DOS ANGELES CAIDOS
Esta fantasía de la realidad despierta los sentidos más oscuros. .
La unión incestuosa hace la fuerza.
Mi familia en 2004 está compuesta por mi esposa Nora de 24 años, una mujer hermosa a pesar de sus tres embarazos, alegre y sensual. Ama de casa, nos unimos inmediatamente terminamos la secundaria a causa de su embarazo, las calenturas de juventud nos obligaron a enfrentar la vida muy jóvenes.
Camila nuestra hija mayor de 7 años y 8 meses cursa 2° grado en la primaria, es linda, bonita cara, cuerpo armonioso, buenas piernas, le noto cierta picardía sexual desde que comenzó en la escuela.
Alejandra de casi 6 años, vivaz, inteligente, parece una muñeca de lo hermosa que es, con su cabello rizado y sus ojos grises, pregunta todo, asiste al kinder en la misma escuela de Camila muy cerca de mi casa.
Como a su hermana las he pillado acariciándose la vaginita despertando mi instinto incestuoso y desde ahí nace ésta historia.
David 1 año, sano, calmado, ojos vivarachos, grande para su edad.
Yo, Mario de 24 años, soy bien parecido según dicen mis allegados, tengo una tipografía en un local de nuestra propia casa. Sexualmente soy fogoso con mi esposa, hemos tenido juegos eróticos, aunque siempre he deseado a las adolescentes especialmente cuando se les empiezan a hinchar los pechitos.
Las oportunidades las presentan calvas y literalmente así eran las vaginitas de mis hijas cuando empezaron a suceder los hechos. Tres circunstancias influyeron desde aquel día para arrojarme de cabeza en el abismo del incesto y la pedofilia.
1°- Elizabeth,muy amiga de mi esposa la invitó a un trabajo en EE.UU, vivirían dónde una hermana de ella casada con un gringo rico.
Se hicieron los arreglos para que una empleada cuidara a nuestras hijas en el día durante los 3 meses que duraría el trabajo, estábamos pasando por una crisis económica y esos dólares nos ayudarían mucho.
Mí hermana mayor se haría cargo de David.
Viajaron un domingo en la mañana.
2°- A mi negocio llegó un cliente a encargar la impresión de unos cuadernillos con literatura erótica, leyendo los relatos para organizar la impresora estuve excitado toda la tarde, el que más me llamó la atención fue uno de incesto entre un padre y sus dos hijas muy niñas.
A las 7 pm del lunes la asistenta se marchó, me demoré un rato trabajando en el local y cuando entré a la casa encontré a Alejandra amamantando a David y Camila le chupaba el pipí paradito.
_ ¿ Qué están haciendo ?
_ Papá es que David estaba llorando mucho por hambre y Aleja que tiene las tetas más grandes lo esta alimentando y yo lo estoy limpiando para ponerle el pañal, dijo Camila tratando de simular inocencia pero noté susto en su carita pálida.
Alejandra también se cohivio al sentirse pillada haciendo una pilatuna.
_ Bueno, voy a prepararle un tetero y ustedes a cenar y a dormír que ya está tarde, les dije minimizando lo que había visto pero sintiendo el despertar de mi pene.
Recuerden que mañana viene su tía a recoger a David.
3°- Esa noche cayó una tempestad muy fuerte con truenos y relámpagos, mis hijas asustadas corrieron a mi alcoba y se acostaron al lado mío, Camila sobre mi brazo izquierdo y Aleja a la derecha, David dormido en su cuna al lado de mi cama.
Las calmé y cuando pasó la tempestad cansado me dormí, no se cuánto tiempo, en el letargo de un inquieto sueño fuí despertando muy lentamente, al primer golpe de conciencia entre lo onírico y la realidad sentí mi miembro tieso casi a punto de eyacular y cuatro manitas cálidas jugando inexpertamente con el, la luz de la lámpara de mesa iluminaba la habitación en un claro oscuro tenue.
Contuve la eyaculación pero seguí haciéndome el dormido, mis hijas con risitas maliciosas conversaban entre sí:
_ Aleja, apuesto a que no es capaz de chuparle la punta.
_ Yo si soy capaz, ¿pero si se despierta?
_ Paula dice que a todos los hombres les gusta, usted ya me vió haciéndolo, le hace pasito sin morder, dijo Camila y verá que también le sale leche.
Dicho y hecho, sentí sus labiesitos como el aleteo de una mariposa posarse en la punta de mi pene y enseguida el chuponcito suave, lento y largo rematado con un «muuach » sonoro, tres chupones me hizo, en el último se lo metió casi hasta la garganta y se lo sacó.
Se quedaron quietas observando las palpitaciones de mi verga.
_ No le salió nada, me toca. Camila retiró el prepucio con las dos manitas y acercó los labios a la cabeza de mi pene, sentí su calidez alrededor de mi glande, su lengüita me acarició el orificio de la uretra con experiencia, se lo hundió un poco más en la garganta, chupó dos veces y se lo sacó, así se hace le dijo a Alejandra y se volvió a pegar.
