El cartero. Capítulo 3
Continua el cartero conviviendo con su familia.
Nota del autor: entrego la tercera parte de esta historia, trato de llevar una trama dinámica, pero a veces es necesario describir completamente la situación, me gustan los detalles y espero no desesperar su paciencia con ellos. Bueno sin más aquí se las dejo, esperando disfruten leerla tanto como yo escribirla. saludos, besos y abrazos.
atte. adalberto1979
Capítulo 3
Sonia miraba con interés la pantalla, miraba el desastre que había en mi verga con todos esos fluidos, el hilo que unía mi verga con el introito de Karimí seguía ahí, mi otra hija se acercó y se acomodó entre karimí y yo, hábilmente pasó la lengua por la raja de su hermana y con esta tomó el hilo de semen, lo fue absorbiendo hasta llegar a mi verga, no se detuvo hasta que tenía la mitad dentro de su boquita.
La falda de karimí cayo de nuevo ocultando su desnudes, pero el semen que siguió resbalando por su muslo marcaba la reciente cogida.
- Mi amor, hay que dejar descansar a Karimí, tú la sustituyes, limpia a papi.
La pequeña de 11 años miró a su madre lamiéndose los labios, les encantaba el sabor de mi leche y nunca se cansaban de ella, se hincó frente a mí sonriéndome, con esa miradilla de pícara que tenía, era como si fuera hacer una travesura.
Tomó mi verga y sacando su legua, como enseñándomela, fue recogiendo el semen que escurría por los lados de mi verga dura como roca.
- ¿Sabes lo que tu papá y tu hermana quieren hacer?—preguntó Lorena desde el respaldo sin perder detalle de la felación que me hacía Sonia y la película que continuaba.
- Si mami, tengo rato viendo la película y a papi con Karimi—dijo ahora metiéndose mi verga a su boquita, sus mejillas se hundieron por la succión, yo solo mordí mis labios de placer.
- ¿Y qué opinas?—dijo recargando sus antebrazos en el respaldo para después poner su mentón sobre ellos.
- Me puse muy caliente al oírlos, mi raja está muy mojada porque ya quiere verga dentro—decía mi hija sin dejar de mover su manita de arriba abajo, su lenguaje era muy florido y coloquial, más cuando cogíamos, esa era una de sus características, era una niña muy soez.
- ¿Y crees que lo deban hacer?—mi esposa le preguntaba con mucho interés, siempre pedíamos opiniones de todos y todas estas eran escuchadas.
- Sí, quiero ver como se la jode por la panocha hasta dejarla embarazada—dijo para después meterse mi verga a su boquita y moverse rápido de arriba abajo, después la sacó y siguió hablando—pero mami
- ¿qué mi amor?
- Yo también quiero tener bebés—dijo poniendo la cara de la niña más inocente del mundo— ¿puedo?
- Pequeña, ya escuchaste lo que le dije a tu hermana, eso es mucha responsabilidad.
- Pero me excita pensarlo—movía su mano de arriba abajo, lubricada por los jugos de su hermana, mi semen y ahora su saliva
- ¿mucho?—dijo Lorena sonriendo, toda enternecida.
- Sí, mucho—dijo mi pequeña antes de volver a meterse mi verga y seguir mamándome—si no me crees, toca mi panocha para que veas lo mojada que está.
- ¿Ves lo que provocas?—dijo ahora dirigiéndose a mí, pero no era un reclamo verdadero—ahora vas a tener que jugar “ese juego” con Sonia también.
Mi hija Sonia, ahora quería entrar a ese juego de embarazos, no sé si realmente tenía idea de que se trataba, ni cuenta me había dado de cuánto tiempo estuvo viéndonos, no sé qué tantas cosas habría escuchado.
La levanté dejándola de pie frente a mí, le quité su camisón por encima de sus brazos, en la película el papá de daba a su hija en la misma posición, desde atrás le daba fuerte, aunque aún no le entraba toda su verga, pero por su cara no tardaría en llegar a su clímax.
- “mi amor, papi está a punto de venirse dentro de ti—dijo la mujer adivinando la expresión de su esposo—pídeselo, para que arroje mucha leche dentro de ti”
- “papi, deja tu leche en mi… aaahhh, embarázame como tú quieres… aaahhh, hazme tuya, hazme mamá de un bebé tuyo… aaahhh… aaahhh… aaahhh”
El tipo gruñó como un cerdo eyaculando dentro de su hija que se movía como un mero títere empujada por su verga, le dio como unas 10 estocadas vaciándose dentro de la pequeña niña, cuando termino se quedó dentro de ella, estaba sudado, respiraba agitado, el camarógrafo se fue acercando lentamente, a la misma velocidad que él se fue desacoplando, la vagina llena de leche, quedó expuesta ante la cámara.
