Educado una familia Cap VI Parte XIII
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Julia se decide a espiar a su hermana para aprender cómo tiene sexo con papi, llevándose una sorpresa y consiguiendo sus fines.
Al advertir que Lucy no tenía la menor intención de separarse de su nuevo amiguito de juegos, y después de haber apreciado la serie de cositas nuevas de las que también Lucy disfrutaba, esta vez con el can y a escondidas de Papi, y que por supuesto nunca me había contado a mí, yo no sentía ya ningún remordimiento por querer espiarla a ella y a papá cuando cogieran. Ahora estaba creciendo en mi mente, por el contrario, la idea de seguirles el juego pero con la firme intención de que en la primera oportunidad que se me presentara le entregaría por fín mi anhelante tesoro virgen a mi padre, pues era eso en realidad lo que yo perseguía en el fondo, y estaba segura de que él lo deseaba tanto como yo.
Más en esos instantes no pude continuar con mis pensamientos, pues ví que la segunda faena de Lucy con el perrito estaba a punto de dar inicio, por lo cual me concentré en el espectáculo sin par que se me ofrecía sin que Lucy lo sospechara.
Para entonces Lucy, al ver que el animal no se estaba quieto, pues nuevamente se le trataba de encimar como jugueteando con ella, mostrando en la parte trasera y baja de su abdomen totalmente parado el pedazo de delgada y larga verga colorada que mucho se parecía en su conformación física a un lápiz labial de los que usaba mami para pintarse los labios, se dejó caer sobre el musgo para tratar de "domar" las ansiosas intenciones del can, que continuaba jugueteando con ella ya encimándosele, ya dándole lengüetazos con el hocico abierto, moviendo su trompa de un lado a otro sobre la cara de mi hermana, quien intentaba entre gritillos de placer calmarlo un poco sin conseguirlo. Ya me daba cuenta del brío de aquel perrito que a su edad, seguramente se hallaba en plenitud de facultades físicas, ya que no cesaba ni por un instante de moverse, y sobre todo, de mostrar su endurecido falo fuera de su estuche, cosa que yo suponía era difícil, aún para un animal, en especial después de haber eyaculado tan tremendamente como lo acababa de hacer.
Ante tanta algarabía mostrada por el perro, que se movía sin parar siempre encima de Lucy, ella, hallándose acostada boca arriba continuaba interponiendo sus brazos entre el animal y su cuerpo, en tanto yo podía ver desde mi escondite como aquel trozo de verga le seguía saliendo más y más hasta llegar a convertirse en una especie de delgado estilete, pero ya un poco más grueso, que tal vez estaría midiendo unos treinta y tantos centímetros de jugoso y ardiente pene. Lucy, mientras tanto y entre jugueteo y jugueteo, echaba miradas de reojo a la protuberancia rojiza que con cierta frecuencia llegaba a sentir sobre su cuerpo, sobre todo cuando el animal se le dejaba caer con fuerza encima de ella. Todo aquello le provocaba a mi hermanita una suerte de tremenda calentura, en especial después de haber tenido aquel largo y singular pito canino entre sus manos, y particularmente al haber sentido el abundante derramamiento dentro de su boca, que me imagino había degustado por primera vez, aunque de esto último ya no estaba tan segura.
Pero algo vino a interrumpir de pronto el delicioso encuentro entre hembra y animal, pues se pudieron escuchar las voces de mi padre desde el establo llamando a Lucy. Aquella llamada tan inoportuna vino a dar al traste con lo que estaba a punto de suceder entre el animalito y Lucy, teniendo ella que separarse con rapidez del perro. Comprendiendo yo que él había acabado su labor y que había llegado por fin el momento tan anhelado de verlos coger por primera vez, me puse atenta para abandonar aquel lugar y ubicarme en el sitio acostumbrado detrás de la cabaña. Mi caliente hermanita, sin esperar más, se puso rápidamente de pie y hablándole palabras cariñosas al perro mientras le tallaba con sus manos el lomo, se dirigió corriendo hacia el lugar donde se encontraba mi papi. Yo esperé el tiempo necesario hasta verla desaparecer entre los árboles, para después dirigirme con todo cuidado hacia el escondido y privilegiado sitio desde donde presenciaría aquella batalla que, de tan sólo imaginármela, me causaba una inusual resequedad en mis labios, que contrastaba con la tremenda humedad que se manifestaba entre mis piernas. Mientras me dirigía hacia mi escondrijo secreto no podía dejar de pensar en cómo iría Lucy en ese momento después de haberse excitado en aquel candente encuentro con el can, suponiendo que su entrepierna estaría a estas alturas aún más babeada y dispuesta que la mía para albergar el apreciado pito de mi papi.
