Despertando al sexo con mi hermanita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por caliche999.
Vivíamos con nuestra madre en una ciudad intermedia (menos que esto era un pueblo grande ) en un apartamento de segundo piso.
Ya había descubierto por mis propios medios que tocándome el pene y pensando en mis amores platónicos lograba potentes erecciones y deliciosos orgasmos.
Otro gran descubrimiento de aquella deliciosa época fue el placer que me producía el exhibicionismo; cuando estaba solo en el apartamento me desnudaba y brincaba plácidamente por todas partes, con la idea que algún vecino curioso me viera.
Hasta que un día decidí practicarlo con mi hermanita quien era otro de mis amores platónicos pues aunque pequeña era hermosa, delgadita de piel blanca, cola paradita, pecho plano pero empezaban a vislumbrarse dos pequeñísimos bulticos debajo de sus pequeños pezoncitos rosados, lo sabía bien porque me encantaba espiarla cuando se duchaba.
Decidí aprovechar cuando nuestra madre salía a visitar a nuestras tías que eran vecinas y nos poníamos a ver la tele; ella siempre se demoraba de 3 a 4 horas en volver.
Yo me sentaba en una silla cerca al televisor pues yo era miope y mi hermana se sentaba con sus muñecas un poquito mas atrás a mi izquierda sobre una alfombra.
Me empecé a tocar y sospechando que ella me estaría mirando, logré rápidamente la erección.
Como en aquella época se usaban los pantalones descaderados, no tardó en salirse fuera del pantalón hasta llegar casi al ombligo donde le eché mano para jugar con él; todo aquello era delicioso.
Pero me mordía la curiosidad de saber si ella si me estaría mirando por lo cual volteé mi cabeza para la izquierda y medio oculto por el espaldar del asiento, fui corriendo mi cara hasta poder mirarla atrás y ¡ oh por Dios ¡ mi mirada se cruzó con la de ella; efectivamente me estaba mirando con sus ojos bien abiertos y curiosos y yo con mi herramienta en la mano y mirándola a ella; quedé frio e inmóvil.
Entonces ella rompió el silencio con una sonrisa de aceptación que me tranquilizó y autorizó para seguir con mi improvisado espectáculo.
Regresé a mi posición boca arriba y seguí jugando con mi pene con menos timidez y más ganas que antes.
De pronto ella me preguntó: que sientes cuando te tocas?
Yo le contesté: se siente rico; nunca has probado ? por que no pruebas ?
Pero yo no tengo eso, me contestó.
Bueno, pues prueba tocándote lo que tienes.
Y por encima del shortcito de jean apretadito que traía ese dia empezó a tocar esa hermosa cuquita que se vislumbraba deliciosamente debajo del jean.
Me miraba y se tocaba y a poco empezó a abrir y cerrar las piernas mostrándome con sus gestos que también le gustaba.
Que hermoso espectáculo pensé yo y me decidí a preguntarle: Te gusta ?
A lo que ella contesto: Siiiii, Ricooo.
Entonces casi me vengo; no aguanté las ganas de mirar mejor aquel hermoso espectáculo, entonces me bajé de la silla y me asusté en la alfombra al frente de ella boca abajo con mis codos en el piso y las manos en la cara, a lo cual ella sorprendida abrió totalmente sus piernas para mirarme por entre ellas y dejarme ver mejor su delicioso juego .
Me fui acercando lentamente hasta quedar con mi cara entre sus piernas; la situación era de infarto; con mis labios a solo 20 centímetros de su cuquita empecé a percibir un delicioso aroma de intimidad femenina de nena que es difícil describir; es como una combinación de calzoncitos usados con orines que ya había probado y me había deleitado oliendo cuando le robé unos cuquitos usados de pepitas algunos días antes.
Ella miraba mi cara de placer viendo sus movimientos mientas me refregaba mi pene contra la alfombra y seguí acercándome más y más hasta que fue inevitable: como un imán mi boca se pegó a sus labios vaginales solo cubiertos por el jean que empecé a humedecer con mi saliva pues instintivamente chupaba y besaba como si de eso dependiera mi vida.
