Deseo a mí tía – I

Desde que estoy solo con mi tía, cada detalle de ella me consume, llevándome a fantasear con su intimidad. Mis acciones, impulsadas por un deseo incontrolable, me arrastran a límites que no creí posibles, siempre al acecho de lo prohibido. La Casa Silente y un Impulso.

Para empezar, la describiré solo a ella en detalle, para que sientan la historia desde su perspectiva.

Mi tía tiene una buena figura; no es bajita, pero sin duda es más baja que yo. Lleva el cabello teñido de un rubio mezclado con castaño, que de vez en cuando deja ver el crecimiento de su color natural: un negro azabache profundo. Desde la coronilla, su cabello oscuro se funde con el castaño, que suele acomodar detrás de sus orejas, cayendo hasta sus hombros. Después, una cascada rubia desciende desde sus clavículas, culminando sobre sus dos enormes tetas operadas. Sus pezones permanecían ocultos bajo esa camisa gris de tirantes finos, tan holgada que solo dejaba entrever la base de sus pechos cuando levantaba los brazos para alcanzar algo alto, como los platos que sacaba la mañana anterior para el almuerzo. Y desde debajo de sus senos hasta sus pies, lo único que la cubría, además de la camisa, era un short de gimnasta que usa de entrecasa.

Su piel suave, blanca y tersa me hipnotiza, hasta que, mientras deliraba en mis pensamientos de todo lo que deseaba hacerle, escuché su voz.

—¿Me ayudas a bajar los platos? No ves que estoy haciendo puntitas de pie y no llego.

—Sí, tía, ahí voy. —Y me le acerqué; para hacerle una broma, la tomé de su cintura y simulé levantarla.

—Ayno… así no, bájalos vos, por favor. —Pero más que risa, la escuché tímida y un poco desconcentrada.

También sentí eso en mis manos, que me dejó pensando todo el almuerzo; fue delicioso sentir su piel en mis manos y la tomé con tanta confianza que sentí que era mía. Y eso me causó un suspiro. Debe haber sido eso, la fuerza con la que la tomé y mi suspiro que después de comer ella levantó el plato y me dijo.

—Yo ahora me voy a bañar y a acostar para descansar un rato; vos podés hacer lo que quieras; ahí te dejé un cargador en la habitación de tu primo. —Habitación que era contigua al baño, baño contiguo a su cuarto.

Sin embargo, le dije que estaba bien y esperé un rato sentado en la mesa jugando con mi celular, sobrepensando lo que había pasado. Y pasó algo más extraño aún: escuché el sonido de agua correr, pero no sabía si era de la ducha, pues generalmente cuando estoy en el comedor hay otros ruidos como un televisor prendido o gente que evita que se escuche qué pasaba en el baño, pero esta vez estábamos solos. Mi tío trabajaba sus horas de guardia y mi primo estaba en otro pueblo; directamente estábamos solos encerrados en la misma casa todo un fin de semana sin motivos para salir, pues teníamos cigarrillos, snacks y toda la comida que pudiéramos desear.

Y ahí fue que noté que algo más que yo podría desear dentro de tanta comodidad era sexo, y escuchar cómo orinaba me empezó a excitar y sentí una intensidad en mi pene que no me llevó a tocarme, sino que me levanté e fui a investigar; quería ver si escuchaba el ruido a través de la pared o es que había dejado la puerta entreabierta y, en efecto, un haz de luz aterrizaba de la luz del baño al montón de ropa que se acababa de quitar y sobre el montículo su tanga.

Mientras controlaba que no me viera, podía imaginármela como llegaba a la puerta del baño y se descalzaba de su calzado, mientras que con una mano se quitaba su camisa gris, dejando al aire libre su espalda tersa y sus senos firmes. Se despojaba con la otra de su short para dejarlos acomodados imperfectamente en un costadito y con ambas manos, así como ella se quitaba sus bragas, yo ahora me las acercaba a mi cara; podía sentirlas un poquito húmedas en la parte de su vagina, pero el olorcito a tela y piel me tenía a mil.

No pude evitarlo y empecé a masturbarme; metí sus bragas dentro de mis boxers y envolví mi pene erecto. Quería embadurnarme con su humedad, y todo parecía un crimen perfecto hasta que vi una sombra pasar por delante del filo de la puerta. Me quité rápido, pero llevé sus bragas conmigo; noté que se abrió la lluvia de la ducha y quise echar un ojo. Y fue ahí que se me dio tal increíble paisaje.

La mampara totalmente empañada no la dejaría verme a mí con mi verga en la mano, pero a mí sí me permitía ver toda su figura; casi podía ver con claridad sus pezones y acabé en sus bragas imaginándome de todo. Salí lento del baño y dejé la puerta como estaba y sus bragas todas llenas de semen en la misma posición que la encontré; de todas formas las llevaría a lavar y ya estaban mojadas al principio.

Traté de hacer el menor ruido posible hasta que dejé de escuchar el agua caer. Fui intencionalmente como un asesino que vuelve a la zona del crimen para intentar cruzármela desprevenida y así fue; aún se estaba secando en el antebaño, la ropa seguía en el piso.

—¿Qué haces acá, pendejo? —me dijo como la tía burlona que es y cerró la puerta en mi cara mientras intentaba decirle que quería mear.

Un rato después salió, vestida completamente con la misma ropa que antes, una toalla de mano en el cabello y un toallón envuelto en sus manos. Yo me quedé helado; pensé que pagaría esa ropa; sin embargo, pasé rápido al baño y eso me dio más morbo aún. ¿Se habrá puesto su tanga con todo mi semen? Y no pude evitarlo; de nuevo tenía mi mano en mi verga y la otra en la pared y me estaba masturbando pensando en mi tía, en su vagina llena de mi semen, en ella desnuda en la ducha, sus tetas redonditas y sus nalgas… Cuando pienso en sus nalgas, me vengo, acabando en toda mi mano. Luego me fui a lavar y, al salir del baño, vi la puerta de su habitación abierta de par en par y el aire acondicionado prendido; hacía calor ahí adentro y ella bajó la temperatura; sin embargo, a mí ni con un hielo en el cuello me iba a calmar.

Entonces la vi recostada, estaba viendo su celular y, después de unos largos cuarenta minutos, sentí el primer ronquido y dije: «Al fin». Fui y me acosté a su lado.

40 minutos fueron demasiado para imaginar varios escenarios y creí que tenía todo bajo control…

Próximamente más…