El alcohol nos orillo a tener sexo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MunKun.
Este relato que voy a contar es real y me ocurrió a los 16, solo con algunos detalles adheridos (ya verán porque :v).
Hace un par de meses vino una prima a la CDMX, donde yo vivo.
Mi prima (a quien llamaremos Laura) y yo teníamos mucho tiempo sin vernos, alrededor de 2 años, por lo que, no me esperaba los cambios físicos que tuvo.
Cuando pase a recogerla a la estación de camiones ella me recibió muy cariñosa, con un abrazo muy fuerte y un beso en los labios (era nuestra costumbre desde pequeños, pero pensé que después de pasar 2 años lo iba a dejar de lado por el hecho de la pubertad y de este dicho mexicano de “a la prima se la arrima y a la prima hermana con más ganas :v) por lo que me quede un poco sorprendido cuando me lo dio.
En el camino a casa para dejar sus maletas e ir por algo de comer, me fue contando que estaba pasando por un par de problemas normales en la pubertad, el hecho de que tenia la regla un poco desequilibrada y que sus pechos eran demasiado grandes para su gusto, lo cual le provocaba dolores de espalda e incomodidad.
M- A mí me gustan mucho, siéndote honesto, los tienes de un tamaño que, si yo fuera tu novio, amaría.
L- ¿En serio?
M- Si, de hecho, si yo fuera tu novio llegaría a la casa a hacerte mía.
Esperando una mala reacción de ella como una bofetada o algo que me señalara que ya había cruzado la línea ella solo se ruborizo y me cambio el tema a las cosas que había hecho durante el tiempo que no nos habíamos visto.
Honestamente yo he sentido cosas por mi prima desde que somos pequeños y el ver sus grandes pechos me hizo reafirmar mis sentimientos por ella, además, tomando en cuenta que sus pechos me habían encantado yo ya no la veía como mi prima, la veía como una mujer.
Llegamos a casa de mi abuela y ella se fue a cambiar para poder ir a comer, cuando salió se me hizo agua la boca.
Llevaba un short a la altura del muslo que dejaba ver unas piernas torneadas y un culito rico y una blusa que le quedaba chica, ergo, marcaba sus tetas demasiado, a tal grado que se le veían sus pezones.
Cuando ella vio mi cara me dijo que si eso estaba bien, a lo cual yo le respondí que mostraba un poco de más, pero que si quería estar así (porque he de aceptarlo, hacía un calor infernal ya que estábamos a mediados de verano y era de tarde) que nos podíamos quedar en mi casa y que podríamos pedir pizza y ver películas.
Ella acepto de muy buena manera.
Cuando íbamos de camino a mi casa, el transporte que tomamos iba excesivamente lleno, por lo que nos tuvimos que pegar demasiado, a tal grado que sus pechos iban muy pegados a mí.
En una de esas, el metro dio un freno muy fuerte y yo (por “accidente”) le di un rico arrimón a mi prima, la cual se dio cuenta al sentir mi pene duro en su culito.
L- Mun, tienes que tener cuidado, casi me tiras.
M- Lo siento, fue el frenon.
Llegamos a mi casa y yo tenía la verga a punto de explotar, la verdad estaba muy excitado, al llegar lo primero que hicimos fue mover mi tele a la sala para poder ver películas y después pusimos unas colchonetas para poder acostarnos, pusimos la película y pedimos la pizza la cual llego un tiempo después, ella estaba bebiendo soda y yo un poco de mezcal (es como el tequila pero un poco más fuerte) por lo cual yo ya estaba un poco mareado.
En una de esas mi prima me pidió probarlo
M- ¿Estás segura?
L- Si, de todos modos no creo que sea tan fuerte.
Le di un caballito y ella se lo tomo como si fuera agua, de un solo trago, después de casi ahogarse se desmayo y callo de lado hacia mi computadora.
M- LUARA, LAURA ¿Estás bien?
L- No, me siento mareada.
M- Ve al baño y trata de devolver el estomago, ahorita le aviso a Oma (como le decimos a nuestra abuela) que te vas a quedar aquí.
L- Okey.
Mientras ella fue yo le marque a mi abuela y a mi madre para avisarles, diciéndoles que íbamos a hacer pijamada, mi abuela no tuvo problema, pero mi madre me pidió que por favor tuviera cuidado con ella y que ella durmiera en su cuarto, mientras tenia estas conversaciones mi prima estaba tratando de devolver el estomago, pero no lo consiguió, eso sí, salió hablando barrido del baño
M- Ya les avise, mi abuela no tuvo problema y mi madre tampoco ¿Pudiste devolver el estomago?
L- No, de hecho no me siento mal, quisiera otra.
M- ¿Segura?
L- Si, no seas puto.
