Desde que puedo recordar mis padres siempre fueron bastante abiertos en el tema del sexo
La historia de un chico que poco a poco descubre los dones de su padre y en consecuencia, aprende a usarlos .
Desde que puedo recordar mis padres siempre fueron bastante abiertos en el tema del sexo, al haberme tenido a la edad de 15 y 16 respectivamente, jamás se molestaron en ser sutiles respecto a sus juegos sexuales.
Mi papi tenía en aquel entonces 20 años, el era el hombre por el cual todas las mujeres dejarían caer sus bragas; cabello castaño y rostro afilado, un tipo de cuerpo atlético, 1.80 de altura, y unos profundos ojos grises que derretían con su mirada.
Mi mami por otra parte contaba con 21 años, cara en forma de corazón llena de pecas, cabellera rojiza y ondulada, era delgada pero con unas tetas de infarto cortesía de mi recién nacida hermanita, y un culo bien firme heredado de mi abue Nati
Yo tenía apenas 5 años, había heredado aquella mirada de papi que ponía locas a todas, era flaquito, cabello castaño y con pecas abarcando en mis mejillas.
Aquel día mis clases de kinder habían terminado temprano, debido a que el plantel se encontraba justamente en frente de mi casa mis padres me habían dejado ir y regresar solo desde la escuela a casa con la condición de que al llegar cerraría todas las puertas y nunca abriría a nadie hasta que alguno de los dos regresara de trabajar, casi siempre, una hora después.
Pero aquel día ocurrió algo diferente…
Abrí la puerta de casa, esta vez había salido 2 horas antes, me disponía a ver cualquier cosa que se pudiera prestar en la televisión, pero había algo extraño; unos sonidos provinientes de mi habitación, una especie de golpeteo. Al ser un pequeño valiente subí a investigar para toparme con la escena más excitante de mi vida a través de la puerta entreabierta de mi habitación: mis padres entrelazados y desnudos. Mi osito de felpa bajo el vientre de mami, que estaba bocabajo sobre mi cama y mi papi sobre su espalda haciendo movimientos rítmicos con la cadera.
— ¡AY, SÍ! ¡MÁS DURO, MÁS DURO! — ordenó ella.
— ¡Pídelo más fuerte! — contestó él.
— ¡DÁMELO TODO! ¡QUIERO MI LECHITA!
Yo no sabía qué hacer, realmente no entendía muy bien lo que estaba pasando, mi pequeño pene creció en mis pantalones mientras comenzaba a masajearlo por encima del pantalón, por alguna razón eso me hacía sentir bien.
— ¡Eres una puta, te pone cachonda que te coja en el cuarto de nuestro hijo! — dijo mi padre al tiempo que comenzó a ahorcarla — ¿es que acaso te quieres coger a nuestro bebé?
El rostro de mi madre denotaba satisfacción total, se mordía los labios mientras sus ojos se volvían blancos con cada choque pélvico, fue entonces que abrió los ojos y su mirada logró cruzarse con la mía. Fue cuando vio que para ese punto su bebé ya se hallaba con los pantalones abajo mientras se aplastaba la verguita con la mano derecha.
—¡ARTURO NOS ESTÁ VIENDO!
Ambos se detuvieron en seco mientras mi cuerpo se paralizó. Mi padre saltó de la cama aún con el pene erecto y corrió directo hacia mí.
— Arturito, ¿cuánto tiempo tienes ahí parado? — yo no supe responder, fue entonces que mami se levantó y se dirigió a mi de igual forma.
— ¿Qué estaban haciendo? — fue lo único que atiné a preguntar.
Ambos se miraron con intriga y cierto dejo de lujuria.
— Algo que hacen las personas que se quieren mucho — respondió mi mami mientras me abrazaba restregandome las tetas en las mejillas.
—¿Yo puedo hacerlo también? — mi madre miró a mi padre con preocupación, pero en los ojos de este no había otra cosa más que deseo.
Pude ver sus ojos clavados en mi pene mientras su mano subía lentamente hacia mi culo
— Chúpasela, Vanessa — demandó mi papi y como si de una posesión se tratase mi madre se metió todo mi pene a la boca.
Mis piernas comenzaron a temblar y gemidos se me escaparon de los labios
— ¡Mami, mami, mami — alcancé a jadear antes de que papi comenzara a restregarme la verga en la cara.
— ¡Chúpamela! — gritó con severidad, y como si mi cuerpo no me perteneciera sentí la necesidad de comerme toda la polla de papi, el gemía como desquiciado, lo chupaba como si fuese una paleta, como si dependiera de ese hermoso falo para alimentarme. Sus gemidos y su respiración comenzaron a volverse más agresivas, súbitamente sentí como gotas de un líquido espeso y caliente empezaron a golpear contra mi lengua, mis labios y mi rostro. Rápidamente y sin perder el tiempo, se colocó detrás de mi madre y comenzó a bombearla nuevamente, ella se limitaba a gemir con mi pene en la lengua.
Sin poder aguantar más, una sensación de calidez apareció en mi estómago y rápidamente recorrió todo mi cuerpo hasta mi glande en dónde finalmente liberé mi primer orgasmo en la boca de mi propia madre, al mismo tiempo mi padre terminaba otra vez. Dejándo a mami llena de leche en sus dos agujeros.
— ¿Te gustó, bebé?
El siguiente relato tratará de cómo iniciamos a mi hermanita
Ameeee, ay me quedé con la duda de la hermanita, estaré esperando fue muy bueno <3
Esto da para mas y seguro con mas detalles👍
Que rico relato