Diario de confinamiento (9)
Llegué a la cocina y ver a mi hermana en esa minúscula bombacha perdiéndose en su culo y apreciar que no tenía otra prenda acentuó aún más la erección con la que me había levantado. Sigilosamente me fui acercando y cuando estaba a un metro le dije:…
Sábado 17 de abril
Empezaba el fin de semana y pensaba disfrutarlo con mi hermana a full. No subí a entrenar y me quedé remoloneando en la cama un rato largo. Cuando oí unos ruidos en la cocina me levanté, porque imaginaba que Sonia estaría haciendo el desayuno, y no me equivoqué.
Llegué a la cocina y ver a mi hermana en esa minúscula bombacha perdiéndose en su culo y apreciar que no tenía otra prenda acentuó aún más la erección con la que me había levantado. Sigilosamente me fui acercando y cuando estaba a un metro le dije:
– No te asustes, y la tomé de la cintura
– Mmmm, menos mal que me avisaste, dijo girando la cabeza
– Buen día, le dije y desde atrás le fui a dar un beso en la mejilla
– Buen día, dijo y corrió la cabeza plantándome un beso en la boca. Sonia ya me estaba tratando como a una pareja y eso me encantaba, y me ilusionaba
– ¡Qué lindo es levantarse y encontrarse con esto en la cocina!, cuando dije esto la abracé y la apoyé descaradamente
– Mmmm, y para mí que lindo es sentirte tan temprano, dijo moviendo su cola por mi verga
– Agggaaaaaa. El llanto de Jazmín nos sacó de las primeras caricias del fin de semana
– Voy a buscarla, dijo
– Ok, yo termino de preparar el desayuno, agregué
– Ya está, volvió y se sentó con Jazmín ya prendida a la teta
– Bueno, hoy tenemos asadito en la terraza, le dije
– Sí, ¿viste que lindos días están tocando?
– Sí, tremendo, todos encerrados y los días más lindos que yo recuerde
Ya llegando el mediodía subí a la terraza con Sonia. Ella había dejado a Jazmín a un costado y estaba a mi lado tomando unas cervezas. En un momento ella estaba distraída con Jazmín y agachada cuando fui desde atrás nuevamente y la empecé a apoyar. Ella empezó a restregar su culo en mi verga que se estaba parando mal. Un “hola, soy yo” nos sacó de nuestros roces. Era Fiorella, le vecina invitada a almorzar
– Hola, die y me giré rápidamente hacia la parrilla
– Hola, dijo Sonia poniéndose recta y saludándola
– ¿Cómo están? Traje helado, dijo, pero no tenía nada encima
– Ah, ok dije yo mirando su mano
– Ah, sí, dijo ella. Compré helado, pero lo dejé en mi freezer, después lo voy a buscar
– Me encanta el helado, dijo Sonia mirándome pícara
– A mí también, pero depende de donde esté servido
– ¿Por? preguntaba Fiorella sin entender
– No es lo mismo servido en copas que en una tetaza, dije y me reí
– ¿En una taza de té habrás querido decir? Interviene Sonia riendo
– ¿Si? Pregunta Fiorella mirándonos confusa
– Como, sea el helado es riquísimo, dije para salir del paso
Esta complicidad que estábamos teniendo con mi hermana me encantaba. Había entre nosotros un juego de roces, de miradas y de palabras que disfrutábamos ambos. Yo de a ratos la miraba a mi hermana y no podía creer lo buena que estaba. Esas tetas que sin ser enormes tenían el tamaño y la forma perfectas. El culo era una cosa aparte, era una fruta. Prohibida, es verdad, pero nunca se sabía con Sonia y teniendo en cuenta cómo había avanzado nuestra relación, no descartaba nada para un futuro cercano
– Andá destapando el vino, me dijo Sonia
– ¿Te animás?, le dije a Fiorella
– Pero claro, dijo rápido y en 5 segundos destapó la botella dejándola sobre la mesa y yendo a buscar las copas
– Ah bueno, parece que tenes experiencia
– Si, dijo Fiorella, soy bar tender y trabajé como moza durante un tiempo
– Voy trayendo los chorizos, dije
– A mí me encanta el chorizo, dijo Sonia
– A mí también, dijo Fiorella
– Viciosas, dije yo riendo y me salí para la parrilla un minuto
– ¿Vos te queres comer el chorizo de mi hermano? Le dijo Sonia a Fiorella en un momento sin que yo esté cerca
– ¿De dónde sacaste eso? Dijo Fiorella divertida
– Mmmm, no sé, me pareció
– ¿Puede ser? ¿Vos lo probaste? Le retrucó Fiorella
– Noooo, es mi hermano, de donde sacaste eso vos?
