Diario de confinamiento
Primeros días de encierro junto a mi hermana en período lactante..
Todo comenzó con mi madre llamándome por teléfono el sábado 21 de marzo a las 8 hs. Como imaginaran, yo estaba muy dormido pues la noche anterior me había quedad chateando y haciendo sexting con Paula, una ex novia del secundario que había reencontrado por Facebook hacía unas dos semanas, pero este no es el motivo del relato.
No voy a aburrir a los lectores con la conversación que tuvimos con mi mamá sobre todo lo que creíamos que se venía con el tema del COVID 19, pero ahora a la distancia puedo asegurarles que nos quedamos muy cortos con todo lo que imaginamos en ese momento. La conversación derivó en mi hermana. Secretamente yo sabía que el verdadero motivo del llamado de mi madre era este pedido y sin darle muchas vueltas terminó diciéndome que debía ayudar a mi hermana porque estábamos en aislamiento y sola no podría encargarse del bebé y todas las cosas de la casa, mas hacer las compras.
El confinamiento en Argentina empezó el viernes 20 de marzo de 2020. Ese día Mariano, mi cuñado, el marido de mi hermana, estaba en un viaje de negocios en Alemania. Por lo cual quedó varado sin poder regresar, en principio por unos días que fueron transformándose en semanas. Y luego, al regresar al país tuvo que quedarse haciendo un aislamiento obligatorio en un hotel durante 15 días más.
En resumen, el sábado 21 de marzo me estaba mudando con mi hermana Sonia. Acá voy a detenerme y detallar un poco como es ella. Sonia a sus 32 años tiene una cara ovalada de tez blanca, con grandes ojos verdes, nariz mediana y labios carnosos. Su pelo es lacio castaño claro y lo lleva teñido con algunas mechas rubias. Y qué decir de su cuerpo: mide 1,65 mts es delgada y con muy buena cola con unas tetas medianas, aunque ahora debido a la lactancia están en su punto de perfección.
Sábado 21 de marzo de 2020
El almuerzo fue simple, le cociné a Sonia unos fideos, hice una salsa de tomate, le agregué un poco de crema, unos trocitos de jamón y albahaca fresca. Todo esto lo había comprado previamente. Comimos con una botella de vino, yo me la tomé casi toda. Ella no quiso tomar mucho porque le daba la teta a mi sobrina.
La primera situación se dio por la tarde cuando me levanté de dormir la siesta, yo estaba saliendo de mi habitación cuando a vi a Sonia dándole la teta a mi sobrina.
– ¿Queres que salga?, le pregunté a mi hermana
– Nooo, quédate, ¿sos tonto?, me dijo ella
– ¿Quizás queres algo de intimidad para darle la teta, propuse
– Pero nene…si entre nosotros hay confianza, replicó mi hermana
– Ya sé, que se yo…dije tratando de desviar la mirada que se me iba hacia la teta de mi hermana. Ella notó mi incomodidad y me soltó:
– Podes mirar tranquilo, no me molesta ni me incomoda
– Nooo, es que… no supe que decir en ese momento
El resto de la jornada transcurrió normalmente. Yo yendo y viniendo de a ratos. Ella ocupándose de su hija y charlando conmigo de a momentos. Después de cenar y ya llegada la noche, Sonia acostó a su hija y se vino al living donde yo había empezado a mirar una película en Netflix. Mi hermana me miró a los ojos y muy resuelta me dijo:
– Gracias Juancho
– ¿Gracias por qué? le pregunté sincero
– Por estar acá conmigo. Estaba muy sola y me gusta estar con vos. Sus ojos brillaban de la emoción
– No tenes nada que agradecerme, a mí también me gusta acompañarte
– Pero vos estabas solo en tu departamento y te cagué la tranquilidad, me decía mi hermana
– Para mi es lo mismo, no te hagas problema, le decía yo
– Bueno, entonces prométeme que no vas a pedir permiso para nada. Agarrá lo que quieras y cuando quieras como si estuvieses en tu casa. ¿está claro? Sonia me miraba divertida
– Claro, claro, si, si, dije yo sonriendo
– Entonces mejor. Con absoluta confianza.
