DELICIOSA VIOLACIÓN DE MI HIJO
El calor de su mano en mi regazo y los movimientos generados por el auto despertaron en mí una ligera excitación. La verdad es que habían pasado varios años que no había sentido tan cerca el calor de un hombre y menos ahora acompañado de licor..
Mi hijo Manuel y yo, hemos vivido solos desde hace tres años desde cuando me divorcie, a partir de ese momento me entregue a trabajar de tiempo completo para producir dinero para nosotros, dejando de lado mi vida social.
Hace un mes cuando cumplí cuarenta años, mi hijo me invito a cenar y estando en el restaurante me sorprendió solicitando una botella de vino para acompañar la cena, en principio yo estaba renuente a que lo hiciera por qué hacía mucho tiempo no tomaba licor, pero con un poco de insistencia de parte de él accedí y por supuesto el efecto del licor lo sentí en mi organismo, manifestando de mi parte mucha alegría y desinhibición.
Durante la cena bebimos la botella completa y cuando Manuel me propuso pedir otra, le dije que mejor lo hacíamos en casa, así que él pago la cuenta y regresamos en taxi.
Yo estaba muy alegre y cuando subimos al auto me senté muy pegada a él y por el camino mientras le daba mis agradecimientos tomé su mano, la puse en mi regazo atrapada entre mis manos y así permanecíamos durante todo el viaje.
El calor de su mano en mi regazo y los movimientos generados por el auto despertaron en mí una ligera excitación. La verdad es que habían pasado varios años que no había sentido tan cerca el calor de un hombre y menos ahora acompañado de licor.
Al llegar a casa fuimos directo al estudio, tome una botella de vino, se la entregue y le pedí sirviera las copas mientras yo iba a mi habitación. Al entrar al baño note que mi concha estaba bastante húmeda, muy lubricada como hacía mucho tiempo no sucedía, esto me puso nerviosa y a la vez aumento mi excitación. En esos momentos no comprendía lo que me estaba pasando, el licor había aflorado mi sexualidad y el único hombre cercano que tenía era mi hijo Manuel, lo cual no era aceptable.
Pero algo en mi interior me empujaba a hacer cosas que en otras circunstancias no hubiera dejado ocurrir.
Me quite la chaqueta, afloje dos botones de mi blusa y acomode mi falda hacia arriba dejando más a la vista mis piernas.
Al regresar al estudio mi hijo me esperaba con las copas servidas, y enseguida note su mirada escaneando todo mi cuerpo, y me pregunte… ¿Que estaba buscando con mi actitud?
El estiro su brazo para entregarme la copa y me dijo… Creo que tengo la madre más hermosa del mundo.
Que cosas dices, soy una mujer muy normal y trate de cambiar el tema volviendo a mencionar mi agradecimiento por la invitación y recalque que la cena había estado maravillosa.
Nos sentamos en el sofá doble, ambos giramos nuestras piernas hacia el centro para vernos al hablar y cuando íbamos por la cuarta copa nuestras rodillas terminaron rozándose, entonces mi hijo estiro su brazo y con su mano empezó a acariciar mi cabello, actitud que percibí muy tierna, pero cuando su mano se deslizo a mi cuello, sentí un corrientazo acompañado de excitación que me hizo cerrar los ojos y dejar que sin control una deliciosa excitación descendiera hasta mi sexo.
Me sentí confundida y excitada, y llegué a pensar que estaba jugando con fuego, pero no hice nada por detener la situación, en cambio sí tomé otro sorbo largo de mi copa de vino.
Y aprovechando la proximidad en que compartíamos, se me ocurrió conocer como era su vida íntima, con sus amigas o con su novia, si era que la tenía, y como él me respondió con evasivas, me dio por lograr más aproximación haciéndole un poco de cosquillas, consiguiendo hacerlo reír sin parar, pero él al sentirse acorralado cambio mi estrategia y busco saber cómo era mi intimidad desde que me separe de su padre.
