Diario de Verano Pt. 1
Esta es una historia que entre imaginación, excitación y un poco de realidad me atrevo a publicar, consta de varias partes que intentaré publicar con regularidad, este solo es el inicio..
Días previos, llegada y día 1:
Días previos:
Mis primos vivían en una ciudad que se encontraba relativamente lejos de mi ciudad, solíamos vernos en las vacaciones cada año, cuando yo iba a pasar el verano con ellos. Hace dos años que no los había visitado, pero este año eso iba a cambiar ya que mi tía había llamado a mi mamá para decirle que había inscrito a mis primos en una especie de club para que puedan hacer algunas actividades en el verano y le preguntó si quería que me inscribiese a mí también para que pase el verano con ellos. Mi mamá aceptó, y yo estaba un tanto emocionado pues no había visto a mis primos hace mucho tiempo.
La última vez que los vi tenía 10 años, ahora ya estaba en la secundaria y tenía 12. El día que terminé la escuela fue el mismo día en el que viajé. Mi tía vino a mi casa, había viajado hasta mi ciudad para llevarme con ella pues mis padres no tenían tiempo, estaban muy ocupados con el trabajo.
Mi tía se llamaba Flor, no era de gran altura, solo un poco más que yo. En ese entonces tampoco era tan alto, medía 1.6 metros. A continuación intentaré describirla, tenía la piel de color canela claro, no era totalmente morena, una cabellera marrón muy larga, siempre llevaba una vincha para que su cabello no estuviera sobre su rostro, no era muy delgada pero tenía unas piernas y un culo demasiado provocadores, pero lo mejor de todo eran sus tetas, enormes, de las más grandes que he visto jamás, totalmente naturales.
¿Estás emocionado hijo? – Me preguntó cuándo recién nos habíamos subido al autobús para llegar a su ciudad, me llamaba hijo por cariño.
Sí tía. – Le respondí, sin saber lo que me esperaba este verano.
Llegada:
Cuando llegamos a la casa de mis tíos ya era muy de noche y todos estaban dormidos.
Ven a mi cuarto, hoy dormirás conmigo y mañana podrás instalarte. – Me dijo ella.
Está bien.
Subimos las escaleras hasta el tercer piso, me llevó hasta su cuarto, entramos y cerró la puerta.
Tú tío está de viaje así que tú puedes acompañarme en mi cama, ponte el pijama.
No respondí, me quedé callado. Dejé mis maletas y vi como ella se quitaba la ropa en frente de mí, primero se quitó la chamarra y el polo que llevaba y los dejó en una pequeña silla que tenía en su cuarto, luego se bajó los pantalones quedándose en ropa interior únicamente, de la misma forma me empecé a quitar la ropa, me cambié el polo al de pijama y mientras empezaba a bajarme el pantalón ella se quitó el brasier que llevaba puesto, dejando descubiertos sus grandes senos para mi deleite. Casi instantáneamente mi pene se puso duro y se levantó, ella lo notó y sonrió.
¿Ya estás listo? – Me preguntó
Hmm… Sí.
Acuéstate, voy a apagar la luz.
Me acosté, mi tía apagó la luz y se echó a mi costado.
Estoy muy cansada. – Dijo y se apegó a mí
Pasaron unos minutos y por mi mente no dejaba de pasar una idea, quería tocar a mi tía, sus tetas y su culo me provocaban demasiado. No sabía si estaba despierta o no así que decidí tocar su hombro, no obtuve respuesta. Aún no estaba seguro de si estaba completamente dormida así que decidí hablarle.
Tía… Tía. – Nuevamente no obtuve respuesta.
Estaba muy excitado, en esa edad cualquier cosa me daba ganas de sacar mi pene y empezar a masturbarme. Con mucho miedo decidí hacerlo. Lo primero que hice fue bajar mi mano y tocar sus nalgas, comencé con la que estaba más cerca de mí, la derecha. Lo hice despacio, suavemente ya que no quería despertarla. Ella no decía nada, no se movía ni un poco, así que decidí ir un paso más allá, bajé un poco y le subí un poco más el short con el que estaba durmiendo, este se quedó marcado entre sus nalgas, con ambas manos empecé a masajearlas y apretarlas, quería poner mi rostro sobre ellas pero pensé que sería demasiado riesgoso. Para ese momento tenía el miembro muy duro, y estaba excitadísimo, regresé a mi lugar en la cama y coloqué mi pene aún cubierto con mi ropa interior entre sus grandes nalgas, me empecé a mover de arriba abajo como si fuera a metérselo, claro que esta vez no lo iba a hacer por el riesgo que conllevaba. Me quería venir, pero sabía que mi semen se iba a derramar en la cama y seguramente en su culo, y si bien eso me excitaba muchísimo más, tenía miedo de que ella se despierte y vea esa escena. De pronto ella se movió e involuntariamente hizo que su culo se moviera de arriba abajo por unos pocos segundos, estimulando mi pene y obligándome a venirme, no lo pude evitar, al sentir sus nalgas moviéndose sobre mi pene no pude hacer nada para aguantarme, me vine y como había pensado mi semen se escapó de mi calzoncillo, lo tomé con mis manos rápidamente y a mi corta visión por la poca luz que había, no quedó nada regado excepto un poco en una de sus nalgas. Me levanté rápidamente para ir al baño pero no pude resistir las ganas de ponerle un poco de mí venida en su boca, fue muy arriesgado pero finalmente me acerqué a su rostro y con dos de mis dedos le toqué los labios, dejándole un pequeño regalo. Luego de eso fui al baño, me limpié, regresé a la cama y me quedé dormido.
