Desvirgada por mi propio hermano
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, mi nombre es Sofía y actualmente tengo 25 años.
Este relato sucedió cuando yo tenía 16 años y mi hermano, el otro protagonista de esta historia, 19. A mi hermano, hacía ya unos meses le habían diagnosticado sonambulismo y aunque a veces era raro verlo caminar dormido por la casa de noche, ya se estaba volviendo algo normal para mi.
Yo siempre fui una persona nocturna, era de quedarme leyendo hasta las 2 o 3 de la mañana o escuchando música. El caso es que era la que más acostumbrada estaba a ver a mi hermano caminando dormido. De hecho, la que lo descubrió por primera vez fui yo y al principio mis padres no me creían. Ver a mi hermano caminando dormido era algo bastante divertido de ver una vez me acostumbré al asunto. Hacía todo tipo de cosas extrañas, hablaba en un lenguaje incomprensible, se quedaba parado frente a una ventana del segundo piso de nuestra casa como si estuviese viendo algo. Recuerdo que una vez se puso a orinar en medio de la cocina. Yo tenía la costumbre de seguirlo muchas veces, por miedo a que se lastimara. Casi siempre lograba guiarlo hasta su habitación para que se acostara en su cama nuevamente. En esa época se creía que no había que despertar a los sonámbulos porque podía ser peligroso ya que les podía dar un ataque al corazón o se podían poner violentos. Yo siempre le hablaba suave y lo tomaba del brazo. Cuando no podía lograr llevarlo a su habitación y el se quedaba en un lugar fijo, llevaba un acolchado para taparlo y que no pasara frío, y en más de una ocasión termino durmiendo en mi habitación. Una de esas ocasiones, en las que mi hermano terminó en mi habitación en su recorrido dormido fue cuando sucedió el tema central de este relato.
Ese día mis padres estaban en una fiesta y yo estaba a cargo de la casa y de mi hermano. Era algo normal que me dejaran a cargo por la condición de mi hermano. Luego de comer mi hermano se fue a dormir y yo, como de costumbre me quedé despierta leyendo en mi habitación. Cerca de las 2 de la mañana sentí los pasos de mi hermano en el pasillo y como de costumbre me levanté de mi cama para ver que no le pasara nada.
El estaba en la ventana, como tantas otras veces y yo me acerqué a él para intentar llevarlo a su habitación nuevamente. No hubo forma de que me hiciera caso, estaba como más inquieto que otras veces y murmuraba cosas sin sentido. Luego de unos minutos comenzó a moverse nuevamente y esta vez se dirigió hacia mi habitación. Yo obviamente lo seguí, y cuando entramos en mi habitación y gracias a que la luz estaba encendida pude percatarme de algo que hasta ese momento no había visto. Mi hermano tenía una erección tremenda y parecía que su verga iba a romper su ropa interior en cualquier momento. Esta visión despertó mi curiosidad de adolescente y, de más esta decir que, me calentó. Mis conocimientos sobre el sexo eran muy limitados, si bien ya me masturbaba no era algo que hiciera todos los días y la poca información que tenía al respecto era de revistas que había encontrado en la habitación de mi hermano. Mi curiosidad y la oportunidad que tenía en ese momento de ver de cerca un miembro masculino me estaban haciendo mojar y no dude ni por un segundo en quitarle la ropa interior a mi hermano para liberar su verga. Era más grande de lo que me imaginaba, tenía todas las venas marcadas y estaba completamente dura. Acerqué una de mis manos y la toqué suavemente, estaba muy caliente. Mi hermano reaccionó al estímulo y comenzó a mover sus caderas como cogiendo con alguien invisible. Esto me causó mucha gracia, a la vez que me calentó un poco.
El dejó ese movimiento y me apretó las tetas. Un shock de placer recorrió mi cuerpo porque era la primera vez que alguien me tocaba. Mi hermano era como una bestia salvaje, y mientras me apretaba las tetas comenzó a caminar hacia adelante, hasta que caímos sobre mi cama, él encima mío. Yo me quité la remera con la que dormía para poder sentir el contacto piel con piel de las manos de mi hermano sobre mis pechos. El calor de sus manos era increíble y sentir el contacto con mis pezones me estaba haciendo mojar muchísimo más que antes. El bajó sus manos recorriendo mi cuerpo hasta que llegó a mis bragas y me las quitó violentamente. Pasó sus manos por mi vagina virgen y un shock más intenso recorrió mi cuerpo. Luego acercó su cara y comenzó a pasar su lengua por la entrada de mi vagina. Obviamente no pude soportar semejante estímulo y acabé a los pocos segundos en la cara de mi hermano. El gruñía como si fuese un animal, yo estaba rendida por el orgasmo y no pensaba con claridad pero cuando vi a mi hermano acercar esta verga enorme a la entrada de mi vagina virgen, me asusté por primera vez en la noche eh intenté separarme de mi hermano rápidamente. Todo fue inútil, el era más alto, más fuerte y más pesado que yo y no tenía forma de librarme de él. Ya estaba entre mis piernas, así que no podía cerrarlas y aunque intenté empujarlo para alejarlo de mi no tenía la fuerza necesaria para lograrlo.
En un solo movimiento y de forma violenta, mi hermano me metió su verga casi hasta la mitad. Sentí un dolor espantoso pero no podía gritar, despertar a mi hermano era muy peligroso. Los primeros minutos fueron eternos, porque mi hermano me penetraba salvajemente y obviamente no podía disfrutar de eso con el dolor inmenso que sentía. Intenté relajarme para que se me pasara el dolor y luego de un tiempo comenzó a desaparecer. Cuando el dolor desapareció, me invadió un placer inigualable. Sentía como mi hermano entraba cada vez más profundo dentro mío, como su carne se volvía una con la mía. Comencé a disfrutar el ser violada por mi hermano, tanto que tuve otro orgasmo, mucho más intenso que el primero.
Luego de unos 2 minutos más, la verga de mi hermano se hinchó dentro mío y un calor abrasador comenzó a inundar mi vagina. Mi hermano acababa de venirse dentro y me había llenado de semen. Casi pierdo la conciencia en el momento en el que toda ese leche hirviendo abrió paso en mi interior. Cuando mi hermano acabó, se quedó inmóvil a mi lado completamente dormido. Yo todavía lo sentía dentro mío gracias a toda esa leche que llenaba mi vagina. No tuve fuerzas para intentar llevar a mi hermano a su habitación ni para cambiar las sábanas. Tan solo le puse su ropa interior nuevamente, lo que me costó muchísimo, hizo lo mismo con mi ropa y me quedé dormida a su lado. Cuando desperté al medio día mis padres seguían durmiendo, lo que me dio tiempo de cambiar las sábanas de mi cama y de meter las sucias en la lavadora. También metí mi ropa interior, que tenía un poco de sangre mezclada con el semen de mi hermano y me fui a bañar. Mi hermano, al que me encontré en la cocina, no parecía saber nada de lo que había hecho y actuaba con normalidad. A partir de ese día y hasta que dejamos de vivir juntos yo seguí cuidando que a mi hermano no le sucediera nada mientras caminaba dormido por la casa, pero ya no intentaba llevarlo a su habitación porque había encontrado un lugar en el que podía tenerlo vigilado y en el que podía divertirme con él cada vez que lograba que me siguiera. Mi cama…
Espero que les haya gustado el relato, espero sus comentarios. Saludos a toda la comunidad!!!!!
Wooooooooow delicioso relato, y bien aprovechado el sonambulismo de tu hermano!