– Por cómo te trataba cuando subí me pareció que eran más que hermanos, dijo Fiorella
– A ver, traje un poco de morcilla, dije cuando entré y vi que ambas se callaron
– A ver, dijo Sonia
– ¿Pasó algo? Pregunté porque la veía a Sonia incomoda y colorada
– No, ¿por? Fiorella sonreía divertida y me miraba inquisidora
– Bueno, comamos, que esto está riquísimo dijo Sonia
Comimos tranquilos y charlando de todo un poco. En un momento, cuando habíamos terminado y seguíamos hablando, suena el teléfono de Sonia y es mi cuñado. Sonia se levanta y se va para hablar apartado. Durante la charla habíamos puesto al tanto a Fiorella de que él estaba en Alemania y listo para regresar de un día a otro. Seguí hablando con Fiorella y en un minuto nos quedamos en silencio mirándonos. Sentía como que ella buscaba algo. Yo le sostuve la mirada y en eso Sonia volvió con la triste novedad
– Mañana se toma un vuelo de Lufthansa y el lunes está acá en Buenos Aires, dijo Fiorella en tono neutro
– ¿Qué pasa? ¿No estas contenta? Le pregunta Fiorella curiosa
– No, si, dijo Fiorella
– ¿El lunes ya está acá? Pregunté visiblemente decepcionado
– Bueno, acá no, en Buenos Aires, dijo Sonia
– No entiendo, dije curioso por saber mas
– Yo tampoco, agregó Fiorella
– El lunes llega a Ezeiza, pero va a tener que hacer 15 días de aislamiento controlado en un hotel. De modo que no lo voy ver hasta dentro de 17 días
– Ah que bueno, se me escapó
– ¿? Me miró Fiorella
– Pero por lo menos ya va a estar acá, dije corrigiendo
– Mejor, estar ya en Buenos Aires es otra cosa, dijo Fiorella
– Si si, dije yo poco convencido
– Voy a buscar el helado, dijo nuestra vecina y se perdió por la escalera
– Oíme nene! Me dijo Sonia ni bien desapareció
– ¿Qué pasa?
– Tenemos que tener cuidado, Fiorella nos vio cuando subió y me estabas apoyando
– Ah sí, ¿cómo sabes?
– Porque ella me lo dijo, me preguntó qué clase de relación teníamos
– ¿Y eso que tiene que ver?
– Que me dijo por lo que vi cuando subí parecían más que hermanos
– Uhhh, y te dijo algo más?
– No, nada más, pero al menos no pareció molestarle tanto
– Bueno mejor, dije y me fui a retirar lo que había quedado de la parrilla
En Argentina hacer asado es una tradición y en muchas familias, pero en la mía particularmente, es necesario siempre poner carne demás. Si no sobra es que faltó y entonces, como siempre sucede, sobró bastante carne. Vacío, asado, un chorizo y un pedazo de pimiento rojo con huevo dentro que es una de las cosas que nunca deben faltar en un asado que yo haga. También había tirado un zuchini a la parrilla que paso por ahí sin pena ni gloria ya que nadie lo comió. Estaba volviendo a la mesa cuando vi a Fiorella de pie sirviendo el helado y pude apreciar desde cerca que tenía un muy buen culo
– A ver, dije
– ¿Vos que querés? Me dijo Fiorella
– ¿Qué hay? Pregunté
– Dulce de leche, menta granizada, chocolate con almendras y mousse de maracuyá dijo con precisión Fiorella
– ¿Menta granizada? Sos polémica, eh! Le dije divertido
– ¿Que? ¿No les gusta? Preguntó
– A mí, si, dijo Sonia divertida
– ¿Ves? En tal caso, somos las dos polémicas, dijo Fiorella abrazando tiernamente a mi hermana
– Bueno, servime Dulce de leche y maracuyá, le dije
– A mi menta granizada, un poquito de dulce de leche y chocolate dijo Sonia
– Ok, dijo Fiorella que se desenvolvía con una maestría tremenda mientras servía y hablaba.
Seguimos hablando un rato largo. Después yo me fui a limpiar la parrilla y ellas levantaron y limpiaron todo. Fiorella nos invitó a su departamento a tomar un café, pero como en ese momento se largó a llorar Jazmín, se puso a darle la teta y nos quedamos un rato más ahí en la terraza. Sonia se sacó la teta sin ningún pudor y se la acarició suavemente. Yo la miré a Fiorella y le sonreí. Le dio la teta con mucha tranquilidad y mi sobrina se calmó. Pasado un rato, Sonia dijo que tenía sueño y que se iba a recostar con Jazmín un rato. Yo le dije a Fiorella que otro día iba a tomar el café, si no le molestaba.
– Chau Fio, la pasé muy bien y me gustaría volver a verte, le dije
– Bueno, nos vamos a ver seguido, le dije
– Ah, sí, claro, podríamos incluso entrenar juntos una mañana, ¿no?
– Claro, le dije, cuando quieras
– Dale, después arreglamos, me dijo
– Y el café, queda pendiente, eh, le dije
–
Venía prometedora la cosa con Fiorella y no quería dar un paso en falso son Sonia así que a los dos minutos estaba con mi hermana en el departamento.
– No te fuiste a lo de Fiorella, preguntaba mi hermana incrédula
– No, vos sos mi única mujer, le dije riendo y abrazándola
– Aghhh, salame, me dice riendo y dejándose hacer
– Mmmm, le di un beso en la mejilla
– En serio, ¿no fuiste por mí? Me preguntó
– No totalmente, un poco si, por si te molestaba, le dije
– ¿Y otro poco por qué? no me vas a decir que no te gustaba?