Esa noche nos quedamos charlando más de una hora con mi hermana hasta que a ella la venció el sueño y fue a su cuarto a acostarse. Yo me quedé en el living terminando de ver la película y finalmente me fui a mi habitación a dormir. La cama era muy cómoda y me dormí a los 10 minutos de haberme acostado
Domingo 22 de marzo de 2020
Me levanté a las 9 de la mañana. El departamento era un silencio sepulcral. Durante la noche la beba apenas si lloró una vez durante 1 minuto. Entendí que las dos dormían. Me puse a preparar el desayuno lentamente. Calenté la leche, preparé unas capsulas, corté pan para unas tostadas. Estaba en lo mejor y tratando de no hacer ruido por las dudas cuando siento que una mano me acaricia el hombro. Me sobresalté de una manera terrible. Era mi hermana, quien si no, que se reía divertida y en silencio. El corazón me latía a mil. Le tomé la mano y la puse sobre mi pecho:
– Mirá como me late el corazón! Me súper asustaste, boluda, le decía yo, ahora riendo
– ¿Y quién queres que sea, salame? Me decía riendo
– ¡¿Qué se yo?! ¡No sé! ¡Me asusté! Nos reíamos los dos
En ese momento me detuve a mirar a mi hermana y la encontré realmente hermosa. No es que no lo supiera, de hecho, siempre supe, tanto por verla diariamente durante mi adolescencia como por los comentarios de mis compañeros. Lo que no sé es que pasó en ese instante, que fueron tres segundos en donde le sostuve la mirada y me quedé como paralizado. Ella lo notó:
– ¿Qué te pasa, nene?
– Yo… eh… nada, no supe que responder
– ¿Porque pusiste esa cara? Me inquirió
– ¿Qué cara? No sé, debe ser el post susto, dije fingiendo indiferencia
– ¡Ah! Bueno mejor así, cerraba ella
– Me asustaste en serio, quise terminar
Pero en ese momento cometí otro grave e imprudente error, de manera automática y totalmente inconsciente, mis ojos se dirigieron hacia las tetas de mi hermana, que estaba con una remera sin corpiño y con una pequeña mancha en la parte de una de sus tetas. Ella se dio cuenta, se miró a sí misma y dijo: es un desastre, todo el día manchando las remeras, pero bueno, que se le va a hacer. Gracias a Dios pensó que lo que me distrajo fue la mancha y no la atracción de esos majestuosos pechos con los pezones claramente marcados.
El hecho de que mi hermana se levante con una remera sin corpiño no debería presuponer ninguna alteración en mi conducta, pero debo reconocer que me tenía totalmente inquieto la situación y el desayuno no fluyó de manera natural. Me sentía incómodo, podría decir excitado y realmente no mentiría, pero prevalecía una incomodidad que superaba la excitación. Quizás por el hecho de que estábamos en su departamento y no en la casa en donde nos criamos. Realmente no puedo definir muy bien mi estado de esa mañana.
En un momento mi vista vuelve a desviarse hacia sus tetas, en la parte un poco mojada lo notó y nuevamente me dijo: sí, soy un espanto, chorreo leche todo el día. No sé porque, pero me excitó ese comentario. En ese instante y como quitándome de mi ensoñación por las tetas de mi hermana, se largó a llorar la nena y mi hermana salió disparada hacia su cuarto. Volvió al instante con la nena ya calmada y se sentó frente a mí.
