El bebé de mí bebé
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Till_Marqueze.
Pasaré a contarles mi historia. Mi nombre es María Elena (pero me dicen mari, maru, petiza, etc.) tengo 38 años, estoy casada, tengo 3 hijos (la más grande de 13 años, el que le sigue de 9 y la última de 4). Tengo una contextura física normal, mido 1.52m, no tengo mucho busto pero si estoy bien equipada atrás jaja.
Mi vida sexual es muy buena, con mi marido tratamos de, por lo menos, 4 o 5 veces a la semana tener sexo (quienes tienen hijos de esas edades saben que se complica un poco encontrar buenos momentos).
Desde hace un tiempo empecé a sentirme un poco rara con relación a mi hijo, empezó a mirarme más, a tratar de estar más cerca de mí; claro está que también notaba algo en su pantaloncito, al principio me incomodé pero luego me puse a pensar que era algo muy normal, y más en esta época. Como noté que solo quedaba en mirarme y en ayudarme a lavar los platos, o acomodar, no le dije nada, es más, estaba encantada de tener un poco de ayuda.
Todo empezó cuando mi hijo Agustín (no es el nombre real) un día, que yo estaba de vacaciones al igual que mis hijos tenían sus vacaciones de invierno, su papá se fue a trabajar temprano se pasó de su cama a la mía, nada fuera de lo común ya que lo hace para ver la tele. -Yo duermo con una remera vieja y una tanga (sin sostén) y mi hijo depende de que tanto sueño tenía cuando se fue a dormir, a veces solo en calzoncillo y otras veces en short.- Y ese día lo vi, yo acostada en la cama y él, en calzoncillos frotándose un ojo y mirándome para ver si podía entrar a mi habitación y a mi cama, le dije que entrara y note ahí su gran erección. Mi corazón se aceleró, pero traté de disimular. Me dijo “Buenos días ma”, el corazón se me aceleró más y con un hilo de voz le conteste “Buen día agus”. Me dio un beso en la mejilla y yo ya me había puesto a temblar, no sabía que me pasaba, trataba de no pensar, es mi hijo. Como pude le pregunté por las hermanas, si estaban despiertas y me dijo que todavía no y se puso a ver la tele.
Pasado un rato ve una publicidad de un programa de adolescentes y ven como un chico y una chica estaban besándose de una forma desenfrenada y me pregunta:
– Ma ¿Por qué están haciendo eso?
– Bueno agus, cuando dos personas se quieren se besan, tu papá y yo también lo hacemos.
– Sí, pero yo veo que lo suyo son piquitos o abrazos, no como ellos.
– Es que nosotros somos grandes para hacer eso delante de todos, pero hay veces que lo hacemos así o más.- No podía creer lo que le estaba diciendo a mi niño, pero lo decía sin pensar.
– Y… ¿Me podrías enseñar mami?
– Bueno… no debo hacerlo, no está bien, esas cosas no las debes hacer con tu familia.
– Pero, no nos ve nadie y yo veo que en la tele lo hacen como si no fuera nada malo.
– No es nada malo, siempre que no sea con la familia.
– Dale ma, porfi, uno solo. Además dijiste que eso lo hacen cuando se quieren mucho ¿Vos no me queres más?
– Bueno, pero prométeme que jamás se lo vas a decir a nadie.- No sé porque acepte, mi impulso y mi deseo fueron mucho mayores.
En ese momento nos incorporamos en la cama y me coloco frente a él y digo “No te apures, esto tiene que ser lento y suave. Vos trata de cerrar los ojos y dejarte guiar por mi”. Envuelvo sus mejillas con mis manos y acerco mis labios a los suyos, muy despacio, hasta que nuestras bocas se encuentran. En ese momento sentí una explosión de adrenalina dentro de mí cuerpo. Me alejé un centímetro y le pregunté si le había gustado, me dijo que si y me pidió seguir como en la tele. Le hice caso y volví a besarlo, pero esta vez empecé a usar mi lengua la cual correspondió con la suya. Que excitante y maravilloso beso, no podía creer lo que estaba haciendo y menos que me gustara tanto. En ese momento me olvidé de quien se trataba y me dejé llevar.