– No, no, no es eso
– ¿Qué es entonces? Preguntó mi hermana
– Hay cosas que mejor no saber, le dije misterioso
– Dale, decime…
– Tenía ganas de ir al baño dije y me fui con el celu al baño de servicio
– Ajajajaja, se rio mi hermana
Por la noche no pasó nada con Sonia. A ella la noté esquiva, no sé si sería por la comunicación con su marido y tomar conciencia de que él pronto estaría en Buenos Aires. De cualquier modo, no pensaba darme por perdido. Dejé que mi hermana se fuera a dormir. Intenté despedirla con un beso en la boca, que ella esquivó y me hizo media sonrisa que me dejó bastante decepcionado. ¿Qué le pasaba a Sonia? ¿Porque estos cambios en su manera de relacionarse conmigo? Con ese mar de pensamientos mi fui a dormir
Domingo 18 de abril
Por la mañana no fui a ejercitarme. Había dormido mal y soñado discusiones con Sonia, evidentemente me había afectado la manera de comportarse en las últimas horas del sábado. De modo que decidí quedarme en la cama hasta tarde. A eso de las 11 escuché unos ruidos en la cocina, evidentemente era Sonia. Me puse una remera, un short y unas crocs y salí para la cocina. Sonia estaba de espaldas con una remera y un diminuto short. No sabía cómo abordarla. Me decidí y fui desde atrás a abrazarla y darle un cariñoso beso en el cuello. Ella se estremeció, pero siguió con lo suyo
– Hola, buen día, me dijo
– Hola, ¿cómo dormiste?
– Más o menos, dijo breve
– Yo también, le dije
– ¿Por?
– Soñé que nos peleábamos, le confesé
– Ah sí, que raro. Me dijo Sonia
– No sé, es que siento que anoche estabas como, enojada no, distante conmigo, le solté
– Nooo, dijo ella es que me parece que todo se nos fue de las manos muy rápido y ahora que vuelve mi marido no se si no es el momento de parar un poco
– Tu marido no vuelve hasta dentro de 17 días
– Epa! Los tenes contados, me dice
– Jeje, si
– Bueno, sí, no sé, que se yo, la cabeza de mi hermana evidentemente era un mar de confusión
– No te hagas problema, le dije
– Gracias por entenderme, ni yo me entiendo
– Voy a extrañar esas tetas, le dije travieso
– Ajaja, bueno, te las puedo mostrar, o podés tocarlas un rato, me dice
– Ah, bueno eso ya me está gustando
– Mejor, me dice mientras desayuna
Parecía haberse roto un poco el hielo que nos separaba con mi hermana. Eso me daba esperanza para un nuevo embate.
– Ya estoy extrañando las extracciones de leche, le dije
– Y bueno, ya vamos a hacer una, dijo
– Bueno, dije sonriente sin poder ocultar mi felicidad
Ya por la noche, Jazmín estuvo incordiosa y lloró muchas veces. Preparé la cena, unos sándwiches con la carne fría cortada en finas láminas, queso cortado muy fino también, tomate, rúcula y preparé una mayonesa con ajo y albahaca. Tomé una cerveza de lata bien fría, pero Sonia prefirió gaseosa, atenta a como siguiera mi sobrina que de a ratos lloraba.
– Deben ser gases, dije
– Pareces mamá, me dijo Sonia
– Jaja, si, mamá siempre dice eso, ¿no?
– SI si, siempre son gases para ella, y acostó a Jazmín para masajearle la panza suavemente
– Las posibilidades de hacer algo con mi hermana las vi desvanecidas, de modo que me fui a mi habitación a dormir
– Chau
– Chau hasta mañana
Me fui a mi habitación a dormir y escuché llorar varias veces a Jazmín. En una de las ocasiones me levanté para preguntarle a Sonia si necesitaba o quería algo y me dijo que no, que ya se le iba a pasar. Me dormí con la sensación de lo tranquila que se manejaba mi hermana con su hija. Nunca desesperaba.
Lunes 19 de abril
Me levanté temprano y subí a entrenar unos 45 minutos. No me crucé con Fiorella ni con nadie, lo atribuí a que era bastante temprano. Cuando regresé el departamento seguía en completo silencio e imaginé que se debía a que Sonia y Jazmín deberían haberse dormido tarde. Con todo esto, me preparé el desayuno de la manera más silenciosa posible y me fui a mi cuarto a trabajar.
Recién al mediodía Sonia dio señales de vida y apareció por mi cuarto, todavía con cara de dormida.
– ¿Muy mala noche ayer? Le pregunté
– Sí, bah, no, no tanto
– ¿A qué hora te dormiste?
– Jazmín se debe haber dormido a eso de las 3 y yo como a las 5 porque me quedé hablando con tu cuñado
– Ah claro, hoy vuelve, ¿no? ¿Queres que lo vaya a buscar? Me había olvidado por completo de él. ¿O lo había negado?
– No, no podes, me dijo
– ¿Por?