En ese momento y con un descaro total, mi hermana, tomándola desde abajo se levantó la remera y dejó ante mi vista un pecho desnudo, blanco grande y turgente, coronado con un pezón rosado y fruncido. Sin prestarme atención y muy pendiente de Jazmín, mi sobrina, le acomodó el pezón en su boca. Yo contemplaba absorto toda la escena. Mi hermana volvió la mirada hacia mí y siguió hablando como si nada. Menos mal que estábamos con una mesa que nos tapaba a ambos de la cintura para abajo, porque en ese momento mi erección era descomunal. No pude internalizarlo para controlarme. Era mi hermana, una lactante, un acto natural, pero no podía evitar el grado de excitación que me provocó verla. En ese instante supe, lo confirmaría con el tiempo, que estos días de aislamiento serían muy difíciles para mí.
Por suerte la conversación derivó por diferentes lados que hicieron que mi excitación se fuera bajando. Mi hermana volvió a taparse.
Ya durante la tarde mi hermana estuco von un corpiño puesto todo el tiempo debajo de su remera. Me preguntaba si se había dado cuenta de mis miradas y me sentí culpable.
Por la tarde, hicimos una video llamada con mis padres. Se la notaba a mi mama eufórica de ver juntos a sus dos hijos conviviendo y compartiendo tantos momentos. Siempre mis padres estuvieron muy orgullosos de la relación que tuvimos con mi hermana y también de la que tenemos con ellos.
Más tarde Sonia llamó a su marido que contaba que seguía en Alemania en un hotel y que había conseguido un departamento por airbnb para que quedarse varios días si se estiraba la cosa, como terminó sucediendo.
Sonia volvió un poco apenada luego de la conversación con su marido. Me dijo que creía que esto se iba a demorar más de unos días. Diego, me dijo, no quiero molestarte teniendo que quedarte acá conmigo todo el tiempo. Todo lo contrario, le dije intentando tranquilizarla, me divierte estar con vos y con Jazmín. Ella pareció tranquilizarse, aunque notaba un dejo de tristeza en su cara. Para intentar alegrarla propuse comer pizza esa noche, con unas cervezas, no muchas
Por la noche y después de que volvió de acostar a Jazmín, mi hermana volvió, pero esta vez no se puso el corpiño debajo de la remera, y lo noté. Creo que ella notó mi mirada hacia sus pechos. Era algo que no podía controlar. Sus pezones lucían erectos y cuando pasó por delante de mí con ese short y se sentó a mi lado en sillón del living no pude articular palabra. Agarré automáticamente el control remoto y puse una película de Netflix, que si mal no recuerdo era Marriage Story, con Scarlet Johansson y Adam Driver. Era un drama pesado que me gustó mucho a mí y no tanto a ella. En un momento, me pidió que detuviera la película que iba a buscar helado al freezer. Trajo un pote de 1 kg ya empezado y dos cucharas con lo que tuvimos que sentarnos más cerca. Tan pegados estábamos que en un determinado momento el costado de la teta derecha de mi hermana se apoyaba en mi brazo izquierdo. Yo sentía esa sensación y la pija se me empezaba a parar. En un movimiento me acomodé para que no sea tan visible mi erección. Seguíamos comiendo, mirando la película y haciendo comentarios. Sonia se llevó una cucharada de helado a la boca, pero al estar tan concentrada mirando la película, se le cayó sobre su remera manchándola y provocándole un frío que hizo que se le pusieran los pezones totalmente erguidos. Yo me giré a mirarla y ella sin ningún pudor se pasó la cucharita por la teta levantando el helado y lo llevó a la boca mirándome y riendo divertida. Mi cara debería ser un poema. Mi erección a esta altura era de campeonato. Creo que ella lo notó porque en un momento vi como su mirada se dirigía hacia mi paquete. Finalmente, no sucedió mucho más esa noche y nos despedimos hasta el otro día.