Al cambiar la situación, fue él quien trato de hacerme cosquillas para que respondiera sus preguntas y poco a poco llegamos a un juego de manos que, por momentos tratando cada uno de evadir al otro, con movimientos descontrolados, mi mano toco por casualidad su sexo, percibiéndolo grande y duro. El por su parte queriéndome hacer cosquillas frecuentemente sus manos rozaban mis senos y eso me llenaba de excitación más y más. Y en medio de toda esta jugarreta, terminamos cayendo a la alfombra quedando él sobre mí.
Nuestros rostros quedaron frente a frente y al yo tratar de darle un beso en la mejilla, mi beso termino en sus labios y él seguro malinterpreto mi intención y no se despegó hasta disfrutar de un beso apasionado en el cual su lengua se paseó por mi boca.
Sentir su cuerpo sobre el mío me produjo un placer enorme y por momentos me olvide que yo era su madre y deje que las caricias de sus manos en mis senos avanzaran y luego su mano por debajo de mi falda hasta tocar mi panty super húmedo. Este último detalle fue un mal mensaje porque él debió procesar en su mente, mi deseo sexual por él.
Después de tanto vino, el control por mi parte era efímero, sabía que debía detener los acontecimientos sin embargo dejaba que los hechos siguieran adelante, y en el fondo la verdad disfrutaba secretamente mi excitación.
Como no tenía voluntad de controlar el avance de los hechos, no me anticipe a entender la enorme excitación que iba despertando en mi hijo, teniendo en cuenta el ímpetu propio de su juventud.
De pronto percibí mi desnudez cuando mi hijo con rudeza me arranco los pantys para luego acomodar su cabeza entre mis piernas y comenzar a prodigarme una deliciosa sesión de sexo oral. Mi fogosidad subió más y más a cada instante y creo que deje aflorar quejidos de placer acompañados de una agitada respiración.
Mientras esto sucedía, sin yo notarlo, mi hijo se quitó sus pantalones de manera que los dos terminamos desnudos de la cintura para abajo.
Cuando llego el momento máximo de mi excitación no pude disimular más y afloró mi orgasmo. Enseguida y sin detenerse, con la velocidad propia de la juventud, mi hijo acomodo sus piernas entre las mías, quedando enfrentados nuestros sexos y al estar en esta posición, tomo su verga y la dirigió a mi concha super lubricada, e inicio su penetración, yo quise detenerlo, pero la verdad en el fondo lo deseaba, solo fue una negativa de palabra…
No, no, hijo por favor no lo hagas, detente, detente. Pero la única respuesta que recibí fue la estocada de su enorme verga en mi concha.
Sentí angustia porque yo había dejado de tomar anticonceptivos y podía quedar embarazada, pero al final me dije, mañana tomaré la pastilla del día después y problema solucionado.
Sin embargo, seguí simulando que no estaba bien que mi hijo me follara, pero íntimamente gozaba cada entrada y salida de su verga en mi concha. La forma como me cogía era bastante ruda, con fortaleza y en cada penetración escuchaba el choque de nuestros cuerpos, que después de tanta abstinencia de sexo, estaba disfrutando.
Quería pedirle que lo hiciera con más fuerza, para gozar a fondo, pero simule que no estaba bien lo que hacíamos y cuando él termino dejando mi concha inundada con su semen, le manifesté que me había sentido violada.
El mostro algo de pena por lo sucedido y me ofreció disculpas, pero luego agrego que había creído que yo lo deseaba y por eso se había dejado llevar por la excitación y el deseo imposible de frenar ante una mujer tan hermosa como yo.
Pasados unos días el trajo a la conversación que sosteníamos, los acontecimientos del día de mi cumpleaños, y me confeso que lo que lo había llevado a creer que yo deseaba tener sexo, fue el hecho de que cuando toco mi panty sintió la super humedad propia del deseo sexual.
Ante la evidencia, no pude negar nada, acepté que, empujada por el licor, mi sexualidad se había desbordado sin considerar la relación madre e hijo, pero ya debíamos olvidar lo acontecido porque no había posibilidad de revertir los hechos, de esta manera quedamos reconciliados.