Entonces ella se recostó en la pared y puso sus manitos en mi cabeza ayudando a apretar mi cara contra su deliciosa cuquita.
Yo pasé mis manos por debajo de sus piernas recogidas y agarré su cadera para ayudar a apretar aún más mientras ella se reía nerviosa pero placenteramente y abría y cerraba sus piernas apretando mis orejas y mostrándome el placer que estaba sintiendo.
A veces sentía tanto placer que bajaba sus manos al piso para levantar su pelvis del suelo y apretarla más contra mi cara y yo aprovechaba para agarras sus nalguitas a dos manos y ayudar al apretón.
Que infinito placer era todo aquello; yo estaba en el cielo y ella también; por un buen rato estuvimos así hasta que sentí una instintiva necesidad de tener su piel en mi boca y empecé a tratar de quitar su short y ella a ayudarme; cuando logramos bajar el cierre suspendí mi labor y agarré con ganas y fuerza su shortcito de la cintura para arriba y ella ayudó levantando sus piernas para facilitar la salida.
Lo logré; los shorts estaban fuera y sus cuquitos de pepitas se habían venido también y estaban a medio camino en sus rodillas impidiendo que volviera a abrir sus piernas y que yo pudiera mirar lo que más deseaba en la vida; halé con tanta fuerza esos cucos hacia arriba que alcancé a rasgarlos y entonces: ¡Oh Dios mío ¡ Empecé a ver el paraíso.
Siiiiii, era realmente el paraíso; mientras abría otra vez sus piernitas veía su rajita peladita y tierna, oliendo a Gloria y sus labios vaginales también se abrían dejándome ver todo aquello que para mi era nuevo y hermoso.
Un pequeño abultamiento entre esa hermosa rajita toda colorada , que desembocaba en un agujerito divino y húmedo que inmediatamente besé instintivamente; no había forma de evitarlo; era como un poderoso imán que pegaba mi boca a aquel paraíso de olores deliciosos y formas indescriptiblemente hermosas que empecé de nuevo a besar y chupar.
En ese momento quería literalmente comerme todo aquello, devorarlo y multiplicar mi placer y el de ella que empezó a retorcerse de placer mientras apretaba mi cabeza con sus manos y batía sus piernas en medio de gemidos y risas mientras yo trataba de meter mi lengua en aquel hermoso agujerito para explorar aún más su intimidad,
De pronto ella empezó a gritar: Ahhhhhhh, Ahhhhhhh, AAAAAhhhhh, mientras agarraba con sus manitos la alfombra como queriendo arrancarle todos los pelos, levantaba su pelvis del piso y torcía los ojos.
Yo estaba a punto de venirme y no estaba dispuesto a parar para averiguar que pasaba.
Volvía a gemir después de unos largos Mmmmmm, Mmmmmm, Mmmmmm y luego volvia a retorcerse y a arrancar la alfombra gritando Ahhhhhhh, Ahhhhhhhh, AAAAAAAAhhhhhhh.
En algún momento pensé que le estaba doliendo pero ya no había forma de parar; aquellos gemidos eran música para mis oídos y sus combulciones me excitaban aún más.
Me vine a chorros sobre la alfombra mientras ella seguía en sus combulciones gemidos y lamentos que yo no entendí mucho en ese momento pero poco importaba; había tenido el más delicioso orgasmo hasta ese momento y fue tal el placer que sentí, que se dejó venir un segundo orgasmo aún más potente que el primero.
Seguí chupando hasta que se fueron calmando las cosas; poco a poco fuimos recobrando el aliento; estábamos sudando, jadeando pero inmensamente felices; me volteé boca arriba para descansar y escuchaba sus risas y yo también reía, extendimos nuestras manos y las juntamos apretándolas, yo besé la suya con cariño y ella también lo hizo y poco a poco regresamos a la realidad; había que arreglar todo ese desorden antes de que llegara nuestra madre y en las que me vi para limpiar tanto semen de la alfombra, jeje pero igual disfrutamos demasiado nuestra pilatuna y aunque sabíamos que era prohibida, fue el comienzo de una hermosísima relación filial que duró por años y disfrutamos al máximo.
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