Ejercitando con papá
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hacía algunos meses que comencé leer relatos incestuosos, por alguna razón me prendían más que el resto.
Leía de todo tipo pero los que más me gustaban eran los de padre e hija.
No porque tuviese una especie de fetiche o algo por el estilo, simplemente me parecían más provocativos.
Pero un día las cosas se torcieron.
Mi mamá había llevado a mi hermano a su clase de karate, se supone que iba a irme con ella pero me había quedado dormida.
Cuando desperté, me dieron ganas de ver una película, así que fui a la habitación de mis padres para buscar una ya que allí las guardaban.
Sin embargo, antes de entrar a la habitación, escuché ruidos extraños.
eran gemidos.
Gemidos de mi padre.
Ya reconocía muy bien gemidos de placer, y eso eran.
pero mamá no estaba aquí.
No podía estar engañándola en nuestra propia casa ¿verdad?
Tenía que averiguarlo.
Así que con mucho cuidado, entré a la habitación, él estaba de espaldas con la laptop a un lado.
Estaba viendo pornografía y se estaba masturbando.
Me quedé petrificada pero salí corriendo en ese momento, afortunadamente no se dio cuenta, sin embargo, lo que vi, jamás iba a olvidarlo.
Intenté distraerme en la sala viendo televisión nada más, varios minutos más tarde, papá aparece y me ve muy sorprendido.
-¿No se supone que ibas a ir a dejar a tu hermano también?-
-Me quedé dormida-
-¿Y qué hiciste después?- sonaba preocupado.
-Vine aquí a ver televisión y por algo de comer, tenía hambre-
-Bueno, no te quedes sin hacer nada el resto de la tarde nada más-
-Muy bien- fue a La Cocina y desapareció de nuevo.
Esa noche como siempre, leí otro relato, pero esta vez, un pensamiento enfermo me asaltó.
Por primera vez imaginé que el relato que estaba leyendo era sobre mi padre y yo.
Eso solo me excitó más.
Jamás me había masturbado, pero ese día el deseo era tan fuerte que comencé a tocarme y pellizcar mi clítoris.
Imaginar a mi padre me daba más placer, así que los días siguientes hice lo mismo.
El fin de semana fuimos a nadar todos, ahora estaba más atenta con papá, y me di cuenta que para sus 42 años no estaba nada mal, de hecho, pasaba como alguno de los actores que me gustaban tanto.
Y con ese traje de baño tan ajustado, podía verle el paquete bien marcado.
Mis deseos estaban volviéndose muy fuertes, tan así que dije que iba al baño, salí de la alberca y me encerré en un cubículo pensando en él y en mi, en esa alberca solos, completamente desnudos, teniendo sexo en el agua.
Casi se me escapaba un gemido, me di cuenta de que ya había tardado un poco así que tuve que dejar mi fantasía a medias.
.
Unos días más tarde, mis padres discutieron, llevaban meses así, pensé que como ya no tenían sexo, él tenía que recurrir a la pornografía para desahogar sus necesidades.
Pero esa pelea fue seria, aunque ellos creían que mi hermano y yo ya estábamos dormidos, escuché que mamá se iba y le decía que cuando despertáramos él nos dijera que se fue por un viaje de negocios de último momento.
Diría que eso me ponía triste, pero mamá había cambiado hace mucho mucho tiempo, y todo lo que hacía por nosotros era llevarnos de un lugar a otro.
Generalmente no estaba en casa.
La mayoría de discusiones eran porque papá creía que ella lo engañaba, de hecho, en varias ocasiones yo misma la he escuchado hablar muy cariñosamente con alguien al teléfono.
.
Las cosas estuvieron un poco turbias después de ese día, mamá no volvió más, nosotros entendimos perfectamente la situación y estábamos bien con ello, como mencionaba, ella había dejado de ser nuestra madre.
Pasaron varios meses para que las cosas volvieran casi a la normalidad.
Como ya no teníamos “chofer”, cada quien se iba por su cuenta, mi hermano abusaba de eso, y se la pasaba fuera casi todo el día.
Sin embargo, eso solo hizo que papá y yo nos uniéramos más.
Mis deseos por él se habían enfriado un poco esos meses, hasta que se compró un peck deck y comenzó a ejercitar todos los días.
En una ocasión iba a preguntarle que debía ordenar para almorzar, y pude apreciarlo jadear del cansancio por el esfuerzo mientras tiraba de las poleas.
Sus pectorales se habían marcado y sus brazos se habían tonificado aún más.
Estaba todo sudado y de pronto sentí mis bragas mojarse.