Cuando arribé a mi escondido sitio ellos ya habían entrado a la cabaña, y pegando ansiosamente mis ojos a la rendija, ví que se hallaban precisamente en los inicios de aquella caliente sesión que con tanto anhelo y ardor yo esperaba ver. Mi papi comenzó por desvestir completamente a Lucy hasta dejarla sin ropa. Me daba cuenta que las pupilas de los dos amantes incestuosos emitían el brillo característico que se produce cuando la sangre es invadida por el deseo. Pronto mi papi se fue despojando de su ropa hasta quedar también en cueros, pudiendo observar cómo su bayoneta enhiesta sobresalía por encima de sus peludos huevos. Mi hermanita se le quedaba mirando al falo fijamente, ardiendo en deseos de ser penetrada y mi papi no perdió el tiempo, ya que con rapidez la llevó hasta la mesa de madera y la depositó boca arriba sobre las tablas para después subirse él con su daga bien dispuesta para la batalla. Ví cuando poco a poco mi papi le fue abriendo las piernas a Lucy mientras él se agarraba su parada verga y le acomodaba con desesperación la punta de la cabeza en la entradita humedecida y, dejándose caer suavemente sobre ella, le fue metiendo aquel bastón de carne endurecida que se abría paso lentamente en medio de la rajita de mi hermanita, quien ya comenzaba a emitir gemidos y grititos de placer que se confundían con los jadeos que exhalaba mi papi por lo excitante del momento.
No pasó mucho tiempo para que Luci quedara encachada hasta los huevos con la verga de papi profundamente perdida dentro de su chochito. Ellos comenzaron a moverse, primero con lentitud pero después con mayor violencia, viendo cómo la cachonda de mi hermanita había aprendido muy pronto las artes del sexo, pues se deleitaba en sus movimientos disfrutando el mete y saca que papito le hacía con su pene bien parado, relajada y arqueada de su cuerpo, moviendo su grupa tratando de repagarse al pubis masculino para contribuir al goce de la penetración. Para esto mi papi se hallaba con su cara pegada a las axilitas de incipiente vellosidad de Lucy, disfrutando de los olores y el sabor agridulce de aquel sitio tan excitante, manifestando con gritos ahogados el placer tan intenso que sentía al estar besando y oliendo los lindos sobaquitos de mi hermana.
Por fin estaba disfrutando de las escenas que más anhelaba mientras yo no perdía detalle de todo lo que ellos hacían con la finalidad de practicarlo en el momento en que se llegara mi turno con papito. Más aún, y al presenciar todo aquel cuadro tan delicioso, yo no podía dejar mis manos sin mover, pues ya me estaba tocando la parte interna debajo de mis calzones, metiéndome y sacándome el dedito de mi bollito con el fin de saciar aquel deseo irrefrenable de venirme viendo aquel estupendo acoplamiento. Naturalmente que un deseo como el que ellos vivían y disfrutaban en el interior del establo tampoco podía quedarse sin gratificación, pues pronto la naturaleza vino en auxilio de ambos, viniéndose al mismo tiempo mientras proferían gritos y quejidos que escuchaba con toda claridad desde donde me hallaba escondida, produciéndome todas esas palabras obscenas un calentamiento tan brutal que yo también me vine en deliciosos orgasmos, allí agachada donde me encontraba, sin perder de vista a los dos amantes trenzados en tan fenomenal ayuntamiento.
Se veía que papi no quería perder el tiempo, seguramente porque sabía que ya era tarde y tendrían que regresar, por lo cual sacando la lechosa verga de adentro del resquicio ahíto de mi hermana, la acomodó de tal forma que, levantándole las piernas y poniéndolas sobre sus hombros, la abrió lo más que pudo volviendo a acomodar aquel falo enardecido en la cerrada puerta, para comenzar a empujar ya no tan lentamente sino con mayor rapidez y violencia la verga parada, la cual pronto se perdió en las intrincadas profundidades de las entrañas de Lucy. Al ver que ellos volvían a la carga, yo también hacía lo propio volviendo a meterme los dedos embarrados ya de savia a lo largo de mi oquedad central, mientras veía que papito tenía completamente ensartada a mi hermanita, iniciando ambos los consabidos movimientos rítmicos que incrementaban su placer hasta el delirio.
