Ejerciendo como el hombre de la casa
Mamá y yo nos quedamos sólos y con el tiempo ejercí como el hombre de la casa. .
Desde que tenía 14 años y mi madre entonces 46 vivimos los dos solos. Mi padre nos dejó por una compañera de trabajo y poco o nada hemos sabido de él. Vivíamos en una casa muy humilde donde no había puertas simplemente cortinas. Una casa con dos dormitorios, el mío y el de al lado que era de mis padres.
Yo pensaba que se llevaban bien pero al parecer no era así. Incluso los escuchaba por las noches cuando tenían sexo. El chirriar de la cama metálica y el golpeo de la cabecera en la pared en ocasiones me despertaba en la noche. Mi madre gemía poco, seguramente para no despertarme, y mi padre nada excepto en pequeños momentos. Lo veía cuando pasaba por delante de mi cama en dirección al baño para limpiarse.
Nada me hacía suponer lo que luego ocurrió, pero lo cierto es que ocurrió. Un día cuando regresé del instituto encontré a mi madre llorando en su cama y me dio la noticia; tu padre se ha ido y no volverá más. Se ha ido con otra mujer. Yo me alarmé y me fui a mi cuarto mientras que la escuchaba llorar y llorar. Lloró toda la noche, pero en la mañana siguiente salió temprano y al cabo de unas horas regresó diciendo que había conseguido un trabajo como limpiadora. Este fue el inicio de nuestra convivencia solos en casa.
Con el paso del tiempo empezamos a coger mucha confianza. Pronto me percaté que mi madre era la típica mujer que necesita a un hombre a su lado. Me pedía ir juntos al super o para cualquier compra, incluso cuando se compraba su ropa interior. Éramos casi todo el día ella conmigo y yo con ella. Además, la casa no daba para mucho. La confianza con el tiempo era tal que no nos importaba vernos ligeros de ropa.
Así llegue a mi adolescencia. Mi madre alguna vez que otra me preguntaba si tenía ya novia o si me gustaba alguna chica. Yo le decía con cierto enfado que no. Que era aún demasiado joven. Ella se reía y asentía… “Todo llega”… Pero lo cierto y verdad es que ya me atraían las chicas, las mujeres, y sobre todo ver a mi madre, cuando podía hacerlo, con braguita y sujetador.
Una noche de invierno que llovía a mares, se desató una tormenta de rayos y truenos. A ambos nos da miedo y la casa se iluminaba con cada relámpago. Mi madre, Carmen, me llamó por si estaba despierto.
- Jose, ¿estás despierto?
Le contesté que sí y que no me podía dormir con los truenos. Me ponían muy nervioso y además sudaba. Me dijo que me fuera a dormir con ella para así hacernos compañía el uno al otro. Vi el cielo abierto e inmediatamente fui. Me hizo sitio y muy quieto y temerosos los dos, esperamos a que pasase aquella larga tormenta hasta dormirnos. A partir de aquel día mamá me dijo que no le importaba que durmiera junto a ella, “total, somos madre e hijo y me siento más segura”
En cierta ocasión, cuando me estaba duchando mi madre con una risa picantona, me preguntó ¿Qué estás haciendo que estás tardando tanto? Y empezó a reírse… Me sentí incómodo porque en ese momento me masturbaba y pensé si mamá se habría dado cuenta. Cuando terminó mamá me lo volvió a preguntar. Me parece que me delaté cuando ella se percató de los sonrojado que me puse…. Y me dijo que no me preocupara que a mi edad era lo normal.
De vez en cuando yo le preguntaba a mamá que porque no rehacía su vida. Su respuesta era siempre la misma; “con un único hombre en casa ya es suficiente”. Entonces yo la besaba en la mejilla y me hacía sentir un verdadero hombre, el hombre de la casa, como ella en ocasiones me llamaba.
Nuestra confianza seguía creciendo pues estábamos casi siempre el uno para el otro. Ella con su trabajo y yo en la universidad.
Cierto día cuando contaba 19 años y mi madre tenía 51 pasó lo más grande de mi vida.
Hacía un par de años que ya dormíamos juntos desde aquella tormenta. Era primavera casi verano. Yo dormía en bóxer y mi madre sólo con braguita y sujetador. Total, la veía en bikini todos los veranos, aquello era lo mismo. Hacía calor y estábamos destapados. La temperatura era muy agradable. Mi madre trabajaba al día siguiente y yo tenía universidad. El dormitorio estaba casi a oscuras total, y sólo entraba por la ventana una pequeña claridad, pero muy leve.