- “Mi amor, estoy tan orgullosa de ti, pronto serás mamá”
La escena terminó con el camarógrafo haciendo una vuelta hacía la oscuridad de la calle, oscureciendo la pantalla en señal de que la escena había terminado, lo dicho, a los norteamericanos les encanta editar sus videos e intentar hacerlos profesionales y artísticos, aunque no siempre lo logran.
Voltee a ver a Sonia que estaba parada casi enfrente de mi semidesnuda, solo traía una pantaleta sexy tipo hilo dental, la acerqué quedando ella entre mis piernas y nos besamos compartiendo lengua, podía sentir el sabor de mi leche con la inconfundible vagina de karimí, eso solo me excitó más.
Puse pausa en el video maniobrando con el control remoto y mirando la tele de reojo, pues no quería dejar de besar a mi pequeña hija, como pude lo logré sin dejar de concentrarme en Sonia.
Aventé el control, ni supe donde calló, la levanté cuan liviana era y la voltee dejándola hincada frente al respaldo, para que apoyara sus manitas en él, miré a mi esposa que me sonreía, ella también estaba recargada en el respaldo, en ese momento entendí porque se recargó así.
Mi hijo estaba atrás de ella y se movía metiéndole su verguita, que eso es un decir, porque a sus 12 años tiene un buen tamaño de verga, mi esposa me sonreía mientras era empujada por las caderas de mi hijo, creo que él nos escuchó, entró y se excitó mirándonos y solo inclinó y recargó a su madre en el respaldo para metérsela desde atrás, veía como el vestido de mi esposa estaba enrollado en su cintura, lo único es que no sabía por dónde se la había metido, eso no importaba igual me daría cuenta.
Mirándonos a los ojos, mi esposa y yo, fui desplazando la tanga sobre una nalga de Sonia, su culito y su rajita emergieron para mí, su raja brillaba por la excitación que tenía. Como quiera puse mis dedos para mojarla, pero ya estaba mas que mojada, apunte mi glande y la penetré, sus huecos estaban más que profanados desde hace mucho, no hubo nada de resistencia al meterle mi verga hasta la raíz.
- Aaahhh… papi—gimió mi pequeña al sentir mi verga entrarle.
Le saqué la mitad, pero solo para regresarla arrancándole otro gemido de placer.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh, ya me entro toda, jódeme con tu verga papa, jódeme fuerte, imagina que soy una puta callejera, jódeme como si fuera una puta callejera, aaahhh… aaahhh… aaahhh—lo dicho era una niña incorregible con soez vulgaridad sexual, aunque he de reconocer que eso nos excita a todos.
Gemía a cada empuje que le daba, su cabello castaño claro se mecía con las arremetidas que le daba, mi esposa y yo no nos dejábamos de mirar a los ojos, ella abría la boca cuando mi hijo le daba fuerte empujándola hacia adelante, su cabello castaño claro se mecía con las embestidas.
Mi hija sintió la necesidad de besar, mientras se la metía y sacaba de su rajita, se las ingenió para desplazarse hacia su madre quedando cara a cara con ella, mi esposa enternecida había visto cómo se movió batallando, hacia ella sin sacar mi verga, en cuanto estuvo cerca ladeo su cabeza y sus lenguas se enroscaron en una danza lasciva e incestuosa.
- Aaahhh
Eso solo me excitó más, la tomé con más firmeza con ambas manos y me moví más intenso, voltee a un lado y vi a mi hija karimí sentada en el otro sillón con sus piernas abiertas y manoseándose la vagina toda llena de leche, metía dedos y los sacaba todos blancos, los lamía saboreándola.
Me incliné hacia Sonia y le besé la nuca, ella gemía en la boca de su madre, de reojo vi a mi hijo apretando sus dientes mientras le seguía dando duro a su madre, que feliz lo recibía.
- Bebé, te amo—le dije a mi hija al oído mientras se la metía una y otra vez.
- Y yo a ti papá… aaahhh… aaahhh—gimió tanto que tuvo que separase de su madre para hacerlo.
- Que feliz me hace tu rajita, siento como me quiere ordeñar mi verga.
- ¿Papi?
- ¿qué mi amor?