Pude advertir con cuánta brama disfrutaba Lucy de la verga de papito, que hasta agua se me hacía la boca sólo de verla, de admirarla atravesada y tendida sobre la cama de tablas, imaginándome que era yo la que estuviera debajo de mi papi ensartada hasta los huevos con su pito parado. Con esos pensamientos y sin apartar la vista de ellos yo continuaba con mis tocamientos íntimos, hasta que sin poder impedirlo más me volví a venir en un delicioso orgasmo que me cimbró hasta el culito. Pronto papi y Lucy llegaron también al clímax, pues de nueva cuenta oí los gritos y obscenidades que ambos proferían sin ningún pudor, en tanto se desparramaban en tremendos espasmos que hacían que papi prácticamente se fundiera con el cuerpo sudoroso de mi hermana, que gritaba como loca presa del delirio y la agonía que estaba experimentando.
Al término del caliente encuentro mi papi actuó con rapidez, pues aunque Lucy no quería, él pronto la convenció para que se bajara de la mesa y procedió a limpiarla con aquel trapito que tan celosamente guardaba en una caja. Después se limpió él también y comenzaron a vestirse. Al darme cuenta de que la sesión de aquel día había concluido, yo tuve que darme prisa para abandonar mi escondite e irme corriendo como loca hasta el sitio donde había dejado el caballo que mi hermano me había facilitado, pues obviamente tendría que llegar a casa antes que ellos. Y así fue. Cuando arribé a nuestra casa me puse a platicar con mi mami, y no pasaron ni diez minutos cuando papi y Lucy entraron en la sala. Mamá los recibió gustosa invitándoles de comer, cosa que hicimos todos juntos. Al terminar la merienda, Lucy me hizo señas para que yo saliera afuera. Una vez que estábamos solas ella me dijo:
-Ay Julia….hoy fue un día tremendo…tengo que contarte lo que papito me hizo.
-Si….tienes que contármelo todo, Lucy….anda -le respondí yo, como para ver si ella realmente me confiaba no tan sólo lo que había hecho con papá, sino también las vivencias que había tenido con el perro-
-Pero aquí no -me dijo ella- vámonos a nuestro escondite….pero rápido.
-Vamos.
Habiendo pasado el agujero de la barda de la pared del patio de nuestra casa, llegamos hasta el secreto sitio donde solíamos platicar a solas. Yo le espeté:
-Ay Lucy….estoy desesperada por saberlo todo…anda, ya cuéntame…..
-Si Julita…pues mira….cuando llegamos al establo, papito se puso como siempre a ordeñar los animales.
-Si…? y mientras tanto tú que hiciste, Lucy…? -le pregunté mordaz-
-Pues nada….no hice nada….tuve que esperarme allí junto a él hasta que acabó de trabajar.
-Ahhhh…. -le contesté con cierta malicia que ella por supuesto no captó-
-Si, tú crees…? me aburrí un largo rato…..pero después, llegado el momento, papito me encerró de nuevo en el establo. Él iba todo ansioso, por lo que pude ver, pues me empezó a desvestir con rapidez hasta dejarme desnudita. Me dijo a minina tenemos que hacerlo rápido para hacer muchas cosas, yo le dije me lo vay a dan a chupo ya quiero que me entre todos, pero me dijo otros días no sé pero quiero esta nuevamente dentro tuyo mi niña. Y que dijiste tu Lucy, que creo yo le dijo todo la veces papi siempre.
-Ay…que lindo…y qué más…?
-Pues él también se encueró y luego me subió a la mesa y allí me acostó boca arriba…
-Ohhh….cuanto estoy deseando que me haga lo mismo, Lucy.
-Si, Julia…te entiendo perfectamente….cuando me tuvo acostada sobre la mesa, él ya tenía su pájaro bien duro y levantado y en seguida me lo puso en la entrada de mi chochito.
-Ay…que delicia, Lucy.
-Si…eso es exquisito en verdad.
-Y qué más…?
-Pues me lo comenzó a empujar, primero con suavidad…pero después me atravesó todita….y me dijo ya Lucy todo, y que dijiste gua julia con la sensación que sentía solo le dije si papi. Esta toda, que delicia, Mmmmm…cómo me hubiese gustado que estuvieras allí para que pudieras ver esos momentos, Julia…..
-Hummm….pues eso sí…pero tengo que conformarme con lo que tú me cuentas, Lucy.
-Si, Julia…lo sé…y ni modo….ya te llegará tu hora.
-Ay Lucy…eso es lo que más ansío en mi vida….
-Lo sé, Julita….pero te sigo contando….esta vez mi papi me cogió dos veces.
-Dos veces?….ay que cosa tan preciosa….