Sentir que mis hijas me lo estaban mamando enloqueció mis sentidos, no aguanté más y me corrí bajo el mirar de sus ojos excitados, se tragó la primera emisión, se sacó el pene de la boca y lo apuntó a la carita de Aleja para que viera como brotaba el semen, le cayó un chorro en su mejilla, con los deditos se limpió y se los llevó a la boca, Camila se volvió a pegar para tomarse el tercer chorro.
Solté la respiración y suspiré profundo, se quedaron quietas y silenciosamente salieron del cuarto en dirección al suyo que compartían cada una en su cama.
Debí llamarlas en ese instante, pero no lo hice.
Al otro día todo comenzó un poco tenso, llevé las niñas a la escuela, empecé a mirarlas con lujuria y las comparaba con otras niñas.
Mi hermana se llevó a David para su casa.
No se me quitaba de la cabeza lo ocurrido la noche anterior. ¿Quién era Paula? Porqué les enseñaba ésas cosas, decidí averiguarlo.
Normalmente ellas se vienen solas de la escuela con otras compañeras pero ése día fuí a recogerlas y con disimulo les pregunté.
_ ¿ Ya vinieron por Paula ?
_ Si papi, allí está don Juan esperándola, contesto Alejandra. Miré hacía el grupo de padres y madres reunidos en la puerta del colegio.
_ ¿ Cuál es ?
_ Ese de sudadera azul y gorra blanca, señalando con el dedo a un hombre joven de mediana estatura, delgado, en esas se le arrimó su hija Paula, se veía mayor que Camila porque sus areolas ya hacían bulto bajo la blusa del uniforme, cuando las vió voleo la mano despidiéndose.
El hombre también miró a mis hijas sobre todo a Camila que agachó la cabeza con timidez, sus manitas una encima de la otra en el bajo vientre apretándose la vagina.
Luego me vió junto a las niñas, nuestras miradas se cruzaron, un medio saludo de cortesía, le noté cierta zozobra que me causó desconfianza, se subió a un coche y se marchó con Paula. En varias ocasiones lo había visto pasar con su hija frente a mi negocio.
Recogí las mochilas de las niñas y regresamos caminando a casa.
En la noche me seguía torturando la idea de lo que pasó con mis hijas, se me volvió obsesión, intenté llevarme a Camila para mi cama pero me contuve.
Tomé la decisión de investigar primero a Alejandra analizando que por ser más niña era más ingenua.
Desvelado daba vueltas en la cama atormentado por impulsos lascivos que era incapaz de reprimir, tuve una erección pensando en el incesto, caí en cuenta que era Juan, o si no porque sabían que uno eyacula «leche» y era lógico que su hija Paula le ayudaba.
Acordándome de la historia de incesto del padre con sus hijas que le tenía que imprimir al cliente pero pensando en las mías me hice una masturbación larga con dos eyaculaciones.
Al fin me dormí agotado y me levanté tarde, la asistenta había despachado las niñas a la escuela, le pedí el favor que las trajera pero se demoró muy poco en volver, al pregúntale porqué dijo:
_ Es que ellas se vinieron con Paula y el papá, estaban entrando al edificio de la esquina pero las alcance y me las traje.
_ Gracias Teresa, hizo bien.
Ahí tome la decisión de aclarar las cosas esa misma noche, las acosté y espere a que se durmieran, entonces fuí por Alejandra y la llevé dormida para mi cama.
Había planeado comenzar con ella porque supuse que al ser más niña e inocente le sacaría la verdad más fácil, ese era el pretexto pero en realidad la lujuria me poseía, muy despacio y en silencio le subí la pijama y le mamé las areolas con hinchazón infantil, le froté los pezonsitos con caricias circulares,besé sus labios tiernos y rosados, ella quietecita dejándose abusar inconsciente, aún dormida.
_ Mi amor… amorcito le susurré al oído.
_ Si señor, hágame máaas… murmuró entre dormida abriendo las piernitas inconscientemente, ¿quién sabe en qué estaría soñando? Bajé la mano y le apreté la panochita procurando no despertarla con brusquedad.
_ Pasitooo… asíiii… haaaa ¡no el dedo nooo! balbuceó intentando cerrar los muslos, abrió los ojos de golpe al sentir que mi mano se lo impidió, se calmó al ver que era yo y relajó la pelvis, giró la cabeza a lado y lado para cerciorarse en dónde estaba acostada.
Le dí un beso lujurioso en la boca y corrí un dedo por su rajita encima de las braguitas, con la otra mano le apreté una tetica, me acordé de la tímida mamada que me hizo y urgué en busca de su clítoris.
_ ¿ Te gusta amorcito ?
_ Si papito, murmuró, así me hace don Juan pero sin bragas.
¡¡ Ella misma se delató !!
