El bebe me invitó a almorzar.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Edollan.
Me llamo Lucio, soy empresario de camiones, tengo 46 años, soy separado desde hace 17, y mi mujer se quedó con los tres hijos.
Cada vez que quería verlos era un escándalo, así que para evitarlos casi no los veía, ellos crecieron y un dia mi hija mayor Angélica me pidió que la llevara al altar, que se casaba, lo hice casi con una extraña, a la que le pagué todos los gastos, mi hijo Luis casi no me hablaba y la hija menor Claudia era diferente, cada vez que me veía, saltaba de alegría y más que un piquito, era casi un beso en la boca.
Bueno pasó el matrimonio, la hija mayor tuvo un hijo, el del medio seguía pegado a su mamá y la menor era un verdadero dolor de cabeza para la madre, cuando tenía 16 años, me llamó un dia un poco asustada y me dijo: Lucio tengo un problema y espero que me puedas ayudar. Le dije que siempre podía contar conmigo, así que me dijera, me largó: Estoy embarazada de cinco meses y el padre de la criatura, no se quién es y no se a quién echarle la culpa.
Me dejó de una pieza, pero le agregué: Lo dicho puedes contar incondicionalmente conmigo, soy tu padre, pero también cuenta conmigo como tu mejor amigo. Me respondió: Por eso te llamo, porque ahora pienso decírselo a mamá y seguro que me va hacer un escándalo. Pasaron dos meses en que no supe nada de ella, hasta que un dia tocan el timbre y al abrir, estaba en la puerta mi hija Claudia, con una panza considerable y una maleta. Me dijo sin pestañar: Me echó de casa ¿Puedo vivir aqui contigo? Me hice a un lado para que entrara y le tomé la maleta, la llevé a la habitación que está al lado de la mía, me siguió y dijo: ¿No quieres hablar conmigo? Dejé la maleta sobre la cama y le dije: ¿Que clase de perra abandona a sus cachorros cuando la necesitan? Se me abrazó y se puso a llorar. Tu ex mujer, porque ya no es más mi mamá. Abrí su maleta y comencé a ordenar su ropa en la cómoda, no traía nada más que ropa maternal, vestido, falda, blusas, unas bragas elasticadas, unos sujetadores enormes que me hicieron mirarle los senos, grandes como los de su madre y con el embarazo aún más grandes, luego unos zapatos y me di cuenta que no traía úitiles de aseo. Me explicó que le dió 5 minutos para salir de su casa, porque me pilló con un chico, me trató de puta, de guarra y solo estabamos conversando. Le dije: No hay problemas, vamos a comprar lo que te haga falta.
Fuimos a un centro comercial grande y se compró todo lo necesario, incluida una crema, para evitar las estrías. Mientras ella miraba ropa, me fui a una joyería y compré una argolla de matrimonio. Paramos a tomar café y aproveché de pasarle la argolla. Me miró con cara de interrogación, así que le dije. Es para que no te comiencen a criticar, por estar embarazada y soltera, me respondió un poco molesta: Me importa un pepino lo que piense la gente, me importa lo que pienses tu y nadie más. Le pedí: Entonces por mi, acepta este anillo. Me miró con curiosidad y respondió: Piensa que es tu anillo, asi que lo uso siempre que tu me lo pongas. Me rei de su condición y se lo puse en su dedo anular izquierdo. Lo miró con mucho orgullo y para no variar, me lo agradeció con un beso en los labios. Observé que un par de viejas de la meza del lado, aprovaban murmurando, nos miramos y nos reimos: Si supieran la verdad me dijo.
Claudia trajo alegría a mi casa, no hayaba las horas de volver a casa, le enseñaba a cocinar, comenzamos a leer libros sobre el parto, la acompañaba por las tardes a unos ejercicios de parto sin dolor, fuimos al último control y quiso saber el sexo, le dijeros que era una niña, asi que comenzamos a comprar ropa de niña. Cada vez que ibamos a una tienda, le decían ¿Que opina su marido? Con el tiempo, me comenzó a preguntar y tu que opinas, la diferencia de edades era notoria, así que siempre tenía que agregar: No soy el marido, soy el padre. Ella se moría de la risa u me decía: Ves eso te pasa por andar comprando con una mujer embarazada. Ainque ella sabía que me gustaba mucho, de hecho las ropas de ellos siempre las compré yo.
Una noche me comenzó a llamar a las 3 de la mañana: Lucio… Lucio ven. Me levanté de inmediato y fui a su habitación, estaba destapada, con las piernas abiertas y una posa de agua, le dije: Tranquila, se te rompió la bolsa de líquido. Me respondió: Es que siento dolores en la panza, creo que quiere nacer. De inmediato llamé una ambulancia, mientras llegaba terminé de arregalar la amleta para la maternidad, que ya estaba lista de hacía dias. Llegaron 15 minutos después y ella estaba con contracciónes cada 10 minutos y se quejaba mucho. Llegamos sin problemas, me senté a esperar, no se porqué se me vino su imágen de sus piernas abietas y su vulva mojada a la vista. Soy un degenerado de mierda pensé. Pero justo salió una matrona y me dijo: Su señora lo está llamando. Le iba a explicar, pero decidí no hacerlo. Entré a la sala y estaba justo pujando, le tomé las manos, me miró agradecida y dijo: Quería que estuvieras aquí. En eso vino una contracción, respiaraba muy tranquila, como le habían enseñado, el médico dijo: Ya viene… la cabeza está fuera, cuidado van saliendo los hombros… ya está dijo levantando y entreando un paquete de sabanas a otra persona, estaba pendiente de Claudia, que me apretaba la mano muy fuerte.