– Por dos cosas, una porque ya volvió y ya está acá en un hotel del centro y otra porque no puede tener contacto con nadie por 15 días
– Ah claro, si si
– Bueno, ¿qué almorzamos?, dijo ella
– ¿Vos desayunaste? Pregunté
– No
– Bueno, dejame a mi entonces
Me fui a la panadería que estaba a la vuelta de la esquina y compré media docena de medialunas, pasé por el almacén y compré jamón y queso y las preparé al horno. Era la comida que más se ajustaba a un brunch casero. También preparé un huevo revuelto y lo comimos todo junto con dos cafés con leche. Estuvo buenísimo
Por la tarde, después de trabajar duro durante unas cuantas horas y mientras Jazmín dormía, yo estaba sentado con la computadora en la mesa del comedor. Mi hermana vino con su aparato en una mano y la crema neutra en la otra. Giré la cabeza y la contemplé. Estaba hermosa, era hermosa. Musculosa y bombacha como únicas prendas. La miraba y me derretía en la silla. Era la perfección caminando. Giré un cuarto de vuelta y quedé de frente a ella. Apoyó la crema y el aparato sobre la mesa y cuando iba a sacarse la remera, la detuve.
– Dejame a mí, le dije
– Bueno.
– Quiero hacerlo yo, y tomé la parte inferior de su musculosa levantándola.
Era la primera vez que le quitaba una prenda en la previa. Ya lo había hecho en medio del fragor del sexo, pero esta vez, en frío, la situación era diferente. Estaba probando a mi hermana para saber si seguía siendo permeable a mis avances. Un solo gesto de su parte terminó por confirmármelo. Le tomé la musculosa por debajo y se la empecé a subir hasta sacársela por la cabeza. Ese instante en el que sus pechos rebotaron y la miraba fue sublime. Fue entonces cuando me tomó la cara con las dos manos y me empezó a besar despacio, con suaves y cortos besos por toda la cara y la boca. Yo no abrí la boca en ningún momento y mantuve mis ojos cerrados, solo mis manos que antes estaban aferradas a sus caderas, ahora recorrían todo el largo de su espalda acariciándola suavemente como si se tratara de la pieza más frágil de un museo. Ella seguía besándome en toda la cara, en los ojos cerrados, en la frente. Yo estaba en el cielo. Mis manos comenzaron a recorrer sus costados y a avanzar hacia sus tetas con mucha suavidad y lentitud. Ella se dejaba hacer.
– ¿Me puedo enamorar de mi hermana? Lo dije o lo pensé
– No, ni yo tampoco puedo, dijo ella. Evidentemente no lo había pensado
– Va a ser difícil, le dije mirándola a los ojos
– Muy difícil, susurra ella, para luego apoyar sus labios carnosos sobre los míos y abrirlos como una flor.
– Mmmm, abro mi boca y con mi lengua busco la suya
– Mmmm, me encanta besarte, me dice Sonia
– Mmmm, yo subo mis manos y acaricio suavemente sus turgentes pechos
– Mmmm, si tocame así, cuando siente mis manos recorrerla
– Todo el día estaría tocándote
– Y yo, dejaría que lo hagas
– Vení, dije
– ¿A dónde?
– A mi cuarto, le solté
– No, quedémonos acá
– Ok, dije
Así como estábamos, la tomé de la mano y la hice que me acompañe hasta la silla que estaba al lado, me senté y la obligué a sentarse de frente a mí con las piernas abiertas. Sin sudarlo, me sumergí en sus tetas para chuparlas con auténtica devoción. Ella se retorcía y el contacto de su concha con mi verga era total. Yo me movía hacia adelante y agachaba mi cabeza para poder chuparle las tetas de manera desesperada. Ella por su parte me acariciaba el pelo.
– Tenemos que calmarnos, atinó a decir
– No puedo, le dije
– Ya lo sé, por eso
– No puedo y volví a sus pezones.
– ¿Hasta dónde vamos a llegar?
– Hasta donde sea, le dije conciso
– Sabes que hay cosas que no podemos hacer… decía ella en susurros
– Como poder, podemos hacer todo
– Bueno, no debemos
– No me importa nada ahora, le dije
– Ya sé, pero tenes que calmarte, me decía Sonia
– No me quiero calmar
– Juguemos, pero hasta ahí, ¿sí? Me propone mi hermana
– Con vos es jugar con fuego
– Siiii?
– Y me quemaría
– Yo ya siento que estoy ardiendo, dijo Sonia gimiendo
– Y yo, y volví a sus pezones con mi lengua
– Siiii, Sonia movía su pelvis refregando mi bulto
– Aghhh, quiero cogerte, se me escapó
– Mmmm, no me digas eso, por favor y me tapó la boca con un beso
– Aghhh, no doy más Sonia
– Mmm, eso sí que no, eso no, decía, pero no paraba de besarme
– Mmmm, es lo que siento ahora
– Ya lo sé, pero no podemos
– Mmmm, me quejaba yo
– Chupémonos todo, pero hasta ahí, me suplica
– Lo que vos quieras, siempre, le dije
– Vamos al sillón, me ordena mi hermana
– Quiero sacarte todo, le dije mientras le bajaba el short, dejándola solo con su pequeña bombacha blanca
– Y te voy a dejar que lo hagas, me decía quedándose de pie a mi lado
– Te voy a chupar toda, ¿sabías?