_ ¿Cómo así? ¿Cuando? amorcito cuénteme más.
_ Paula nos invita a su casa para jugar, mamá nos da permiso, en las vacaciones me escondí con don Juan en un closet, se puso un dedo en los labios en señal de silencio, yo creí que era para que no nos encontrarán, primero me apreto las teticas y después bajó las manos entre la falda del uniforme y me quitó las bragas y me acarició tan bueno que me orine.
Desde hace cuatro meses Juan le toca la vagina a mí niña y ahora lo estoy haciendo yo.
_ Cuente mi amor ¿qué más?
_ Eso… y me mama las teticas y me da besos cada que podemos ir…pero lo más bueno es cuando me chupa la moñita.
_ ¿ Y a Camila ?
_ No papá, ella me dice que no sea zapa.
_ Alejandra, tu debes confiar en mí, ¿lo sabes?
_ Si papito, pero no regañes a mi hermana.
_ No mi amor te lo prometo, le dije acelerando el manoseo.
_ Papi, espere me quito los chones para sentir más bueno y le cuento todo.
Por supuesto a estas alturas yo estaba empalmado y me quite el calzoncillo, Aleja no se extrañó por mí pene y continúo con carita de quién no distingue entre el pecado y la inocencia
_ Una vez, Paula me invitó para su alcoba a cambiarse el uniforme, la acompañe, ví sus juguetes y sus vestidos, me prestó unas bragas de boleros muy bonitas de cuando ella era de mi edad y salí a buscar a Camila para mostrarselas, ví a don Juan jugando con ella en el sofá de la sala, ellos no me vieron, le había quitado el chon y le metia dos dedos, ella decía: ¡Qué rico ! ¡Qué rico! Pero yo creo que ya se los había metido antes.
_ ¿ Por qué lo crees ?
_ Porque a Camila le gusta mucho esconderse con él para que le dé plata, otro día Camila y Paula se escondieron con don Juan y cuando los encontré en una alcoba le estaban chupando el pipí por turnos, él me llamó para que lo besara y me acarició las teticas y la moñita, me las apretó duro cuándo les dió leche a ellas, después nos dió dinero y helado.
_ ¿Por dónde les mete el dedo? Pregunté frotando su diminuto clítoris, despertando sensaciones en su libido.
_ Por dónde orinaaaaan… asíiii ¡papitoooo! asiiii me gustan las cosquis asíiiiii.
Yo excitado daba gusto a sus exigencias besando sus delatores labios y mamando sus pequeñas pero hinchadas areolas. Con mi dedo busque la entrada de su flor virginal tierna y babosita, se sintió penetrada y se quedó quieta y en silencio con su carita expectante y las mejillas encendidas… le rompí el pétalo fragil que la pasó en un instante de bebé a mujer.
_ ¡ No papá, nooooo ! suplicó tratando de sacarse el dedo. No sé lo metí más por el momento pero tampoco se lo saqué
_ Juan ¿ha intentado metértelo?
_ Si,pero no me dejo, porque Camila me contó que la primer vez duele
_ ¿A tu hermana se lo metió todo? Le pregunté para distraerla.
_ Si papito,… ya le dije… Le mete dos y le gusta.
_ Mi amor, te voy a seguir haciendo suavecito que también te va a gustar.
_ Bueno papi, pero con un solo dedo y no me haga duro, aceptó gimoteando.
Se lo seguí clavando y sacando muy lento mientras le murmuraba mimos eróticos en sus inocentes oídos.
Como leí en un relato del cliente, exploré las paredes vaginales, mi dedo entró todo, la gruta se ensanchaba, paulatinamente Aleja se fue excitando y sentí la humedad de sus orines en mi mano y los espasmos de sus caderitas en un solo suspiro largoooo.
_ ¡ Asiiiiiiii papitoooo !
Mis instintos depravados me llevaron al límite, cuando se relajó, sin reparar que era una niña de casi 6 años ¡que era mi propia hija! la puse a mamar mi verga, incitado y excitado por la idea de su cuerpito infantil manosiado por un adulto entre un closet y a Camila ensartada con dos dedos y disfrutando, me descargue, tragó lo que pudo y el resto se lo limpio con las braguitas mirando a mis ojos.
Le limpie la chochita con una toalla húmeda, un par de manchitas rojas colorearon la virtud perdida.
Mientras le acomodaba la pijama con muchos mimos le expliqué que no debía contar a nadie lo que hicimos.
_ Papito, usted tampoco le dice a Camila que yo le conté para que no me diga zapa.
_ Vale mi amor es un trato, te amo mucho y cuando quieras puedes dejar que Juan te toque.
_ ¡ De verdad papi ! Pero le voy a pedir dinero como Camila, ¿Y si me quiere meter el dedo como tú?
_ Si quieres te dejas, pero solo el dedo, ya sabes.
_ Si papito, muuaaach, yo también te amo.
CONTINUARÁ.
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