-Si…dos veces…y las dos veces nos venimos rico….Mmmmm…Traigo mi chochito todo lleno de leche….tendré que darme un baño ahora mismo que regresemos…no quiero que mamá sospeche nada….
-Si….debes tener cuidado con tus braguitas….
-La siguiente vez que me lo hizo…..me levantó las piernas y se las puso en sus hombros…tu crees?…
-Cómo?….se puede hacer eso…? -le dije fingiendo-
-Ay pues si…claro…papito me enseñó cómo….y se siente divino, Julia…
-Ohhh…lo supongo….y qué más?….
-Pues que en esa posición sí me entra todito….no queda nada de fuera….ya te puedes imaginar lo que se siente, Julia.
-Ohh si….claro que me imagino…
-Y después él comenzó a moverse y yo también….y nuevamente gritaba decía cosa que me así que me moviera más. Y que te decía, mira julia decía muéveme mi niña así, a que acabe y te de tu lechita, en tu rajita rica, a prenta tu jarita para sacar todo la lechita de papi, y tu vote tu vavita también, te gusta tener a papi todo adentro si niña muéveme más rápido, hasta que no nos aguantamos más y llegaron los orgasmos….él me llenó a placer de semen mi hoyito…
-Ay….lindo
-Si, Julia…pero fíjate que ahora me di cuenta de una cosa….
-Qué cosa….?
-Que ya me entra su verga con más facilidad que antes….
-No me digas…..y eso por qué será…?
-Pues yo creo que debe ser porque ya no es la primera vez que me lo hace….y mi cosita debe irse ensanchando…no crees?
-Pues….si….es lógico, no?
-Así es….
De alguna manera yo quería ver la reacción de mi hermana si le sugería algo relacionado con el perro, pero de momento no hallaba la forma de planteárselo. Así que mientras conversábamos hacía enormes esfuerzos por pensar en algo que aludiera al asunto pero que no fuera tan obvio, sino más bien circunstancial. Así que le solté de pronto:
-Ay, Lucy….fíjate que yo, mientras tú y papi se fueron al establo, anduve como loca buscando a Bat por toda la casa, pero nunca lo encontré…..No lo vieron de casualidad por el camino cuando se fueron?
-No….no…. Julita…para nada.
-Qué raro….parece que desapareció el condenado.
-Y para qué lo buscabas, Julia….? -quiso indagar mi hermanita-
-Porque mamá me dijo que le diera de comer….pero Bat nunca apareció….
-Oh…pues bueno….quizás se fue por allí detrás de alguna perrita, no?….tú sabes cómo se las gasta Bat…. -mintió ella, como para cambiar de tema-
-Si….quizás fue eso. -le contesté con la certeza de que ella no era tan honesta conmigo, y que desde luego no estaba dispuesta, por alguna razón que desconocía, a revelarme ese secreto-
-Bueno y que más pasó?….. -le dije volviendo al asunto de la cogida con papi-
-Pues nada…eso fue todo….al finalizar nos limpiamos y nos regresamos a casa.
-Ohh…que delicioso te la pasaste…no Lucy?
-Ay si, manita…la verdad es que sí….días como estos son los que desearía siempre.
-Ya me imagino…..debe ser algo genial….
-Ay si….pero y tú, Julia…que hiciste todo ese tiempo…?
-Yo?….pues nada….aquí me quedé jugando….qué querías que hiciera…?
-Pues eso sí…..oye Julia….
-Dime..
-Espero que la próxima vez papi te lleve a ti.
-Yo también espero eso….y sabes cuánto lo deseo…
-Sí…lo sé….Bueno, Julia, ya debemos irnos porque es tarde…no nos vaya a estar buscando mami.
-Si…vámonos.
Al retirarnos de allí yo iba cavilando en todo lo que mi hermana me había dicho, confirmando de nueva cuenta lo que ya sabía: que ella sí estaba dispuesta a confesarme con lujo de detalles las cosas que papi le hacía; pero el asunto del perro era algo que o bien no se atrevía a confiarme, o de plano no quería decirme, lo cual me intrigaba sobremanera. Yo me preguntaba cuál sería la razón para que ella no lo hiciera. ¿Sería acaso que eso era para ella algo tan prohibitivo que no quería que yo supiera? ¿O acaso le daba pena o tenía algún desconocido temor de que yo fuera a tomarlo con desagrado? No lo sabía. Pero en mi interior estaba dispuesta a sacárselo de alguna forma, para lo cual en mi mente comenzaba a germinar cierta idea que pronto trataría de poner en práctica.
CONTINUARA……..
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