Descubriendo a mi hermanita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Totalmente desvelada y con la camiseta pegandose a mi pecho, me viene a la mente la imagen de la clienta de ayer en la boutique de lencería donde trabajo y le comento:
-Ayer vi las tetas más perfectas que había visto nunca
-¿En el trabajo?
-Sí, y la cabrona lo sabía y se exhibía a propósito. Y no parecían operadas.
-¿Cómo lo sabes?
-Por la forma, la consistencia que tenían y lo jugosas que parecían, aunque si las hubiera podido tocar, lo sabría seguro.
-¿Le tocarías las tetas a una chica?
-Pues la verdad es que tengo un montón de curiosidad, no vayas a pensar. ¿Nunca pensaste en cómosería enrollarte con una chica? Yo por muy hetero que sea, me llama bastante.
-Curioso…
-¿Cómo fue tocarle las tetas a tu amiga Lola aquella vez de borrachera?
-Pues las tenía pesadas, más bien duritas, no podías cogerlas con una mano. Molaban.
-Lo de duritas depende de si ovulas o no. Yo por ejemplo estos días las tengo más duras de lo
normal.
-¿Sí?
En este momento me levanto la camiseta y le señalo traviesa -Sí, mira, por aquí están más turgentes.
Mi hermanita me mira las tetas, la silueta del pezón contra la ventana, medio sudada por el calor. Quita importancia al asunto y dice:
-A ver… Se atreve a tocarme un pecho, comenta que sí, que está dura y observa cómo el pezón de se mepone duro mientras me acaricia, se sonroja un poco al ver mi reacción, aunque me de vergüenza, mi coñito empezaba a despertarse con las caricias.
-Uff, que calor… Al escucharme decir esto, saca la mano rápidamente, algo que yo no quería que hiciera por nada del mundo. Se me ocurre ponerme mimosa y pedirle si puede darme un masaje en las tetas, que juegue que no pasa nada, que de ahí no va a salir. Ella se pone súper colorada, se humedece los labios y dice -¿De verdad?
-Claro. ¿No tienes curiosidad?
-María se decide, coge crema y me la esparce por las tetas. Empieza a masajear en círculos alrededor de las mamas, presiona por los laterales y poco a poco se va atreviendo a realizar círculos encima de los pezones cada vez más duros.
-Qué envidia, se te ponen preciosas.
-Venga ya, tu las tienes pequeñas, pero no puedo dejar de ver el piercing del pezón. ¿Me dejarías moverlo?
-Sí, mira, se mueve hacia los lados. Se quita la camiseta para que pueda verlo y tocarlo.
-Dios, te atraviesa todo el botón. ¿No te duele?
-No, bueno, cuando me lo hice, sí me dolía. Cuando me lo toco, intento que esté húmedo, que así duele menos.
Entonces me atrevo a humedecerme el dedo y a tocar la barrita. A ella se le ponen los pezones extremadamente duros, por lo que fiel a mi manía de saborear lo que me gusta, doy un paso más y lamo el pezón perforado, jugando con el pendiente. María se echa hacia atrás con cara de placer, por lo que sigo explorando y jugando con la
lengua.
-Espera, ¿esto está bien? me pregunta en un arranque de pudor.
-¿Por qué iba a estar mal? ¿Te gusta?
Las dos nos quedamos quietas un momento, pensando. Entonces ella dice:
-Yo también tengo curiosidad por enrollarme con una chica, ¿Puedo seguir acariciándote las tetas?
-Claro. Entonces directamente empieza a lamerme los pezones, continúa pasando la lengua desde la base verticalmente hasta la aureola y manoseándolas, mientras poco a poco me empiezo a mover muy excitada.
-Mmm, joder, cómo me gusta. Déjame a mí ahora un rato.
