Deseo sexual por mi hija Sandra tercera parte
Mi hija y Yo continuamos explorando y disfrutando de nuestros cuerpo.
Sandra y yo permanecimos inmóviles y extenuados, aun se podría percibir nuestra respiración acelerada, después de un breve momento y ya repuesto me di cuenta que la película ya había acabo y me incorpore para apagar el televisor. Regrese con Sandra y me pare enfrente de ella y le extendí mi mano para ayudarla a parar, ella tapo su rostro apenado con sus manos y echo su cuerpo hacia adelante juntando su cabeza con sus rodillas.
- ¿Qué pasa bebé? Le pregunte en tono comprensivo
- ¡hay papá!, siento que hice algo malo… dijo con la cabeza agachada.
- ¿Qué vas a pensar de mí? Dijo con tristeza
Yo me hinque y tome sus manos para besarlas con amor, ella levanto su cara y pude ver como dos lagrimas escurrían por sus mejillas, fijo su mirada hacia un lado tratando de evadir la mía. Retire mis manos de las suyas y las coloque en sus mejillas para secar sus lágrimas.
- Sandra, pequeña mía, escúchame. Le dije firme y con sinceridad.
- ¡TE AMO y me has hecho el hombre más feliz de la tierra! Y le di un beso tierno en su mejilla
Sandra dirigió su vista a la mía y cambio su semblante, me miro con ojos de esperanza, como cuando sabía que iba a recibir un regalo.
- ¿de verdad me amas papá? exclamo con ansiedad
- Desde luego que si amor. Le aclare
- ¡Yo también te amo papá! dijo aliviada
Y me dio un beso en los labios con mucha pasión, ahora era ella la que introducía su lengua en mi boca y por supuesto que correspondí de la misma manera. Sin dejar de besarnos, nos tomamos de las manos levantando nuestros cuerpos y poniéndonos de pie. Sandra rodeo mi cuello con ambas manos y yo sujete su cintura, prolongamos nuestro beso enredando nuestras lenguas, Sandra se puso de puntitas para abrazar con más fuerza mi cuello, yo baje mis manos y las metí debajo de su falda para apretar con ganas su redondo trasero y pegar mi cuerpo al suyo. Comencé a besar su cuello, mi hija echo su cabeza hacia atrás, puso sus ojos en blanco y se dejó llevar por la pasión. Baje su pantaleta de algodón con mis manos hasta sus muslos, comencé a sobar con delicadeza sus nalgas, Sandra volvió a unir sus labios a los míos, luego apreté cada glúteo separándolos y exponiendo su calientito ano, empecé a recorrer con el dedo medio de una de mis manos desde su coxis bajando hasta tocar su ano. Sandra dio un pequeño respingo y volvió a poner sus ojos en blanco y echo otra vez su cabeza hacia atrás mientras susurraba
¡dios mío, que rico!
Mi verga se puso bien parada y la restregaba en su pelvis, mientras besaba su cuello, retire mis manos de sus carnosas nalgas y en un movimiento rápido gire su cuerpo y lo coloque delante mío, le subí la falda hasta la cintura y puse mi verga entre sus nalgas, abrí por completo su blusa y agarre sus tetas desnudas con ambas manos, el corpiño se había quedado arriba de sus pechos y los apreté algo fuerte y pellizcaba delicadamente sus pezones erectos, Sandra levanto sus brazos y rodeo mi cabeza, sacando más el pecho y parando su gran culo, yo frotaba su trasero de arriba abajo con mi pito entre sus nalgas, de pronto baje una de mis manos y empecé a acariciar su panocha que ya estaba húmeda y comenzaba a desprender ese rico aroma de almizcle, mi dedos jugaron en su ya hinchado clítoris. Sandra no tardó mucho en expulsar ese líquido lubricante y caliente con olor a pescado sobre mis dedos juguetones, ¡mi hija se estaba corriendo otra vez!
- Aaaahhhh, aaaahhhh. Jadeaba mi hija mientras decía
- ¡otra vez me estoy haciendo pis papá!
- ¡así bebé así, sácalo todo, disfrútalo! Le susurre al oído
Sandra dejo de abrazarme el cuello y giro su cuerpo frente al mío, aun excitada bajo su vista hacia mi verga y con sus manos la apretó fuerte por encima del bóxer. Levanto su cara y con expresión picara me dijo
- Papá, en la película vi como la mamá le besaba su parte a su hijo…
- Se le dice “verga” hija, le estaba besando su verga. Le corregí
- Verga, me gusta el nombre. Dijo Sandra sin dejar de apretarme el palo.
- ¿Me dejas ver tu verga y darle unos besitos como en la película?
No le conteste, solo baje lentamente mi bóxer, mi pito salió disparado como catapulta de lo rígido que estaba, mi hija abrió los ojos muy grande
- ¡papá, está enorme! Exclamo Sandra sorprendida
Yo me sentí orgulloso por el cumplido y me quite por completo la prenda
- Adelante hija puedes besar mi verga. Le dije mientras ponía ms manos sobre su cabeza y hacia un poco de presión para obligarla a hincarse, cosa que entendió de inmediato y así lo hizo.
