Efrén, el recolector.
La historia de un chico con suerte, ingenio y ganas de follar..
La vida para un hijo de madre soltera con problemas de adicción no es fácil, pero esa es la vida que le tocó a Efrén vivir.
Desde muy chico le tocó ver a una infinidad de hombres pasar por la cama de su madre, una mujer que hacía cualquier cosa, cualquiera, por conseguir su droga.
Empleada de un table dance, su trabajo es emborrachar a los clientes coqueteando con ellos, consigue buenas propinas, pero todo se lo gasta en el vicio.
Para Efrén era normal ver a su madre mamar vergas de todas las formas, tamaños y colores con desesperación. Su madre era buena en eso, el chico siempre escucho a los hombres gemir y decirlo una y otra vez. El chico siempre se preguntaba ¿Qué se sentirá?, curioso de escuchar a los hombres disfrutar de la mamada.
Pero su madre era una puta, solo que en lugar de dinero cobraba con droga, la mujer no tenía reparo alguno de coger de manera salvaje con cualquier hombre en frente de su hijo, al inició el niño la miraba con indiferencia, pero una vez a sus 9 años su pene tuvo una erección, a partir de ese momento Efrén fantaseaba con su madre.
Todas las noches Efrén esperaba a que su progenitora regresara, sola o con algún amante, aguardaba se desvistieran y comenzarán a coger para tomar la ropa interior de su madre para masturbarse con ella, la mujer no le daba importancia, lo dejaba hacer.
El rechinar de la cama, los gemidos, su pene de 9 años erecto a tope envuelto con la ropa interior sudada de su madre, el niño se masturba sin parar teniendo un sin fin de orgasmos.
Una de tantas noches Efrén se sorprendió de ver a su madre volver con 3 hombres. Apenas cerró la puerta la desvistieron y ahí en la sala la cogieron salvajemente, Efrén lo sospechaba pero no había podido comprobar nada hasta esa noche cuando desde abajo y desde atrás dos hombres penetran a su madre, esa noche Efrén descubrió el sexo anal y se masturbo con más fuerza esa noche.
Los años pasaron y Efrén creció, ahora tiene 16 años,el chico recorre más calles en busca de objetos y materiales de valor, cartón, metales, aparatos eléctricos, cualquier cosa vale.
Su madre sigue haciendo lo mismo, trabaja de noche y trae amantes para poder costear su droga, pero algo cambio, su madre ve con ojos de vergüenza a su hijo, un joven que sin estudios busca la forma de sobrevivir, pese a tener tan pésima madre es honesto y libre de vicios.
La mujer sigue con la mirada a su hijo cuando está en casa, heredó el atractivo e ingenio de su padre, un hombre con el que se acostó un par de veces cuando tenía 14 años, antes de ser violada por su padre y hermanos, mismos que la pusieron a trabajar de puta. El chico intentó fugarse con ella, solo consiguió una golpiza, así que mejor se fué sin decir a dónde.
Cuándo descubrieron su embarazo la chica huyó, acabando en una ciudad lejos de su familia, trabajando de mesera.
En la actualidad ve a su hijo y llora, siente pena, sabe que no es una buena madre, además a permitido que su hijo la vea acostarse con cientos de hombres, lo ha visto masturbarse con su ropa íntima, lo peor es que le recuerda a su padre y siente deseo por su propio hijo.
Efrén tiene 16 años, es su cumpleaños, él no lo sabe, su madre no lo recuerda, regresa a casa después de vender sus materiales, tiene días que no se masturba, ha tenido mucho trabajo desguazando y separando materiales, cargando su triciclo, el acopio donde los vende queda retirado, pero valió la pena, trae buen dinero, con eso podrá pagarse la escuela, quiere aprender a leer, su irresisponsable madre nunca se preocupó por su educación.
En casa, su madre lo espera como siempre, no hay comida hecha, tortillas viejas y frijoles a punto de acedarse, la mujer se gasto el dinero de anoche en cerveza, sobre la mesa está su vicio, se quiere drogar, su cuerpo lo pude.
Son las 6 de la tarde, Efrén guarda su triciclo, la casa está sola o eso parece, el chico de 16 años se da un baño, trae la verga parada, pero va a esperar a su madre para usar su prendas usadas.
En la cama maltecha yace su madre, alcoholizada y drogada, totalmente ida, su mente está desconectado de la realidad, pero su cuerpo está ahí, acabado por años de usar drogas, desvelarse, una pésima alimentación, pero sigue siendo una mujer y su hijo lleva años deseándola.
