Diario de confinamiento 3
La relación con mi hermana comienza a volverse mas estrecha y ambos empezamos a estar mas excitados cada día Los primeros roces..
Viernes 27 de marzo
Me levanté con un pensamiento, en el día anterior me llamó la atención que en el trabajo me habían dicho que me veían más contento. No sé, como que tenes otra cara, me dijo una compañera de trabajo. Se llamaba Lucía y era una señora de 60 años de la parte administrativa. Era de esas personas súper perceptivas. Estas conociendo a alguien, me dijo. No, para nada. Al contrario, estoy viviendo con mi hermana hace 3 o 4 días. Mmmm, no sé, algo tenes. Era viva Lucía.
Cuando llegué a la cocina estaba Sonia sentada y mirando su teléfono. ¿Estás escribiéndote con Pablo?, le pregunte. Si, en Alemania son las 13 hs y está almorzando. No ve la hora de volver, pero la ve complicada. Mandale saludos, le dije. Dale.
Me puse a preparar el desayuno y en un ratito escucho que Sonia está grabando un audio en su teléfono: “Justo mi hermano me está preparando el desayuno, así que hablamos más tarde”
Termino de preparar el desayuno y nos sentamos frente a frente, como siempre. Ella iba vestida como todos los días y en la remera se veía una mancha de leche que le salía de su pecho derecho. Como de costumbre, dirigí mi vista a esa zona. A esta altura, ya tenía claro que no le molestaban estas miradas a mi hermana, es más, podría llegar a afirmar que hasta le gustaban.
– Viste lo que soy, me choreo todo el tiempo
– No pasa nada, estamos en confianza, digo yo
– Es que me están doliendo y voy a tener que empezar a sacarme la leche y dársela en mamadera
– Bueno, hoy si queres te lo compro cuando salgo
– No, te iba a pedir una cosa. Si podés quedarte un ratito con Jazmín así yo voy rápido hasta la farmacia y compro otras cosas que necesito también
– No hay problema, le dije
– ¿Estás seguro?
– Claro nena, si Jazmín es re buena y conmigo se re queda
– Bueno, muchas gracias, muchas gracias
– No tenes que agradecerme nada, nena
Ya habíamos terminado de desayunar cuando Sonia se levantó y fue hasta una repisa y sacó una mamadera. Sin inmutarse, volvió a tomar asiento y se sacó una teta y se la empezó a masajear. No sabes lo que me duelen, me decía. Yo estaba de vuelta asombrado ante la falta de pudor de mi hermana. Después de acariciarse, para mí no era otra cosa, tomó su teta como sopesándola y la apretó. Un chorrito de unos 10 cm salió disparado. Eso fue tremendamente excitante para mí, no me pregunten por qué. Ella me pidió que le sostuviera la mamadera y ella se iba a sacar la leche
– Te vas a auto ordeñar, le dije riendo para bajar la tensión que sentía en ese momento
– Si, jaja
– Ahí voy, me paré con una erección tremenda
– Ponela acá, así, me dijo mi hermana tomando mi mano y acercando la boca de la mamadera hacia su pezón
– Perfecto, le dije
– Ahí vamos, mi hermana hacía presión y salía un chorrito que entraba en la mamadera
– Salió algo, le dije absorto en lo que estaba contemplando y sobre todo por tener mi mano a 3 cm de su pezón y verlo emanar leche
– A este ritmo no la voy a llenar nunca, reconoció Sonia
– No importa, vos seguí, le dije
– Si, voy a seguir, dijo y continuó con el excitante masaje y extracción
– Me gusta verte, le dije. No sabía si lo había pensado o lo había dicho. La cosa es que eso lejos de avergonzarla pareció envalentonarla mas
– Siiii? Extendió la i como en un susurro
– Me encanta, le dije totalmente suelto a esta altura
– A ver la otra…, y se sacó la remera completamente
– Ahí va. Le dije acercando la mamadera al otro pezón
– Esperá, tengo que prepararla, me dijo y empezó el lento masaje
– Oh, se me escapó y mi paquete hace un movimiento. La pija me había dado un respingo de la excitación que sentía
– Ahí va mejor, me dice en el momento en el que mira mi paquete
– Bueno… yo no sabía porque lo decía esto de ahí va mejor ¿era por mi erección?
