Deseos Incontrolables
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Desde que llego a esa casa, supo que algo iba pasar, se conocía, sabia que cuando quería conseguir algo lo obtenía a toda costa.
Roberto siempre tuvo predilección por las menores, aunque aparentaba ser un típico chico de campo, tranquilo y sin vicios.
Habían llegado de un largo viaje desde las afueras de la ciudad, con su pareja.
En aquella casa vivían su suegra, su cuñada y sus 2 hijas, Mariana y Alejandra.
Como iban a quedarse un buen tiempo, se alojaron en un cuarto del segundo piso.
Con el pasar del tiempo, Roberto fue ganándose el cariño de la familia, en especial de las 2 chiquillas, que se peleaban por llamar la atención de aquel tío; él sin embargo empezó a tener cierta predilección por la mas chica, Mariana.
La consentía en todo momento, pero mas allá de un cariño filial, lo que empezó a despertar en él fueron sus mas oscuros deseos.
Mariana era una chiquilla algo rebelde, desde muy pequeña.
Siempre que quería algo hacia sus típicas rabietas, pero lo que mas llamaba la atención de su tío eran ciertos comportamientos y actitudes que una de su edad no tendría.
Y eso despertaba en el una extraña obsesión.
Tal vez iba a ser mas fácil de lo que pensaba.
Una tarde mientras se bañaba,empezó a pensar en ella, en como podría llegar a poseerla, comenzó a masturbarse, aquel miembro de 18 cm había llegado a su máxima erección, y con rápidos movimientos, cerro los ojos y se dejo llevar por sus mas oscuros instintos.
Pero lo que no se había percatado es que, desde la ventanilla que daba hacia la escalera había una sombra, alguien lo estaba espiando, el de repente se dio cuenta, y sin lugar a dudas era ella.
Ya hace tiempo había ocurrido algo parecido pero no le había prestado demasiada importancia.
Desde ese momento entre ellos dos hubo como mas complicidad, el siempre cada vez que podía salia a pasear al parque con las hermanas, ya que aun no conseguía trabajo y lo dejaban solo con las chicas.
Una de esas tardes, Mariana se acerco y le pregunto si podía comprarle un helado, el sin pensarlo dos veces, como siempre, accedió.
No dejaba de observarla, en la manera en que se llevaba el helado en la boca, tenia los labios algo carnosos y cada vez que le pasaba la lengua a la paleta, Roberto imaginaba como si estuviera chupándosela a el, eso lo excitaba descontroladamente.
Lo que sucedió en los siguientes días, iba a acercarlos aun mas.
Mariana empezó a tener la costumbre de echarse en la cama de los tíos, por las noches a ver películas.
La tía llegaría como siempre tarde, del trabajo.
Santiago hasta ese momento aun no se atrevía hacer nada, esperaba que todo fluyera naturalmente, ya que sospechaba que la chiquilla también tramaba algo.
-Tio me puedes hacer masajes en los pies
-Si claro Mariana- decía el tío que no dejaba de tener los mas sucios pensamientos.
Le tomo los pies y empezó a acariciarle con suaves movimientos, Mariana estaba acostada boca abajo mirando hacia el televisor mientras que sus pies reposaban en las piernas de Roberto, que desde ese punto estratégico podía observar su pequeño trasero, que ya se lo imaginaba desnudandolo, sacandole las braguitas.
Sintió aquella piel cálida, tan suave y un su olor a perfume de niña empezaba a inundar ese espacio entre ellos.
En un descuido sintió que la chiquilla apoyo los pies justo encima de su miembro.
No reacciono, aunque por dentro sentía como un ardor, el corazón le palpitaba mas fuerte que nunca.
Quería saber hasta donde llegaba su sobrina consentida, cuando sintió que le empezaba a acariciar con sus dedos su pene erecto, ahí se dio cuenta de que no habría marcha atrás.