-¿qué ibas a preguntarme, cariño?-
-¿Qué quieres para almorzar?-
-Comida China está bien- me dice -voy a ducharme, almorzaremos cuando salga-
-Sí papá-
Llamé al restaurante de la comida china y ordené para los dos, pero mi mente estaba en otro lado.
En él, desnudo bajo la ducha luego de ejercitar arduamente.
Estaba volviéndose una costumbre la de no aguantarme las ganas y encerrarme donde pudiera para ir a tocarme un momento.
Comimos y cada quien por su parte el resto de la tarde, como todos los días.
Mi hermano volvió hasta tarde, como todos los días.
Lo que no fue de todos los días fue el sueño que tuve.
Papá estaba en mi cuarto y estaba penetrándome muy fuerte.
Desperté completamente empapada y decidida.
Durante varios minutos pensé que lo que quería hacer era una abominación, pero el solo hecho de imaginármelo hacia que me empapara.
Papá está soltero y para colmo, se está poniendo más bueno.
Haré que mi padre me desvirgue, no sé cómo pero lo haré.
Afortunadamente heredé los atributos de mi madre, mis senos no eran tan grandes como los de ella pero mi trasero sí lo era.
Tenía 17 y creo que para mí edad eso está bastante bien, tomando en cuenta de que aún me quedan años para completar mi desarrollo.
-Pa, me gustaría hacer ejercicio, siento que estoy engordando- le digo.
-Estás muy bien cariño, no te veo gorda.
Pero si quieres adelgazar, la máquina de peck deck no es lo que necesitas precisamente-
-¿Podrías comprar una máquina caminadora?-
-Te conozco Sandra, eso dices ahora pero la usarás una semana y la dejaras allí-
Vi una oportunidad de oro -te probaré que no.
Haré ejercicios caseros por dos semanas, si mantengo el ritmo, me compras la caminadora-
Se lo piensa unos minutos y termina asintiendo -trato hecho-
Sin embargo, todo tenía un plan.
Esa tarde me puse a buscar los ejercicios donde tuvieras que hacer posiciones bastante.
provocativas.
Mi entreno comenzó al día siguiente, procuré usar leggins para mejores resultados.
Papá siguió en su máquina, yo ejercitaba junto a él.
No fue sencillo, me cansé muy rápido pero tuve que mantenerme allí para conseguir más de su atención.
Al cabo de una semana, ya no era tan difícil, de hecho, tuve resultados.
Estaba admirándome en el espejo de la pequeña sala de Gym, admirando mi trasero básicamente, de pronto, encontré los ojos de papá viéndolo.
Nuestros ojos se encontraron en el espejo y desvió la mirada de inmediato, se levantó de la máquina y dijo que iría a ducharse ya.
La semana siguiente fue algo parecido, noté que cuando el creía que yo no lo veía, miraba muy atentamente mi culo.
Las dos semanas terminaron y solicité mi caminadora.
-Creo que te mantuviste firme porque era poco tiempo, si aguantas 3 semanas más, te compraré dos maquinas-
Esto me convenía.
Fingí molestia y acepté, pero todo estaba saliendo bien.
Mi cuerpo si estaba tonificándose al fin y al cabo, apenas si me sobraba grasa desde un principio, solo usé el ejercicio como excusa pero me había venido bastante bien.
Uno de esos días comencé a admirarme en el espejo pero quise subir un poco el nivel.
Con la excusa de que quería comprobar de que había perdido grasa en el abdomen.
-Papi, ¿crees que perdí peso?- levanto mi camiseta de modo que se ve un trozo de mi sostén.
-Sí cariño, aunque estabas bien antes, lo repito- lo cierto es que apenas si pudo verlo, decidió desviar la mirada.
Esto estaba poniéndose bueno.
Y fue mejor cuando más tarde escuché como se masturbaba de nuevo, y quería entrar y darle placer por mi cuenta.
Pero debía esperar y encontrar la ocasión perfecta.
Esa noche, fui a ducharme y dejé la puerta entre-abierta y comencé a masturbarme.
Inconscientemente comencé a gemir, así que me detuve para no llamar tanto la atención.
Apagué el chorro para enjabonarme pero algo me distrajo, unos ruidos.
Gemidos, fuertes, de mi padre.
Me mordí el labio, ya no estaba intentando no hacer ruido, incluso pensé que quería que los escuchara.
Encendí el chorro de nuevo y volví a masturbarme, más fuerte, y está vez, dejé que mis gemidos salieran.
Mi sorpresa fue grande cuando de pronto la cortina de la ducha se corrió y papá estaba viéndome con ojos deseosos.
-Estás haciendo mucho ruido cariño, creí que te sucedía algo- dice, pero solo ve a mis pechos.
