a la vista un delicioso coñito de adolescente, con poquitos pelitos castaños, los labios de su vagina eran pequeñitos, le dije que le iba a abrir los petalos de su cuquita, ella otra vez se negó, se tapó con las manos su cuquita, pero yo la convencí de nuevo, le dije que no había nada malo, que su mamá tenía y que mi mamá tenía uno igual. Entonces, ella abrió sus piernas y me dejó abrir su cuquita con los dedos, pude ver mejor su clitoris, se lo señalé, pero ella no podía verlo, asi que me paré busqué un espejo que había en mi baño, lo traje y lo puse al frente de su cuquita, asi ella lo pudo ver bien.
-Ahh eso es mi clitoris??- dijo ella
-Si Maria ese es!-
-Para que sirve?- me dijo inocentemente.
-Nunca te los haz tocado??- le volví a preguntar
-No, nunca, te lo juro- me aseguró ella.
Segui aprovechándome de ella, le dije que le enseñaría para que servía. La acosté y le dije que abriera las piernas, le dije que primero sentiría unas cosquillas, pero tenía que aguantar, ella me lo prometió. Me metí entre sus piernas, sentí el olor de cuquita, olía también a orina, aunque era un olor suave. Le abrí sus labios vaginales con los dedos y uno de mis dedos lo llené de saliva (lo había visto en un video) y lo pasé suavemente sobre el bultito de su clitoris, le hice algunos circulos sobre su clitoris, la pequeña María cerró sus ojos y gimió, lo repetí varias veces, también mojé mi dedo varias veces, María movía su cabeza y comenzó a gemir, primero sus gemidos eran suaves, pero conforme pasaban los minutos sus gemidos eran más fuertes, se notaba que le estaba gustando lo que le hacía.
-Se siente bien?- le pregunté
-Sii..siento cosquillas- me respondió ella. Yo le dije que ella me había prometido aguantar todo lo posible.
Segui el tratamiento y fui viendo que su clitoris se ponía más grueso y su cuquita se ponía más brillosa, yo no sé si era la lubricación de su vagina, pero yo estaba muy excitado y pude presentir que ella lo estaba ya. Segui moviendo mi dedo y sin que se diera cuenta, me acerqué y le pasé la lengua encima, ella gimió mucho y abrió un poco sus ojos, me vio y no dijo nada, era mi oportunidad de oro, ahora utilicé toda mi lengua en vez de mi dedo, le pasaba la punta de mi lengua sobre su clitoris y luego la doblaba para hacerle círculos alrededor de su bultito, María se comenzó a retorcer en la cama y en algun momento quiso cerrar sus piernas, pero yo se lo impedí, segui estimulando su clitoris, pero no pude evitar lamer también sus labios vaginales mayores y menores, llegué hasta la abertura de su vagina y luego regresaba a su clitoris, estuve asi unos diez minutos, ella gemía y se tapaba la boca con la mano o con una almohada, finalmente la oí ponersela en la boca y casi gritar, cerró sus piernas tan fuerte que me apretó las cienes, pero aún asi seguí un poco más y ella alcanzó una corrida, luego de eso con sus manos me quitó de su cuquita y se hizo a un lado mientras parecía ahogarse o no respirar bien. La dejé que se recuperara. Luego la abracé y le expliqué que el clitoris servía para dar placer sexual a la mujer y que no era malo, si dios lo puso alli era para que la mujer lo usara, le dije esa mentirilla y pareció conformarse.
María siguió llegando semanalmente a mi habitación para que yo le contara historias, y yo le daba ya unas tremendas chupadas de coñito, que la hacían tener uno y en el mejor de los casos dos corridas antes de regresar a su habitación, yo ya le comía no solo su cuquita, sino también le lamía todo el ojete de culito, que era una ricura, yo le preguntaba a ella si le gustaba que le lamiera su culito y ella me decía que era un gusto diferente, confieso que yo terminaba con unas tremendas erecciones dolorosas que tenia que pajearme apenas ella se iba. Y conforme pasaban nuestras sesiones a escondidas, yo también ya le tocaba los senos y le chupaba sus pezoncitos y le besaba la boca. Ella me preguntaba si ya eramos novios por eso, yo le contestaba que no, que seguíamos siendo primos nomás.