– Mmm, ¿sí? ¿Te gusta chuparme? Evidentemente a Sonia tanto como a mí, le gustaba el lenguaje sucio
– Me encanta chuparte todo, pero todo TODO, le dije haciendo énfasis en el último todo
– Mmmmm, Sonia de pie me abraza por el cuello y me vuelve a besar, esta vez con más pasión, si es que se podía
– Mmmm, respondo el beso, la agarro de la cola y la levanto sosteniéndola en el aire
– Ahhhh, ella me abraza con las piernas y no deja nunca de besarme
– Mmmmm, me pones loco, Sonia, le dije
– Y vos a mí, hermanito
– Mmmm, continuábamos besándonos
– Mmmm, que caliente que me ponés
– Vení, quiero chuparte, le dije y bajándola lentamente para acostarla boca arriba en el sillón
– Mmmm, que me vas a hacer? Sabía, pero quería oírme
– ¡Chuparte! Yo iba despacio por las dudas
– ¿Qué me vas a chupar?
– Toda, las tetas primero, le decía tanteando el terreno
– Mmmm, ¿sí? susurraba, señal de que le encantaba el juego de las palabras sucias
– Te las voy a chupar mucho, mucho
– Mmmm, ¿sí? ¿Te gusta mucho chupármelas?
– Me encantan tus tetas, tus pezones, lo duros que se ponen cuando los chupo…
– Ahhhh, me gusta que me digas esas cosas
– Siiiii, voy a jugar con mi lengua en tus pezones, mucho, mucho tiempo
– Aghhh me encanta
– Mmmm, me abalancé sobre sus pezones cuando en mis oídos sonó una frase que no pensé que me iba a calentar tanto
– MMM, te calienta chuparle las tetas así a tu hermana? Me dice Sonia al oído
– Ahhhh, creo que no acabé solo porque estaba todavía con el short y el bóxer puesto
– Aghhhh, siii, le dije me encanta chuparle las tetas a mi hermana
– Sos chanchito, eh! Me dice divertida y nuestras miradas se cruzan
– ¿Y a vos? te gusta ver a tu hermano con tu pezón en la boca? Le repliqué
– Aghhh, me encanta! Y ella misma empieza a tocarse por dentro de la bombacha
– Noooo, la detengo poniendo mi mano sobre su muñeca
– Mmmm, estoy muy caliente me advierte
– Te voy a chupar la concha, me lancé sin red con el vocabulario sucio
– Aghhh, siii, chúpame la concha
– Mmmmm, una cosa era decirlo y otra oírlo en boca de mi hermana
– Mmmm, aghhhh, aghhhh, Sonia apretaba con sus dedos la tela del sillón
– Mmmm, con mi lengua primero pasé por todos sus labios mayores como si de un helado se tratara. Después mi fui con mis labios y lengua a meterme en su cavidad todo lo que pude, para después terminar jugando con su clítoris mordiéndolo con mis labios y moviéndolo con mi lengua
– Aghhhh Ahhhh Ahhhh Ahhhh Ahhhh Acabo Aghhh, siii, chúpame la concha asiiiiiii, Sonia se retorcía en espasmos, que si no fuese una situación sexual estaba para llamar a emergencias o a un exorcista
– Mmmm, yo seguía bebiendo de su néctar, Sonia estaba más que mojada, era agua por toda la zona
– Aghhh que me haces? ¿Porque no paras? Me decía y seguí retorciéndose
– Mmmm, no quiero, digo y levanto la vista para mirarla mientras estoy sumergido en su intimidad
– Aghhh, se muerde el labio y me mira sonriente y me acaricia la cabeza
– Mmmm, sigo chupando
– Mmmm, ya está, dejame compensarte
– No, quedémonos así un rato, le dije mientras subía a besarla y recostarme junto a ella, íntimamente yo sabía que iba a acabar muy rápido si me la chupaba y quería demorar ese momento
– Bueno, dale, me dice y me besa en la boca
– Mmmm, le digo besándola
– Mmmm, me gusta sentir mi propio sabor
– Quiero quedarme así, le digo
– Dejame darme vuelta, me dice y se recuesta totalmente desnuda acurrucando su culo contra mi falo enhiesto
– Mmmm, le besé en el cuello
– Mmmm, me encanta estar así y que me abraces
– Mmmm, seguía besándola mientras con mi mano le acariciaba el vientre y subía hasta sus tetas
– ¡Cómo te gustan mis tetas, eh! Me decía ella
– Vos me gustas toda, entera, le dije
– Sí, lo sé, me dijo girando la cabeza
– Mmmm, nos besamos nuevamente, con pasión, es verdad, pero también con una dulzura que no puedo recordar haberla sentido con otra persona
– Mmmm, besas muy bien, me dijo
– Somos el uno para el otro, le decía yo, al borde del enamoramiento
– Mmmmm, tocame, me susurró
– Mmmm, si, le dije y volví a bajar mi mano por su vientre hasta llegar a su concha
– Mmmm, si, haceme acabar de vuelta
– Aghhh, le decía al oído y mis dedos empezaban a jugar con su clítoris nuevamente
– Mmmmm, que bien lo haces, me susurra
– Mmmm, es que me encanta tocarte
– Y a mí que me toques, susurraba y pasó una mano por detrás de ella para agarrar mi pene por encima del pantalón
– MMMM, dije y en unos torpes movimientos me bajé el short y calzoncillo hasta las rodillas
– Mmmm, dijo ella cuando lo tuvo en sus manos,
– ¿Te gusta? Le dije, yo se lo decía por lo que yo le estaba haciendo a ella, pero su respuesta me dejó de piedra
– Me encanta tu pija, me dijo suavemente
– Siiii? y es el día de hoy que no puedo explicar cómo no acabé en ese instante si ahora solo de recordarlo estoy a punto de hacerlo