Efrén parado desnudo frente a su madre con la verga parada observa a su madre drogada, el chico no piensa bien, la calentura le nubla la cordura, piensa en masturbarse, pero el cuerpo de su madre está ahí, a su disposición, y el es solo un chico de 16 años que por años a visto a su madre acostarse con cientos de hombres ¿Qué más da uno más?.
Con eso en la cabeza Efrén le está sacando las viejas bragas a su madre, en su interior hay semen de su amante anterior, aún está húmedo. Animado por el morbo de siempre aspira el aroma de la prenda, como siempre huelen a sudor, semen y jugos de su madre. Temblando de la excitación envuelve su verga impregando el semen en ellas, respira acelerado, toma las piernas de su progenitora, las abre, acomoda su miembro en la usada vagina y entierra su miembro hasta el fondo.
Efrén tiene los ojos en blanco, no es la apretada vagina de una chica de su edad o de una mujer promedio, se trata del flojo coño de su madre lubricado con semen de algún hombre, su fantasía cumplida, el origen de su morbo y deseo por fin es suyo.
Inexperto, Efrén imita a los amantes de su madre metiendo y sacando, la sensible verga joven disfruta las pobres caricias del interior de su madre, el chico gime de placer maravillado por los hermosos estímulos, disfruta de la lubricación proporcionada, cierra los ojos y se concentra en el placer.
El calor del interior de su madre recorre su cuerpo, los pelos de su madre le hacen cosquillas, los labios que cuelgan se pegan al pene que entra y sale, el chico está en el paraíso, gime con el calor que abraza su verga.
Sin preparación alguna, Efrén llega a su orgasmo rápido, apenas 6 minutos después, su verga escupe su semen en el interior de su madre en un orgasmo intenso y potente.
Pero Efrén tiene 16 años, la juventud está de su lado, su verga no pierde la erección, está listo para un segundo asalto y sabe perfectamente lo que quiere.
Con la verga lubricada por el semen del amante y el suyo, Efrén giró el cuerpo de su madre dejando el arrugado y muy usado ano de su madre, apuntó con su verga barnizada, hizo presión deslizándose al interior del usado ano hasta el fondo y sin frenos.
La súbita invasión causa malestar a su madre, pero está tan drogada que no puede oponerse, en realidad no sabe lo que está pasando, no es como que le duela, simplemente es un reflejo.
Efrén por otra parte está congelado, teme ser descubierto, se queda adentro del ano de su madre un instante, su imaginación vuela con escenarios con su madre despertando, someterla, terminar el acto, que le guste, muchas cosas pasan por su cabeza y esto lo emociona, las posibilidades del «qué pasaría sí» lo excitan más. El chico de 16 arremete contra el dilatado ano materno, disfruta los pliegues internos, es más apretado que la vagina, aquí también hay semen de algún otro amante que lubrica el interior, es pegajoso, siente más placer con la fricción, sus huevos chocan con las viejas y magulladas nalgas de su madre, es demasiado para un chico recién desvirgado de 16 años, sin poderlo evitar, 5 minutos después, Efrén inyecta su semen en las entrañas de la mujer que lo cargo por 9 meses.
Muy a su pesar Efrén abandonó el interior de su madre, el chico tiene hambre y sed, aún tiene la verga erecta, sentado en la cama contempla la vagina y ano que escurren su incestuoso semen, sonríe, no está satisfecho, pero debe tomar agua.
Efren está en la cocina, en el cuarto su madre sigue perdida. Saciado de su estómago Efrén regresa con ella, está vez quiere probar la boca, hacer lo que muchos otros han hecho. La verga del chico presiona contra los labios de su madre, ella está tan acostumbrada a esto que abre la boca y comienza a succionar, es una succión pobre, apenas si se siente, pero el morbo del chico es grande, disfruta de la mamada, suspira con el aliento alcohólico de su madre.
Emocionado el chico empuja profundo llegando hasta el final del camino y un poco más, la drogada mujer apenas si reacciona, ya no tiene reflejos, ha chupado tantas vergas en su vida que su cuerpo ya no responde como debería, solo un poco de tos y es todo, deja el camino libre para su hijo, que montado sobre su cara mete y saca su verga disfrutando de la garganta que masajea la punta.