Días más tarde supe que Maria no había sido lo discreta que yo hubiera querido, pues su hermanita Eva me dijo una tarde que ella también quería que yo le contara historias en la noche en mi habitación, como lo hacía con su hermana, yo le dije que entonces la esperaba en mi habitación cuando sus padres se durmieran, y ella llegó, le comencé a contar un relato muy caliente, a diferencia de su hermana ella no usaba una pijama de pantalón y playera, sino tipo blusón largo hasta las rodillas. Mientras le narraba le iba tocando sus piernas y metiendo mi mano debajo del blusón hasta que acaricie su cuquita por encima de su calzoncito, su cuquita emitia mucho calor, ella no dijo nada que yo la tocara y hasta abrió un poco más sus piernas. Vi que luego de un rato ella estaba inquieta, al parecer se estaba excitando.
Luego ella me dijo inocentemente -Julian, ya me vas a besar mi cuquita?- imaginé que su hermanita se había contado de más.
Entonces yo la acosté y le dije que cerrara los ojos, le quité su calzoncito y luego comencé a lamerle su coñito, era muy tierno y cerradito, use los dedos para abrirlo un poco, pero seguía siendo muy cerradito, le lamí sus labios vaginales y luego su clitoris, la pequeña Eva comenzó a balbucear palabras, estaba gimiendo mucho y hablando no se que cosas. Le comí su cuquita con la lengua como quince minutos, le lamía toda su cuquita completa y también en ocasiones mi lengua le llegaba hasta tocarle el culito, pero de pronto ella se sentó y haciendome a un lado salió corriendo de alli, incluso dejó en mi cama su calzoncito. Al otro día me dijo que lo había hecho porque sintió que se estaba orinando, pero al llegar al sanitario ya no pudo orinar.
Entonces a partir de alli, un día llegaba María y otro día llegaba Eva, no era diario debo decir, pero al menos una vez a la semana me visitaba cada una, con esto, fui perfeccionando con ellas el arte de mamar coñitos, al pasar las semanas yo les pegaba unas tremendas mamadas de cuquita a mis primitas, que las hacía suspirar de gusto, por lo general llegaban a dos corridas por sesión, igual les comía la cuquita que sus lindos y redondos culitos, mordía sus nalgas. Y todo esto va en aumento, como un vicio, una noche le dije a María que ahora quería que ella se comiera mi pene, ella me dijo que no, yo le dije que siempre lo había hecho yo y que ahora le tocaba a ella, asi que lo saqué y ella lo vio todo empalado y me dijo que no sabía como hacerlo, le dije que lo besara y lamiera, ella lo intentó hacer pero la verdad que yo no sentía yo nada. Asi que tomé mi computadora personal, la prendí y le puse un video porno en donde había una buena escena de una mamada, le dije que debía hacerlo asi, ella se quedó con la boquita abierta y casi vio todo el video, incluso donde había penetración por todos los agujeros de una mujer.
María comenzó a probar chupando mi pene, lo besaba, le pasaba la lengua por todo lo largo y luego lo metía en su boquita, lo repitió varias veces, luego la fui colocando en la posición inversa o sea 69, y mientras ella aprendía a comerse mi pene yo le comía su cuquita, hacíamos una buena pareja mamando nuestros sexos, ella no paró hasta que me sacó la leche y le quedó en toda la cara y el cuello. Luego hice lo mismo con la pequeña Eva, a quien motivé para que me comiera el pene, ella no puso tanta objeción, pues yo veía que yo le gustaba a la pequeña, lo hizo muy al natural y me lo comía con muchas ganas, hasta que me sacó la leche más rápido, solo que ella inocentemente se tragó mi leche sin pedirselo.