- Quiero estar arriba de ti ¿Me dejas?—su mirada era de súplica—así me mojo más con tu verga.
A ella le encanta esa posición, ella siempre dice que así sus orgasmos son más intensos, me detuve y lentamente se la saqué, me senté en el sillón, ella se sacó rápidamente su pantaleta, sentó a horcajadas sobre mí y colocó mi verga, que estaba goteando líquido pre seminal, contra su increíblemente pequeño agujero y se sentó. No podía creer lo ansiosa que estaba.
- Si papi, que rico así—dijo acercando su cara a la mía, ladeándola para besarme con loca pasión.
Su movimiento de cadera empezó, era una experta cabalgando, creo que cada una de ellas tenía sus cualidades, la de Sonia era cabalgarme como una diosa, a pesar de ser pequeña, su instinto sexual la hacía ser una amazona sobre mi verga. Pasó su mano derecha atrás de ella y solita se metió dos dedos.
- Papi, aaahhh… me estoy picando el culo—dijo moviendo rápidamente su manita en su esfínter posterior, taladrándose el culo ferozmente—me lo pico, que rico siento mi culo.
- Si mi amor, siento tus dedos, vente mi vida, hazlo sobre mi verga, quiero sentir tus jugos, aaahhh
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh—gimió a grito abierto cerrando sus ojitos—muévete más rápido… aaahhh… más, hazlo más rápido mientras me pico el culo yo solita… aaahhh…
A ella le gustaba meterse dedos en el culo cuando sentía que iba a llegar a un orgasmo, siempre me avisaba, aunque yo podía sentir sus deditos con mi verga a través de la membrana que divide el recto de la vagina, cuando eso pasaba le daba más fuerte para ayudarle a vaciarse toda, esta vez no fue la excepción, sosteniéndola de sus nalguitas aceleré mis estocadas sintiendo el flujo de vagina salir y salir como agua de un grifo.
- Puta madre, aaahhh… aaahhh… aaahhh—se metió dedos como si se estuviera taladrando su culo, se arqueó toda mientras mi verga parecía pistón, después de eso, cayó sobre mi sin sacarse los dedos del culo.
Se fue calmando después de su intenso orgasmo, sentí como se movió más lento y saco sus dedos de su culo, volteo a verme y me sonrió maliciosa, ya sabía lo que iba hacer, paso sus dedos por mi nariz, yo los olí girando mi cabeza para seguirla en su movimiento, después los puso en mi boca y los chupé extrayendo su esencia infantil, eso nos encantaba a los dos.
- Papi, te amo—dijo tomándome con ambas manos de mi rostro y besándome con mucha pasión.
- Y yo a ti bebé, mucho—le dije correspondiendo su beso de amor.
- ¿Papi?
- Si bebé—dije lamiéndole el cuello mientras le hacía penetraciones lentas y profundas en su rajita infantil.
- Prométeme algo—dijo dándome besitos tiernos en toda mi cara que ya estaba sudada, la de ella también estaba sudada, tenía adheridos cabellos a su frente.
- ¿Qué mi amor?—le dije tiernamente apartándole los cabellos adheridos a su frente por el sudor, mi verga no dejaba de entrar y salir de rajita de forma lenta y suave.
- Prométeme que cuando yo sea grande, te vas a casar conmigo, que vas a ser mi esposo
- ¿Bebé?—pregunté desconcertado, no esperaba eso.
- Si papi, te amo mucho y he pensado mucho en esto, creo que tú eres el hombre de mi vida y quiero que tú seas mi único dueño, quiero ser tu esposa, pero prométeme algo también.
- ¿Qué mi amor?—mi corazón latía a mil por hora, estaba demasiado emocionado.
- Prométeme que me vas hacer un bebé, pero no el otro año o después, quiero que sea ya, quiero darte un hijo y con eso sepas que te amo y que quiero que estemos siempre juntos y darte muchos bebés como tu esposa—se levantó un poco de mí y con manita masturbo mi verga con la mitad dentro de ella—dame tu leche dentro, siempre dentro de mi raja, no importa si quieres metérmela por el culo o la boca, pero dámela en mi raja, quiero darte un bebé, pero sobre todo, quiero ser tu esposa.
Las lágrimas vinieron a mis ojos ante el pensamiento de que mi pequeña me amaba lo suficiente como para hacer una vida marital conmigo y no solo eso, ahora quería que tuviéramos muchos hijos juntos.
- Por favor, papá—dijo, mientras empezaba a moverse un poco más rápido—prométemelo, dime que si lo harás.
