DOS ANGELES CAIDOS. (Segunda parte) Autor nandincesto45
Esta fantasía de la realidad despierta los sentidos más oscuros. .
La unión incestuosa hace la fuerza.
La dejé dormir entre mis brazos toda la noche.
Por la mañana le di el resto del día libre a Teresa.
Era jueves, fuí en el carro a espiar la salida de la escuela, ví a Juan en el tumulto esperando a su hija Paula, cuando salió saludo al papá con un abrazo pero no se fueron para la casa, sino que se quedaron, mis hijas se reunieron con ellos, Juan abrazo a Camila y le dió un beso en la mejilla, Aleja solo le dió la mano.
De camino entraron a una heladería y salieron chupando paletas, Juan entró a una farmacia, salió y habló con Camila, le mostró lo que había comprado, ella le decía que si con la cabeza, él le dió un besito en la boca y siguieron caminando cogidos de la mano, Aleja y Paula un poco atrás.
Más adelante se agachó para atarle el cordón del zapato y con disimulo le levantó la falda del uniforme para mirarle la panochita por unos segundos, llegaron al edificio con intención de entrar, entonces pare el carro y las llame… Alejandra se acercó corriendo y se subió, Camila se acercó indecisa a la ventanilla…
_ Papá, quiero quedarme para hacer una tarea con Paula ¿me dejas?
_ No mi amor, primero vamos a visitar a David, luego tenemos que esperar la llamada de su mamá, dile que hoy no puedes, mejor mañana que no tienen que ir a la escuela.
Lo pensó y se despidió de Paula y luego habló con Juan explicándole algo que no alcancé a escuchar.
Visitamos a mi hermana y almorzamos allá, luego mi esposa llamó y todos hablamos con ella.
Regresamos a casa a las 6 de la tarde, Aleja ponte a hacer la tarea mientras hablo con Camila.
Me la llevé a su alcoba para abordar inmediatamente el tema de Juan:
_ Camila, no sabes cuánto te quiero hija, le dije abrazándola.
_ Si se papito, pero ¿Qué es lo que me vas a decir?
_ Mi amor, hay cosas que las niñas no saben y que los adultos les quieren enseñar y tú has aprendido mucho con Paula.
Al oír esto se tensó.
_ No te asustes amor, yo también quiero enseñarte y hacerte gozar como lo haces con su papá, pero dime la verdad… ¿Cómo comenzaste con él?
_ Papá, ¿Quién te dijo?
_ El lunes me dí cuenta, yo me estaba haciendo el dormido cuando ustedes me sacaron la leche, le dije comenzando a quitarle la blusa.
_ Papá, es que todo comenzó desde el principio del año.
_ Muy bonito, solo tenías 7 años y Aleja 5, ¿porqué no me habías dicho?
_ Porque eran juegos secretos con ellos.
_ ¿Y Alejandra?
_ Aleja no se daba cuenta, pero se que también la toca desde hace poco tiempo.
Yo sentado con mi hija desnuda entre mis piernas cara a cara, me bajé el pantalón y el boxer liberando mi verga, la sangre me fluía, una lujuria incontrolable me poseyó, esperaba con ansias la continuación de su historia, metí mi pene entre sus muslos y acaricie sus pezoncitos.
_ Don Juan un día nos invitó a su apartamento y se puso a jugar con nosotras, un momento que nos quedamos solos aprovechó para tocarme la chochita, al principio me quedé quieta, dejándome hacer, me dió un calambre en el estómago y del susto me orine y no me deje hacer más, Paula me dijo que a él le gustaba jugar así, que me dejara hacer que era muy bueno y además me daría plata, yo me dejé mientras ella entretenía a Aleja.
Así me acarició varias veces bien escondidos y cada vez me gustaba más, hasta que un jueves mientras Paula y Aleja fueron a la tienda me quitó la braguita y me acostó con las piernas bien abiertas y me metió la lengua, mamo por la rajita hasta el botón de la alegría, ya no me orine sino que me salió baba en medio de una ensoñación y desaliento en el cuerpo, aprovechó y me metió un dedo, desde ahí me quedó gustando.
_ ¿Y hoy que iban a hacer?
_ Primero un 69, contestó frotando su rajita en mí verga, adelante atrás… él ya me enseñó a mamar y me toma fotos, quiere enseñarle a Aleja, por eso yo le enseñé, primero con David y luego con usted dormido, ¿Me perdona papito?
_ Si tesorito, sigue.
_ Papi,yo he visto cuando se le monta a Paula y se la come, a ella le gusta que le eche la leche adentro de su chocha y hoy me la iba a echar a mí, ya había comprado una pomada especial.
