DESPUES DEL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por thorpe1948.
A partir de ese día, mi hermana se tornó más cariñosa que nunca, siempre lo había sido, pero ahora lo era mucho más, no perdía ocasión de abrazarme, aun estando nuestros padres presentes, siempre encontraba la broma adecuada para acercarse a mi riendo para abrazarme, y no digamos cuando estábamos solos, ahí sí que no se cortaba, se pegaba a mi como una lapa, y no paraba de sobarme hasta que nos íbamos a la cama, en la que se había hecho toda una experta, sabía muy bien como calentarme, y lo aprovechaba al máximo, cada vez que nos quedábamos solos, las sesiones de sexo eran enormes y muy placenteras, ahora yo no me pedía tener sexo, ahora en cuanto podía me echaba mano a la verga me la sacaba y se la metía en la boca dándome una mamadas que harían correrse a un caballo, pero lo que más le gustaba era meterse al baño cuando yo estaba en él y meterse debajo de la gua conmigo y claro entre el calor del agua y su cuerpo precioso pegado al mío terminábamos cada vez metiéndosela hasta lo más profundo, mientras ella gritaba de placer.
Como en casa no siempre podíamos estar solos que era lo que ya siempre buscaba, pronto empezó a maquinar para que pudiéramos tener encuentros más seguido sin problema de esperar a que nuestros padres se fueran, por un tiempo más o menos largo para que nos diera tiempo suficiente a tener una buena sesión; aunque tampoco desaprovechaba las sesiones rápidas eso está claro.
Después de un tiempo así, un día se metió a mi habitación y casi murmurando, para que no la pudieran sentir, me comento, que porque no les decía a mis padres que me iba de acampada el fin de semana con más amigos y amigas, entre ellas algunas de mi hermana, para así poder ella pedirles permiso, dado que yo iba y podía cuidar de ella, así poder estar con sus amigas el fin de semana. Dicho y hecho yo les comente a mis padres, mi intención y rápidamente salto ella, con cara de melosa a nuestros padres, que ella también quería ir; mis padres le pusieron algún impedimento, pues tenía 16 años, pero al final y tras decirles que iba yo como iba yo, me encargaría de cuidarla, mi padre me miró, y yo me encogí de hombros, diciéndoles que bueno, que yo me encargaría, a lo que accedieron.
Durante toda la semana, mi no hizo más que provocarme, no perdía ocasión de toquetearme, entre risas, y un par de noches se escurría hasta mi cuarto, cuando todos dormían, y se metía en mi cama, para tener una cogida rápida e irse de nuevo a la suya para que nuestros padres no la nos pillaran.
Legado el viernes, yo llegue a casa y prepare la tienda de campaña, y todo lo que necesitábamos para pasar la noche del viernes y todo el día del sábado y domingo. Y lo cargue en el coche, así como provisiones para esos dos días, y me fue a mi habitación a descasar un poco, pues teníamos un camino que recorrer en el coche y quería estar descansado.
Como a las siete de la tarde llego ella, con una cara radiante de alegría, saludo a los padres con un beso y sin más preguntó por mí, nuestro padre le contestó que estaba descansando, en la cama. Sin más pausa llego hasta mí, y tirándose encima de la cama, me increpó, que hacía que no estaba preparando para la marcha, cuando le dije que ya todo estaba preparado, me dio un beso y sin más se fue a prepararse algo de ropa para llevar, tan solo era una pequeña mochila con cuatro cosas.
Yo me levanté y me fui al salón donde estaban nuestros padres a esperarla. Después de recibir todas las indicaciones posibles de parte de los padres, lo típico, tener cuidado, con, no cuida de tu hermana y demás, advertencias, llego ella muy sonriente y contenta, vestía un short muy cortito con una camiseta de tirantes ajustada, que remarcaba el contorno de sus senos, y que dejaba ver su movimiento, pues se notaba que no llevaba sujetador. Yo para hacerme el serio delate de nuestros padres, la miré y le dije, ¡Pero niña tu donde vas así! Ella se echó a reír y contesto que iba cómoda para tomar el sol, recibió también las recomendaciones de rigor y acto seguido colgándose de mi brazo tiro de mí, diciendo que ya nos íbamos para no llegar muy tarde.
Así fue montamos en le coche y diciendo adiós con la mano nos alejamos en busca de nuestro destino, durante el camino, fue todo un flirteo por su parte, se notaba muy excitada, ponía sus piernas desnudas de frente a mí, de vez en cuando se las acariciaba, me ponía la mono por encima del hombro,, en fin que todo el camino me fue provocando, y lo consiguió claro, sobre todo cuando se tocaba los pechos y sus pezones se ponían duros y abultados, más de una vez la increpe, que por favor, que y estuviera tranquila, que ya me tenía demasiado excitado, a lo que respondía poniendo su mano sobre mi verga, y tras apretarla riéndose me dijo que aún no estaba bien. Así llegamos al lugar elegido, un rinconcito en un claro al lado de un pequeño lago de montaña.
Montamos la tienda de Campaña, que por cierto tardamos más de lo normal porque no dejaba de sobarse a mí, y de meterme mano, cada vez que mi acercaba a ella, y claro yo ya no me quedaba atrás, con aquellas piernas largas y tornaditas que tenía, sus pechos bailando y ese culo paradito, quien se resistía a acariciar todo ese conjunto.
Por fin pudimos terminar, montamos algo para cenar y nos fuimos a dar un paseo, para ver el entorno, más que nada para observar si había más gente por los alrededores, cosa que constatamos, que estábamos solos. Todo esto ocurría mientras no dejábamos de tocarnos y besarnos, visto que no había nadie, que el lugar estaba tranquilo nos fuimos a la tienda, comimos algo y ya la cosa se estaba poniendo de los ms caliente, asique recogimos la comida para el maletero del coche y sin más nos fuimos a la tienda.