Mi pequeña estaba ya con casi toda verga resbaladiza dentro y ella iba hacia arriba y hacia abajo, luego se dejó caer fuerte retirando su manita.
- ¿Bebé, estas segura?—dije yo sintiendo como se iba mojando cada vez más.
- Si papi, estoy segura de que eso es lo que quiero, anda prométemelo.
- Te lo prometo mi amor, serás mi esposa y tendremos muchos bebés, empezando por hoy mismo, aaahhh—gemí al sentir que ella incrementó el movimiento de sus caderas.
- Papi… papi… aaahhh… dámela… dámela toda la leche de tu verga dentro… aaahhh… aaahhh… que rica verga tienes, me coges muy rico, eres el mejor papá del mundo… aaahhh… aaahhh… y también serás el mejor esposo que yo haya escogido… aaahhh… aaahhh… aaahhh… mi panocha está muy mojada… aaahhh… lléname… lléname como a una vil puta… aaahhh.
Mi hija se movió como un remolino, la jalé y pegué mi boca a su cuello, chupé, ella gimió más al mismo tiempo que incremento el movimiento de sus caderas, empecé a arrojarle mis chorros de leche, ella gemía y yo chupaba su cuello, sentí como entrelazó sus dedos en mi cabello, sujetando mi cabeza en su cuello.
- Aaahhh… aaahhh… aaahhh… la siento toda dentro, papi, como te amo… aaahhh… aaahhh… aaahhh… la leche de tu verga me llena toda mi panocha… aaahhh… aaahhh.
Yo también me moví como loco, le marqué su cuello, no era algo que hiciera siempre, solo lo hacíamos cuando era prudente, o sea cuando sabía que ellas no saldrían a la calle, fueran vacaciones o situaciones especiales, esta fue una de esas, me estaba comprometiendo con mi hija a que sería mi esposa y que le haría un bebé lo antes posible.
- Papi, de verdad que te amo más que nadie en este mundo—dijo recuperando el aire.
Se quedó sobre mí y mi verga ahora si fue perdiendo dureza, ella sintió como se fue aguadando dentro de ella, ya me había satisfecho 4 veces con dos de mis hijas, ella sabía que durante el sexo podíamos decir muchas cosas para elevar nuestros sentidos, pero después de coger llegaba la cordura, me tomó con ambas manos y me preguntó.
- ¿Papi?—preguntó sin dejar de mirarme a los ojos
- ¿Qué mi amor?
- Dime que lo que dijiste hace un momento no fue solo para estar más caliente.
- Mi amor, eres muy joven aún para saber con quién quieres pasar el resto de tu vida, esa no es cualquier decisión, crecerás y conocerás a muchos chicos, cuando llegue el indicado lo sabrás.
- Lo sé y ya estoy decidida, tú eres el indicado, no lo pensé hoy, lo he pensado desde hace tiempo y hoy que decidiste embarazar a Karimi, supe que tenía que decírtelo, quiero ser tu esposa.
Miré a Lorena mi esposa, que solo me sonrió, negando con la cabeza y mirando hacia arriba, como diciendo “no tienen remedio”
- Bebé ¿Estás segura?
- Si papi, estoy más que segura, quiero ser tu esposa, quiero ser solo tuya, de nadie más y solo darte bebés a ti.
- Bien, entonces serás mi esposa.
- No, así no, debes pedírmelo—se quedó pensando y me dijo—espérame aquí.
Saltó de mí y se fue corriendo, sus muslos llevaban mis chorros de semen, mi verga cayó aguada en mi muslo izquierdo, mi esposa Lorena vio mi verga toda llena de leche, se hincó entre mis piernas y se mamó limpiándome, al parecer mi hijo ya había acabado atrás de ella, no sé ni en qué momento acabó, pues no estaba, lo vi entrar desde la cocina, llevaba a azucena de la mano, mi hija menor estaba desnuda y con aspecto de recién cogida, no dijeron nada, solo se sentaron en uno de los sillones de la sala, azucena se sentó en las piernas de su hermano mayor.
- ¿Qué opinas?—le dije a mi esposa que seguía mamando mi verga.
- Que ustedes no tienen remedio, una de tus hijas quiere que la embaraces, la otra no solo quiere un embarazo, aparte también quiere ser tu esposa, lo reitero, ustedes no tienen remedio y no sé cómo poder detenerlo.