Con ambas manos apretó mi verga y empezó a pajearme lentamente, luego acerco sus labios a mi glande y le dio un par de besitos que apenas rosaban sus labios la cabeza de mi pito.
- Bebé, lámelo como si fuera una paleta de dulce. Le ordene
Ella saco su lengua y comenzó a recorrer el contorno de mi verga desde la punta de la cabeza hasta la mitad aproximadamente, lo hizo varias veces
- Bien, muy bien muñequita, ahora mételo a tu boca y chúpalo. Le dije ansioso
Ella se quedó mirando mi pito sin soltarlo, como que dudaba de hacerlo
- ¿Qué pasa hija, no quieres probarlo? Le pregunte
- ¡Hay papá esta enorme y muy gruesa! No sé si pueda hacerlo.
- Inténtalo mi niña, ándale. Agarre su cabeza y la empuje hacia adelante
- Bueno voy a hacerlo, a ver si cabe en mi boca. Dijo resignada
Abrió su boca lo más que pudo e introdujo mi glande. Apenas mi verga sintió lo húmedo de boca y empezó a “babear” líquido seminal, cerré los ojos excitado y mi manos jalaban con más fuerza su cabeza hacia adelante tratando de meter mi pito más a fondo, ella trago una gran parte de mi verga y sentí como mi punta tocaba su garganta, Sandra abrió los ojos llorosos por el esfuerzo e hizo un ademan como si quisiera vomitar, yo retire un poco mi vega para darle tiempo a tomar aire, rápidamente se repuso y seguí metiendo y sacando mi palo varias veces y Sandra solo mantenía la boca abierta.
- ¡Bebé, bebé. Chúpalo como si fuera un helado! Le ordene
Sandra comenzó a usar su lengua para lamer, luego comenzó a chuparlo, sentía como sus dientes aprisionaban de vez en cuando mi verga, como pequeños mordiscos, mi hija cambio de posición dejo de estar hincada para ponerse de cuclillas abriendo sus muslos y dejando ver su rica panochita, bajo una de sus manos y comenzó a frotar su vagina, con sus dedos índice y medio estimulaba el botoncito de su clítoris.
- ¡Aaaaaaahhhhhhh, aaaaaaaaahhhhhh, siiiii, siiiii amor, mámale la verga a papí!
Le decía jadeante mientras no dejaba de agarrar su cabeza. Acelere el movimiento de meter y sacar mi verga de su boca, sabía que no tardaría mucho en correrme.
- Aaaahhh, aaaaaahhh, ¿quieres lechita de papí? ¿la quieres?
Le dije soltando su cabeza y sacando mi verga de su boca, retire la mano de Sandra que sostenía mi palo y yo mismo comencé a masturbarme más rápido. Ella seguía frotando su clítoris y jadeaba.
- ¡siii papíii, dale lechita a tu hija! Pidió excitada
- ¡Aaaahhhhh, me vengoooo, me vengooooo! Dije con un paroxismo de placer
Levante mi cabeza al cielo y cerré los ojos mientras mi pene eyaculaba un chorro de semen en la cara y boca de Sandra, quien a su vez comenzó a soltar abundante liquido de su caliente vagina
- ¡Hayyyy, papíiii, papiiii, me estoy haciendo pissss, otra vezzzz!
Ambos nos corrimos al mismo tiempo disfrutando del placer. Nos dejamos caer al sillón nuevamente con nuestros cuerpos desparpajados y agitados aun. Sandra recogió con sus dedos el semen que escurría por sus mejillas y los llevo a su boca, los chupaba y saboreaba el sabor del semen como si probara miel.
- ¡Mmmmmhhhh. Que rico papí, estoy probando tú lechita y me gusta!
Volteo su vista hacia a mí sin dejar de chupar sus dedos y con tono zalamero me pregunto
- ¿ahora ya soy una mujer, papí? ¿!tu mujer¡?
Yo más recuperado tome su barbilla y plantándole un beso en sus labios le dije.
- Aun no bebé, apenas comienzas a ser mujercita
- ¿Todavía no? pregunto incrédula e impaciente
- No mi cielo, para eso debo penetrar mi verga en tu vagina. Le aclare
- Y bien ¿lo podemos hacer ahorita? Dijo en tono suplicante
- No bebé, yo creo que por hoy es suficiente y ya es tarde
- Vayamos a dormir. Sugerí
- ¡Pero aun no tengo sueño papá! y quiero que me enseñes a ser tu mujer. Demando exigente
- No Sandra, le dije en tono firme
Mi hija sabía que hablaba en serio porque solo cuando estaba enojado o molesto por algo que ella hiciera mal la llamaba por su nombre. Desistió de la idea y frustrada dijo
- Está bien papá, será como tú digas
- No te enojes princesa, veras que la próxima vez será mejor.
Y la abrace paternal dándole un beso en la frente.
Nos paramos del sillón, Sandra se acomodó su pantaleta, aliso su falda, se bajó el corpiño tapando sus tetas, finalmente cerro su blusa cruzando sus brazos. Yo me puse mi bóxer y ambos nos dirigimos a los dormitorios tomados de la mano.
Fin de la tercera parte.
Muy buen relato
5⭐
delicioso, con ganas de la cuarta parte 🙂