Lunes 23 de marzo de 2020
Era lunes y no tenía mucho que hacer. Trabajo en una empresa multinacional y tenía agendada sólo una reunión por zoom para ese día y era recién a las 15 hs. Me quedé acostado en la cama y trabajando con la notebook sobre mis piernas mientras me iba despertando lentamente. En uno de los recreos que me estaba tomando, me puse a leer un relato erótico y me empecé a calentar y se me empezó a parar la pija. Por momentos me la sobaba y me la acomodaba. Fui avanzando en la lectura y no aguanté más. Me fui en boxers al baño y abrí la puerta despacio y la cerré dispuesto a hacerme una paja, cuando de repente escucho:
– No te asustes, soy yo… mi hermana estaba sentada en el inodoro
– ¡Por Dios, Sonia! ¿Me queres matar? Le dije mirándola
– Perdón, perdón, me suplicaba ella mientras se reía a carcajadas
– ¿Por qué no prendes la luz? Le preguntaba
– Nunca la prendo para ir al baño cuando me levanto, se justificó ella
– Si, si tenes razón, aparte estás en tu casa, me disculpaba yo
– No pasa nada, ¿venías al baño? Dice ella mirando mi abultado paquete que a esta altura estaba empezando a perder tamaño
– Si, si, dije yo confundido mientras aprovechaba para ver si podía ver con mucho disimulo las piernas de mi hermana
– Salí que me limpio y ya salgo, dijo ella
– Si si, ya. Pum. Cuando abría para salir, mi pene golpeó contra la puerta
– Jaja, cuidado. Me vas a romper la puerta con eso. Se rio divertida Sonia
– Jaja, si si, rojo de vergüenza salí con la cabeza hecha un torbellino.
¿Mi hermana me había mirado el paquete?, ¿eso de romper la puerta lo debo tomar como un elogio? No pareció molesta de verme con una erección. Claro que yo no sabía que ella estaba adentro. ¿le habrá gustado verme así? ¿se habrá calentado? Me surgían miles de preguntas y ninguna de ellas me calmaba o hacía que baje mi erección. No quise arriesgar a que mi hermana lo tome a mal y fui a la habitación a ponerme unas bermudas y volví al baño justo cuando Sonia salía y mirándome dice:
– ¿te fuiste a poner pantalones?
– Sí, no quería estar así delante de vos. Me sonrojé
– No pasa nada, tarado. El “tarado” es muy cariñoso de su parte, siempre nos tratamos así con ella
– Bueno, que se yo… dije mientras me volvían lentamente los colores
– Por mí no hay problema, dijo ella
– Ok Ok, dije yo
– Mientras no andes con la carpa como recién, por mi podés andar en calzoncillos que no hay problemas, te conozco desde que nací.
– Bueno, está bien. Yo no podía creer lo que mi hermana me proponía
– Hace mucho calor, a mí me vas a ver en bombacha más de una vez, así que andá acostumbrándote, decía Sonia
– Si, si, por mí tampoco hay problema, dije yo
– Si, ya veo que no tenes problema en mirarme… dijo ella divertida
– Bueno, no, es que yo… me volví a poner totalmente colorado
– Jaja, te pusiste colorado, andá al baño que debes estar con muchas ganas de hacer pis
– Jaja, si si. Zafé, pensé yo. Por lo menos no se dio cuenta que originalmente entré al baño para hacerme una paja
– ¿Vas a desayunar? Me preguntó del otro lado de la puerta
– Si, si. Pero solo unos cereales y yogur, dije
– Ah ok, yo también, pero cereales con leche
¿Cómo me puede calentar que mi hermana diga la palabra “leche”? ¿estoy enfermo? Mi cabeza empezaba a ser un tormento. Para colmo de males Sonia estaba con otra remera, esta vez musculosa y sin corpiño. Por el costado del bretel se le asomaba un pecho y me encantaba verla. Los pezones se notaban hinchados debajo de la fina prenda que tenía puesta. Desayunamos y durante todo el tiempo estuve tratando de no mirarle las tetas, aunque se me hacía prácticamente imposible. Se despertó Jazmín y la trajo para darle de tomar el pecho. Esta vez hizo un movimiento que me extrañó y no solo por la manera en que se bajó el bretel de la musculosa dejando afuera su pecho, sino que lo dejó un segundo a la vista mientras lo agarró y me miró. Nuestras miradas se cruzaron, ella sonrió y yo hice lo propio, pero ruborizándome nuevamente. Después dijo que le iba a dar con la otra teta y yo giré mi cabeza para mirar para otro lado. Ella lo notó y me dijo:
– No hace falta que mires para otro lado
– Es que… no me salían las palabras ¿Qué me pasaba?
