Después de cogerla, le tuve que decir a mi hija que era adoptada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos y todas.
Me llamaré Arturo. En ese momento había cumplido mis 40 años. Mido 1.85 mt, soy atletico, no descuido mi figura, voy a gym regularmente. Casado desde hace 21 años. Mi esposa y yo tenemos un buen matrimonio hasta ese momento, con sus altas y bajas como cualquiera.
Mi esposa tuvo problemas para concebir y decidimos adoptar un bebe, mi hija que llamaré Kenia. Ella hace un año supo que no era nuestra hija natural. Cuando sucedió este suceso tenía 20 años, es morena clara, bonito rostro, cabello castaño, es muy delgada, pero es un delgado atractivo, de senos pequeños y un trasero compacto durito y parado.
Como suele suceder y he leido en varios relatos últimamente, existe una atracción entre padre e hija; y en mi caso como en otros, hasta cierta edad mi hija en ocasiones se bañaba conmigo, juntos. Pude ver su transición de niña a adolescente y de adolescente a señorita. Puedo decir que el cuerpo de Kenia me ocasionaba erecciones, las cuales disimulaba. Una noche teniendo 15, le hicimos una fiesta, al terminar todos estabamos cansados, su mamá se durmió y me quedé con ella charlando en la sala, yo sentado y ella en mis piernas, le pregunté si le había gustado su fiesta, su vestido y todos los regalos, ella me tomó del cuello y me hizo agacharme y me besó en la boca, yo respondí en beso, nos separamos y ella se fue a su habitación. Cuando le compré su primera computadora personal a los 16, ella entró a mi habitación y me dio un beso en la boca, luego se sonrojó y se marcho corriendo como entró; eso se volvió a repetir cuando le compre a sus 18 su primer auto, se colgó de mi cuello y me besó, ahora el beso fue más tardado, incluso sentí su lengua contra la mia, luego me soltó y se marchó. Eso me daba indicios que existía una atracción mutua. Kenia me repetía que ojala ella encontrara a un hombre como yo.
A los 19 la mandamos a la universidad, estaba como a 5 horas de donde vivíamos, asi que le alquilé un apartamento, alli pasó un año. Tuvo su primer novio y cuando lo presentó en la casa, pude entender por la forma que se tocaban, que fue el hombre que se quedó con la inocencia de mi hija.
Pero el destino es implacable. Por un cambio de autoridades en la empresa donde laboro, me ascendieron a supervisor de la región y tenía que supervisar a dos sucursales, una de ellas en la ciudad donde estaba mi hija estudiando. Como el apartamento era grande, tenía una habitación vacía, ideal para mi cuando visitara ese lugar. Mi hija estuvo muy contenta por el hecho de tenerme cerca. Ella acababa de terminar con su novio.
Asi que una semana al mes debía estar con mi hija Kenia, para supervisar la sucursal de esa ciudad. En la primera semana, pareció que nuevamente volvíamos a ser padre e hija, pues salimos de compras, hicimos juntos la cena varios días, fuimos al cine y vimos alguna peli juntos en la tv. En la mañana del último día de la primera semana, me duchaba, cuando oí entrar a Kenia, de pronto ella corrió la cortina de la ducha y entró sin ropa, después de 7 u 8 años volvíamos a estar duchándonos juntos, había pasado el tiempo. Kenia ahora era una mujercita muy linda, sus senos eran volcancitos con un pezón carnoso al final, tenía su panochita rasuradita, sus labios vaginales eran pequeños, me abrazó y luego uno enjabonó al otro, ella me recordó nuestras duchas juntos de hace muchos años, pronto mi pene se puso rígido, ella me lo vio pero no dijo nada, solo lo tomó con dulzura y lo enjabonó lo cual me causó un delicioso placer. Luego yo le enjaboné la espalda, bajé hasta sus nalgas, eran de bonita forma y duritas, pasé el jabón entre sus nalgas, dos o tres veces, ella se puso nerviosa. Regresé a casa y todavía me temblaban las manos de ese encuentro con mi hija. Esa noche hice el amor a mi esposa y cuando estaba encima dándole duro, pensaba en Kenia y su lindo cuerpo y mi verga se dilataba más e hice acabar a mi mujer dos veces seguidas.
Esa semana mensual fue deseada por mi, esperaba impacientemente que pasara el mes para estar con mi hija Kenia. Las duchas desnudos fueron frecuentes, luego ella se quedaba en bragas y un camisetía sin sostén, se acostaba en mi cama y abrazados veíamos tv. En una ocasión fuimos al centro y usamos el servicio urbano de transporte, de regreso había mucha gente y solo un lugar, me senté y Kenia se sentó en mis piernas, ella llevaba una falda cortisima, su lindo trasero se movía al igual que el transporte, mi pene fue creciendo pegado a su rayita. Apenas teniamos espacio, pues había gente parada a nuestro lado. No se como pero la falda de Kenia se fue deslizando y no sé como su pantaleta quedo contra mi bulto enorme en mi pantalón, se volvió un juego casi sexual, yo me movía para acomodarme, pero lo que hacía realmente era frotar mi bulto contra su coñito dentro de su pantaleta. Y luego fue ella quien se acomodaba y también ser frotaba contra mi bulto, cuando por fin llegamos, sentí algo húmedo en mi pantalón, al principio crei que era yo, pero cuando llegué al apartamento y olí mi pantalón, era lubricante de la rajita de Kenia.