Luego sus ojos bajan a mi sexo donde tengo mis dedos.
Él no deja de ver allí, así que sigo masturbándome y no paro de gemir.
-Basta, no está bien- me regaña, no sé qué quiere decir.
-No está bien que no lo haga yo- musita -¡No!- exclama -eso es enfermizo- retrocede, intentando alejarse de la tentación, pero no lo voy a permitir.
Me acerco apresuradamente a él, sujeto su mano y la dirijo a mi vagina.
El placer que siento es inmenso.
-No está bien, no.
– lo callo dándole un beso largo y lleno de deseo, nuestras lenguas se rozan una y otra vez, su mano acaricia cada vez más fuerte mi vagina.
Muerdo su labio con desesperación.
Su mano libre acaricia mis tetas.
Gimo en su boca cuando retuerce mis pezones.
No lo resisto más, comienzo a desvestirlo hasta que finalmente puedo quitarle los bóxers.
Su pene está erecto y es enorme.
Hago que entre conmigo a la ducha y seguimos besándonos y tocándonos.
Siento cuando introduce sus dedos en mi vagina, su boca baja a mis pechos y comienza a morderlos, con su otra mano aprieta mis nalgas y las pellizca.
-El ejercicio solo hizo que tu culo se pusiera más bueno- dice mientras muerde mi pezon derecho.
-Te.
d.
deseo desde hace m.
mucho- le digo entre jadeos, lo que está haciéndome está dejándome sin aliento.
Apaga el chorro y me saca de allí sin sacar sus dedos de mi vagina.
Nos dirige a su habitación y sin importar que estamos mojados, nos arroja a su cama.
Su deseo es evidente, apenas caigo siento su boca lamiendo mi clítoris, no ahogo mis gemidos, creo que gritar más fuerte lo pone más duro.
De pronto no solo lame, sino también inserta un dedo, luego otro, y comienza a morderme.
Siento el orgasmo llegar y exploto, él se bebé todo pero quiero más.
Lo quiero a él.
-Por favor, dámelo- musito.
-¿Qué quieres que te de?- dice con voz gutural mientras sigue lamiéndome.
-Hazme tuya, por favor- mi voz sale en un hilo por el deseo, todo lo que quiero es que el suelo que tuve se haga realidad.
-Eso es cruzar la línea.
no sé si debamos.
–
-Cruzaste la línea desde que entraste a la ducha, es tarde- le digo.
No dice nada, así que sujeto su pene y lo jalo delicadamente para que se pose sobre mi.
Lo coloco en mi entrada y me preparo.
finalmente va a suceder.
Siento como desciende dentro de mi, como mi himen se rasga con su entrada, y de pronto lo siento en todo mi ser.
Duele, pero el placer que lo acompaña es más grande.
Sale de mi y vuelve a entrar, está muy deseoso así que aumenta el ritmo y la fuerza muy deprisa.
Eso hace que me duela muchísimo pero me encanta.
Escucho como su entrepierna choca con la mía, sus jadeos hacen que me moje tanto.
Sujeta mis pechos, los aprieta, los muerde y los masajea.
Aumenta el ritmo e intensidad de sus embestidas y comienza a besarme frenéticamente.
Muerde mi lengua y mi labio inferior cuando hace su última y gran envestida.
Siento cuando su semen se derrama dentro de mi, es delicioso, está tibio y se siente tan bien.
Sale lentamente y se tumba a mi lado con la respiración muy agitada.
De su pene salen gotitas de semen aún, y quiero probarlo.
Gateando me acerco a él y me lo meto a la boca.
Está salado pero.
me fascina.
Un gemido ronco brota de su garganta y siento cuando sujeta mi cabeza para que no me detenga.
Lamo su pene como una paleta, le doy suaves mordidas e intento meterlo todo en mi boca, tendré más experiencia con el tiempo.
Hago que se corra una vez más, pero esta vez me trago todo su semen, e incluso me embarro un poco con él.
Subo sobre su cuerpo, rozándome contra su pene todo lo que puedo, y acabo sobre él, besándolo descontroladamente mientras el me aprieta contra su cuerpo.
-No volveremos a hacer esto- dice mientras lo beso.
-Quieres hacerlo justo ahora y lo sabes- digo cuando bajo mis besos a su cuello.
-¿por qué detenernos si nos deseamos?-
-No es sano-
-Es mejor- digo y sujeto su pene, eso hace que sus últimos intentos de alejarse de esto se derrumben.
.
Lo cierto es que si lo hicimos muchas veces más.
pero han pasado 10 días desde que tuvo que bajarme.
y no ha pasado.
Espero que mi historia los caliente un poco, más adelante les diré que sucedió.
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