Aunque la voz de Mariana la detuvo:
-Que es esto, tío? se siente duro y grande
-Pues lo que todos los hombres tenemos-contesto con la voz algo temblorosa.
-Ah ya , Pene, cierto?
– Porque me preguntas eso, te gusta acariciarlo?
-Si se siente rico
-Entonces sigue nomas, solo te pido que no le cuentes a nadie.
-ya, ya- jijiji- dijo la chiquilla
Roberto no podía creerlo, la pequeña le estaba acariciando el miembro y aun así con todo esto, prefirió esperar.
Justo unos minutos después escucharon que llegaba su mujer.
Entonces dijo a la pequeña que vaya a su cuarto, no quería generar ninguna sospecha.
Todo esto siguió ocurriendo casi con la misma rutina por unos días, Mariana subía al cuarto de los tíos, y sigilosamente realizaban el mismo acto: se acostaba y acariciaba su miembro mientras Roberto le acariciaba las piernecitas, entonces una de esas noches se atrevió a cruzar mas el limite, empezó a subir las manos hasta los muslos, Mariana no decía nada, se quedaba quieta, como disfrutando del momento.
Él seguía con movimientos mas atrevidos, ahora subió hasta las nalgas, probo con sus dedos llegar a la entrepierna y se dio cuenta que ella lo estaba disfrutando.
-Te gusta?- se atrevió a preguntarle
-Si , aunque se siente raro, pero también es rico.
Santiago ya no sabia ya que hacer, el miembro estaba que le reventaba, no podía mas.
Pero tenia miedo de seguir ya que en cualquier momento llegaría su mujer.
Por fin una tarde, salieron todos, menos Roberto que fingió tener un malestar.
-Yo me quedo también mami, tengo que terminar de hacer las tareas- dijo Mariana
No le resulto tan extraña ya esa respuesta a Roberto que sintió una erección inmediata,sabia que su chica quería quedarse a jugar con el tío.
-Ya esta bien Mariana, pero trata de no estar molestando al tío que se siente mal.
Venimos en unas 4 horas.
-Ya mami no te preocupes.
Roberto subió a su cuarto, y en unos 5 minutos, le siguió Mariana.
Pero con la gran diferencia y a sorpresa de Santiago, se había puesto un short rosadito muy corto, de hace unos años.
Como queriendo sorprenderlo al tío.
El no reacciono como se habría esperado, se mantuvo tranquilo.
-Si quieres échate en la cama, vemos película?
-No, hay que jugar- Contesto Mariana
-Ya esta bien- dijo Roberto.
-Jugamos a quien hace girar mas la pelota.
El que pierde tiene que darle un premio al otro.
-Jaja, esta bien.
-se rió la chiquilla
Roberto tomo una pelota que tenia guardada y lo hizo girar con los dedos, empezó a contar, lo mantuvo unos 10 segundos hasta que se cayo.
-Ahora te toca.
– Le dijo
Ella intento girar el balón pero no pudo.
-Jaja perdiste.
– Y cual es el premio, que te doy- dijo la pequeña
-No se, algo que te guste mas hacer o tal vez algo mas.
rico
-Ah, entonces ya se-contesto Mariana.
-Acuéstate.
Roberto sintió un punzón en el estomago.
Era la palabra que mas había ansiado escuchar.
Se echo en la cama boca arriba.
La pequeña cerro la puerta y apago la luz.
Subio hasta donde estaba echado y se sentó sobre su miembro, con las piernas abiertas frente a él.
Roberto no podía creerlo, la pequeña empezó a frotarse encima de su verga como toda una experta; él la agarro de la cintura y le ayudo con los movimientos.
Sintio la humedad de aquella vagina virgen, aun no lograba conciliar lo que veía.
Entonces se incorporo y se puso de rodillas frente a la chiquilla, poso su labios con su boca, aquellos pequeños pero carnosos labios era lo mas rico que pudo haber llegado a probar.
