El amor por mi hermana

Entonces, me acerque a su lado para masajearla. Empecé con caricias y frotar ligeramente su espalda, era delgada, un poco pálida y esbelta. Yo acariciaba y apretaba, hasta que ella dijo: «¿Y mis piernas?».

*Esta historia es real y me la conto un chico con el que hable en un foro*

Vivo en una pequeña ciudad con mis padres y tengo una hermana que es mayor que yo por 5 años. Teníamos solo dos habitaciones en nuestra casa, una con una cama enorme y la otra con dos camas pequeñas.

Mi hermana es rubia y media cerca de 1,60 m en ese momento. Tengo una relación de hermano-hermana muy buena con ella, siempre hablábamos y ella jugaba conmigo todo el tiempo que podía.

Ahora bien, ha habido un par de veces en las que la lujuria me ha hecho comportarme como no debía. La primera vez que ocurrió fue un día cuando estábamos hablando en su cama, en ese momento mi hermana tenía 17 años y yo 12, ella empezó a decirme casualmente que le de un masaje porque estuvo corriendo durante el entrenamiento de básquet, yo intentaba negarme porque me daba pereza dárselo, y acabó diciendo: «¡Quiero un masaje!»… y no pude evitarlo.

Entonces, me acerque a su lado para masajearla. Empecé con caricias y frotar ligeramente su espalda, era delgada, un poco pálida y esbelta. Yo acariciaba y apretaba, hasta que ella dijo: «¿Y mis piernas?».

Dije: «Okey», con total indiferencia.

Estaba tumbada boca abajo, con un ligero camisón y bragas. Le estaba masajeando las piernas, cuando accidentalmente le toqué el muslo, me gustó, y se lo volví a tocar, y otra vez, y otra vez. Luego, empecé a frotarle el culo con una mano. Tenía un buen culo, me gustaba mucho la sensación. Le apreté el culo con una mano y, al cabo de un rato, comencé a usar también la otra. Tenía una erección y me sentía como si fuera a correrme en cualquier momento. Pero de repente dijo con un tono juguetón y burlón entre risas «¿Cuánto tiempo vas a seguir tocarme el culo?».

Me digo: «No, no… no mucho…» Y llevé ambas manos a sus piernas nuevamente. Luego seguí mis intentos tocarle el culo. Empecé a acercar mis manos a su culo, apretándolo un par de veces y bajando por su cuerpo, ella me dejo seguirle tocando el culo hasta que termine el masaje mientras hablábamos casualmente. Me gustó la experiencia y esto avivo mi deseo por mi hermana.

Un año después, cuando yo tenía 13 años y ella 18, se produjo una situación similar. Ella levaba su camisón fino. Estábamos 3 acostados en la misma cama. Papá a la izquierda, yo en el centro y ella a la derecha… Todos se durmieron, y a mí me acosó hacerlo, pensaba sin parar, sin poder tranquilizarme. Tenemos un reloj electrónico bastante luminoso en la habitación, que ilumina bien la cama. Y así, miro el reloj y son la una de la mañana, y mi mirada cae por casualidad en su culo. Estaba tumbada de lado, de espaldas a mí, en posición fetal. Recordé lo que sucedió el año pasado y me excité. Le levanté el camisón para poder ver su redondo culo en esas bragas blancas.

Empecé a tocarla de todas las formas posibles, al principio muy tímidamente, ya que no quería despertarla, pero me luego deje eso de lado y me acerque más contra ella. Mi pene en ese momento medía 13 cm, y esos 13 cm estaban en sus bragas tocando su coño. Presioné y empecé a frotarlo sin meterlo, lo sentí agradable y caliente. En un momento dado, me acordé de sus pechos. No eran grandes, pero si bonitos. La abracé con mi mano derecha y empecé a tocarle suavemente los pechos, eran precioso, suaves y me sentía como en el cielo. Mi verga se agitó en todos los sentidos entre sus nalgas. Dejé de tocarle los pechos, le aparté las bragas mientras traté de introducir mi verga dentro de su coño. Me sentí muy bien haciéndolo, pero nunca conseguí tener sexo realmente. Ella había empezado a moverse y me asusté, pero conseguí disfrutar un tiempo.

Al final, por mi propia cobardía, pare en ese momento. Me levanté de la cama, fui al baño y me masturbé en el baño. Nunca volvió a suceder algo similar y lamentablemente la historia acabo ahí, mi hermana estudio para pediatra y tiempo después se casó con un buen tipo.