En eso entró Sonia, venía desnuda, en sus muslos escurría más leche mía, se veía agitada, se paró a un lado de su madre que seguía limpiando mi verga y me mostró lo que traía en su mano, era un anillo con un diamante que le había regalado anteriormente.
*****
Había confiscado ese anillo de una lujosa mansión, cuyo dueño atrapamos infraganti con una prostituta infantil, yo “conocía” perfectamente a esa prostituta de 12 años, nos pusimos de acuerdo para atraparlo y así lo hicimos.
Recuerdo que Jenny, así se llamaba la prostituta, quien me sirvió de señuelo, venía de barrios bajos, yo le ayudé a salir de su casa y firme como aval para que ella pudiera rentar un departamento para ella y su hermana menor, me debía muchos favores, porque aparte de eso, fui yo quien le consiguió clientes, conocía a demasiados depravados pervertidos, solo tuve que darles el teléfono y lo demás fue de ella, todos quedaron satisfechos con su trabajo profesional.
Jenny y yo estuvimos cerca de una semana, poniéndonos de acuerdo en cómo sería esta trampa, obviamente ensayamos las posiciones con las que cogería con el tipo, soy un obsesivo con la planeación y quería que todo fuera perfecto, honestamente el ensayo estuvo riquísimo, más porque su hermana menor nos ayudó, tenemos un acuerdo, yo la dejo trabajar sin problemas, pero de vez en cuando le solicito su colaboración cuando queremos ir tras un pez gordo y otras paso la noche con las dos en su departamento.
“Embargamos” algunas cosas que consideramos útiles para la oficina, Jo me sonrió cuando vio que tomé el anillo para llevarlo a mi casa.
Era un anillo costoso, hablamos de varias decenas de miles de dólares, el diamante era original, tenía un corte tipo radiante de 70 facetas, brillaba como si tuviera luz propia, había pertenecido a una casa real europea, el millonario lo había adquirido en una subasta, cuando lo atrapamos, confiscamos cosas que podían ser útiles al caso, yo me quedé con ese anillo.
Obviamente no podía venderlo, el millonario salió libre a los meses de ser detenido, tenía las influencias necesarias para lograrlo, después de eso puso una denuncia de robo, cosa que no procedió, porque registramos lo embargado y esto fue devuelto después de ser exonerado, algunas cosas se supone nunca salieron de la mansión, entre ellas el anillo, el caso no procedió.
Por este motivo no podía venderlo, pues me delataría, preferí regalárselo a Sonia, a ella le encantaban las alhajas costosas, lo tomó como su mayor posesión.
*****
Sonia me entregó el anillo y se separó de mi quedando a un metro, no decía nada, tenía sus brazos en ambos costados y movía ansiosamente sus deditos, su mirada era de “hazlo” “pídemelo”, para ese momento mi esposa ya me había quitado completamente el pantalón, la aparte suavemente de mi verga y me levanté, Lorena se sentó en el sillón limpiando su boca con el dorso de su mano, todos en la sala estaban atentos a lo que íbamos hacer Sonia y yo.
Me acerqué a Sonia que seguía ansiosa, su labio inferior le temblaba de nerviosismo, ni se diga sus manitas, me puse frente a ella y me hinqué en una rodilla, tomé su mano izquierda, pude percibir su temblor, la acaricié para que se tranquilizara y le dije.
- Mi amor, eres una de las mujeres que más amo en este mundo, sé que eres pequeña, pero has demostrado mucha madurez, mucho más que mujeres con más edad que tú, te amo, mucho que te amo; no sé qué nos depare el futuro, solo sé que haré todo lo que esté a mi alcance para que seas feliz y es por eso que en este momento te quiero pedir que formalmente seas mi prometida, para casarnos algún día y formar juntos una familia.
Noté como ella abrió su boquita con ansiedad, sus ojitos parpadeaban rápido, sus lagrimitas querían brotar, de reojo vi que Lorena, mi esposa, que nos estaba grabando con su celular.
- Así que mi amor, mi bebé hermoso, ¿aceptas?… ¿Aceptas ser, no solo mi hija, no solo mi amante, sino también mi prometida y en un futuro ser mi esposa?
Sonia casi brincó de gusto, ahora si lágrimas salieron de sus ojos, ella era demasiado intensa en lo que hacía, si cogíamos se entregaba en cuerpo y alma, ahora su sentimiento era de felicidad plena.
- Si, papi, por supuesto que acepto, acepto ser tu esposa, eso es justo lo que más quiero en este mundo, ser solo tuya mi amor.
