Dedeada por el culo a los (casi) 3.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, llámenme Víctor, tengo 30 años, y les relataré como le he metido el dedo por el culo a mi sobrinita de 3 años.
Vivo solo, y en este momento me encuentro desempleado y paso la mayor parte del día en casa. A unas cuantas calles vive mi prima Berenice, 22 años, madre soltera de un niño de 4 años, y de una niña de casi 3 años, llamada Bibi.
Berenice vive con mi tío y mi primo, quienes trabajan y la ayudan en la manutención de sus hijos, mientras ella se dedica de lleno al hogar. Su pareja la abandonó apenas nació Bibi, y que yo sepa no tiene siquiera pareja ocasional.
Bere es atractiva, 1.6 m, 50 kg, piel bronceada, tetas grandes gracias a sus dos embarazos, y una cola deliciosa que no presume frecuentemente. La verdad es que desde hace meses estoy buscando la forma de lanzarme con todo sobre ella, pero en el caso de que no aceptara, evitar el alboroto familiar. Pero con paciencia sé que tendré todos los derechos sobre sus delicias.
Muchas veces cuando Bere termina sus quehaceres, suele visitarme junto con sus hijos. Así sucedió la semana pasada, pero solo la acompañaba Bibi, ya que el niño estaba en la escuela e iba a recogerlo.
Ese día Bere estaba radiante, llevaba una blusa turquesa escotada, mallones blancos super ajustados, los cuales permitían adivinar todos sus rincones debajo suyo, incluida una deliciosa tanga negra que realzaba la raja de su culo de forma espectacular.
En fin, mientras charlamos de cualquier cosa, yo no podía dejar de saborearla completamente en mi mente, y deleitar mi vista con sus tetas y su culo cada vez que ella atendía los juegos de su hija, la cual estaba muy inquieta ya que la habían despertado para ir por su hermano. En un momento, Bibi, mi sobrina, comenzaba a llorar y Berenice la alzó para arrullarla, quedando la niña profundamente dormida.
Le ofrecí a Bere que la recostara en mi cama, así que la acompañé hasta mi recámara, obviamente, yo siempre detrás para saborearme su riquísima cola. La verdad no podía más con esa imagen, y yo estaba completamente erecto. Ella tenía que ir ya a recoger a mi sobrino, así que mientras lo hacía me encargó a la niña, a quien recostó de lado. Le dije que no tuviera cuidado, que fuera con calma.
La acompañé hasta la entrada, y regresé a mi recámara sobándome el paquete pensando en lo rico que será tenerlo entre las deliciosas nalgas de mi prima. En eso estaba mientras arropaba a Bibi, pero estaba tan caliente que tenía que hacer algo al respecto, y mi mente no encontró a alguien más que a mi sobrinita.
Con cuidado para no despertarla me subí a la cama quedando encima de ella, me saqué el pito y se lo empecé a restregar en sus labiecitos. Por un momento parecía que despertaba, pero solo gimió de molestia. Pero la paja con sus labios no me satisfizo, así que pensé en clavársela por su culito, pero la idea de que sangrase y el poco tiempo que tardaría en regresar su madre me detuvo. Así que le bajé a media pierna el pants que llevaba y su calzoncito, con la mano derecha le abrí sus nalguitas de bebé, ensalivé muy bien mi meñique izquierdo y, sin dudarlo, se lo ensarté completo de un solo golpe. A estas alturas ya no importaba si despertaba, lloraba y pataleaba, a su madre le podía inventar cualquier cuento y salir muy bien librado. Pero no despertó, solo se movió bruscamente cuando entró mi dedo, lo que me calentó mucho más pues con ese movimiento apretó su esfínter y jaló todavía más mi dedo hacia adentro de su intestino.
Mientras que de forma natural su cola trataba de expulsar al invasor, yo hacía el movimiento de mete-saca con la zurda, y me masturbaba como poseído con mi mano derecha pensando en cómo el ano de su madre succionará mi verga. Pero no contento con todo esto, yo quería sentir más presión de su cola y llegar más adentro, así que saqué el meñique aromatizado con caca de bebé, ensalivé mi dedo medio izquierdo, y se lo ensarté de una sola vez hasta el fondo. Pensé que con esto sí despertaba, pero ni siquiera se movió como con el primero. Solo sentía sobre mi dedo como apretaba y aflojaba el intestino, intentando sacarme, lo cual me puso como loco en celo.
Seguí moviendo la mano izquierda, y con cada empujón mi dedo entraba todo, alcanzando un extremo de excremento sólido, sintiendo la succión de su esfínter y de los músculos de alrededor de su intestino; y yo masturbándome con la mano derecha, pensando en mi pito dentro de Berenice, en como apretará mi verga con su vagina y con su culo, saboreándo sus tetas, su boca, a toda ella!
Así estuve por unos cinco minutos, hasta que no pude más y me corrí. Saqué mi dedo, y al hacerlo volvió a tener un movimiento todavía más brusco que cuando le ensarté el meñique. No estoy seguro, pero creo que toda la recámara apestaba a caca de Bibi, y con mayor razón, ya que debajo de la uña de mi dedo medio invasor tenía un buen trozo del excremento sólido que estuve tocando cada vez que empujaba hasta el fondo.
Me levanté para tomar un pañuelo desechable y limpiar el semen que escurría de mi mano derecha; embarré un poco mi dedo índice y le di a probar de mi leche a Bibi, embarré la punta de mi dedo medio y se lo clavé otra vez hasta adentro de su culito, y lo moví dentro de él como para dejarle esa leche muy bien embarrada al intestino. Lo saqué y ella ya ni se movió. Terminé de limpiarme ambas manos, me puse desodorante en aerosol, tanto para disfrazar mi aroma de perro en brama, así como para cubrir el aroma de la caca de Bibi. Le acomodé su ropita, la cubrí con una sábana, y siguió durmiendo profundamente la nena.
Salí para lavarme muy bien las manos y limpiar una parte de mi pantalón que escurrí con mi semen; además me puse a lavar unos trastos de cocina para cubrir la mancha del pantalón con una falsa salpicadura de agua. Después de esto no pasaron ni 10 minutos y volvió Bere con su hijo. No fue a ver a la nena de inmediato, sino hasta que se fue como media hora después. Mientras seguimos platicando, y cada vez que podía le comía con la vista las tetas y la cola, solo que ahora la pinga se me ponía más tiesa, pues ya no solo la imaginaba a ella, sino que también rememoraba la dedeada que le acababa de hacer a Bibi.
Así que ahora ya no solo espero con ansia el momento en que me pueda comer completita a mi prima Bere, sino que también espero tener más momentos a solas con su nena Bibi de casi 3 años, para dedearla por el culo y ver qué más consigo.
¡Vaya suerte, lo que hice para bajarme la calentura, y ahora estoy más caliente!
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