Día 1:
A la mañana siguiente desperté y estaba solo, mi tía se había levantado antes que yo. Salí del cuarto y me encontré con Kiara, una de mis primas. En total eran cinco, tres mujeres llamadas Kiara, Fabiana y Nicole, y dos hombres llamados Mateo y David. Kiara y Fabiana eran hermanas, la primera tenía 13 años, la misma edad que yo, y su hermana tenía 10 años, su madre era mi tía Flor, que fue la que me acompañó en mi viaje. Mateo, David y Nicole eran hermanos, Mateo tenía 11 años, David 8 años y Nicole 19 años, era la mayor de todos mis primos, su madre era mi tía Claudia.
¡Hola! – Me dijo emocionada al mismo tiempo en que se lanzaba a abrazarme.
Hola – Le respondí yo, más calmado, aunque ambos teníamos una sonrisa en el rostro.
Te había estado esperando, bueno, al igual que todos, hace mucho que no nos vemos.
Yo también me alegro de poder volver a vernos. – Por alguna razón ella sonaba mucho más emocionada que yo.
Bajamos juntos las escaleras y abajo nos encontramos con Mateo, David y Nicole que ya estaban sentados en la mesa para desayunar.
¡Hola! – Dijeron al unísono. Yo les respondí de la misma forma y me acerqué a ellos, saludé a mis primos y le di un abrazo a Nicole seguido por un beso que me dio en la mejilla.
También estaban mis tías, Flor y Claudia. Justo antes de sentarnos a comer, bajó las escaleras Fabiana, la hermana de Kiara, de igual forma nos saludamos y ella se sentó a comer.
De esta forma ya estábamos todos juntos, déjenme darles una descripción de cada uno de ellos.
Kiara era más o menos de mi estatura, unos 1.5 metros, tenía un color de piel entre claro y moreno, y un cuerpo que estaba muy bien, unas tetas aún no muy grandes pero que aun así eran muy deseables, unas piernas fantásticas y un culo simplemente enorme que debió de heredar de su madre, cuando usaba shorts esas nalgas simplemente eran una obra de arte, tenía el cabello oscuro, y desordenado casi todo el tiempo.
Fabiana era mucho más pequeña que yo, me atrevo a decir que medía 1.2 metros, al igual que su hermana su color de piel era de color entre claro y moreno, aunque un poco más oscuro que el de Kiara. Aún era pequeña así que sus tetas no estaban del todo desarrolladas pero tenía un culo impresionante, que contrastaba con su pequeño y delgadito cuerpo, tenía el mismo color de cabello que su hermana y usaba cerquillo.
Mateo era gordito, no era muy alto a decir verdad, quizás un poco más alto que Fabiana, no hay mucho más que decir de él al igual que de David, este era más delgado y el más pequeño de todos.
De Nicole sí había mucho que contar, era alta y con un rostro redondo y muy bonito, aproximadamente medía 1.8 metros. Su color de piel era claro, contaba con unos ojos preciosos y un abdomen plano. Su cabello era de color marrón. Tenía unas tetas fabulosas, redondas y de tamaño perfecto, no eran gigantes como las de mi tía Flor, ni pequeñas como las de Fabiana. Eran simplemente perfectas, ella ya era mayor así que tenía el cuerpo más desarrollado que mis primas, con unas piernas blancas hermosas, su culo no se quedaba atrás, redondo y firme, te daban ganas de darle unas buenas nalgadas. Debo admitir que me fijaba mucho en ella, hasta podría decir que me gustaba.
La primera de mis tías, Flor, ya la he descrito anteriormente, pero lo volveré a hacer, para poder complementar si hace falta. Era pequeña para su edad, si mal no recuerdo tenía 40 años y solo era un poco más alta que yo. Tenía la piel morena pero no tanto, llevaba una cabellera marrón muy larga, no era muy delgada pero sus piernas y su culo eran hipnotizantes, pero lo mejor de todo eran sus tetas, enormes, gigantes, de las más grandes que he visto jamás, totalmente naturales. Si les echabas un ojo no las podías dejar de ver.