– A ver, vení. Y tomó mi mano para acercar la mamadera hacia su pezón y comenzó nuevamente la extracción
– Ahí sale, dije yo pendiente de la teta de mi hermana como un niño en la vidriera de una juguetería
– Si si, dijo ella y apretaba con fuerza su pezón
– Mmmm, suspiré. La imagen no podía ser más excitante
Justo en ese momento se puso a llorar mi sobrina y ella se levantó con los pechos a aire. La veía alejarse y perdiéndose por el pasillo, miraba su teta de costado, grande, dura pesada y moviéndose al ritmo de sus pasos. Volvió con la nena en brazos, apoyada sobre sus pechos y se sentó, esta vez a mi lado. Comenzó a darle la teta presionándose la parte superior con el dorso del dedo mayor. Mi sobrina chupaba con dificultad, pero con ganas. Como lo haría yo, pensé en un momento. Ahora cambió de teta a la nena y la puso a tomar sobre el pecho más alejado a mí, de manera que a escasos centímetros tenía la teta desnuda de mi hermana, la cual contemplaba con placer. En esos momentos pensaba en cómo se puede obtener placer en la contemplación, pensaba en los artistas que no miran sino contemplan las obras. Esto para mí era como una obra de arte. Ese pecho desnudo de mi hermana, al margen de la excitación que me producía, me parecía de una belleza superior.
Tan absorto en mis pensamientos estaba que no noté que mi hermana había terminado. Acomodó a Jazmín para que haga provechito y me dijo que si yo no tenía problema iba a ir a la farmacia a comprarse el sacaleche y esas cosas. No hay problema, le dije. Aprovechá y caminá un par de cuadras así te despejas un poco, yo me quedo con Jazmín. Sos un amor, me dijo y me dio un beso en la mejilla para ir a cambiarse después de dejar a la nena en su cunita
Durante el resto de la mañana estuve con Jazmín en brazos por momentos, a mi lado por otros y la mayor parte del tiempo ella durmió apaciblemente. Sonia se demoró bastante porque la farmacia era un mundo de gente con cola larguísima, pero finalmente pudo volver con todo lo que necesitaba. Lo más importante, el aparto para extraer la leche.
Durante la tarde me la pasé trabajando en mi cuarto, mi hermana me traía mates y galletitas. También me dijo que iba a hacer ella la cena. Sobre las 8 de la noche paso por su cuarto y miro para adentro. Estaba mi hermana sentada en la cama, totalmente desnuda en la parte superior de su cuerpo y con el sacaleches tratando de sacarse. Me quedé de piedra ante esta visión. Me vio y con cara de preocupación me dijo
– Pensé que iba a ser más fácil esto
– ¿Qué pasa?, le pregunte sentándome a su lado
– Me cuesta mucho maniobrarlo, me decía mientras trataba de acomodar al aparato en diferentes posiciones
– A ver, me arrodillé en el piso y me puse de frente a ella
– ¿Me vas a ayudar? Me dijo
– Claro, y tomé el sacaleches con la mano apuntándolo a su pezón izquierdo
– Ahí parece que va, a ver, dice ella
– Ouch, quise apretar el gatillo y se me escapó la teta en el movimiento
– ¿Ahora?, pregunto mi hermana acomodando nuevamente su pezón en la boca del aparato
– Vamos a ver… dije y apreté tres veces seguidas, pero se movía. No podíamos coordinar la mano de mi hermana con la mía presionando
– Apretá un poco más fuerte con el aparato hacia la teta, me sugería mi hermana
– Ahí vamos, a ver, dije haciendo un poco más de presión
– Augh, mi hermana se quejó
– ¿Te hago doler?
– Apenas, es que las tengo muy hinchadas, dijo
– ¿Me dejás? Le dije mirándola a los ojos
– Bue, bueno, le temblaba la voz
– Quedate tranquila, déjame a mí. Le tomé el pecho con mi mano izquierda y con la derecha hice un acomodamiento de la boca del aparato. Su pezón se irguió. Su piel se erizó, la mía también. Empecé a bombear y la leche comenzó a salir del pezón con mayor fluidez. Suavemente presionaba los costados de su pecho mientras con la otra mano bombeaba.