_ ¿Tú querías?
_ Si papito, además me prometió un regalo muy bueno, contestó excitada sintiendo que la puntié en el clítoris.
Mi lujuria me insitaba a que yo tenía más derecho a desvirgarla, mi pene pedía incesto, mi hija estaba dispuesta y se recostó en la cama, la calenté frotando mi pene sobre su clítoris, bajé y me bebí los jugos vaginales más puros de su naturaleza.
Al ritmo de sus gemidos me le monté colocando sus talones sobre mis hombros, con mano temblorosa por la pasión guié la punta caliente y roja hacia los abiertos y húmedos labios.
Empujé, lucho por entrar y lo consiguió, entró con paso lento pero seguro, mi verga erecta rompió lo que quedaba de su virgo con estocadas suaves, hice una breve pausa para sentir sus palpitaciones y prolongar el placer hasta el máximo.
Mi hija dentro de cuya vagina se había acomodado mi excitado miembro suplicó:
_ Papitoooo, empuje maaassss ¡Qué ricooo! Al mismo tiempo dejó resbalar las piernas de mis hombros quedando completamente patiabierta.
Empujé, mi endurecido glande golpeaba su infantil matriz en el mete y saca, sucumbí a la intensidad de las sensaciones y dejé salir el primer torrente.
_ ¡¡¡ Papitoooo !!! ya siento la leche adentro ¡Maaas!… Siiiiiiiii… Asíiii….
Sintiendo los chorros calientes su pelvis vibró y se desmayó de la emoción. Camila al principio pasiva se desató en un frenesí lujurioso.
En mi hija de casi 8 años gocé el mayor placer sexual experimentado en mi vida hasta ése día. Sólo me quedó una duda:
¿Camila ya había sido penetrada y me lo estaba ocultando? Se lo pregunté.
_ No papá, don Juan solo me mete dos dedos, no me pregunté más, mejor lo hacemos otra vez.
_ Bueno mi amor, hágame una mamada y lo volvemos a hacer.
_ Listo papito, pero me deja hacer encima como Paula a veces con don Juan.
Así fue, mis aberraciones estaban brotando de lo más profundo de mi ser, otra follada fenomenal con la pasión desenfrenada reafirmando que mí verga era la que primero había abierto esa gruta.
Duchandonos quise saber lo que sabía ella de las relaciones de Juan con Alejandra
_ Se que le da besos en la boca y le acaricia la chochita cuando jugamos, pero que le meta el dedo no creo, ya me lo hubiera contado.
Eso confirmó que fuí yo el que la desvirgó con el dedo la noche anterior.
Salí de la alcoba y encontré a Alejandra dormida frente a los libros, les di la cena y las acosté a ver televisión en mi cama, Camila se durmió por el cansancio de las dos folladas.
Sin embargo Aleja quería leche y sentir mi dedo otra vez entre su coñito, le di gusto con el dedo del corazón, solo por lujuria también le metí otro a Camila dormida para comparar las grutas de mis hijas, me corrí y Aleja se tomó todo el semen que me sacó.
_ Don Mario, hoy es viernes y las niñas no tienen clases, me da permiso de irme antes para cumplir un compromiso que no alcance a terminar ayer, dijo Teresa.
_ No hay problema, es más tómese el fin de semana libre, mañana voy con ellas de paseo para la finca.
Camila se levantó, puso más interés en su arreglo personal. Almorzamos, me puse a trabajar en la tipografía adelantando compromisos que por todo lo sucedido en la semana tenía atrasados.
_ Papá, voy dónde Paula, ya sabes a que, pero no quiero llevar a Aleja.
De solo pensarlo me excité, imaginé su cuerpo desnudo entre los brazos de Juan; se veía preciosa en minifalda, blusa y medias blancas a media pierna, zapatillas deportivas, cabello suelto.
_ Amor no sientes malestar en tu chochita ¿por lo de ayer?
_ No papá, solo un poquito de ardor.
_ Bueno cuidate, no vengas muy tarde y besé su boca con pasión, se despidió dandome un apretón en el pene.
Ya no tuve cabeza para seguir trabajando por solo verla salir con esa mini-faldita presumiendo sus hermosas piernitas y con conciencia de que se iba a dejar follar por un adulto.
Dejé un empleado a cargo y entre a casa, busque a Alejandra y no me sintió llegar, estaba sentada en su cama con las piernitas colgando y la cabeza agachada intentando meter por su vaginita un consolador que reconocí era de su mamá y obviamente no le cabía.