Poco a poco, dejándonos llevar, empiezamos a explorarnos, a lamernos, nos dan besos por el cuello, recorro las
curvas de María, por la espalda subo las manos de las caderas a las tetas y las vuelvo a bajar, cada vez con
más ganas de seguir descubriendo. Las caricias cada vez son más rápidas, más necesitadas, cada vez
se nos ve más excitadas.Mis braguitas están empapadas y la piel de mi pubis rasurado se transparenta contra la tela, y le pregunto:
-¿Te depilas el coño entero? Mira, yo me lo hago con cera. Me desnudo para que me vea, a lo que ella contesta:
-Yo con cuchilla. ¿Se nota mucho la diferencia?
-Prueba. Me toca por encima, pasa un dedo por los labios, que ya tengo chorreando y le pido si me deja comparar. María se quita la parte de abajo y empiezo a acariciarle el coño, me sorprende lo pequeñito que lo tiene y se lo digo, ya que me sorprende que sea así cuando el mío es más regordete. Ella me contesta:
-Pues mola así eh? Se puede pellizcar y dan ganas de no parar de manosearlo.
-Uff, por mí manoséame todo lo que quieras, me está encantando. No dejamos ni un minuto de tocarnos y poco a poco vamos atreviéndonos más con el coño de la otra, reprimiendo gemidos y abriéndonos cada vez más de piernas. Es increíble que mi hermanita pueda conocerme tan bien, me hace vibrar de éxtasis son sus manos y su boca. A ella se le ocurre a modo de broma que lo único que nos falta es una polla a una de las dos para ser perfecto. Y le pregunto:
-¿Quieres que traiga mi “batidora”?
-¿A tu chico le llamas batidora? jajaja
-No, a mi consolador, pero si quieres, traigo a los dos, eh?. El consolador no suelta semen, y es lo que
más echo de menos.
De repente ella se corta ante esta nueva información, pero la animo:
-Mira, si quieres te dejo mi juguete, seguimos acariciándonos pero me muero de ganas de llamar a David. Una buena travesura sería dejarle que entre, que me folle y si te apetece, compartimos el yogur. Para mi hermanita es todo demasiado nuevo, para mi también pero estoy tan salida y me está gustando tanto que sin dejarla responder, saco mi consolador de la mesita y entre risas empiezo a masturbarla con él. Egoístamente ideo el siguiente plan: la caliento un montón entre mis lametones y el zumbido del conejito del vibrador hasta que ella empieza a jadear tan fuerte que presiento que se va a correr, pero la dejo con ganas para que esté tan desesperada que acepte lo que le proponga:
-Por favor, sigue masturbándote, y a partir de aquí, haz lo que te apetezca. Si quieres, te presto a David, pero si quieres sólo ver, masturbarte y que te acaricie, pues es lo que haremos.
Salgo de la habitación totalmente desnuda. Mi chico, que no se había enterado de lo que pasaba en la habitación al estar escuchando música con los cascos, se queda totalmente estupefacto al verme colorada, sudada y
con las tetas y los labios hinchados, a lo que se suelto bastante sofocada:
-Me estoy enrollando con María y necesitamos una polla más a parte de mi consolador. Puede que al
final nos peleemos por tu yogur. ¿Te animas?
Al oír tanta sinceridad junta se pone a sudar, pero antes de que me responda, echando un vistazo a su paquete incipiente me pongo de rodillas y empiezo a acariciarle la polla como sé que le gusta. En ese momento él se da cuenta de lo salida que estoy y de lo que he podido estar haciendo con mi hermanita en la habitación. LA polla se le pone tan tiesa que toma el control, se levanta y me acompaña a la habitación. Al abrir la puerta se encuentra a María con el consolador en el coño, moviéndose rítmicamente y observa cómo me acerco a ella, le acaricio las tetas y le doy pequeños besos sobre el cuello. María al verse descubierta y ver a mi chico con la polla en alto, le da tanto morbo que olvida su vergüenza y se incorpora, y empieza a besar a David, desnudándolo poco a poco. Me acerco a ellos y le pregunto a mi chico:
-¿Te fijaste en María? Mira qué coño tan pequeñito tiene…
(Continuará)
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