Pasaron los dias con la niña en casa, nos cambió la vida, pasó un mes y medio y había que inscribirla. Discutimos por el nombre ella quería ponerle Carlota, como mi madre, pero le dije que era nombre de vieja, yo quería Cecilia, al final terminó en Aranxa y le puso solo su apellido, no dije nada pues además era el mio. Un par de semanas después de inscribirla a nombre de la madre. Claudia estaba una tarde en su pieza dándole de mamar a la hija, cuando pasé a saludarla le dije: Oye, que Aranxa me invitó a cenar. Me miró soltó una carcajada y me dijo muy contenta: Pues nada, si Aranza te invitó a cenar, ven y siéntate a la mesa, me saqué los zapatos y me puse a su lado en la cama, siguiendo la broma, pero entonces se sacó el seno izquierdo, grande precioso, con unos pezones claros y pequeños.
No me pude resistir, me acerqué y los succioné levemente, de inmediato le salió un chorrito de leche, tenía un gusto extraño, pero chupé más fuerte y le salió hasta por los pezones, ella hizo un movimiento y juntó las piernas, la miré tenía los ojos cerrados y un gesto de placer en el rostro, le volví a chupar fuerte, entonces abrió la boca e hizo un gesto especial, con una mano sujetaba a la hija que le mamaba del pezón derecho y la otra la llevó a su entrepiernas, sentí que se comenzaba a meter mano, llevé también mi mano a su entrepierna y si se estaba masturbando, le saqué su mano y se la llevé para que sujetara bién a su hija, mi mano fue a su vulva, estaba sin bragas y estaba muy humeda, le acaricié el clítoris, durante unos segundos apenas y se corrió en forma brutal, la hija le succionaba en un seno, yo en otro, mientras mi mano la masturbaba sin parar, la observé echó la cabeza hacia atrás y un Yaaaaaaa… ahhhhhhhhhhhhhhh… me corro Lucio, sigue… ahhhhhhh… tuvo varios estertores en todo el cuerpo, me asusté por Aranxa, pero la niña seguía chupando indiferente al placer a que estaba entregada la madre, con pesar solté mi presa y me disponía a pararme, cuando ella me podió. No Lucio por favor espera. Le dio golpecitos en la espalda a la criatura, hasta que soltó su eructo, muy fino, muy femenino.
Con mucha agilidad, se bajó de la cama dejó a la niña en la cama y se vino al lado que estaba yo, me abrazó y se dejó caer encima mio, acostándome en la cama de espaldas, me besó en la boca, abriendo mucho la suya y dándome su lengua, no me pude resistir estaba a mil, después de beber su leche maternal, la besé también, ya no había retorno, estabamos enfrascados en una relación sexual, que prometía el cielo. Sentí como me aflojaba el cinturón y le ayudé sacándome los pantalones y los boxer, mi polla salto hacia sus piernas, me comenzó a soltar la camisa, mientras yo le sacaba la falda por su cabeza y luego su blusa, quedamos ambos desnudos
Comencé a buscar con la polla su entre pierna y ella muy habilmente se la puso en la entrada de la vagina, ella misma se dejó caer sobre mi, penetrándose completamente, la abracé y comencé a clavarla, ella comenzó una especie de baile sensual con las caderas y en pocos minutos me lanzaba como una catapulta al cielo, me contraje entero, parecía que el cielo iba a estallar, y el cuerpo se me sacudía como jamás antes en mi vida, era un orgásmo fantástico, cuando comencé a eyacular, ella también se vino encima mio y buscó el contacto de su clítoris contra mi pubis, gritaba con fuerza: Lucio mi amor… mi vida… asiiiiiiii… me corro… ahhhhhhh… ahhhhhhhhh… ya… mássssss…. mássssssssss… ahhhhhhhhh… hasta que se quedó quieta sobre mi pecho, sentí como tanto mi semen como su flujo comenzaba a abandonar su vagina, recién vuelta a entrenar después del parto. Sentí como si mi nieta fuera la precursora de esta limpieza. La abracé muy fuerte y la di vuela quedando sobre ella, ella me miraba fijamente, me dijo: Si estoy segura ahora, me enamoré de ti cuando te vi por primera vez follar con tu ex. Cada tio con el que me metí era porque se parecía a ti. Lucio lo he venido a comprender ahora, en este momento, cuando te poseía por primera vez. ¿Me perdonas? No entendí ¿Perdonarte que? Que haya tenido una hija que no es tuya. La miré con mucho amor, no excento de temor. Mira, hace unos pocos minutos, perdí una hija y gané una mujer, una esposa, pero también gané una hija. Así que ahota tengo a mi hija Aranxa yu a mi esposa Claudia ¿Lo entiendes? No dijo nada pero me abrazó, me besó con locura, me decía: Te amo Luicio, te amo… Y sus labios se unian a los mios en un beso de pasión desesperada, no demoré mucho en volver a penetrarla y ella a recibirme en su vagina, como la vaina que espera que la espada llegue a su lugar.
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