– Sale re bien, decía mi hermana sonriente
– ¿Viste?, te dije, dejame a mi
– Sos un genio, mi hermana lucía feliz
– Ya está, pasemos a la otra, me dijo en al rato
– Vamos, dije al tiempo que repetía la operación con el pecho que había quedado sin ordeñar. En este caso fluyó de inmediato, pero al momento se me escapó de la boca del aparato. Volví a acomodar el pecho de mi hermana, aunque esta vez con la yema del dedo gordo acaricié su pezón. Ella dio un respingo. Yo me estremecí con solo ese contacto mínimo
– Aghhh, susurró mi hermana
– ¿Te hice doler? Le pregunté
– No, no fue eso, dijo mientras me miraba con los ojos brillosos
– Ah, bueno, dije yo
– Creo que ya está, dijo ella
– Perfecto, le dije y suavemente solté su pecho
Ya por la noche y después de cenar le comenté a mi hermana que me iba a la habitación porque tenía una conversación pendiente con Paula, mi sex amiga. Le tiré ese comentario para despertar un poco de celos en ella. No quise hacerle mención al dolor de testículos que tenía por la excitación que me había causado hacer estado tan cerca de ella y más particularmente por la última extracción de leche
Sábado 28 de marzo
Empezaba el fin de semana, aunque el encierro prácticamente no permitía diferenciar los días. Desayunamos juntos con mi hermana. Como todas las mañanas el ritual de verla dándole el pecho, aunque cada vez era menos el tiempo que le daba y mayor el que le daba con la mamadera la leche previamente extraída con el aparato. Iba a ser una tortura ver los pechos de mi hermana todo el tiempo, pero iba a tener que acostumbrarme. Mi hermana se exhibía ante mí en tetas como si nada la perturbara, y eso me gustaba.
Por la tarde, mi hermana se animó a pedirme si le ayudaba con el sacaleche. Voy a esperar a que se duerma Jazmín para estar más tranquilos, me dijo. Me sentí un poco reconfortado cuando me dijo que quería estar tranquila durante la extracción de la leche, que para mí era también una sesión de masajes y caricias a esos pechos que me estaban volviendo loco. Pasaron unas horas y viene mi hermana hacia el sillón de living donde yo estaba sentado.
– Ahí se durmió Jazmín, me dijo
– Bueno, ¿trajiste el aparato?
– Ah, sí, acá está, y me lo alcanzó
– Perfecto, le dije esperando ver su reacción.
Estábamos sentados uno frente a otro en el sillón del living, hacía mucho calor y en la calle el silencio era sepulcral. El respeto al aislamiento era total. Y ahí estaba yo, con mi hermana delante con su remera sin corpiño como siempre y a punto de obtener uno de los placeres más grandes que había tenido en el último tiempo, disfrutar de las tetas de mi hermana
– Me voy a sacar la remera para que estemos más cómodos, dijo Sonia y al sacarla por su cabeza los pechos se movieron y me volví loco ante esta vista
– Disculpame Sonia, ya, ya sé que te lo dije, pero, que buenas tetas que tenes! Yo tartamudeaba
– Ayy nene, que zarpado! ¡Soy una mamá lactante! Jaja, se reía divertida mi hermana
– Lo sé, pero no puedo dejar de decírtelo
– Gracias, me gusta que me lo digas, estoy sola y es bueno sentirse des… linda. Mi hermana iba a decir “deseada” y era verdad, lo mío era deseo. Mientras decía esto se acariciaba los pechos y se los miraba
– Están perfectas, agregué
– Si, a mí también me gustan, mi hermana se miraba sus tetas
– Bueno, vamos a lo nuestro, la corté, y dirigí mi mano a su pecho izquierdo
– Esperá, primero masajéamelo un poco para que salga mejor
– ¿Segura? Quise confirmar lo que había oído
– Si, segura
– Bueno, si te duele me vas diciendo, y le empecé a acariciar masajeando lentamente su pecho derecho con mi mano izquierda.