Nos pusimos a conversar de nuestras cosas. Yo ese día me había masturbado por la tarde, pero seguía caliente. La voz de mamá y todo lo que rodeaba el momento hizo que tuviera una erección. Menos mal que las circunstancias hacían que mamá no se percatara. Seguíamos hablando cuando, de repente, mamá me sorprende y pone una pierna suya encima de mí, pero en esa toca mi pene que estaba grande. Sorprendida me dice con risas; ja ja ja “parece que algo en el hombre de la casa está despierto” y me toca el pene. Inmediatamente le exclamé “¡¡Mamaaa!!” y le quité la mano. Mi sorpresa era mayúscula. Pero mamá, con esa risa como quien no quiere la cosa, continua en su afán de tocarme, y yo defendiéndome para que no lo hiciera. Así nos llevamos un rato entre risas, quejas y movimientos bruscos en la cama. Nuestra juguetona pelea nos hacía tocarnos por todos lados, y nos revolcamos una y otra vez en la cama.
En una de estas terminé encima de mamá cogiendo sus manos por la muñeca a la altura de su cara. En ese momento nos paramos. Mamá seguro que sentía la dureza de mi miembro en su sexo. Nuestras respiraciones eran agitadas. Nuestras miradas se cruzaron y nos quedamos fijos el uno en el otro. En ese momento vi a una mujer necesitada de amor. A una mujer bella y madura que, aunque fuera mi madre, la tenía en una cama debajo de mí.
No lo pensé dos veces. Maniobré rápidamente para abrir con mis rodillas las piernas de mamá y con una mano bajarme el slip.
- ¿Qué haces? Pregunto mamá
Pero yo no respondí estaba con una sobre excitación y ayudado por la penumbra del momento, con la misma mano separé la tela de su braguita dejando libre su coño que lo sentí recortado. Mamá se dio cuenta de mis intenciones inmediatamente, se quiso resistir, pero mi peso se lo impedía y sorprendida la escucho decir.
- ¡¡Jose no lo hagas por favor!!
No tuve en consideración lo que me decía. Los dos forcejeamos. Yo para abrirme paso y ella para impedirme hacer. Fue un momento rápido y nuestras respiraciones agitadas se escuchaban cada vez más. Mi corazón palpitaba rapidísimo y suponía que el suyo también.
Con la misma rapidez acerqué la punta de mi polla y la puse entre sus labios. Por un instante nos miramos cara a cara, a los ojos. Era un momento hermoso entre un hombre y una mujer. Mamá se dio por vencida al no tener libertad de movimiento. No quise volver atrás. Ya no podía.
- Por favor te lo pido. No lo hagas…. Por favor.
Pero yo estaba decidido y le di un empujón que hizo que la cabeza de mi polla entrara en su coño…
- Por favor Jose, bájate. Por …
No había terminado de decirlo cuando seguí con un segundo empujón y le metí mi polla hasta la mitad consiguiendo sacarle un gemido sordo … aaaahhhhh.
Me estaba abriendo paso en el coño de mamá que no había recibido a nadie desde hacía más de 5 años… Ella respiró profundo comprendiendo lo inevitable; su hijo estaba penetrándola. Pasaron un par de segundos o tres que me parecieron minutos… No dijimos ninguno nada más.
Me acomodé sobre mamá echando mi peso sobre ella. Puse mi cabeza sobre su hombro izquierdo, mejilla con mejilla, y ya sin su vista fija en mis ojos empujé hasta el final sacando de mamá un “aaaayyyyyy” cuando me sintió todo dentro de ella. Me quedé inmóvil, encima sintiendo como su pecho de bajaba y subía. Respiraba profundo. Muy profundo…Ninguno de los dos hablábamos… Volvieron a pasar unos segundos… Pasado este tiempo me moví ajustándome a ella para empezar mi movimiento de mete saca. Mi madre hizo lo mismo abriéndose más para recibirme mejor. Reconozco que estaba ido pero ya no era cuestión de tener remordimientos. Mamá no hablaba. Después de acomodarnos los dos comencé a moverme decidido a cogerme a mi madre.
Ambos intentábamos controlar nuestra respiración excitada….Eché mi pelvis para atrás sacándole mi polla por primera vez y volví a metérsela con decisión. Mamá seguía sin decirme nada y con los brazos extendidos sobre la cama, resignada. Yo sentía que aún no lubrificaba y volví a realizar otro mete y saca, y luego otro, y otro más… Y después de unos cuantos, mi madre empezó a jadear leventemente… aaaahhhhh lo que me dio más confianza… al momento sentí sus manos en mi nuca… ¡¡Mi madre estaba aceptando lo que estaba ocurriendo y me abrazaba!!
Seguí penetrándola mientras ella acariciaba el pelo de mi cabeza, y fue entonces cuando me dijo en tono muy bajito; “despacio hijo. Hace tiempo que no lo hago con un hombre”
En ese momento me sentí el hombre más feliz y dichoso del mundo. Seguí un par de empujes más y empecé a notar que mama lubrificaba más.