– Podes mirar todo lo que quieras, de vos no me molesta, me decía mi hermana
– Ah, bueno, no, yo, es que… no quería incomodarte, nena. Dije haciéndome el superado
– No pasa nada. No van a ser las primeras tetas que veas, me decía cómplice mi hermana
– No, claro. Ni las últimas tampoco. Dije divertido
– Eso no se sabe, quizás nos morimos todos y sean las últimas que viste en tu vida
– Nooooo, dije yo, espero que no
– ¿Tan mal están que no queres que sean las últimas? Me replicó ella
– No lo dije por eso. Al contrario, creo que si son las últimas que voy a ver sería una muy buena despedida, dije convencido y mirándola a los ojos
– Ah bueno, eso es otra cosa, eso es lo que quería escuchar, dijo ella divertida
– Y mejor no sigo…dije yo envalentonado a esta altura
– ¿Por qué? Ahora que me decís cosas lindas, seguí, me instigó mi hermana
– Porque no son cosas que un hermano pueda decirle a su hermana, dije tratando de dar por terminada la charla, pero si algo caracterizaba a Sonia era no dejarse poner el punto final por nadie
– Como poder, podes decirlas. No me voy a horrorizar, nene. Mi hermana estaba entrando a pisar un terreno muy, pero muy resbaladizo
– Es que no debo decirlas, entonces, me estaba incomodando al mismo tiempo que me provocaba cierta excitación esta charla
Mientras conversábamos Jazmín se durmió y mi hermana se levantó a acostarla.
– Ahora vuelvo y seguimos con esta charlita, que me estaba gustando, dijo mi hermana divertida
¿Qué la pasaba a mi hermana? Me seguía sorprendiendo. Volvía contoneándose y moviendo las tetas sin corpiño y sonriéndome:
– A ver… ¿qué es eso que pensas y no debes decirme?
– Nada, Sonia, eso. Que están muy buenas, le solté mirándole las tetas con descaro
– Pero, ¿tanto alboroto para decirme que están muy buenas? Sonia me pinchaba.
– ¿Qué más querés que te diga? Que están en su punto justo, ¿te parece bien? Me animé a avanzar un poco mas
– Bueno, eso está mejor. Solo decime una cosa más, para levantarme el ego y no te jodo mas ¿Qué es lo que más te gusta de mis tetas?
– ¡Que son perfectas, Sonia! ¡Que son perfectas!
En ese momento me solté. Perdí el filtro. Le miré las tetas y dejo de ser Sonia a quien le hablaba. Le clavé los ojos a esas dos tetazas que se adivinaban debajo de la musculosa y me largué con todo:
– Que son perfectas Sonia, eso. Tienen el tamaño, el color y la dureza perfectas. Aparte no se te mueven como caídas y fofas, ni quedan duras como una pelota. Ah! Y el pezón es hermoso, de un tamaño perfecto y bien parado. Esto último lo deje quedándome casi sin aire, preso de la excitación y los nervios que me invadían.