Claudia, mi otra tía, era alta, un poco más alta que su hija Nicole, y más joven que mi tía Flor, 35 años a lo mucho. Era morena y tenía el cabello rizado, unas piernas que eran de admirar, y unas tetas muy grandes y muy apetitosas, no la veía hace mucho, pero desde que se divorció no ha dejado de ir al gimnasio y eso se notaba, era una mujerzota, todo su cuerpo era simplemente perfecto.
Cuando terminamos de comer, mis primos y yo subimos a jugar, todos excepto Nicole que ya no pasaba su tiempo jugando con los demás, ella se quedó abajo y ayudó a mi tía Flor a cocinar, mientras que su madre se preparaba para ir al trabajo.
Prendimos la PlayStation que tenían Kiara y Fabiana y estuvimos jugando hasta que nos llamaron a almorzar. Así pasaríamos nuestros días, entre jugar y comer, casi sin responsabilidades de ningún tipo.
Al llegar la noche, llegó del trabajo mi tía Claudia, solía llegar más tarde pero hoy era su cumpleaños y en unas horas llegarían algunos de sus amigos.
Mis tías acordaron que los niños vayan al segundo piso mientras la fiesta se desarrollaba. Mis primos y yo subimos, excepto Nicole, pues ella se había quedado en el piso inferior con los adultos.
Estuvimos jugando por horas, y cuando ya era muy tarde por la noche Nicole subió y se llevó a sus hermanos para que duerman, pues su hora de dormir se había pasado hace mucho.
Me quedé con Kiara y Fabiana únicamente. Cuando el reloj marcó la 1 a.m. Fabiana decidió irse a dormir, habíamos jugado toda la tarde y la noche y estaba cansada. Kiara y yo nos quedamos solos.
Oye ¿quieres hacer una pijamada? – Me preguntó ella
Claro, será divertido.
Justo en ese momento tía Flor subió las escaleras.
¿Siguen despiertos?
Vamos a hacer una pijamada. – Le respondió mi prima a su mamá.
Está bien pero no se duerman muy tarde, los amigos de tu tía aún se quedaran, yo ya estoy cansada así que iré a dormir.
Seguimos jugando hasta alrededor de la 1:30 a.m.
¿Ya vamos a dormir? – Preguntó Kiara.
Si tú quieres. – Respondí.
Bueno, primero me cambiaré e iré al baño.
Se levantó del sofá y fue a su cuarto a ponerse el pijama, tardó unos minutos y cuando salió me dio curiosidad ver si por casualidad había dejado algo de su ropa interior en su cuarto al cambiarse.
Me levanté un tanto pensativo y me dirigí a su cuarto. La puerta estaba abierta y entré sin hacer ruido, el cuarto era de un color rosado, tenía una cama mediana frente a la puerta, su lado derecho estaba pegado a la pared y frente al lado izquierdo se encontraba un armario. Entre el armario y la cama había una pequeña mesita en la que había una lámpara que proyectaba una cálida luz. Al costado izquierdo del armario había una silla, que es la que nos interesa ahora, ya que esa era la silla en la que se encontraba tirada la ropa interior de Kiara.
De hecho, había bastante ropa acumulada, del montón pude distinguir un brasier blanco no muy grande y un calzón del mismo color. Este último estaba sucio, tenía olor a mujer, a vagina, a la vagina de mi prima Kiara. En ese momento dejé de pensar en todo y saqué mi pene ya duro y me empecé a masturbar con su prenda íntima, estuve a punto de venirme cuando escuché la puerta del baño, era Kiara regresando a su habitación.
No tuve tiempo de reaccionar, solo tiré su calzón de regreso al montón de ropa, pero no pude guardar mi miembro.
¿Qué haces? – Me dijo al entrar.
Me iba a cambiar. – Respondí rápidamente.
Está bien ¿quieres que salga?
Mmm, no. Es decir… ¡Sí!… por favor.
Bueno, no te demores.
Kiara salió del cuarto y me tranquilicé, no pode terminar pero por lo menos ella no se había dado cuenta, o eso creo. Terminé de cambiarme y abrí la puerta en señal de que ya podía entrar.
No tenemos otro colchón así que dormiremos en mi cama.
Está bien.
Me eché en la cama, Kiara apagó la lámpara y se echó a mi lado.
Mañana podríamos hacer una pijamada más elaborada ¿Qué te parece? – Dijo ella.
Claro, me gustaría, también podemos ver películas y jugar como hoy.
Luego de esa pequeña charla no podía dormir pensando en ella, quería tocarla pero después de que casi me ve masturbándome con su ropa interior estaba un poco asustado. Ella ya se había quedado dormida y después de mucho tiempo yo igual. Aunque no me quedé satisfecho sin haber terminado esa paja con las bragas de Kiara, me esperaba todo un verano de diversión.
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