Después de hija su madre (EL INICIO)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
ANTECENDENTE
Mi prima María fue mi amor platónico de niño. Esa que un día se fugó con alguien a quien no pude odiar, aunque mi corazón sabía que ella le pertenecía. Ese alguien se convirtió en el padre de sus tres primeros hijos, dejándola viuda tras siete años de matrimonio.
Creo que María nunca tuvo idea de que su primo de 8 años un día la llamo puta y que si alguna vez la visito cuando estuvo casada no dejó de recriminarle en silencio el no haberse fijado en él aunque ella le llevará 9 años.
Fue el tiempo o el hecho de empezar de manera precoz a verme involucrado en sexo, lo que me hizo superar el amor por mi prima, aunque no por ello deje de dedicarle más de alguna paja. Esa chiquitita de tan sólo 150 de estatura, cintura por demás definida y cabello hasta al comienzo de sus caderas me gustaba como no tienen idea.
Cuando murió su esposo regresó a casa de sus padres. Tenía 24 años, al poco tiempo inicio una nueva relación, de la cual nacieron otros dos niños, se separó para luego volver a juntarse con su última pareja conocida, un irresponsable que sólo le dejó dos nuevos hijos, entre ella Mariana, la niña que me cogí al amparo de la lluvia.
María a los 44 años aún era parte de mis pensamientos lujuriosos, a pesar de que a mis 35 tenía podía decir que me sobraba donde desahogar mis deseos sexuales, pues aunque estaba separado de mi esposa más de alguna de mis amigas le ponía los cuernos conmigo, aunado el hecho de que en los últimos meses por azares del destino había iniciado otra vez en el incesto, pues si de niño lo hice con mis hermanas y otros familiares, ahora era con mis sobrinas, hijas de quienes una vez fueron mi desahogo sexual.
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– Ummm ummm Que ricoooo Ummm empújela toda. Metamelaaa deme duro – me pedía mi hoy víctima – Yo agarrado a sus anchas caderas, vez tras vez la culeaba viendo como mi verga se enterraba en esa pucha viciosa de sexo.
– Uf Me corro papi. Me corro, me corro – decía casi entre sollozos – ummm ummm
La tenía a 4 agarrándose al respaldo del respaldo de sofá de la sala, nos creíamos solos, según nosotros mis sobrinas y toda la familia se había ido a una fiesta de cumpleaños del último hijo de mi prima María. Quizá por eso y por el gusto que sentía Adriana mi cuñada gemía de placer sin ningún tipo de inhibición. – Ayyy papi que ricooooo – gritó levantando su cara al cielo como si buscase respuesta del porque sentía ese fenomenal orgasmo.
Líquido caliente empezó a resbalar por toda la extensión de mis 17 cm de tranca. Súbitamente Adriana se zafo de mi miembro y colocándose en cuclillas frente a mí se metió la verga en la boca chupándolo como si fuera la última mamada de su vida. Mientras lo hacía, con su mano derecha me masturbaba y con la izquierda se daba dedo en esa cueva ardiente que mi hermano quizás no complacía, pues eran muchas las veces que me tocaba a mí quitarle las ganas.
– Ummm – gemía con media verga en la boca – Ummm que rica verga papi. Que rica
Y no hubo que esperar más, mi verga se puso más gruesa que se costumbre y empezó a lanzar chorros de semen que Adriana tenía a bien recibir en su lengua…..
– ! Ouhg! Perdón – se escuchó decir en la puerta – Era mi prima María. Estaba parada a escasos metros de nosotros mirándonos fijamente. Era imposible saber lo que estaría pensando, porque asombrada si estaba.
– Perdón – volvió a decir – Me pidió Beatriz (Mi hermana) que le llevará el… Que viniera a recoger su bolso. Que lo dejó acá en la sala.
– Si, si – dije –
Mi cuñada parecía ida, aunque seguía con la mano en mi verga. María revisó de una mirada y encontrando lo que buscaba lo tomo para luego salir, no sin antes girar su cabeza para ver. Creí sentir que su interés era observar mi pene. Instintivamente lleve mis manos como si quisiera esconderlo.
– Disculpe – dijo Adriana dirigiéndose a mi prima – No le diga a nadie…
– No se preocupe – le dijo mientras ya se alejaba –
– ! Uy! Maldición maldición – repetía Adriana – maldición, maldición.
– Tranquila. No va a decir nada – dije tratando de poner calma y quitándole suavemente su mano que seguía aferrada a mi verga –
Otra vez estábamos solos. Adriana salió presurosa hacía el baño quizá con la intención de borrar su culpa de infidelidad. Por mi parte me senté en el sofá y sin saber porque retrocedí mentalmente en el tiempo, a cuándo María había sido ese amor imposible, platónico y quizás prohibido.
– Ya deja esa chula verga en paz
Era mi prima, que como fantasma me sacaba de mis pensamientos. Estaba a la puerta, me miraba que yo seguía con mi verga en la mano, totalmente parada. El regresar en el tiempo me había excitado.
– ¿Que no te atendieron bien? – dijo entre divertida y sarcástica –
No le respondí.
– Vaya paquetito que te manejas – dijo mientras pasaba a buscar algo –
Otra vez guarde silencio.
– ! Ya! Que no te voy a violar – dijo sonriendo – Siguió buscando.
– Ya chula verga – dijo como si al fin encontró lo que buscaba y caminó hasta quedar frente a frente conmigo – Sino te tapas eso te voy a violar – me dijo sonriendo pícaramente mientras salía –
Minutos después llegó Adriana del baño encontrándome con una amplia sonrisa, imaginando que el destino era medio extraño, porque era claro que María había abierto la posibilidad de que me la cogiera, cuando apenas unos días atrás su hija de tan sólo 13 había saboreando lo que hoy tenía en la mano.
Instintivamente me mire la verga….
– ¿Que pasa papito? – me preguntó Adriana – ¿Quedó satisfecha mi Anaconda?
– Si – dije a secas – Es que recordé que tengo un compromiso.
Sin más me fui al baño, me duche mientras pensaba que "Chula verga" tenía muchas obligaciones que cumplir con esta caliente familia que tengo.
Seguiré contando
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