Después de unos minutos cada uno estábamos preocupados en lo suyo; yo me afanaba en dar placer a la hembra que tenía abajo y mi madre se dejaba hacer por su hombre
Aaaaahhhh empezó a gemir …. En una de estas penetro a mamá con fuerza que hizo que se quejase nuevamente aaaaaayyyyyyyyy… Su gemido y el ruido metálico de la cama me hizo pensar cuando escuchaba a mi madre teniendo sexo con papá y que a mi tanto me excitaba, pero ahora quien estaba arriba, montándola, entre sus piernas, era yo.
Mamá me recriminó mi exceso de fuerza viril acercando su boca a mi oído y con voz suave me comentó, “no me des tan fuerte”… Y continuamos los dos dando placer el uno al otro. Disfrutando el momento.
Fue en una de estas cuando me incorporé apoyados en mis brazos, y nuestras miradas se volvieron a cruzar en la casi oscuridad absoluta de la noche. Paré un instante. Mamá aprovechó y puso sus manos en mis antebrazos para apoyarse en sus movimientos de pelvis, y de inmediato volví a penetrarla que lo recibió cerrando sus ojos y gimiendo aaaaaaahhhhhhh.
Los dos callábamos y el silencio de la noche sólo lo rompía el rechinar de la cama al son de mis empujes, los leves gemidos de mi madre cuando me sentía y el respirar profundo mío. Respirábamos hondo los dos. Un carraspeo de ella… y seguí dándole… Gemí y mamá me apretó aún más la nuca.
Entonces comencé a dar embestidas más fuertes y profundas a mamá, que intuyó que pronto me iba a correr y empezó a mover más su pelvis hacia arriba a compás mío. El ruido cada vez mayor de la cama delataba mi movimiento de mete y saca. Sentía a mamá muy mojada lo que hacía aumentar mi ego. Mi hombría.
El placer que sentía era cada vez mayor y el roce con las paredes de la vagina de mamá era ya incontrolable. Sentí que en breve me subía la leche. Mamá como buena mujer lo intuyó; “córrete dentro. No hay riesgo” me dijo… Esto ya fue el culmen, lo máximo para mí… y cruzando mi mirada con la suya… cerré mis ojos y gemí profundamente aaahhhhhhhhhhh en el justo momento que comencé a expulsar mi semen en las entrañas de mi madre….
Terminé extasiado encima de ella. Nuestros pechos subiendo y bajando delataban el esfuerzo realizado. Mamá seguía con sus manos acariciando mi cabeza. De mientras mi polla perdía fuerza en su interior.
Cuando por fin pude recuperarme y salir de mamá, me bajé de ella y me puse a su lado. Ambos callábamos. ¿Qué significaría ese silencio? Temí entonces. Se me pasaron por la mente muchas cosas… pero ya estaba hecho. Fue mamá quien rompió el silencio “ve al baño a limpiarte y tráeme papel” Es lo que hice. Me levanté y fui al baño, recordando cuando mi padre pasaba delante de mi cama. Me limpie mi pene aún con restos de mi semen y fluidos de mamá.
Caminé de vuelta a la cama y le di a mamá un buen trozo de papel. Ella lo cogió y de inmediato como si tuviera prisa, se lo llevó a su raja y se limpió por varias veces el semen que aún le rezumaba. Cuando terminó y después de dejar el papel en su mesita de noche, se vino hacia mí y volvió a poner una de sus piernas encima de mí y su cabeza en mi pecho. Yo pasé mi brazo por su cintura y la abracé.
Pasados un par de minutos, mamá levantó su cabeza y mirándome me dijo; “esto no lo puede saber nadie. Sólo tuyo y yo” Yo asentí. En ese momento y por un impulso de amor, besé a mamá; “te quiero mucho, mamá” le dije. “Y yo a ti hijo” me respondió, y luego añadió; “No lo olvides; eres el hombre de la casa” En ese momento me sentí muy orgulloso de la mujer que me lo decía y volví a besarla. Ella volvió a poner su cabeza en mi pecho y ambos abrazados estuvimos así hasta que nos llegó el sueño de la noche.
hermoso relato la verdad me masturbe al leerlo , pero me gustaría saber si es real este relato o un solo un relato
Hola, no es un relato real pero si tiene componentes de la vida real. Mezcla cosas reales de cuando escuchaba a mis padres teniendo sexo, y mi impresión que el incesto se da bajo ciertas circunstancias concretas que se dan en este relato.
Me alegro que te haya gustado.
Hola, me gustó mucho tu relato, pensé que era real, pero no por eso deja de ser bueno, sigue escribiendo, me gustaría saber lo demás que la pasó a esa «mamá, si le rompieron el culo, si la embarazaron, si comía leche, y todos esos temas calientes, que, seguramente, te excitarán igual que a mi.
Un saludo.
muy caliente, me gusto y me puso firme.