Se abalanzó sobre mí y se colgó de mi cuello, me había dejado de llamarme papá, para ahora llamarme mi amor; yo seguía con una rodilla en el suelo, nuestras bocas se juntaron en un apasionado beso de lengua, escuché como todos aplaudieron al escuchar nuestro compromiso.
- Gracias papi, gracias mi amor, lo hiciste muy especial para mí, así como lo había soñado—dijo Sonia—ahora cógeme de nuevo y haz que me embarace.
“Oh Dios”, solo pensé, cada vez caía más en la realidad de que mi hija iba en serio, miré a mi esposa Lorena que asintió y me dijo.
- Se me había olvidado comentarte algo, ella ya tuvo su período hace más de una semana y ciertamente no pensamos que ella todavía necesitaba estar en control de la natalidad—confirmó—así que si lo hacen, lo más seguro es que se embarace antes que Karimi.
Mi verga brincó queriéndose levantar, pero no se levantaría mínimo en dos horas.
- Bebé no hay nada que más quiera que llenarte tu rajita de leche, pero no creo estar duro hasta dentro de un rato, además tu mamá no ha recibido su ración hoy, hay que considerar eso ¿si bebé?
- Si, está bien papi, te dejo descansar y cógete a mamá, pero mañana lo haremos y todos los días hasta que me hagas un bebé dentro de mí.
- Prometido bebé, pero creo que será mejor que cenemos.
La cena fue muy amena, todos estábamos desnudos, las cortinas de nuestra casa eran gruesas, lo mismo que los cristales, teníamos las habitaciones selladas para ruido, nos gustaba la privacidad.
Nuestros hijos nos contaron como iban en la escuela, Karimi nos contó que varios chicos de grados mayores la pretendían, incluso un maestro de su escuela la invitaba a salir, ella solo le daba largas, se habían besado alguna que otra vez escondidos en las aulas, pero no quería darle un “si” aun.
- Y es que no sé si ser novia de él o no—decía refiriéndose al maestro.
- Pero ¿quién es él?—pregunte intrigado.
- Es el que ya te había contado, con el que me besaba, bueno, lo seguimos haciendo, le encanta meter mano bajo mi falda y masturbarme, pero como que quiere formalizar la relación.
- ¿Te mete dedos?—preguntó mi esposa.
- No, nada más me machaca el clítoris, él cree que soy virgen, jajaja
Todos reímos, Azucena nos contó que un niño le había pedido ser su novia.
- El niño me escribió en un papel “¿Quieres ser mi novia?” y había puesto abajo dos opciones a marcar un “si” y un “no”, marqué el “si” y ya éramos novios.
Lorena y yo nos miramos sonriendo enternecidos por la inocencia del niño, nos dijo además que el niño, durante el tiempo de descanso, le había llevado una pequeña flor que había cortado del jardín de la escuela.
- ¿Bueno y te besó o hicieron algo?—preguntó Karimi.
- No, pensé que me buscaría, hasta había pensado un lugar donde escondernos para besarnos, acariciarnos y pues a ver que más—hizo una seña obscena de cópula con ambas manos—pero no, solo me dio una flor.
- ¿Solo eso?—preguntó ahora Carlos sorprendido.
- Si, solo eso y después me volvió a mandar un papel que decía “¿Te gustó la flor?” y nuevamente las opciones de “si” y “no”, marqué el “si”, pero le escribí “me gustan más los chocolates”—todos reímos, era una diablilla oportunista.
Carlos nos platicó como estuvo besuqueándose con una niña de primer año, en los baños de la escuela y que logró hacer que le mamara la verga, tanto Lorena como yo le advertimos que eso era peligroso, que podía meterse en problemas y lo único que no queríamos era a un montón de hipócrita trabajadores sociales en nuestra casa.
Nos tranquilizó diciendo que esa niña se besaba con muchos, pero que solo a él le había mamado la verga, así que no habría tanto lío, porque ya tenía fama de ser muy “amigable”, pero nos contó algo que nos sorprendió a todos, nos dijo que se había quedado a ayudar a una maestra de primer año, ofreciéndose como voluntario, era una maestra joven recién llegada y prometida en matrimonio a un flamante maestro de universidad, pero que platicando una cosa llevo a la otra y acabaron besándose, nos dijo que ella se apartó cuando sintió que él le desabrochaba el sostén, pero antes ya le había descubierto las tetas y se las había chupado.
Lorena y yo nos miramos y nos reímos.