Empecé a acariciarlo por la cara y el cuello, tomé sus manos y lo guie para que hiciese lo mismo conmigo, y que bien que lo hizo. Solo comenzó a besarme por el cuello, las orejas y nuevamente la boca, y sus manos, pícaramente inquietas bajaron por mis hombros y mi cuerpo, y las metió por debajo de mi remera, subiéndola y acariciándome la espalda. Que PLACER, solo sus caricias estaban haciendo que me den espasmos. Y continuó moviendo sus manos hacia mis pechos, en ese momento noté que dudó lo que hacía, como si tuviera miedo y le dije “seguí agus, a mamá le está encantando todo esto”. Me miró y sonrió y volvió a besarme mientras seguía acariciando mis pechos. Lo detuve, no soportaba más, la remera me incomodaba, así que me la saqué y le dije “¿queres besarlos también?” No me dijo nada, solo fue hacia ellos a besarlos y acariciarlos y succionarlos. Comencé a gemir muy bajo, ya no aguantaba más, me había hecho acabar solo con eso y noté su pene erecto y empecé a masturbarlo. Agustín se quedó petrificado, no sabía que hacer así que le dije “por el placer que me diste, ahora te voy a recompensar”, me dirigí a su miembro y empecé a mamarselo, mi niño dejo escapar un UHHH de placer y de pronto…
– ¡¡¡Mamá!!! – La más pequeña se había despertado, así que me puse la remera tape a agus, le di un beso, y me fui a ver a mi nena.
– ¿Qué pasa hija?
– ¿Y papá?
– Trabajando, como todos los días.
– ¿Me haces la leche?
– ¿Con chocolate?
– Sí.
Fui a hacerle el desayuno y la mañana siguió normal, claro está que le dije a mi hijo que me perdone y que si podía íbamos a seguir.
Esa misma noche me llama mi hermana para invitar a mis 3 hijos a ir a una quinta al día siguiente, y así yo disfrutaba de un día de vacaciones sin las nenas ni el nene. Le dije que sí iban a ir.
A la mañana siguiente se levantan todos temprano para que mi marido los lleve a la casa de mi hermana y luego se dirigiría a su trabajo. Agustín comenzó a hacer tal berrinche, que supuse porque lo hizo, que decidimos que no vaya y se aburra conmigo. Luego de la despedida yo volví a mi cama, mi hijo se quedó en la cocina tomando la leche y mirando un poco la tele. Luego de un rato vino a mi habitación y me pidió entrar, a lo cual le dije que sí y que se tape bien. Cuando se acostó se pegó a mí y ahí corroboré mis sospechas del berrinche y comprobé la erección que tenía.
– Ma, ¿Podemos continuar lo de ayer?
– ¿Qué de ayer? No me acuerdo
– ¿En serio no te acordas?
– No, si me decís tal vez me acuerde.
– De esto…
No me dio tiempo a reaccionar que ya lo tenía besándome, y por supuesto me entregué a él. Ese día llevaba puesto un camisón corto de seda negro, y una tanga debajo.
Comenzó a besarme como un profesional, me acariciaba el pelo y eso ya me daba espasmos de placer haciendo que me sienta cada vez más y más mojada. Lo primero que atiné a hacer fue agarrar su cabeza para besarlo con pasión, y me incorporé haciendo que él también lo haga. Fue bajando sus manos por mis hombros y corrió los breteles de mi camisón haciendo que se me caiga y deje mis pechos al aire libre. No tardó en acariciar uno mientras me besaba el otro, y con su mano libre recorría mi espalda. Yo, arrodillada en la cama, gemía y me movía de arriba abajo por tanto placer. Agustín poco a poco fue bajando su mano libre hasta llegar a mis nalgas, las tocó y empezó a acariciarlas y luego a amasarlas, yo no podía seguir aguantando más y me corrí, sentí que nunca me había corrido tanto, estaba empapada.
Le tome la cara con las manos, lo besé y lo recosté en la cama. Me puse encima de él y comencé a besarlo e ir bajando poco a poco por su cuerpo hasta llegar a su paquetito, le quité el calzoncillo y tomando su pene con mi mano lo fui masturbando de a poco. Mi niño daba algún jadeo de vez en cuando y eso me alentó a que empezara a usar mi boca, poco a poco fui besando su pene, su glande, hasta que lo introduje todo en mi boca. Que delicia, sabía tan delicioso, nunca olvidaré su sabor.
– Mami, me encanta, que rico se siente.
– Y no sabes que rico siento yo.
– Pero me siento raro, creo que tengo ganas de hacer pis.
– No agus, vos tenés ganas de eyacular. Pero no te preocupes, podes hacerlo en la boca de mami, no hay problema, yo me voy a tomar todo.