– Sí, me encanta, y seguía pajeándome
– Mmmm, es tuya, le decía yo sin detener mi constante movimiento en su clítoris
– Aghhhh, si seguís con ese movimiento voy a acabar ya
– Mmmm, no tuvo que pedírmelo, no aceleré el movimiento, pero tampoco me detuve ni un instante, seguí con el mismo ritmo y en la misma zona con precisión de relojero
– Aghhh, que rico se siente, estoy acabando de una maner… aghhh aaa tan deliciosa que aggggg, seguí, aghhhhh por favor no pares, aghhhh que me pasa? Aghhh estoy acaban….. es aghhhh no sé cómo decirte aghhhhhhh ay aghhhhh
– Mmmmm, me encanta sentirte acabar, le decía mientras seguía con mi frotación en su clítoris
– Aghhhh, no sabía que in orgasmo podía durar tanto
– Me encanta hacerte sentir cosas nuevas, le decía
– Aghhh como acabé! Te juro que nunca había acabado así, me decía entre susurros
– Mmmm, si le decía besando su cuello cuando mi hermana me vuelve a desencajar con una pregunta
– ¿Que queres que te haga? Me dice totalmente sumisa y entregada
– Lo que vos quieras, le dije, porque lo que tenía en mente aún en esa situación me parecía muy fuerte para verbalizarlo
– No, decime vos lo que queres que te haga
– Mmmm, le dije armándome de valor
– Dale, ¿que queres que te haga? Decímelo, me obligaba mi hermana, mientras se giraba mirándome
– Chupame la pija, le dije mirándola a los ojos
– Mmmm, justo lo que quería hacerte, me dijo con cara de vicio
– Mmmm, ¿sí?
– Sí, me moría por chuparte la pija, me dijo
– Aghhh, si, y me fui arrodillando en el sillón
– No, vení parate acá y me hizo pararme en el sillón y ella se quedó arrodillada frente a mi falo como una sacerdotisa del sexo
– Aghhhh, como me gusta verte así
– ¿Así cómo? me preguntó,
– Con mi pija en la boca, le dije. Si íbamos a jugar fuerte, pues entonces no había medias tintas
– Mmmm, me decía mientras se la metía en la boca y me miraba a los ojos
– Mmmm, si chupámela así, le decía yo
– Mmmm, te gusta? Me hermana me interpelaba, mientras se sacaba la pija y la pasaba por toda su cara para sentirla mejor
– Me encanta, me encanta.
– Mmmm, Sonia empezó un movimiento ascendente y descendente por mi miembro. Lo hacía utilizando mucha saliva y envolviendo mi verga con su lengua de a ratos y chupando con fuerza por algunos momentos y con dulzura por otros
– Aghhmmmm, me decía y volvía a mirarme,
– Mmmm, esa combinación de movimientos de Sonia me estaba llevando al precipicio del orgasmo con una velocidad lenta, pero sin pausa
– Mmmmm, te gusta? Sin dejar de mirarme
– Mmmm, tanto que voy a acabar si seguís así
– Mmm, donde me queres acabar?
– En la boca, adentro de la boca, le dije entre susurros
– Aghhh si, dice ella, y abre la boca y saca la lengua para recibir mi eyaculación en su cavidad
– Aghhh acabo, acabo, dije y el primer chorro entro en su boca con una fuerza que la hizo atragantar
– Aghh ahh aghh, y cerró la boca cuando el segundo impactó en su cara de costado y ahí volvió a abrir y la engulló nuevamente para seguir con una chupada sin igual
– Mmmm, me encanta mirarte
– A mí que me mires, me decía mientras seguía chupando y exprimiendo mi verga
– Agghhh seguí largando toda mi leche sin parar
– Mmmmm, ella mirándome sensualmente tomó con un dedo la gota de su mejilla y se lo llevó a la boca chupándolo
– Aghhh, me encanta decía yo cuando eyaculaba y al mismo tiempo sentía su lengua rozar la cabeza de mi pija
– Mmmm, seguía mirándome fijamente, ahora seria y concentrada
– Aghhhh, sentí una pequeña convulsión cuando empezó a jugar con su lengua en todo mi glande, ahora repetidamente
– Mmmmm vení, tiró de mi para que me arrodillara junto a ella
– Mmmmm, me arrodillé y la besé profundamente, nuestros sabores se mezclaban y era por demás excitante
– Mmmm, correspondió mi beso con una calidez que pocas veces había sentido
– Mmmm, mis manos recorrían su cuerpo y por mi mente lo único que pasaba era querer que el tiempo se detenga en ese instante
– ¡Cómo me gusta besarte! Me dijo mi hermana al oído y volvió para fundirse en mi boca una vez mas
– Esto es la gloria, dije totalmente convencido de que no quería irme de ese departamento nunca mas
– Aghhmmm, te quiero, me dijo
– Yo también te quiero, le respondí tomándola de la cara con mis dos manos
– Ayyyy, me abrazó poniendo su mejilla en mi pecho y sentí que temblaba suavemente
– Shhhh, la abracé y acaricié la espalda
– Mmmm, ella seguía temblando, aunque ahora un poco más pausado
– Shhh, la acariciaba y sentí como mi pecho comenzaba a humedecerse
– MMM, que vamos a hacer? Y se separó para mirarme con toda la cara húmeda por sus lágrimas
– No, no llores, le dije y volví a besarla en las mejillas húmedas y saladas
– Mmmm, ahí creo que se soltó más y se largó a llorar de manera más suelta y profunda
– ¿Qué pasa? Le pregunté
– Esto, me dijo
– ¿No te gustó? Pregunté ingenuamente
– Todo lo contrario
– ¿Y entonces?