Nada más entrar, no espero a nada, dándome un beso, me dijo hermano, esta noche es entera nuestra sin el temor de los papás nos descubran y tirando de su camiseta se la saco dejando salir sus dos hemos pechos redonditos y excitados, se quitó el shorcito quedando en un tanga diminuto que apenas le taba su rajita y mientras yo me quitaba la camisa, ella me desabrocho el píntalos y me lo bajó y no contenta con eso, tiro de mi bóxer y también fue a para a mis tobillos, haciendo que saltara fuera mi verga ya parada a la vista de aquel cuerpo lleno de curvas que tanto me gustaba acariciar, aunque algunas veces me hiciera pensar que lo que hacíamos no estaba bien, pero esos pensamientos cada vez eran menos.
Nos metimos en los sacos de dormir, que habíamos unido para hacer uno solo, y ahí, empezó la orgia de placer, pues ella no tenía ganas más que de sexo, y lo demostraba, se lanzó encima de mí, pegando su tetas a mi pecho metiendo una pierna entra las mías y besándome como una posesa, su boca estaba ávida de besos,, besos profundos, en los que nuestras lengua se buscaban y se enroscaban una en la otra, mis manos recorrían su cuerpo por toda su extensión acariciaba sus nalgas, las agarraba y las estrujaba, nunca la había visto de esa manera, parecía estar poseída, se bajó a mi entrepierna y sin más se metió la verga en la boca, propinándome una gran mamada, que con la excitación que tenia de todo él viaja hizo que me corriera en su boca, pese a avisarla que me corría no la saco, por el contario se a metió más adentro recibiendo toda la leche en su garganta, estaba colorada de la excitación que tenía, por la comisura de sus labios se escurrían restos de mi semen, nada más sacarla de la boca si vino encima de mí y me morreo aun con los restos de mi corrida en los labios y la lengua, haciéndome participe de su festín, de cuando en cuando se separaba y nada más me dijo ummm que bueno estas hermano.
Después de esa corría, que por cierto fue abundante, yo la voltee y la puse sobre la espalda con las piernas abiertas y poco a poco fui besando toda su piel, por el cuello y descendiendo hasta sus tetas, las chupe con gusto, absorbiendo sus pezones, sus pechos estaban duros por la excitación, se los comí un poquito y pronto me deslice hasta sus ingles, lamiéndolas, hasta meterme entre sus piernas, y aplicando mi boca a su rajita, la cupe y le metí la lengua todo lo que puede en su vagina,, pasando después a su clítoris, que ya estaba abultado y con un color rojo brillante, no tardó en tener un fuerte orgasmo, que la hizo estremecer y convulsionarse, agarrándose a mi cabeza y apretándola contra su sexo, mientras mi lengua hurgaba dentro de ella.
Ya en ese momento m verga se había recuperado, y ella al verla ten erecta, me beso en la boca y me dijo, ya hermano métemela ya por favor que no puedo más, métemela toda hazme tuya, por entero, y se aferraba a mi espalda apretándome contra ella, mientras sus pechos se clavaban en mí, y en un arranque de lujuria, mientras me besaba, bajo su mano, agarro mi verga y si más se la puse en la entrada de su rajita, mojada y ardiente levantando su pelvis para metérsela ella misma; yo no demore más y le ayude en el intento y apretando se la mande toda dentro, uffffffff, que caliente tenia aquella cavidad se deslizo hasta el fondo sin problemas pues estaba muy, muy mojada, nada más sentirla en el fondo de sus entrañas comenzó a agitarse y suspirar cada vez más profundo.
Así estuvimos fajándonos por más de una hora, en la cual ella tuvo varios orgasmos, que le hicieron gritar, cosa que antes no había hecho nunca, se ve que había dejado todo atisbo de represión en casa y que estaba totalmente liberada y dispuesta a disfrutar del fin de sema sin desaprovechar ni un solo minuto. Así nos tiramos todas las noches hasta que el cansancio, hizo presa en nosotros y nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro hasta que el sol nos despertó por la mañana.
Nada más despertarse, y sin más preámbulos se montó encima de mí y comenzó a sobar su rajita contra mi verga hasta que la puso en plan cosa tampoco le hacía mucha falta, puesto que al despertarme siempre lo hago empalmado hasta ir al servicio. Asique ella aprovechó la coyuntura y se la metió de un tirón hasta el fondo, apoyada con las manos en mi pecho, comenzó una cabalgada felina, moviéndose arriba y abajo, sin sacársela lo más mínimo, sus caderas se movían a un lado ya otro, en círculos pero siempre con la verga bien clavada, cuando estaba llegando al orgasmo, apretó tanto su pelvis contra la mía que casi hacía daño, se puso rígida temblaba, su cara era un poema de lujuria, los ojos en blanco hasta que se derrumbó encima de mí, yo continué bombeando y no tarde también en correrme dentro de ella, no podría haberlo hecho fuera pues seguía apretando su pelvis lo que no me dejaba sacarla.
Cuando nos recuperamos, después de múltiples besos y caricias cariñosas, me dijo, hermano te quiero, me haces muy feliz, siempre estaré lista para ti, y dándome un beso se levantó y se vistió para salir de la tienda, pues entre la excitación y el sol que ya pegaba en ella hacía mucho calor dentro.
En este plan tiramos el fin de semana entero. Espero les haya gustado, si ha sido así, me doy por satisfecho y seguiré poniendo en negro sobre blanco más de mis experiencias.
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