Poco tiempo después llegó mi gran premio, no sabría decirles que cantidad fue pero les aseguro que no me entraba en la boca, se me salía por la comisura de los labios, pero poco a poco fui tragando cada gota del delicioso semen de mi hijo y mientras hacía eso empecé a hacerle una paja con mis tetas, que bien se sentía eso, era algo espectacular, pero faltaba lo mejor…
– ¿Te gustó? ¿Querés seguir?
– Si mamá, sí, quiero
– Bueno, ahora vas a ver de dónde naciste.
Me recosté a su lado y lo fui dirigiendo a mi entrepierna, le dije que me saque la tanga y poco a poco lo fue haciendo. Separé mis piernas y le di permiso para que haga lo que quiera. Lo primero que hizo fue tocar, le mostré como a mí me gusta que me tocaran y lo hizo de maravillas, luego le pregunte si quería probar su sabor, no me contestó, solamente fue ahí a lamer, volví a acabar (esta vez en su boca, mientras me estaba lamiendo). Parece que le gustó el sabor, porque empezó a hacerlo con más ganas. Lo detuve y le dije:
– ¿Querés dar el último paso?
– Sí, ¿Qué hay que hacer?
– Tenes que poner tu pene acá.- Señalandole mi entrepierna.
Así lo hizo, claro que poco a poco, y yo solté un gran gemido de placer
– ¡Wow ma! ¡Esto está buenísimo!
– Claro que sí mi amor, se siente hermoso. Ahora tenés que moverte de a poco sin sacarlo. – Le mostré como.
– Huy mami, creo que voy a eyacular otra vez.
– Hacelo tranquilo dentro mío. No hay problema bebé.
– ¡Acá viene mamá! ¡¡¡AHHHHH!!!
– Sí, siento tu cálido semen dentro mío hijo. Te amo Agustín.
Y eyaculó todo dentro de mí útero, fue tanto que se desbordaba casi. Cayó rendido sobre mí y me dijo:
– Te amo mamá.
– Yo también hijo. ¿Sabes que haciendo esto nacen los bebés? Mejor dicho, cuando el papá eyacula dentro de la mamá, la mamá queda embarazada.
– ¿O sea mami que voy a ser papá?
– No hijo, yo tomo unas pastillas para no poder quedar embarazada, así que puedes eyacular dentro de mí todo lo que quieras.
– Ah, ok. Que lástima.
– ¿Por qué?
– Porque me gustaría poder tener hijos con vos, sos muy linda mamá y te amo tanto que me gustaría ser papá con vos y casarme con vos cuando sea grande.
– Bueno agus, yo también te amo, pero no podemos casarnos.
– ¿Y tener hijos?
– Bueno, eso sí, pero no debemos, somos madre e hijo.
– Pero… pero yo te amo y quiero tener hijos con vos. Dale, por favor…
– Veamos que pasa en el futuro, mientras tanto no le digas nada a nadie. ¿Me lo prometés?
– Sí ma, te lo prometo.
Esa conversación quedó ahí, claro está que siempre me preguntaba y me pedía de poder tener un bebé. Y yo siempre contestaba lo mismo.
Seguimos haciéndolo a escondidas, hay veces que me pide que lo ayude a bañarse o inventamos algo, como partidos de futbol que no existen, etc.
En Agosto llegó su cumpleaños, y como regalo ya adivinaran que me pidió, ¿no? Bueno, me miro con esa carita de súplica que ninguna madre puede resistirse y accedí. Iba a quedar embarazada de mi bebé. Pero le dije que espere para que eso pase porque tenía que dejar de tomar las pastillas (cosa que hice inmediatamente). A partir de ese momento teníamos sexo 2 veces al día, no derrochábamos ni una gota, nada de que me acabara en las tetas o en la boca, solo en mi vagina.
Al mes siguiente voy a mi doctor y me dio la gran noticia ¡QUEDE EMBARAZADA! Y no hay duda que sea de mi niño ya que el 95% de las veces con mi marido lo hacía acabar afuera, pero ni bien me enteré me acosté con él y tuvimos sexo por 4 o 5 horas, todo acabándome dentro (para que no tenga dudas). Cuando se lo dije a Agus se puso muy feliz, pero lo que siguió fue que me pidió que nos mudásemos a vivir juntos ya que quería ser un verdadero papá, le dije que por ahora no se puede, pero que disfrutemos mientras estamos en esta situación. Y así lo hacemos, mínimamente una vez al día tenemos sexo, rápido y a escondidas, pero bueno, lo importante es la constancia. Ahora estoy disfrutando de la playa con mi marido, mis hijas, mi hijo, amante y padre de mi próximo hijo y mi pancita hermosa a la cual amamos.
Espero que les haya gustado este relato. Saludos a todos.
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