– ¿Por qué no dejás el aparato y me masajeas con las dos manos?, propuso mi hermana
– Claro, claro, dije yo y volví sobre su pecho ahora con las dos manos
– Mmmm, mi hermana suspiraba
– ¿Te duele? Pregunté para confirmar mi presentimiento acerca de eses susurro
– Noooo, me gusta, dijo Sonia y era todo lo que necesitaba oír
– Vamos a hacerlo despacio, dije y empecé a amasar su pecho con las dos manos a veces se me trababa un poco dada la turgencia de esos melones hermosos que tenía mi hermana
– Esperá, dijo mi hermana y se levantó
– ¿Qué pasa? pregunté preocupado por si le había molestado algo
– Ahora vengo, dijo y volvió con una crema hidratante neutra
– Ah, me parece que es buena idea
– Ponete un poco, me dijo
– Mmm, si dije. Ahora mis manos resbalaban por el pecho de una manera totalmente erótica
– Aghhh, está fría, pero va tomando temperatura, por el calor de mis tetas y de tus manos, dijo Sonia
– Claro, dije carraspeando de los nervios ya que no podía creer lo que decía mi hermana. En un movimiento rocé el pezón y miré esperando su reacción
– Aghhh, dijo mi hermana
– ¿Te hice doler? Pregunté curioso
– No, contestó cortante
– Ok, dije y seguí masajeando un tiempo, cuando ya creía que había dedicado un tiempo suficiente (podría haberme quedado toda la tarde) le pasé nuevamente los dedos por el pezón como haciendo un estiramiento
– Auhggg, dijo mi hermana en medio de un estremecimiento
– Ahora te hice doler, pregunté intuyendo la respuesta
– Sabes que no, me volvió a decir cortante y con una seriedad que no sabía si tomarla como nervios o lujuria
– A, ver vamos a probar este aparatito, dije y empecé con la extracción
– Dale, mejor…
– Ahí sale bien, le comenté mientras veía como emanaba la leche de su pezón
– ¡Qué bueno!
– ¿Vamos a la otra? Pregunté entusiasmado
– Esperá, poneme crema primero, dijo ella y yo agradecí
– Claro, claro, dije yo visiblemente excitado
– Despacio, me dijo ella
– Des pa ci to, quise hacer me el gracioso con la canción de Luis Fonzi para descontracturar
– ¡Qué boludo! Rio mi hermana
– Vamos lentamente, dije y empecé mi suave masaje en la otra teta de mi hermana
– Muy bien, dijo ella y cerró los ojos
– Ahí va, dije y mientras la masajeaba la miré con sus ojos cerrados y disfrutando de la situación. Decidí arriesgar un poco. Sin dejar de mirarle la cara le recorrí la areola con los dedos y suavemente apreté el pezón
– Mmmm, ella se mordió los labios sin abrir los ojos
– Lentamente, volví a decir y volví a acariciar la teta por el contorno externo para luego volver al pezón, todo esto lo hice mirando alternativamente a la teta y a mi hermana, que no abría los ojos y que se mordía nuevamente el labio
– Aghhh, decía ella en un susurro, ya está?
– Sí, creo que sí, dije y tomé el aparato para volver al proceso de extracción
– Sale bien, corroboró mi hermana
– Me parece que son fundamentales los masajes, dije haciéndome el profesional y con una erección que no tenía nada de profesional
– Aparte de ser fundamentales, me parece que te gustan, ¿no? Dijo mi hermana mirando mi paquete
– No lo voy a negar, dije
– Yo también los disfruto, concluyo Sonia
Por la noche no apareció Paula y no quise escribirle, aunque el dolor de huevos que tenía por la excitación generada hoy era bastante intenso
Domingo 29 de marzo
Los días eran muy lindos hacía mucho calor, pero no era sofocante. El departamento de mi hermana tenía unas parrillas comunes en la terraza, así que aproveché y subí para verificar si estaban reservadas. Supuestamente las áreas comunes no deberían estar permitidas de ser usadas, pero como es algo privado, ¿Quién podría controlarlo? Algún vecino podría denunciarlo, es verdad, pero que más daba. Por suerte era un edificio con mucha gente joven y no lo veía posible. En la salida a la terraza había un cuaderno y ninguna parrilla estaba reservada, de modo que anoté “Sonia 5to A” y bajé para ir a la carnicería a comprar para el mini asado para 2 personas.