Pero lo sucedido aquella noche, despertó en mi como nunca, mi sexualidad al punto que decidí comprar un vibrador para darme placer y calmar mis deseos. Pero por mi descuido mi hijo se enteró y cuando yo estaba en plena acción el apareció en mi habitación y me dijo… No tienes que recurrir a esto para disfrutar de tu cuerpo y desnudándose de inmediato comenzó a follarme.
Esta vez deje brotar todos mis deseos y su verga me penetro como a bien él quiso mientras yo disfrutaba de un delicioso orgasmo con total libertad.
De allí en adelante no tuve que esconder mis deseos y al parecer Manuel había heredado mis genes del gusto por el sexo y comenzó a buscarme a diario, pero teniendo en cuenta mis largas jornadas de trabajo le prometí que al sábado tendríamos nuestra fiesta y me encargué de comprar dos botellas del mejor vino que encontré.
El sábado en la noche nos preparamos como si fuéramos a una fiesta, Manuel se encargó de escoger la música y después de cenar algo muy suave nos entregamos a disfrutar el vino.
Para empezar, tuvimos una conversación muy abierta en la cual compartimos muchos secretos pues ya no era necesario aparentar nada y Manuel me hizo preguntas como:
De cero a cien cuanto me gustaba el sexo, le respondí que al cien por ciento y él estuvo de acuerdo que también sentía lo mismo.
Entonces vino mi pregunta…De uno a diez como me consideras en el sexo. Me respondió que con lo poco que habíamos compartido creía podía acercarme al diez.
Luego él me pregunto que cuando fue la última vez que disfruté del sexo, le respondí que fue antes de haberme separado de su padre. Y solo lo había vuelto a disfrutar el día de mi último cumpleaños en que estuve con él.
Le pregunte si veía porno en videos y que categorías, me respondió que le gustaba ver mujeres maduras con chicos jóvenes y casos donde ellas engañaban a sus esposos, por estar estos dedicados de lleno al trabajo.
Luego vino una pregunta muy íntima y fue sobre si yo estando casada había follado con otro hombre que no fuera su padre. Me sorprendí con su pregunta y dudé en contarle la verdad, pero al final me decidí y le dije que sí. Él quiso saber más detalles y le conté que había sido con un amigo de su padre que durante varios años me dejo saber muchas veces sus deseos de coger conmigo y en alguna oportunidad que me había distanciado de su padre por una fuerte discusión se dio la oportunidad y había aceptado. Fuimos a un motel donde pasamos la tarde follando como locos, pero esa fue la única vez. El amigo después volvió a buscarme, pero yo me negué.
Le pregunte si antes del día de mi cumpleaños me había deseado. Me dijo que siempre me vio como una mujer maravillosa, pero solo fue aquel día que se dieron las cosas cuando nació su deseo por mí.
A continuación, vino otra pregunta sobre cuales eran mis fantasías. Me quedé pensando cuales podían ser y le dije que cuando joven quería hacerlo en casa de mis padres por el riesgo que eso representaba, pero ahora más madura mi fantasía era coger con un hombre de color. Entones me pregunto… ¿es porque existe la creencia que tienen unas vergas descomunales?, Le respondí… si, precisamente esa es mi expectativa confirmar la verdad de esa creencia.
Y así abordamos muchos temas, pero después de varias copas llego el acercamiento y comenzamos con besos apasionados de varios minutos acompañados de caricias mutuas que nos fueron calentando.
Para esta ocasión me había vestido con ropa interior negra de encaje, medias ajustadas a las piernas y una falda corta, porque tuve en cuenta que cuando lo hice el día de mi cumpleaños a él le habían llamado la atención mis piernas y efectivamente cuando nos fuimos desnudando y me vio en ropa interior me dijo… Uhmmm que excitante te ves así y a continuación yo me arrodillé frente a él y comencé a darle sexo oral. En la medida que fue creciendo la excitación de Manuel, él empezó a empujarme su verga hasta la garganta y por momentos sentía que me faltaba el aire, pero me excitaba.
Luego cambiamos y él me hizo disfrutar del sexo oral, esmerándose todo el tiempo, primero con suavidad y más tarde aumentando la fuerza de su boca en mi concha.