- Hijo, no cabe duda que eso lo sacaste de mí, solo te aconsejaré que te vayas con cuidado, pero me cuentas todo y quiero detalles. Pero sobre todo, recuerda lo más importante…
- Si papá, lo sé, “ser prudente”—dijo mi hijo orgulloso de lo que hacía.
Sonia nos platicó que había chicos que la buscaban, pero ella solo pensaba en uno, todos me voltearon a ver, pero que si salía con chicas.
- Paty y yo nos fuimos a un cuartito que está escondido atrás de los salones, nadie sabe de ese lugar, está muy escondido, y ahí le comí la raja hasta hacerla venir, creo que hasta se orinó un poco, jajaja. Y es que usé mi técnica de doble dedo—dijo haciendo un movimiento de adelante y atrás con el dedo índice y medio juntos.
Sonia era bisexual, le encantaban las niñas, pero solo un hombre le interesaba, o sea yo. Cogía con su hermano porque le insistía mucho, pero no se prendía tanto como cuando yo me la cogía. Terminamos de cenar y cada quien se fue a preparar para dormir.
Esa noche no pude dormir, el día había estado demasiado caliente para no estar excitado. Lorena y yo tuvimos uno de los mejores episodios de sexo que habíamos tenido en años, y simplemente mi verga no podía parecer bajar. Solo después de que ella había llegado a su tercer orgasmo gritando, se da cuenta de que aún no había eyaculado.
- Mi amor—decía boca abajo mientras se la seguía metiendo por el culo–¿no te has venido?
- Si mi amor, dos veces—decía yo sin dejar de taladrarle el culo.
- ¿Y quieres una tercera vez?—su voz era entrecortada y agitada.
- Si, ¿Por qué la pregunta? ¿Acaso estás cansada?—dije yo aumentando mis estocadas.
- ¿Cansada? Estoy fundida, no puedo más—dijo con un suspiro de voz.
Llevábamos 2 horas cogiendo y la tenía boca abajo y le daba por el culo, ya llevábamos media hora en esa posición y ella había estado soportando mi peso, creo que estaba más que agotada, me retiré de ella cayendo a su lado, ella se acercó a besarme.
- Pero no te vas a quedar así mi amor—dijo acariciando mi verga dura como roca
- No pasa nada mi amor, mañana ya seguiremos
- No, claro que no, tienes que vaciar tus huevos, sabes que si no te empiezan a doler—me dijo masturbándome—para eso te di muchas hijas, ven, sígueme.
No levantamos y de la mano me llevó a la habitación de nuestra hija menor, azucena; ella estaba acostada boca abajo, dormía con tanta paz, con esa paz que solo da una conciencia limpia y pura, me paré a un lado de la cama y vi a Lorena sacar lubricante de un cajón, volteo y me hizo la seña con su índice en sus labios para no hacer ruido.
Lorena la bajó la pantaleta a mi hija y vi cómo le colocó lubricante en el culo y empezó a meterle dedos, mi niña se movió como queriendo despertar.
- Ssshhh, tranquila bebé, sigue durmiendo—dijo Lorena acariciando su cabeza, pero sin dejar de meterle dedos.
La pequeña volvió acomodar su cabecita en la almohada y mi mujer siguió en lo suyo, cuando lo dilató a cuatro dedos, me jaló y me puso sobre la niña, tomó mi verga y la guió al culito infantil de azucena, que gimió un poco al sentir como mi verga se deslizaba dentro.
No era la primera vez que me la cogía, lo hacíamos desde que tenía 7 años, pero desde antes nos dábamos placer con nuestras bocas y manos, mis dedos entraron en ella desde muy pequeña, así que no fue nada difícil penetrarla.
Deje caer mi peso cuando Lorena retiró su mano, mi verga se fue casi hasta la raíz, Lorena acariciaba mi espalda suavemente viendo como doblaba mis caderas hacia adelante, para que le entrara más mi verga
- Te dejo mi amor—dijo Lorena besándome—te espero en la cama o igual, si le quieres seguir toda la noche con azucena, te veo en la mañana.
Así era Lorena, aceptaba plenamente que pasara toda la noche cogiéndome a mis hijas, nos amábamos mucho a nuestro modo.
- ¿cómo te sientes? ¿Con energía para toda la noche o solo te vaciaras una vez?—dijo como queriendo saber que haría.
- No sé mi amor, en un momento más lo averiguo, aaahhh… aaahhh—gemí mientras empujaba mis caderas penetrando a mi hija menor por su culo, Lorena me sonrió, me dio un último beso.