Y sucedió. Estaba en la sala del apartamento, le había comprado una rosa a Kenia y un perfume, había sido su cumpleaños hacía dos días, pero ese día me tocaba estar en la casa. Ella entró, llegaba del gym, iba con un short blanco cortito y un playera, la recibí con un pastel, la flor y el regalo. Ella se emocionó al verme, se quitó los zapatos, apagó las velas y abrió su regalo, el perfume. Nos abrazamos, pero fue diferente, no se como, pero creo que ambos dirigimos nuestra boca a la boca del otro y nos besamos, después de cinco segundos, abrimos los ojos, nos vimos y seguimos besándonos ahora como queriéndose comer el uno al otro.
En un movimiento rápido, Kenia se puso de rodillas frente a mi y me dijo -ahora quiero este regalo, y me desabrochó el pantalón y yo la dejé calmadamente, me lo quitó, luego bajó mi calzoncillo, mi verga ya estaba semi empalada, ella la acaricio y comenzó a comérsela, la metió en su boquita y la chupaba como si fuera una paleta, la hundía y se la metía hasta el paladar, mi verga creció dentro de su boca, se me puso durisima como mis mejores años, luego lamió mis bolas, qué rico!!!, hacia un buen tiempo que no recordaba lo delicioso es que una hembra te chupé las bolas. Me di cuenta también que mi hija ya no era una inocente niña, era todo un mujer. Me chupó delicioso por un más de quince minutos.
Luego le dije que era mi turno. Ahora fue a ella la que coloqué sentada en el sofá, le saqué el short con todo y su braguita. Le abrí las piernas y las levanté poniendolas en mi espalda, y acto seguido comencé a comerme su fina rajita, lamí sus labios vaginales y sentí lo salado de su transpiración en su parte íntima, pues como dije estaba regresando del gym. Levanté aún más sus piernas y quedó a mi disposición su agujerito negro, su culito, lo lamí con mucha saliva y ella empezó a gemir mucho, Kenia estaba gozándola con mi lengua en su culito. Mis lamidas eran desde su clitoris hasta su ojete. Ella movía su vientre y parecía que restregaba su parte intima contra mi boca.
De pronto ella pega un quejido, Kenia se está corriendo en mi boca, sus jugos íntimos bajan por su vagina y llegan hasta mi lengua. En ese momento la acuesto y me pongo encima, pongo mi verga contra su panochita y comienzo a penetrarla, su rajita es muy estrechita, no es virgen, pero es como nueva. La penetró y nos besamos, mi pene está dentro de su vagina, pero nadie se mueve mientras nos besamos muy rico. Luego comenzamos a movernos lentamente, siento como mi verga entra y sale de su rajita caliente, los gemidos comienzan a oirse, tanto de ella como mios. Mi verga minutos después entra y sale con más fuerza, mis huevos rebotan en su coñito. Mi boca ahora toma sus pezones carnosos y estos terminan por erectarse como si fueran tornillos. Kenia llega a otra corrida, entre gritos y quejidos. -papi…papi…- es lo único que sale de su boquita.
Luego me coloco sentado en el sofa y Kenia sentada encima de mi verga, en esta posición tengo contacto directo con sus tetitas, las mamó mientra ella mueve su cinturita de forma deliciosa. Su vagina parece un guante, pues me atrapa la verga, la alarga, la estira y la contrae, poco a poco me va llevando al punto de no regreso. No hay regreso, la tomo de las nalgas y la aprieto metiendosela bien profundo. -me corro, me corro- le aviso y hago el esfuerzo de sacar mi verga antes de explotar adentro de su rajita, pero ella no me deja me dice -papi.. puedes terminar adentro, no hay problema!-, terminando de decir eso y yo comencé a echarle un chorro inmenso de leche dentro de su vagina, gemí y gritamos juntos. Nos quedamos un rato asi, ella encima de mi y yo abrazado a ella. Hasta que las respiraciones de cada quien se normalizaron.
Nadie comentó nada después, cada quien se fue a sus habitaciones. Era la hora de cenar y Kenia no llegaba, fui a su habitación y la encontré llorando, me senté a su lado y me decía que se arrepentía de lo sucedido, que eso se llama incesto y que estaba mal lo que habíamos hecho, y lo peor es que me lo he gozado como nunca, voy a ir al infierno, lloraba desconsoladamente Kenia. Yo le dije que se calmara, que le iba a confesar un secreto, le pedí que dejara de llorar y que me escuchara, -nunca de lo iba a decir, pero ahora es muy del caso hacerlo, Kenia, tu mamá y yo no pudimos concebir un hijo, y te adoptamos y te metimos en nuestra familia y haz sido nuestra hija desde entonces, pero no soy tu verdadero padre. No se que fue más duro para Kenia, saber que era adoptada o haber cogido con su padre. Pero una de ellas terminó con la otra.
Le supliqué que no le dijera a su madre que le había dicho la verdad. La abracé y la acompañe hasta que se quedó dormida. Mi vida cambiaría ese día. Amo a mi mujer pero quiero estar con mi hijastra.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!