Excitado por la idea de que a mí otra hija, quizá en ése mismo instante se la estaban empezando a follar, imaginar su rajita recibiendo otro pene despertó otra vez mi demonio de la pedofilia incestuosa, cerré la puerta con seguro y me desnude, levantó la cabeza con el ruido, ¡sorpresa! Tenía los labios pintados de rojo y sombra en los ojos, había estado jugando con los cosméticos de la mamá y parecía una putica.
Con alegría infantil miró mi verga parada.
_ Papitooo, yo quiero leche, dijo soltando el consolador con evidentes manchas de carmín rojo, señal de que lo había tenido en la boca y cogió mi pene.
_ No mi amorcito, le dije levantando por los sobacos su frágil cuerpo y la descargué en mis piernas frente a mí, le quité la faldita que tenía puesta y metí la mano para acariciarla, la besé con lujuria mirando en la pupila de sus ojos el despertar del deseo, mi lengua jugando con la suya, su respiración se aceleró, aceptó mi dedo entrando sin quejarse, me recosté con ella encima, termino de mojarse frotando su clítoris en mi verga.
La pasé levantadita y la senté en mi cara, todo su montecito de Venus cabía en mí boca, le di lengua por toda la rajita y descargó su lluvia dorada en mí cara.
Saqué la pomada que me había sobrado con su hermana mayor, unté en su gruta y en mi pene, decidido a intentar penetrarla, la hice parar recostada en mis piernas encogidas apoyándose con las manitas en mis rodillas.
_ Tesorito, baja para que tu rajita case con la punta y tú misma te lo metes hasta donde quieras, inténtalo, es más fácil que con el juguete de tu mamá. Tomé el rol de pasivo y sostuve mi falo firme para que no resbalara, ví sus labios vaginales abrirse mostrando sus pétalos rosados solo penetrados por mi dedo, se bajó un poco y mi verga resbaló hacia su clítoris, soltó la mano derecha y ella misma acomodó el miembro en la entrada al tiempo que se dejó caer, entró la cabeza, indecisa soltó un quejido y se quedó quieta.
_ Papito dueleee, no juguemos más, pero aún faltaba todo mi pene por entrar.
_ Mamita, otro poquito y después le doy leche.
Se dejó caer y le entraron otros tres centímetros hasta su virguito.
_ Ya papito, no maaás.
Masturbe su clítoris con mis dedos y con mi glande dentro bien apretado y cálido con la uretra a punto de reventar, decidí seguir, tome la iniciativa, la recosté sobre su espalda, las manitas ayudando a abrir sus muslos, quedando yo encima sostenido en mis codos para que mis 78 kilos no se apoyaran plenos sobre su cuerpito infantil de 24 kilos, empuje, un ahogado lamento escapó de los entreabiertos labios de Aleja al sentir la masa dura de mi glande traspasando su virgo.
¡No lo podía creer! Metí 7 centímetros en el tierno cuerpo de mí bebé, tan pronto como lo sentí alojado en su pequeña gruta pasé una mano de apoyo a su nalguita y apartando sus muslos lo más posible se lo enterré hasta el tope de su infantil útero, unos 12 centímetros de pene.
Me asombré, mi hija de casi 6 años, con lágrimas en sus ojitos aguantó la violación sin quejarse más.
Me quedé quieto para que se acostumbrara a la masa de músculo, sentí sus paredes vaginales palpitar al ritmo de su corazón acelerado y su carita reflejando dolor.
Fué tanta mi excitación que un movimiento involuntario de su pelvis como tratando de acomodarse me hizo eyacular, Alejandra de carita de dolor paso a sorpresa.
Pero no perdí la erección, la seguí follando, su cuerpo de bebé se ajustó a mi galope suave, la siguiente emisión se demoró más y mi hija se orino otra vez gimiendo tensa con los ojitos en blanco, se aferró con sus bracitos a mi cuello.
Empezó a relajarse al compás del ablandamiento de mi maza dentro de ella.
Me la llevé cargada al baño sin sacarlo, me metí bajo la ducha para que el agua tibia borrara las huellas de su paso de bebé a mujer, se lo saqué y la descargué al piso, me arrodillé frente a ella:
_ Mi amor, ¿estás bien?
_ Si papito, y comenzó con sus preguntas: ¿Qué porque dolía tanto al principio? ¿Qué porque se sentía tan bueno a lo último conganasde orinar? ¿Qué si a una le cabía todo? ¿Qué porque la sangre?….
Le respondí a todas sus preguntas con cariño mientras la vestía con ropa limpia, la acosté en su cama y se durmió cansadita.
Al rato llegó Camila recién bañada con el cabello aún húmedo.
_ Amor, ¿como te fué?
CONTINUARA…
Uff que delicia de relato, no me puedo aguantar las ganas de leer el siguiente 😉