- Está bien. Te amo—dijo Lorena.
Salió de la habitación para ir a descansar, pero yo no podía, necesitaba eyacular, así que me empecé a mover, estaba con mis codos y rodillas apoyados en la cama, no quería aplastar a mi pequeña hija.
- Aaahhh
Azucena despertó y empezó a gemir, le giré la cara y la besé, ella me correspondió, se la seguí metiendo por su culito, en cierto momento la giré y puse sus tobillos en mis hombros, apunté mi verga a su culito y empuje.
- Aaahhh, papi—fue lo que dijo cuándo se sintió toda empalada por mí.
Con sus tobillos en mis hombros me deje caer sobre ella, era como una pequeña rana debajo de mí, su culito quedó totalmente expuesto y así me la estuve cogiendo, tenía que acelerar y se lo hice saber.
- Te lo voy hacer fuerte bebé, lo necesito.
- Papi… aaahhh… aaahhh
Aguanto mis fuertes estocadas en su culo, sentí que iba a explotar y la besé con mucha pasión, ella correspondió, gimiendo en mi boca.
- Mmmggghhh—gimió al sentir mi leche inyectarse en su culo.
Me sacudí siente veces en ella mientras estuve eyaculando, después me moví lento, nos seguíamos besando, ella me miró y dijo.
- Ahora por mi rajita papi ¿Si?
- Si mi amor, puedo una vez más-
No me hice esperar, la saqué y en esa misma posición apunte a su rajita, mi verga se fue directa a su cérvix, estaba tan cogida que no fue problema penetrarla.
- Aaahhh papi, sí. Me gusta cómo se siente tu verga en mi rajita, aaahhh… aaahhh.
- Bebé te amo.
Me la estuve cogiendo por media hora así, después me giré y ella quedó sobre mí, me cabalgó moviendo sus caderitas con mucha pasión, la sujetaba de las nalgas, le daba suaves nalgaditas, le pellizcaba los pezones, ella se agachaba para besarme.
Estaba llegando mi eyaculación y empecé acelerar, ella sabía que ya iba a terminar, movió con más intensidad sus caderas y terminamos juntos en un hermoso orgasmo.
Cayó nuevamente sobre mí besándome, su boquita era tan suave, ella era una gran besadora.
- Te amo—le dije sosteniéndola de las nalgas dejándole las ultimas gotas de leche.
- Y yo a ti papi—se quedó pensando y sin dejar de mover sus caderas con mi verga dentro, me preguntó— ¿de verdad vas a embarazar a mis hermanas?
- Si ¿Por qué? ¿Tú también quieres?—le dije lamiendo su cara y metiendo suavemente mi verga, para dejarle las últimas gotas de leche
- No, no creo, una maestra tuvo su bebé y quedó toda desfigurada del cuerpo—dijo seria—y yo no quiero quedar así, quiero gustarte siempre, quiero tener bonito cuerpo y excitarte para que me metas tu verga.
- Bebé, te amo—le dije volviéndola a besar
Se la saqué, me levanté, se la metí en la boca y ella me mamó suavemente, lo hacía suave y lento, como queriendo saborear su esencia y mis últimas gotas, se la saqué pues me estaba excitando de nuevo, la acomodé en la cama y la arropé para que durmiera, la besé en la frente y ella me dijo.
- Papi…
- ¿Qué mi amor?—la miré a los ojos mientras tiernamente le acariciaba su cabello.
- Gracias—susurrando en mi oído.
- ¿Por qué bebé?
- Por venir a cogerme y hacerme sentir muy rico, pero sobre todo por respetar mi decisión de no tener bebés.
- Mi amor, yo siempre te voy amar, y sobre todo, siempre respetaré tu decisión, si no quieres bebés, no tendrás bebés.
- Te amo papi
- Y yo a ti.
Salí de la habitación y regresé a mi recamara, Lorena dormía de lado, me puse atrás de ella, en cuanto me sintió levanto un poco su cabeza para que yo pusiera mi brazo ahí, así dormía ella, utilizando mi brazo como almohada, era el momento de nosotros dos, si en un futuro se acababa mi libido (Honestamente espero que no, al menos no dentro de muchos años), nos seguiría quedando eso, dormir juntos, abrazados, usando ella mi brazo como almohada.
- Descansa mi amor—le dije besando tiernamente su nuca.
- Tú también mi amor—dijo ella acomodándose para dormir.
Continuará.
Quisiera ser tu hija