– ¿Entonces qué? ¿Qué vamos a hacer? No te das cuenta que no podemos seguir haciendo esto
– Bueno, no se… no sabía que decirle
– Aparte en 10 días vuelve mi marido y…
– 14, los tengo contados, le dije
– Si, en 14 días me voy a tener que ir, continué
– Sí, me dijo ella
– Lo sé, le dije apenado
– Agghhh, y me abrazó fuerte
– Tranquila, que, aunque me vaya siempre voy a estar para vos
– Gracias, me dijo
– Mmmm, volví a besarla y la sonrisa volvió a su rostro
Martes 20 de abril
Me levanté y fui a entrenar. No lo esperaba y me encontré con Fiorella en la terraza. Nos saludamos con un beso y nos pusimos a entrenar juntos. Yo flexiones de brazo, abdominales y algunas elongaciones. Ella mucho estiramiento, glúteos, piernas y también abdominales. Trotamos un rato juntos y charlábamos. En un momento, estábamos cansados y transpirados y ella me dijo si quería ir a su departamento a tomar algo fresco.
– Yo no desayuné, le dije
– Bueno, listo, reponemos líquidos y desayunamos, me dijo
– Perfecto le dije, y bajamos por las escaleras a su departamento
Era un departamento chico de dos ambientes, pero cuidado y muy bien decorado. Fiorella pasaba delante de mí con sus calzas y preparando el desayuno. En un momento se pone en puntas de pie para alcanzar algo y me quedo mirándole el culo emboado. En ese momento ella gira la cabeza, me ve mirándola descaradamente, y me dice:
– ¿Me ayudas a agarrar ese frasco? Pero se queda en esa posición
– Como no, y me coloco detrás de ella apoyándola suavemente y con mi verga ya morcillona en ese momento
– Mmmm, llegas bien? Pregunta mientras mueve su culo para sentir mejor el contacto
– Sí, dije y bajé el frasco y la miré
– Gracias, me dice mirándome a los ojos
– Mmmm, bajé y la besé
– Mmmmm, respondió al beso con mucha lengua
En ese momento empezaron a volar nuestras húmedas ropas y desnudos como estábamos empecé a chuparle las tetas pequeñas que tenía, Sentía el sabor salado de la transpiración, pero no me importaba. La subí a la mesada, la puse bien contra el borde y arrodillado en el piso le empecé a chupar la concha. Ella acabó rápido y me correspondió chupándome la pija. No lo hacía mal, pero nada se comparaba con mi hermana. Al rato se para y vuelvo a besarla masturbándola con mis dedos y ella me pajea al mismo tiempo. Esperá que voy a buscar forros, me dice. Vuelve con un paquete en la mano y me los da. Me coloco uno y la siento esta vez sobre la mesa. Me pene había perdido un poco de erección por lo que la acomodé en la punta de la mesa. Hice algo que nunca había hecho en mi vida, me senté en una silla y me dediqué a comerle la concha con una comodidad que increíblemente me hizo pensar en ese momento porque no lo había hecho antes. Me puse a chuparla y con dos dedos dentro de su vagina y mi lengua en su clítoris la hice acabar nuevamente. Cuando terminó y se relajó me pidió:
– Dale, cogeme
– Si si, dije de pie mirándola acostada en la mesa
– Mmmm, dale
– Aghhh, con la punta de mi verga le jugué primero en su concha
– No, me dijo cortante, metémela
– Bueno, le dije
– Me hace muchas cosquillas después de acabar, me dijo
– Aghhh, la fui penetrando. Yo seguía de pie
– Mmmmm, dale me decía
– Agghhhh, siiiii, le decía yo
– Mmmm, siiii, dale
– Agggghh, en ese momento le tomé las piernas y las llevé a mis hombros
– Mmmm, siiiiii, Fiorella no sabía decir otra cosa
– Aghhh, aghhh, entré a bombearla
– Mmmm, siiii, siiii
– Aghhh, voy a acabar, le dije
– Siiii, siiiii, aghhhh
– Aghhhh, acabé y me desplomé sobre ella3
– Mmmm, nos besamos
– Mmmm, me encantó, me dijo ella
– A mí también, le dije sincero
Me fui al baño a quitarme el preservativo y lo tiré en el tachito. Volví desnudo como estaba y empecé a vestirme, ella hizo lo mismo. Preparó un café de filtro y comimos unas tostadas. Cuando estábamos en el medio del desayuno me tiró una bomba:
– ¿Me vas a contar que tipo de relación tienen con tu hermana?