Como la noche aún era joven, nos detuvimos para disfrutar del vino y a continuación me pidió me acomodara en cuatro para follarme desde atrás, igual que antes, al comienzo lo hizo suave pero luego tomándome de las caderas apareció la rudeza y como él notó que esto me excitaba, comenzó a darme nalgadas y a decirme… Vamos zorrita mueve esas caderas y yo le respondía… Si papi hare lo que tú me pidas.
Entonces él se animó y comenzó a meterme su verga con mucha fuerza y me preguntaba… Así te gusta zorrita, así, así y nuestros cuerpos chocaban con violencia. Luego, se inclinó sobre mi espalda y comenzó a acariciar mis tetas, apretando mis pezones con sus dedos fuertemente y esto me excito más. Enseguida él pudo confirmar que en la medida que me trataba con rudeza mi reacción era de más excitación.
Entonces fue más allá y mientras perforaba una y otra vez mi concha me dijo… De ahora en adelante serás mi puta. ¿Verdad? Y yo le respondí… Por supuesto estaré dispuesta para lo que quieras y cuando quieras y él continuo con su movimiento frenético de caderas.
Luego cambiamos, él se acostó sobre el tapete y yo me acomode a horcadas encima de él, dirigiendo su verga a la entrada de mi concha y en esa posición yo decidí cuanta penetración deseaba, eso fue al comienzo, porque una vez me excite la quería toda adentro y algo más. Así que subía y luego me dejaba caer con fuerza para que la penetración fuera total. Desde luego comencé a gemir y a dar gritos de excitación los cuales aumentaron su volumen hasta cuando alcancé un delicioso orgasmo.
Cuando me recupere, tomamos otro poco de vino y vino la oportunidad para mi hijo. Me acosté sobre el tapete y en posición de misionero inicialmente comenzamos a follar. Luego el subió mis piernas a sus hombros y con esto consiguió una penetración más profunda.
Como ya había empezado a tomar mis anticonceptivos no tuve ninguna preocupación que él quisiera correrse dentro de mí. Me esmere para que se excitara lo suficiente para que llegara al momento sublime disfrutándolo al límite y de paso me dejara dentro toda su carga.
Tal como lo deseaba, pronto comenzó a bufar por la tremenda excitación de la que estaba gozando y en con el último suspiro sentí todo su semen invadiendo deliciosamente mi concha. Nos quedamos pegados varios minutos hasta que su verga comenzó a recogerse. Cuando nos despegamos tuve que poner mi mano en mi concha para evitar que el semen cayera al piso.
Así disfrutamos varios fines de semana follando como locos y en las últimas veces él consiguió videos para adultos y en uno de ellos apareció un negro con una verga enorme y enseguida él me pregunto… si así era que yo la quería. Le dije que sí. Entonces me dijo, te voy a ayudar para que realices tu fantasía.
Yo no pregunte nada, ni como, ni cuando y una semana después vino a casa con un compañero de la universidad de piel bastante oscura y me lo presento. Hasta ese momento no sabía la razón de la visita, pero luego en privado me conto la historia como lo había conocido en una fiesta y que ya con varias copas encima se habían sincerado y él le había contado que follaba con su madre, que estaba separada y como tenía un cuerpo espectacular muchos hombres la deseaban y cambio que otros lo hicieran él le atendía sus necesidades de sexo.
Al terminar la historia me dijo… Si lo quieres probar, él esta dispuesto a hacerlo, solo tienes que insinuártele y él lo entenderá, por mi parte si deseas yo desaparezco para que puedan disfrutar con total tranquilidad.
No lo dude y acepte su sugerencia y esa noche pude disfrutar de una verga negra y enorme que me llegó hasta lo más profundo de mi ser y me hizo deleitar el más delicioso orgasmo.
Ahora cada día somos más cómplices y siempre que me busca estoy dispuesta a que me trate con rudeza como el quiera y eso me lleva a maravillosos orgasmos.
Ufff… Se me ha puesto durísima…mmm