Ya en la carnicería compré como para comer ese día y freezar y comer otro día. Aproveché y compré unos vinos, la vez anterior había comprado en el supermercado también. La pandemia nos genera una sensación de que no podemos estar desabastecidos nunca. Por eso es que cuando existe la posibilidad, compro mercadería
Volví al departamento y le dije a Sonia si no quería subir con Jazmín a la terraza mientras yo preparaba el fuego. Ella aceptó muy contenta. Era muy lindo ver la cara feliz de mi hermana. En 15 minutos estábamos destapando la botella de vino y riendo mientras preparábamos el asado. Comimos simplemente un chorizo, una morcilla, una provoleta (un queso provolone hilado, que en Argentina hacemos a la parrilla) y un pedazo de carne entre los dos. Sonia hizo una ensalada de lechuga y tomate y nos tomamos toda la botella de malbec.
Animados, después del almuerzo mi hermana se puso a darle el pecho a Jazmín. Estaba con una remera y con corpiño esta vez, así que con dificultad extrajo su pecho y le dio el almuerzo a mi sobrina.
– ¿Te duelen? Le pregunté
– Sí, mucho. Contestó ella
– Bueno, si queres hoy te extraigo un poco mas
– Si si, me va a hacer falta
– Por mí, no hay problema, le dije complaciente
– Ya veo que no hay problema, dijo sonriendo cómplice
– No te voy a mentir, y agregué ¿también vas a necesitar masajes?
– Jaja, creo que sí, rio mi hermana divertida
– Creo que vos tampoco tenes problema, ¿o me equivoco? Le solté
– No te equivocas, dijo, y se sonrojó
– Bueno, mejor entonces.
– Hablando de todo un poco, espero que me muestres más fotos de tu amiga, la quiero conocer más íntimamente.
– ¿Qué curiosa resultaste? La pinchaba
– Sí, me interesa, aparte está muy buena
– ¿Te gustan las mujeres también?, le pregunté sorprendido
– No especialmente, me considero heterosexual, pero no tendría problema en probar con una chica alguna vez, me soltó mi hermana
– Me parece muy bien, “open mind”, le dije
– Si te interesan ver las fotos de Paula te las puedo mostrar ahora, las tengo en el teléfono, le dije.
– A ver, quiero ver. Me dijo Sonia
– Mirá, le mostré en el teléfono una foto de Paula en tetas, eran chicas, pero con unos pezones bien oscuros y duros
– Ah, muy bien, tiene buenas tetas, ¿es la única que tenes? Me dijo
– Hay más, pero no sé si mostrártelas, son muy fuertes, le dije
– Dale, ¿qué te pensas que soy? ¿Que nunca hice esas cosas? Dijo mi hermana divertida
– Ah, mirá vos con mi hermanita, que curiosa y guarrita resultó
– Jaja, no sabes nada de mí en ese sentido, dijo ella divertida e intrigante
– Ahí va, mirá está foto, y le muestro una de Paula en cuatro patas, tomada desde atrás, en la que se le veía todo el culo y la concha
– Ughhh, que buena foto, dijo mi hermana
– ¿Te gusta? Le dije
– Sí, es un plano perfecto, me dijo
– ¿Alguna vez te sacaste fotos así?, le pregunté
– Si. Me dijo cortante
– ¿Con tu marido?
– No, con mi ex, Martín, ¿te acordás de él?
– Sí, me acuerdo, tendrías 25 años, ¿no? Le pregunté
– Si, con Martín hicimos cosas muy zarpadas
– ¿Qué habrás hecho que pones esa cara de pícara?, le pregunté curioso
– Algún día te las contaré…
Ese fue un gran día junto con Sonia, la pasamos realmente muy bien en la terraza, volvimos a hacer una extracción de leche por demás excitante y nos reímos mucho durante todo el día
Continuará…
Pueden dejarme sus comentarios en [email protected]
Espero que no tardes mucho en subir los de.mas.relatos la verdad nos dejas bien picados
El relato va cada vez mejor,espero pueda continuar.
Es una lastima que la página está fallando y muchas más personas no lo puedan leer
Gracias penviolent y wisertj
Prometo no demorarme en subir las otras partes
Les mando un saludo desde Buenos Aires, Argentina