Ahora faltaba cogermelas. Yo lo quería, era mi obsesión hacerlas mias. Compré unos condones extralubricados en la farmacia; primero sería María por ser la mayor, esa noche llegó puntual, la desvestí y como muchas veces, primero ella se puso a chupar mi pija, ahora era una experta en comer mi pene, después me acosté boca arriba y le dije que se sentara en mi boca, ella me puso sus nalguitas y su cuquita en mis labios, le besé sus nalgas y se la mamé bien rico, mi lengua recorrió todita su cuquita y su redondo culito, sentí como sus juguitos bajaban de su vagina y los sentía en mi lengua, la pequeña María movía su traserito sobre mi boca y gemía mucho. Luego de hacernos sexo oral, yo tenía a María muy caliente, le dije que se acostara con las piernas abiertas, frente a ella saqué el condón lo abrí y me lo puse, ella me miraba todo, con rostro de duda, debía suponer lo que iba a pasar, me fui colocando entre sus piernas, las hice a un lado y tomando mi pija erecta con la mano, se la restregué en su cuquita y sus labios vaginales, ella me tomó de la cintura como preparándose, luego se la dejé ir, primero el glande -ahhhhg!!- gritó María cuando mi pene le entró en su coñito, seguí introduciendo mi pija en su vagina, ella se aferró a mis costados con las manos y uñas, en un instante dejó de ser niña para ser mujer, mi pene se fue metiendo dentro de su cuquita y ella daba entre gemidos y quejidos, por momentos eran de placer y por momentos de dolor. Me quedé inerte unos segundos, solo para acomodarme sobre ella, mi pene estaba casi completamente dentro de ella.
Ya encima empecé a moverme suave, pero profundo, se la metía hasta el fondo y la sacaba, no puedo decir que soy una persona con un pene descomunal, más bien tengo un pene normal, y en ese momento era todo lo que necesitaba, pues se adaptaba muy bien al coñito estrecho de María, le pistonie mi pija mientras le buscaba la boca, ella me recibió con un beso delicioso, al poco rato sentí sus uñitas en mi costado y los gemidos descontrolados, señal que ella se estaba corriendo, yo seguí follándola sin detenerme, esa noche no intenté otra posición más que esa, María se corrió una vez más antes de que yo lo hiciera, llené el condón con una buena cantidad de semen. María se fue a lavar y al regresar la ví preocupada, se tocó la cuquita y mostrándome la mano vi sangre, le expliqué que durante la primera relación sexual se rompe un pliegue de la vagina y eso aveces sangra, ella se puso papel higienico en su cuquita y encima su calzoncito. Al otro día me dijo que ya no sangraba.
Luego intenté desvirgar a Eva, a pesar del condon lubricado, no pude metersela en la cuquita esa vez, era demasiado cerrada, asi que opté por mamarsela un buen rato y meterle la punta de uno de mis dedos en su vagina, en realidad estaba muy cerradita, tuve que hacer lo mismo por varias semanas, hasta que le entró mi dedo completo, luego lo volví a intentar después de eso y por fin la desvirgué entre gritos, por suerte en ese momento sus padres estaban en una fiesta, pues Eva gime muy fuerte cuando esta excitada. Me movía lento pero profundo dentro de la cuquita de Eva, ella me buscaba para besarme, su cuquita me apretaba una barbaridad, no pude evitar correrme rápidamente, pero continué cogiendola por otro rato más hasta que la oi casi chillar cuando se corrió.
Estuve cogiendo a mis primas por todo un año, eran mis perritas en la cama. La mamá de ellas empezó a sospechar, asi que me abstuve de cogerlas en su casa, lo hacíamos atras del atrio de la iglesia, en en confesionario, o en la habitación del cura. Nadie más sospecha que yo les hago eso a mis primitas siendo un devoto y religioso. Ahora quiero romperles su ansiado culito a ambas.
L
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