– Bueno, bueno. Sonia estaba colorada
– ¡Perdón! La miré, a los ojos ahora. Mi vista se nublaba y casi se me escapaban las lágrimas
– No me esperaba tanto, pero la culpa es mía porque te pinché para que me digas cosas, mi hermana se disculpaba también
– Es que me descontrolé, perdón intenté disculparme de vuelta
– No pasa nada, hermanito. Me halaga bastante que pienses eso de mis tetas, se rio divertida mientras se levantaba y se perdía en su habitación cerrando la puerta
No pasaron más de dos horas que volvió a salir. Durante todo este tiempo pensé mil cosas: irme a mi casa, esperar y hablar con ella, tomarlo en broma, cómo tomaría ella todo esto. El tiempo se me consumió en estos pensamientos, cuando escuche que se abría la puerta de su habitación y salía Sonia con Jazmín en brazos. Yo sabía que iba a ser determinante la actitud que tuviéramos en las próximas horas así que dejé que sea ella la que empiece:
– Me alcanzas las toallitas, por favor
– Claro, tomá. Respondí corto
– Gracias por venir a quedarte conmigo y darme una mano, me soltó como para empezar
– No tenes nada que agradecerme, le dije
– Es que estaba muy sola y aburrida y me va a venir bien estar acompañada.
– Bueno, mejor y con respecto a lo de recién… empezaba a tratar de aclarar y me interrumpió
– No importa nene, no te hagas drama. Me gustó lo que me dijiste, aunque debo reconocer que fue fuerte, me soltó riéndose
– Bueno, me deja más tranquilo que lo hayas tomado bien
Durante la tarde nos reímos mucho y hablamos de miles de cosas. Yo tuve varias veces a Jazmín en brazos y ella pudo descansar un poco y hacer algunas cosas de la casa. Todo esto en un short y una musculosa sin corpiño que me volvía loco, debo reconocerlo. En un momento, Sonia estaba pasando un trapo por el piso y me volví a quedar obnubilado por las tetas que estaban a punto de salirse del escote.
– ¡Como se te va la vista, eh! Me dijo divertida
– Y bueno, perdóname, no puedo evitarlo, le dije
– No me pidas perdón, no pasa nada, a mí también me gustan mis tetas, es como dijiste, tienen el tamaño perfecto y mientras lo dice se toca una teta levantándosela y sopesándola
– Viste que no me equivoco en mi evaluación, a esta altura yo ya sonreía mucho más distendido
Por la noche volvió la cena. Esta vez, tomamos un poco más de vino tinto con la comida. Eso nos desinhibió mucho más, si es que lo necesitábamos. Una vez acostada Jazmín, comenzamos una charla que fue derivando al sexo. Las preguntas de rigor eran cuanto hacía que no teníamos sexo y comencé yo:
– Me imagino que estarás alterada por la falta de tu marido, ¿no?
– Un poco, sí. Aunque la distancia no permite hacer nada real, se puede reemplazar por lo virtual, me dice ella haciéndose la avergonzada. Yo me daba cuenta de que era una pose y que le divertía esta charla
– Ah mirá vos a mi hermanita, haciendo sexting con su marido, dije divertido
– Como si vos nunca lo hubieses hecho… me dice ella
– Claro, claro y no hace tanto, jeje, le respondí
– ¿Cuando? Me dice ella
– El viernes que empezó la cuarentena, con una sex amiga, le solté
– ¡Ah! como yo. El viernes, también, me dijo mi hermana
– Mirá que casualidad! ¿Y cómo te fue? Le pregunté
– Bien, muy bien. Me dijo y puso una cara de placer tremenda
– Veo, por la cara que pones, que bien, lo disfrutaste. Le solté
– ¿Fue muy evidente? Jaja, sí, me dijo
– Si se ve que por lo menos cumplió el objetivo el sexting
Continuará…
si quieren pueden escribirme a [email protected]
El relato estuvo genial,la historia te sumerge muy bien en todo momento.
Espero pueda tener una continuación igual de excelente
Ya la envié, no la publicaron, pensé que hoy aparecería
Gracias por comentar
Ya está la otra parte ? Que está bien interesante jj
Gracias Cesar, ya están hasta a parte 5 publicadas y la 6 ya la envié
Espero que te gusten