Suspiros de placer, un placer que invade su cuerpo, el usado cuerpo de su madre ya no rinde como antes, Efrén no alcanzó a probar a su madre en condiciones, la vagina está floja, el ano roto y su boca no tiene algunos dientes, la diferencia radica en qué eso es bueno. El chico no lo sabe, pero eso que hace no cualquier mujer puede hacerlo, el promedio de las mujeres estarían vomitando, pero no su madre, su garganta recibe la verga y poco más sin problemas.
El glande raspa el fondo de la garganta, no logra distinguir, pero sabe que la campana, amígdalas y esofago raspan con su pene en una fricción deliciosa. Efrén está descubriendo que la garganta de su madre es, por mucho, su agujero favorito.
8 minutos de eso llevaron al chico al orgasmo vertiendo su semen directo en el fondo de la garganta de su madre que comenzó a toser por el pegajoso semen. Asustado Efrén dejó el interior de su madre y la giró.
La madre vomitó y volvió a quedarse inerte en la cama. Efrén está saciado, pero ahora necesita un baño, sudo bastante y el vómito de su madre lo alcanzó. Bañado Efrén se fue a dormir al viejo y sucio sillón.
Por la mañana su madre sufre la resaca del alcohol y la droga, lo último que recuerda es que uno de sus clientes le trajo 6 cervezas y algunos gramos de droga, cogió con él, se tomó las cervezas y eso es todo.
Su cuerpo le dice que se drogo, tiene todos los síntomas, apesta. Con todo su pesar se levanta al baño, contempla su rostro demacrado frente al roto espejo, se sienta en el inodoro, su vagina tiene semen seco, puja para defecar y siente sus nalgas separarse rompiendo las costras de semen.
Sabe que está fea, acabada y vieja, las drogas la están consumiendo, pero no puede dejarlas, su adicción es demasiado fuerte.
Medio vestida sale a la cocina, su hijo Efrén duerme en el sillón, desnudo, su jóven cuerpo, su verga y huevos que cuelgan, su hijo está dejando de ser un chico, está cerca de ser un hombre, tan guapo como el recuerdo del hombre que alguna vez la amó.
El refrigerador está vacío, en la mesa hay un pedazo de pan duro, hambrienta se sienta en la mesa a llorar, no tiene dinero, nunca tiene, es Efrén quien paga todo, desde los 12 años comenzó a recolectar cosas para venderlas, es muy hábil, de esa forma costea los gastos de la renta, servicios y la poca comida.
Su madre no lo sabe, pero el chico tiene más dinero del que ella cree, está harto de su estilo de vida y quiere cambiarla.
De rodillas en medio de las piernas del tendero, la madre de Efrén le da una mamada monumental al tendero a cambio de unos huevos, una pieza de pan y un jitomate.
El hombre está acostumbrado a esta forma de pago, le sale muy barato y es la mejor mamada de todas, su esposa no es la mitad de buena que está drogadicta.
Con maestría la madre de Efrén se come entera la verga del tendero, succiona con fuerza, usa su lengua con pericia, el hombre disfruta y suspira, casi 10 días sin sexo, la visita de la mujer le cae perfecta. El servicio es rápido, el hombre se viene, la mujer se toma todo sin rechistar.
En casa Efrén se despierta con la verga parada, busca a su madre pero no está así que decepcionado se viste y se prepara para iniciar su día. Antes de salir de casa Efrén se encuentra a su madre que le pide se quede a desayunar, huevos con jitomate y pan tostado.
El chico observa a su madre, ya no es la figura de hace unos años, está vieja y demacrada, más por las drogas que por la edad. Se le para la verga recordando el cuerpo de su madre años atrás, le hubiese gustado poder tenerla en ese entonces, pero no importa, esa mujer drogadicta sigue siendo objeto de sus deseos.
Sentados en la mesa madre e hijo desayunan. Pese a ser una drogadicta, sigue siendo su madre, nota diferente al muchacho. Efrén come sin darse cuenta que su madre lo observa, quiere salir lo antes posible para inscribirse en la escuela abierta.
La madre de Efrén está sola en casa, su hijo se fue. La mujer se vuelve a acostar, necesita dormir más porque trabaja por la noche.
Efrén se inscribe en la escuela, ahí conoció a Kimberly, una cholita de su edad que quiere estudiar para tener un mejor trabajo.
Los jóvenes se hacen amigos rápidamente, ninguno de los dos sabe lo que les espera.
Continuará.
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