– Bueno, dije visiblemente colorado
– Dale, decime la verdad
– Bueno, relación normal, de hermanos, pero muy estrecha
– No te creo
– Bueno, hacemos algunas cosas que otros hermanos no hacen, me sinceré
– ¿Cómo qué?
– Nos tocamos un poco
– Uh, que bárbaro, me dice
– No me juzgues, por favor, le digo
– No, para nada, dice ella, me gusta
– Ah pensé que te molestaba
– No, no, ¿y cómo que se tocan? ¿Se tocan completamente como nosotros dos recién?
– No tanto como nosotros recién, pero si
– Ah bueno, ¡que hot! Me dice riendo
– Bueno, me alegra que no lo tomes a mal
– No, para nada, y me gusta que seas sincero
– Bueno, no quiero ser mala onda, pero me tengo que ir a trabajar
– Ah, sí sí, me dice y la despido
Vuelvo y Sonia está terminando de preparar el desayuno y me pregunta si voy a desayunar. Le digo que no porque ya desayuné con Fiorella, recién.
– ¿Como?
– Recién, terminamos de entrenar y me invitó a desayunar a su departamento
– Ah, mirá vos, ¿y que hicieron?
– Desayunamos, le dije serio
– ¿Solo eso? Me preguntó seria, había como un tono de reproche
– Solo eso, le dije mintiéndole
– ¿En serio? Me pregunta inquisidora
– Estábamos todos chivados, que queres, desayunamos, charlamos y me invitó para otro día, le dije para pincharla
– Ahí sí que te la vas a coger, seguro, me dice
– ¿Qué pasa? ¿Estas celosa? Le digo
– Bueno, un poco, sí, quiero ser la única del edificio
– No te lo puedo garantizar
– Que malo, me dice
– Bueno, ya veremos, por ahora soy solo tuyo, le dije
– No creo que dure mucho esta exclusividad, me dijo
– Ya veremos, ya veremos, le dije y me fui a bañarme y a trabajar
Durante el resto del día trabajé mucho y muy concentrado. El haber arrancado tarde después de la visita a Fiorella me complicó el día realmente, así que estuve como hasta las 8 de la noche solo interrumpiendo por un momento para tomar unos mates y hablar dos o tres palabras con mi hermana
Por la noche cenamos e hicimos una call con mi cuñado que ya estaba en el hotel, por cierto, uno muy lindo del centro con todas las comodidades, y él me agradeció que me estuviera quedando con mi hermana. Pobre, pensé ni se imagina que para mí no es ningún sacrificio
Miércoles 21 de abril
Nuevamente, la rutina del entrenamiento, esta vez Fiorella no apareció. Mejor, pensé. Desayuno con Sonia, esta vez, en tetas y mirándome descaradamente cuando yo la miraba a ella.
– Como voy a extrañarlas a las cuatro, le dije gracioso
– ¿A las cuatro? Me preguntó
– A Jazmín, a vos y a ellas dos, le dije mirándola con desfachatez
– Jaja, sos tremendo, me dice ella y se las toca
– Aaaaa, llora Jazmín
– Eso no lo vas a extrañar, jaja, me dice mi hermana y se va y vuelve con Jazmín dándole la teta
Vuelvo a enfrascarme en el trabajo durante todo el día. Por la tarde y por la noche se repetían mucho, y empezaban a fastidiarme, las video llamadas con mi cuñado. Cuando se duerme Jazmín, viene Sonia diciéndome que se va a dormir. Le pregunto si está contenta de que su marido haya vuelto. Me dice que sí, aunque no la noto muy convencida. Le comento que a mí me alegra por ella, pero que en este tiempo logramos una conexión que voy a extrañar mucho. Ella me dice que siente lo mismo y la hace sentir culpable sentir eso, cuando tendría que estar contenta porque regresa su marido después de más de un mes en Europa. Me dice que no puede evitar sentir lo que siente por mí. Yo me estremezco de amor. Nos besamos profundamente. Apasionadamente, pero un ruido de Jazmín nos sacó de ese clima que tan rápidamente solemos crear y nos despedimos hasta el otro día
Ya en mi cuarto, Paula se conecta y me pregunta si quiero hacer algo caliente, le miento que no tengo buena conexión para video porque no anda el wi fi. Me dice ok, nos ponemos a hablar un rato y me insiste y pregunta si no da para violar la cuarentena y venir al departamento a estar conmigo, y si daba para estar los tres juntos. La idea realmente me calienta muchísimo, pero realmente no quiero compartir a Sonia con nadie. Ya me estaba empezando a dar celos su propio marido. Sabía que no era normal pensar eso. Le dije que le iba a decir, pero que no daba para romper la cuarentena por ahora. Mucho riesgo. Aunque cuando le conté que mi cuñado regresaría al departamento en unos días, le agarró el apuro por venir.
Mi sueño verdadero era avanzar con mi hermana, y llegar a cogérmela. Todo lo demás que sucediera, con Paula o Fiorella, sería secundario y, por ende, menos importante.
Continuará…
gracias por los comentarios en [email protected]
Telegram reybaco2005
Me encanta demasiado está serie de relatos,por favor continúa con ella
gracias penviolent