DESPERANDO AL SEXO CON MI HERMANITA 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por caliche999.
Yo con 12 y ella con 10, pero ya estaba yo lleno de hormonas.
Hacía pocos días había tenido mi segundo delicioso encuentro sexual con mi hermanita aprovechando la ausencia de mamá y disfrutamos de un muy placentero sexo oral cruzado al que bautizamos el Chupa-Chupa y creíamos inocentemente haber inventado.
En esta ocasión nuestra madre salió más temprano a visitar a las tías vecinas y como de costumbre nos recomendó echar tranca y no abrirle a nadie.
Otra vez solos para disfrutar nuestras travesuras.
Era tal el impulso sexual que sentíamos ambos que inmediatamente cerramos la puerta nos quitamos toda la ropa allí mismo y empezamos a bailar y brincar desnudos por todo el apartamento tarareando una canción y experimentando la emoción de ponerme erecto y estar exhibiéndome así ante mi hermanita quien evidentemente también se gozaba tan especial momento.
No solo el placer de poder mirarle ese precioso cuerpo pequeño, delgadito, totalmente desnudo y lampiño, sino también sus movimientos danzando, me tenían al borde del delirio y así nos disfrutamos mutuamente durante un buen rato brincando y bailando desnudos por todo el apartamento de segundo piso sin percatarnos que no habíamos tomado la precaución de cerrar las cortinas para evitar que el mirón del Parrado , un vecino del apartamento de atrás en un tercer piso, viejo verde que ya nos había hecho caritas otras veces, nos viera en tan desaforado encuentro.
Luego caímos cansados al tapete de la sala y entre risas y cantos nos conectamos en un exquisito Chupa-Chupa (que mucho después supimos que se llamaba el 69) y empezamos a disfrutar aquel delicioso placer que hacía poco habíamos descubierto pero que nos dejaría el más hermoso recuerdo de nuestra niñez.
Y a gozar se dijo; mientras ella sacaba y metía su boquita en mi erecto pene, yo intentaba meterle mi lengua por entre sus labios vaginales que estaban tremendamente húmedos y rojos pero con un exquisito aroma a sexo; no sé como describirlo pero en ese momento era el perfume más delicioso que podía oler: parte orines y parte intimidad de mujer, se me quedó grabado para el resto de mi vida.
Dábamos botes por toda la alfombra pegados como imanes, en medio de una desenfrenada y deliciosa locura, a veces yo encima de ella y otras ella encima mío, se intensificaban sus gemidos y podía sentir sus convulsiones y la llegada de sus deliciosos orgasmos que se sucedían uno tras otro hasta estallar en esas involuntarias elevadas de pelvis que me permitían ahondar aún más mi lengua en ese delicioso agujero con sabor a gloria y que disfrutaba tanto chuparlo que ya no pude aguantar más y exploté en un poderosísimo orgasmo y chorros de semen que mi hermanita devoró con agrado sin saber siquiera lo que se estaba tragando, pero que disfrutó tanto como yo de aquella hermosa locura de niñez que estaba acabando poco a poco con nuestra inocencia.
Y allí creímos que había terminado todo, pero en realidad, apenas empezaba pues luego de descansar un rato tumbados en la alfombra riéndonos, al recuperarnos y levantarnos del suelo, OH SORPRESA ¡! En la ventana del apartamento del tercer piso estaba el viejo Parrado sin camisa mirándonos y haciéndonos señas para que abriéramos la ventana.
Entonces corrimos asustados a ponernos la ropa pero cuando volvimos a mirar si aún estaba allí, nos gritó diciendo: abran la ventana o le cuento a su mamá.
Entonces muy asustados abrimos la ventana y yo le dije: No, por favor no le vaya a contar nada a mi mamá, a lo que él me contestó: no te preocupes chico, no le voy a contar nada a ella si hacen lo que yo les diga.
Y que quiere que hagamos ? le repliqué.
Vuelvanse a desnudar y yo les voy diciendo, me contestó el viejo verde
Así lo hicimos y cuando estábamos desnudos nos hizo posar en todas las posiciones que se le ocurrió, sentados en el piso con las piernas abiertas, arrodillados dándole la espalda y con las rodillas abiertas, sentado uno encima del otro, tocándonos mutuamente mientras él miraba y movía su hombro derecho muy rápidamente y esbozaba una inmensa sonrisa de satisfacción.
Entonces empezó a insistirme que se lo metiera pero yo no le entendía lo que quería decir, pero seguía insistiendo: métaselo, métaselo mijo, o no sabe paraqué es que se usa eso ?
Yo ya ni siquiera lo tenía erecto del susto y se me ocurrió decir: creo que llegó mi mamá.
Entonces el viejo reaccionó y nos dijo: mañana los espero a los dos aquí en mi apartamento luego de la escuela y les enseño como se usa eso; invéntense alguna disculpa para demorarse y no me fallen o le cuento todo a su mamá.
Si señor, fue nuestra única respuesta , pues no sabíamos las increíbles experiencias que nos esperaban con este morboso vecino que nos tenía literalmente en sus manos.
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