Yo le serví otra, la cual se fue tomando con un poco más de tranquilidad, yo por mi parte empecé a tomar whisky (tengo un familiar que maneja un restaurante y me regala alcohol :v además que aquí inicia lo poco que me acuerdo por lo ebrios que estábamos ambos :v).
Estuvimos jugando verdad o reto, y eran cosas un poco infantiles, si tenía novio, la medida de sus pechos/mi pene, si cada quien era virgen, pero en una de esas todo se salió de control
M- Okey, me toca ¿verdad o reto?
L- Reto
Tras oír eso se prendió mi foco de lo pervertido y le hice un reto picoso
M- Quítate la playera y el bra.
L- ¿Qué te pasa?
M- Recuerda la regla, si no cumple es peor (nunca existió esa regla :v)
Ella se quito la playera y vi unas hermosas tetas blancas como la leche y grandes como melones, mi primer instinto fue lanzarme hacia ella y comenzar a tocar y lamer sus tetas, ella al principio no quería, pero con forme veía que le gustaba, empezó a disfrutar.
L- Si primito, sigue, chupa esas tetas, disfrútalas cabrón.
M- ¿Te gusta que te chupe tus chichis primita?
L- Me encanta como lo haces, sigue así.
Ya que me había dado permiso y con los alcoholes que ambos traíamos encima le metí la mano al short y comencé a tocar su vagina, la cual estaba muy mojada.
M- Vamos, quítate el short.
L- Si, tú mientras desvístete.
Ambos estábamos terminando de desvestirnos con cierta dificultad por la ebriedad que nos cargábamos, pero cuando ya estábamos desnudos dimos rienda suelta a nuestras fantasías.
Nos dimos un beso apasionado, como si fuéramos una pareja de verdad.
Mientras yo tocaba su vagina y masajeaba su clítoris con mis dedos, ella me estaba masturbando de manera suave y con mucho amor.
L- Hazme tuya primito, quiero ser tuya Mun.
M- Yo también quiero ser tuyo, siempre he estado enamorado de ti.
Comencé a bajar mientras besaba su cuello, clavículas, pechos, abdomen y cuando llegue a su vagina le comencé a hacer sexo oral de manera deliciosa, solo oía como gemía de manera desesperada mientras que yo comencé a clavarle los dedos en la entrada de su vagina
M- ¿Te gusta?
L- Si, sigue, me encanta.
Yo continué hasta que ella tuvo un hermoso y delicioso orgasmo justo en mi rostro, el cual yo saboree y relamí hasta que me canse.
Cuando termine le dije
M- ¿Quieres continuar?
L- Esto ya lo empezamos, lo tenemos que terminar.
Tomando eso en cuenta, me dispuse a ponerme un condón pero ella me detuvo
L- Antes de que lo hagas, déjame devolverte el favor.
Tras decir esto me comenzó a hacer una mamada que, aunque un poco inexperta, la disfrute mucho.
Cuando tuve mi pene lo suficientemente duro me puse el condón y la acosté, le abrí las piernas y dispuse a penetrarla lentamente.
L- Hazlo con cuidado, casi no tengo relaciones con Emanuel (Nombre real de su novio) y soy un poco apretada.
Cuando la metí toda le avise y ella me dio la señal para comenzar a moverme.
Estuve moviéndome alrededor de 15 minutos mientras la besaba y le lamia los pezones.
L- Me encanta como lo haces, sigue así.
Cambiamos de posición y la puse de perrito sin sacarle la verga.
M- ahh, sí que estas apretada cabroncita, me estas succionando la verga bien rico.
L- Dame más primo, esto es lo que querías ¿no? ¿Querías cogerme? Aprovecha.
Seguimos otros 40 minutos hasta que me aviso que iba a acabar.
L- Primito, ya me voy a venir, dame más fuerte, quiero que me des más fuerte.
M- Si, si, lo que tú quieras, todo lo que tú quieras mi amor.
Cuando se vino me dio un gran beso apasionado y luego termine yo y ambos soltamos un gemido al unisonó.
Caímos rendidos después de esta sesión de sexo, a tal grado que nos quedamos dormidos totalmente desnudos y abrazados.
Cuando despertamos y nos dimos cuenta de lo que habíamos hecho, pero al final del día también nos dimos cuenta de que lo habíamos disfrutado como locos por lo tanto decidimos que eso sería un secreto entre nosotros.
En el camino a casa de nuestra abuela fuimos hablando discretamente de lo que había pasado la noche anterior y concordamos en varias cosas, entre ellas que ambos lo habíamos disfrutado y que eso se tenía que repetir
.
Cuando la pasé a dejar a casa de mi abuela me despedí de ella como si nada hubiera pasado, pero sabía que esa no sería la última vez que pasaría eso entre nosotros.
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