Le metía la lengua y al sentir el de ella, sintió que no se podía contener, entonces comenzó a quitar la blusita mientras iba besando su pequeño cuello, ese olor aun a niña lo tenia hipnotizado.
Bajo hasta sus pechos que recién estaban formándose, y los empezó a succionar, la chiquilla cerraba los ojos, también lo estaba disfrutando.
-Que rico hueles-
-Mhm- dijo Mariana como asintiendo.
Roberto se bajo los pantalones y los calzoncillos estaban mojados de liquido preseminal, se bajo todo hasta las rodillas.
Mientras iban besandose tomo las manos de Mariana y los llevo hasta su miembro.
Mariana tomó la verga de su tío entre sus manos y la empezó a masturbar.
-Es grandota-dijo mientras vio que chorreaba bastante líquido pre seminal del miembro.
-Ahora quiero que lo beses y lo chupes como si fuera un helado- agregó Roberto.
Mariana bajo la cabeza hasta el miembro erecto y empezó a besar el glande; sintió un sabor salado.
Roberto en cambio estaba en extasis, notaba como la pequeña boca se abría y humedecía aún más su verga, sentía su lengua recorrer todo el largo hasta llegar a los huevos.
-Ahora abre la boca lo más que puedas-.
pidió a la pequeña.
Mariana abrió la boca y sintió que su tío le tomaba de la cabeza y le iba enterrando la verga hasta llegar a la garganta.
Aunque solo llegaba hasta la mitad.
Sintió arcadas, mientras chorros de saliva se deslizaban por el pene y mojaban sus huevos.
Roberto quería más.
La dejo respirar un rato luego volvió a empujar la cabeza de Mariana, esta vez más abierta pudo llegar más al fondo.
Entonces comprendió que su tío quería más, así que tomó un poco de aire y agarrando con una mano la verga chorreante de saliva y semen se lo empujó entrando por completo en su totalidad.
Roberto estaba en el cielo, noto como el glande chocaba contra la pared de aquella estrecha laringe, mientras la lengua llegaba hasta acariciar los huevos.
Fue ahí donde sintió un chorro de vomito saliendo de sus entrañas.
-Lo haces muy bien, le dijo, limpiándole las mejillas.
Luego la volteo y poniéndola en cuatro, tomó el shorcito y las bragas y lo bajó hasta las rodillas.
La imagen que vio lo enloqueció por completo, entonces enterró su rostro en el trasero de Mariana besándole y comiéndole la conchita.
-Mm que rico se siente.
Roberto seguía con los besos y la chica empezó a frotarse en el rostro de su tío, le encantaba.
Empezó a meterle el dedo en el ano ; fue probando hasta que entraron dos.
La estaba dilatando.
Se levanto de rodillas y tomando la verga empezó a penetrarle el culo.
La sensación de estar dentro de su sobrina era seguramente lo que más había esperado.
Poco a poco fue penetrando más al fondo.
Luego saco de golpe su verga y vio como quedaba abierto el ano, dejando ver sus entrañas.
Escupió un chorro de saliva y esta se deslizó hasta adentro, dejando el hueco bien lubricado.
Se la volvió a enterrar esta vez con embestidas más rápidas, produciendo un ruido que con el gemido de ambos, hacían eco en todo el cuarto.
Luego la tomó de las piernas y con el miembro aún dentro, se levanto poniéndose los dos frente a un espejo.
Vio la cara de satisfacción de Mariana, que estaba mordiéndose los labios y cerrando los ojos, tocándose la conchita.
También noto como entraba y salía su verga del culo de su sobrina, esa imagen habrá sido lo más precioso que vio.
Luego siguió con más embestidas hasta que no aguanto más y eyaculo adentro.
La puso de cuatro y vio como de su ano brotaba el semen, deslizándose por el trasero.
Era hasta ese entonces la mejor corrida de su vida.
CONTINUARA.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!